domingo, 9 de diciembre de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 10 DE DICIEMBRE - LUNES – 2ª – SEMANA DE ADVIENTO – C – Santa Eulalia de Mérida, Virgen y Martir



10  DE  DICIEMBRE  - LUNES –
2ª – SEMANA DE  ADVIENTO – C –
Virgen y Martir

Lectura del libro de Isaías (35,1-10):
EL desierto y el yermo se regocijarán,
se alegrará la estepa y florecerá,
germinará y florecerá como flor de narciso,
festejará con gozo y cantos de júbilo.
Le ha sido dada la gloria del Líbano,
el esplendor del Carmelo y del Sarón.
Contemplarán la gloria del Señor,
la majestad de nuestro Dios.
Fortaleced las manos débiles,
afianzad las rodillas vacilantes;
decid a los inquietos:
«Sed fuertes, no temáis.
¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite,
la retribución de Dios.
Viene en persona y os salvará.»
Entonces se despegarán los ojos de los ciegos,
los oídos de los sordos se abrirán;
entonces saltará el cojo como un ciervo,
y cantará la lengua del mudo,
porque han brotado aguas en el desierto
y corrientes en la estepa.
El páramo se convertirá en estanque,
el suelo sediento en manantial.
En el lugar donde se echan los chacales
habrá hierbas, cañas y juncos.
Habrá un camino recto.
Lo llamarán «Vía sacra».
Los impuros no pasarán por él.
Él mismo abre el camino
para que no se extravíen los inexpertos.
No hay por allí leones,
ni se acercarán las bestias feroces.
Los liberados caminan por ella
y por ella retornan los rescatados del Señor.
Llegarán a Sión con cantos de júbilo:
alegría sin límite en sus rostros.
Los dominan el gozo y la alegría.
Quedan atrás la pena y la aflicción.

Palabra de Dios

Salmo: 84,9ab-10.11-12.13-14

R/. He aquí nuestro Dios; viene en persona y nos salvará.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está cerca de los que lo temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
Y sus pasos señalarán el camino. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,17-26):
UN día, estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones.
En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Él, viendo la fe de ellos, dijo:
«Hombre, tus pecados están perdonados».
Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos:
«¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?».
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo:
«¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”».
Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios
El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían:
«Hoy hemos visto maravillas».

Palabra del Señor

1.   En las culturas antiguas, era frecuente relacionar el "pecado" con la "enfermedad".  De manera   que, para mucha gente, el que se ponía enfermo es que había cometido algún pecado. Por eso, los enfermos eran     doblemente desgraciados: por el sufrimiento de la enfermedad y por la humillación de ser considerados   como malas personas. Esto explica la pregunta de los discípulos cuando vieron al ciego de nacimiento (Jn 9, 2) o lo que les dijo Pablo a los corintios (1 Cor 11, 30).

2.   Por esto, lo primero que hace Jesús, en cuanto ve al paralítico, es decirle que sus pecados están perdonados. O sea, Jesús rompe la relación (de entonces) entre pecado y enfermedad.   Lo cual escandalizó e irritó a los "hombres de la religión".
Porque se imaginaron que Jesús se atribuía un poder divino, lo que sería una blasfemia. Y quizá también porque Jesús (creían ellos) se apropiaba un poder que era a ellos a quienes correspondía. 
Ellos se sentían dueños de las conciencias. Y no toleraban que nadie les quitase ese poder, que llega hasta el fondo de la conciencia de cada ser humano.      ¡Menudo poder!

3.  Jesús demuestra que tiene el poder sobre el pecado y la conciencia porque libera a los que sufren de su sufrimiento y de su humillación. Esto es lo que literalmente dice el relato. Quien libera a la gente de su dolor y de sus humillaciones, ese es el que le puede decir a cualquiera: "Vete en paz".
La confesión es, con demasiada frecuencia, una forma de engaño.  El pecado no es ni culpa, ni mancha, ni ofensa a Dios. Así lo dice Santo Tomás de Aquino (Sum. contra gent. III, 122).
El pecado es ofender a otro ser humano (Mt 18, 15-17). Al ofendido es a quien hay que pedirle perdón. Si no perdonas al ofendido, Dios no te perdona a ti.

Santa Eulalia de Mérida,
Virgen y Mártir


Martirologio Romano: En Mérida, de Lusitania (hoy España), santa Eulalia, virgen y mártir, que, según se dice, siendo aún joven no dudó en ofrecer su vida por confesar a Cristo († c. 304).

Breve Biografía
Nos encontramos en Mérida, Extremadura en el año 300. En primer lugar, hay que decir que hay dos Eulalias: la de Mérida y la de Barcelona.
La vida de estas dos mártires se relata en los poemas de nuestro compatriota Prudencio (+415).
Dice: "Nuca estuvo una criatura humana dotada de tanta gracia y atractivo. A pesar de los 12 inviernos y trece primaveras que tenía, nunca permitió que se le hablara de lecho nupcial, pues su cuerpo pertenecía a Cristo"..
Vivía con este convencimiento. No soñaba lo que le aguardaba en puro corazón y mente esclarecida.
Por aquel tiempo se desencadenó la persecución de Diocleciano. Ya estamos en lo mismo, pero al mismo tiempo interesante y novedoso por ver la reacción de esta chica de Mérida y de tantos otros cristianos.
Ella, no solamente no le tenía miedo a la muerte, sino que incluso deseaba ser mártir por amor a Cristo. Desde luego, la admiración cuando se estudia todo esto a tantos siglos de distancia, es extraordinaria.
Los padres querían impedir a toda costa que muriese. Para ello, la encerraron en un castillo. El único que podía verla era el sacerdote Félix y la ama de llaves.
El gobernador romano tenía la orden de que todo aquel cristiano que no quemase incienso a los dioses iría derecho a la muerte.
Eulalia convenció al ama de llaves para que le dejara salir. Salieron las dos juntas ante el gobernador. Le reprocharon su crueldad. En seguida mandó martirizar primero a Julia, la empleada, y a continuación a Eulalia.
El juez pagano mandó que la destrozaran golpeándola con varillas de hierro y que sobre sus heridas colocaran antorchas encendidas. La hermosa cabellera de Eulalia se incendió y la jovencita murió quemada y ahogada por el humo.
Dice el poeta Prudencio que al morir la santa, la gente vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo, y que los verdugos salieron huyendo, llenos de pavor y de remordimiento por haber matado a una criatura inocente. La nieve cubrió el cadáver y el suelo de los alrededores, hasta que varios días después llegaron unos cristianos y le dieron honrosa sepultura al cuerpo de la joven mártir. Allí en el sitio de su sepultura se levantó un templo de honor de Santa Eulalia, y dice el poeta que él mismo vio que a ese templo llegaban muchos peregrinos a orar ante los restos de tan valiente joven y a conseguir por medio de ella muy notables favores de Dios.
Con el tiempo se convirtió en una de las santas españolas más venerada.

fsantossdb@hotmail.com

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