14 - DE ABRIL
– LUNES
SANTO – C
San Pedro González
Telmo
Lectura del
libro de Isaías (42,1-7):
Así dice el
Señor:
«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi
elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la
justicia a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las
calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad.
No vacilará ni se quebrará, hasta implantar
la justicia en el país. En su ley esperan las islas.
Esto dice el Señor, Dios, que crea y
despliega los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al
pueblo que la habita y el aliento a quienes caminan por ella:
«Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia,
te cogí de la mano, te he formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las
naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la
cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».
Palabra de Dios
Salmo: 26,1.2.3.13-14
R/. El Señor es mi luz y mi salvación
El Señor es la
defensa de mí vida, ¿quién me hará temblar? R.
Cuando me
asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos, enemigos y
adversarios, tropiezan y caen. R.
Si un ejército
acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento
tranquilo. R.
Espero gozar
de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo,
espera en el Señor. R.
Lectura del santo evangelio según san Juan
(12,1-11):
Seis días
antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había
resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y
Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de
perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los
enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el
que lo iba a entregar, dice:
«¿Por qué no se ha vendido este perfume por
trescientos denarios para dárselos a los pobres?».
Esto lo dijo, no porque le importasen los
pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que
iban echando.
Jesús dijo:
- «Déjala; lo tenía guardado para el día de
mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no
siempre me tenéis».
Una muchedumbre de judíos se enteró de que
estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que
había resucitado de entre los muertos.
Los sumos sacerdotes decidieron matar
también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en
Jesús.
Palabra del Señor
1.- Hoy
reflexionamos sobre el primero de los así llamados “Cantos del Servidor del
Señor”, que la liturgia cristiana ha asumido y aplicado a Jesús, el Mesías
enviado por Dios con una misión concreta en medio de las naciones.
Este primer canto, presenta al Siervo como
el elegido de Dios, lleno de su Espíritu, enviado a llevar el derecho a las
naciones y abrir los ojos de los ciegos y liberar a los cautivos. Se describe
el estilo con el que actuará: «la caña cascada no la quebrará, el pábilo
vacilante no lo apagará».
Como la misión de ese Siervo no se prevé que
sea fácil -y así aparecerá en los cantos siguientes- el salmo ya anticipa la
clave para entender su éxito: «el Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Cuando me asaltan los malvados, me siento tranquilo: espera en el Señor, sé
valiente, ten ánimo, espera en el Señor».
La importancia de este personaje es
subrayada por la declaración del Señor, que se proclama creador y conservador
del universo. Que el Servidor sea una alianza del pueblo significa que se ha
concedido a Israel como expresión de la obligación que el Señor asume de “hacer
el bien” a su pueblo y a las naciones.
2.- Para llegar a los pobres hay que
identificarse con Jesús.
En vísperas de la muerte de Jesús, se dan
dos reacciones diferentes entre los discípulos: la queja de Judas para señalar
la intención del gesto simbólico, y la interpretación por parte de Jesús del
gesto de María: Jesús es consciente de que su fin se precipita. La muerte de
Jesús ya se ve cercana. Además, sus enemigos deciden matar también a Lázaro.
Jesús es el Siervo verdadero. El enviado de
Dios para anunciar su salvación a todos los pueblos. El Mesías que demuestra
ser el Siervo entregando su propia vida por los demás.
También de él se puede decir que no quebró
la caña que estaba a punto de romperse, sino que se mostró siempre lleno de
paciencia y tolerancia. Más tarde Pedro, con un conocimiento mucho más profundo
de Jesús, podrá decir que «pasó haciendo el bien» (Hch 10). Que devolvió la
vista a los ciegos y se preocupó de liberar de sus males a toda persona que
encontraba sufriendo.
3.- Jesús,
como todos nosotros, es un pobre mortal en vísperas de la hora de su hora
decisiva. Y, como Jesús, muchos pobres, hermanos nuestros, mueren hoy en
nuestro mundo prematuramente y sin las debidas atenciones. El Señor nos pide
que tengamos, ante ellos también, un corazón compasivo, no un corazón
insensible y atento únicamente a cálculos interesados.
Que todos estemos dispuestos a imitar
también nosotros en su seguimiento, sus mismas actitudes de fidelidad a Dios y
de tolerante cercanía para con los demás.
En Tuy, de Galicia, en España, beato Pedro González, llamado
vulgarmente "Telmo", presbítero de la Orden de Predicadores, que
trató de ser tan humilde como antes había deseado la gloria, entregándose a
ayudar a los más humildes, sobre todo a marineros y pescadores.
Vida de San Pedro González Telmo
Pedro González Telmo (Frómista, Palencia, ca. 1180/1190 – Santiago de
Compostela, 15 de abril de 1246) fue un sacerdote católico español; tras
ejercer como canónigo en Astorga, ingresó a la Orden de los Predicadores como
monje, y se distinguió por su locuaz retórica. Acompañó como capellán a
Fernando III de Castilla antes de ocupar el priorato del convento de Guimarães.
Se lo honra como patrono de los marineros; aunque nunca fue canonizado
formalmente, el papa Benedicto XIV confirmó su culto en 1714. Es patrono de la
ciudad de Tuy y de la diócesis de Tuy-Vigo, donde se celebra su fiesta el lunes
de la segunda semana de pascua.
De familia distinguida, estudió en la Universidad de Palencia y fue
ordenado sacerdote; gracias a la protección de su tío, obispo de Astorga, se le
otorgó una canonjía y una bula especial permitió que fuera nombrado deán sin
tener la edad requerida. Se cuenta que, al entrar a Astorga para ocupar su
puesto, engalanado y en un caballo brillantemente enjaezado, por un tropiezo de
este cayó en el fango. La humillación lo enfureció, y se decidió a ingresar a
un monasterio para apartarse del mundo.
Como fraile ocupó el puesto de capellán militar, donde su don de
orador llamó la atención de Fernando III, quien lo convocó a la corte. Como
confesor del rey, incitó a este a reanudar las hostilidades contra los
andalusíes, y lo acompañó en la campaña de conquista de Córdoba y Sevilla;
consagró como iglesias las mezquitas en las ciudades conquistadas. Al regreso
de la campaña, abandonó la corte para predicar en Asturias y Galicia. De esta
época de su vida se narra la mayoría de sus milagros, especialmente en ayuda de
marineros y pescadores, por los que se dice que sentía particular simpatía.
Fue nombrado prior del convento de Guimarães, en Portugal, donde tuvo
entre sus frailes a Gonzalo de Amarante. Ya sexagenario, se retiró a Tuy, donde
trabó amistad con el arzobispo Lucas de Tuy; en la Pascua de 1246, tras
peregrinar a la tumba del Apóstol Santiago, falleció.
En la advocación popular se lo confundió con Erasmo de Formia (San
Erasmo o Elmo), también venerado por los navegantes, y recibió por ello el
nombre de Telmo. En la iconografía se lo representa vestido con el hábito negro
de la orden dominica, llevando en la mano un cirio azul que representa al fuego
de San Telmo, o directamente una llama azul; a veces se lo representa
alimentando a los pescadores.
(Fuente: wikipedia)
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