miércoles, 19 de diciembre de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 20 de Diciembre – Jueves – 3ª – Semana de Adviento – C – Santo Domingo de Silos




20 de Diciembre – Jueves –
3ª – Semana de Adviento – C –

Lectura del libro de Isaías (7,10-14):

EN aquellos días, el Señor habló a Ajaz y le dijo:
«Pide un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Respondió Ajaz:
«No lo pido, no quiero tentar al Señor».
Entonces dijo Isaías:
«Escucha, casa de David: ¿no basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel».

Palabra de Dios

Salmo: 23,1-2.3-4ab.5-6

R/. Va a entrar el Señor; él es el Rey de la gloria.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede entrar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,26-38):

EN el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
Él ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel.
El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?»
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido en hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

Palabra del Señor

1.  Los especialistas en el estudio del evangelio de Lucas están generalmente de acuerdo en que, en este relato, pueden ser considerados como históricos tan solo el nombre de la madre de Jesús y el domicilio familiar de Nazaret (F. Bovon). Lo demás representa el interés de algunos grupos del cristianismo de finales del siglo primero por dejar constancia de dos cosas a las que concedieron enorme importancia: la concepción divina de Jesús y la virginidad de María.

2.  La concepción divina de Jesús es fundamental para entender el cristianismo. Si prescindimos de la "condición divina" de Jesús, nos quedamos sin fe y sin cristianismo.
Pero tan grave como eso, sería quedarnos solamente con la "condición divina" de Jesús.  Porque, si nos quedamos solo con eso, entonces es cuando reducimos todo el Evangelio, y a Jesús mismo, a una pura leyenda sin
interés alguno.
- ¿Por qué?
Porque nosotros no sabemos, ni podemos saber, lo que es eso de la "condición divina". Eso se nos ha dado a conocer en la "condición humana" de Jesús.
En la "humanidad de Jesús" hemos conocido y hemos encontrado la "divinidad", o sea, a "Dios mismo". Aquí reside el gran misterio de este relato.
La anunciación nos lleva a descubrir "lo divino" en "lo humano". No tenemos   otro medio de conocer a Dios y lo que Dios quiere de nosotros.

3.  La virginidad de María está indicada en el relato mediante la palabra griega parthénos, que se refiere a una "joven no casada". La estima por la virginidad no proviene del judaísmo, sino que tenía sus raíces en la cultura griega
(G. Delling, A. Rousselle).
Lo que menos importa, en este caso, es la virginidad meramente biológica. Lo que interesa es su significado religioso. Este significado consiste en que hay motivaciones y experiencias, que pueden llevar a una persona a "sublimar" la vida sexual para dedicar la "vida entera" a una
causa que puede merecer total dedicación.

Santo Domingo de Silos



   En el monasterio de Silos, de la región de Castilla, en España, san Domingo, abad, el cual, siendo ermitaño, restauró después este monasterio relajado, introdujo la disciplina y favoreció día y noche la alabanza divina.

Vida de Santo Domingo de Silos

Su vida la escribió con devoción precisa un monje contemporáneo llamado Grimaldo, que además fue religioso de su casa. Lo que se describe en latín decadente de última hora fue luego puesto en el balbuciente romance de lengua castellana por Gonzalo de Berceo ya en el siglo XIII.
Nace alboreando el siglo XI en Cañas, cerca de Nájera, en el reino de Navarra; no se sabe si de cuna noble o del pueblo llano, ni si rico o pobre. Sí se le conoce pastoreando cuando niño y dado a compartir comida y leche de oveja con los viandantes. Es apacible de carácter y muestra cierta inclinación al estudio; quizá por eso sus padres le orientan hacia la clerecía que es, en su tiempo, un modo de conseguir honores y riquezas, casi tanto como las armas, aunque él piensa más en su santificación y en la gloria de Dios que en los triunfos humanos.
El obispo lo ordena sacerdote. Pero Domingo Manso llega a sentirse indigno y nota pavor porque es duro y muy difícil vivir en solitario tan sublime ministerio. Después de año y medio se retira. Ya no hay eremitas; la quintaesencia se busca en los monasterios. Entra en el antiguo y observante cenobio de San Millán de la Cogolla, tomando el hábito negro de San Benito. Recibe y da ejemplo. Encargado del priorato de Santa María, lo rehace.
Los monjes de San Millán vuelven los ojos a él y le piden sea su prior. Pasa de "pastorcillo" a "pastor". Y mientras cumple este encargo, el rey don García de Navarra, duro de carácter y tenaz, conocido como "el de Nájera", le pide los tesoros del cenobio; pero da con un compatriota que también lleva en la sangre lo que dan la tierra y la época en cuanto se refiere a tozudez y firmeza. Pone cara al rey y defiende lo que es patrimonio de su casa y de su iglesia. Esta actitud le valió el destierro voluntario a las tierras de Castilla donde reina el hermano de don García.
El bondadoso rey Fernando, le encomienda poner en pie el monasterio —por entonces en ruinas— de San Sebastián de Silos que fundó o restauró Fernán González en el 909 y que sobrevive casi deshabitado. Fue una obra gigantesca que en España ayuda a la configuración de la gran Castilla en cuanto llega a convertirse en un foco civilizador en el lugar por donde poco antes andaban los sarracenos. Llegan más y más gentes al calor del monasterio. Entre el ruido de los martillos de canteros, las sierras de carpinteros, los cinceles de los escultores, los cencerros de las vacas y las esquilas de las mulas también suenan las campanas que llaman a Vísperas, a Misa y a los rezos. Con ello, se escucha la alabanza de los monjes que va aprendiendo el pueblo. Las tierras son bien labradas y hay horno de pan dispuesto. Ovejas y bueyes pastan por los amplios campos llanos. Se va haciendo arte al terminar las obras con esmero. Y el estudio de los monjes requiere libros que se guardan como tesoro sin precio.
Murió el santo abad —"Abad de santa vida, de bondad acabado", según escribe su cantor— que supo vivir de oración y penitencia el 20 de diciembre del año 1073 dejándole al monasterio de Silos su nombre como título.

Fuente: Spider Martirologio + archimadrid

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