martes 17 Marzo 2015
Martes de la cuarta semana de Cuaresma
Santo(s) del día : San Patricio Bretaña, Beato Juan
Nepomuceno Zegrí y Moreno
EVANGELIO
DEL DIA
"¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida
eterna." Jn 6, 68
Ver el comentario abajo, o clic en el título
Odas de Salomón : “El que beba del agua que quiero darle se
convertirá en su interior en un manantial del que surge la vida eterna.” (Jn
4,14)
Evangelio
según San Juan 5,1-3a.5-16.
Se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a
Jerusalén.
Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una
piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos.
Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos,
ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua.
Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía
treinta y ocho años.
Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que
estaba así, Jesús le preguntó: "¿Quieres curarte?".
El respondió: "Señor, no tengo a nadie que me
sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro
desciende antes".
Jesús le dijo: "Levántate, toma tu camilla y
camina".
En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a
caminar. Era un sábado,
y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser
curado: "Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla".
El les respondió: "El que me curó me dijo: 'Toma tu
camilla y camina'".
Ellos le preguntaron: "¿Quién es ese hombre que te
dijo: 'Toma tu camilla y camina?'".
Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido
entre la multitud que estaba allí.
Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo:
"Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores
cosas todavía".
El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que
lo había curado.
Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en
sábado.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Odas de Salomón (texto cristiano hebraico de principio
del siglo II)
(Hamman, coll. Ichtus 1957 I, pag. 26)
“El que beba del agua que quiero darle se convertirá en
su interior en un manantial del que surge la vida eterna.” (Jn 4,14)
El Señor se da a conocer más y más. Se empeña en que se
conozcan mejor los dones de la gracia recibida. Nos concede poder glorificar su
nombre; nuestros espíritus cantan al Espíritu Santo. Porque ha brotado una
fuente; se ha convertido en un torrente poderoso (Ez 47,1ss) Ha inundado el
universo y lo arrastra hacia el templo. Los obstáculos de los hombres no han
podido restañarlo, ni siquiera los que saben poner dique a las aguas. Porque se
ha abocado sobre toda la tierra y la llena enteramente.
Todos los sedientos de la tierra han bebido del torrente;
su sed ha sido saciada porque el Altísimo ha apagado su sed. Dichosos los
servidores a quienes ha confiado esta agua; han podido calmar sus labios
sedientos y levantar su voluntad paralizada. Las almas moribundas han sido
liberadas de la muerte; los miembros agotados han sido reanimados y levantados.
Esta agua ha dado vigor a sus pasos y luz a sus ojos. Todos han reconocida las
aguas en el Señor; viven para siempre, gracias al agua viva. ¡Aleluya!
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