9 - DE ABRIL
– MIERCOLES –
5ª –
SEMANA DE CUARESMA - C
Santa Casilda
de Toledo
Lectura de la profecía de Daniel
(3,14-20.91-92.95):
En aquellos
días, el rey Nabucodonosor dijo:
«¿Es cierto, Sidrac, Misac y Abdénago, que no
teméis a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que he erigido?
Mirad: si al oír tocar la trompa, la flauta,
la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, estáis
dispuestos a postraros adorando la estatua que he hecho, hacedlo; pero, si no
la adoráis, seréis arrojados inmediatamente al horno encendido, y ¿qué dios os
librará de mis manos?».
Sidrac, Misac y Abdénago contestaron al rey
Nabucodonosor:
«A eso no tenemos por qué responderte. Si
nuestro Dios a quien veneramos puede librarnos del horno encendido, nos
librará, oh rey, de tus manos. Y aunque no lo hiciera, que te conste, majestad,
que no veneramos a tus dioses ni adoramos la estatua de oro que has erigido».
Entonces Nabucodonosor, furioso
contra Sidrac, Misac y Abdénago, y con el rostro desencajado por la rabia,
mandó encender el horno siete veces más fuerte que de costumbre, y ordenó a sus
soldados más robustos que atasen a Sidrac, Misac y Abdénago y los echasen en el
horno encendido.
Entonces el rey Nabucodonosor se
alarmó, se levantó y preguntó, estupefacto, a sus consejeros:
«¿No eran tres los hombres que atamos y
echamos al horno?».
Le respondieron:
«Así es, majestad».
Preguntó:
«Entonces, ¿cómo es que veo cuatro hombres,
sin atar, paseando por el fuego sin sufrir daño alguno? Y el cuarto parece un
ser divino».
Nabucodonosor, entonces, dijo:
«Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y
Abdénago, que envió un ángel a salvar a sus siervos, que, confiando en él,
desobedecieron el decreto real y entregaron sus cuerpos antes que venerar y
adorar a otros dioses fuera del suyo».
Palabra de Dios
Salmo: Dn
3,52.53.54.55.56
R/. A ti gloria y
alabanza por los siglos
V/. Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito tu nombre, santo y glorioso. R/.
V/. Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R/.
V/. Bendito eres sobre el trono de tu reino. R/.
V/. Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos. R/.
V/. Bendito eres en la bóveda del cielo. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan
(8,31-42):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él:
«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad
discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».
Le replicaron:
«Somos linaje de Abrahán y nunca
hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: todo el que
comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el
hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente
libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme,
porque mi palabra no cala en vosotros. Yo hablo de lo que he visto junto a mi
Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre».
Ellos replicaron:
«Nuestro padre es Abrahán».
Jesús les dijo:
«Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que
hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la
verdad que le escuché a Dios; y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que
hace vuestro padre».
Le replicaron:
«Nosotros no somos hijos de prostitución;
tenemos un solo padre: Dios».
Jesús les contestó:
«Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais,
porque yo salí de Dios, y he venido. Pues no he venido por mi cuenta, sino que
él me envió».
Palabra del Señor
1.- Lo que
está en juego para los tres israelitas no es solo la vida, sino la Vida con
mayúscula, es decir, la que solo Dios puede dar, la que en realidad hace vivir
en plenitud. Por eso estos jóvenes no tienen miedo a la muerte y confían en que
el Dios que tantas veces libró al pueblo de sus enemigos, también ahora está
con ellos. Y este es el gran milagro: no solo los libra, sino que los acompaña ̶ a través del ángel ̶ en el suplicio y las llamas del horno
nada pueden contra ellos.
En nuestra sociedad también nuestra fe es
sometida a pruebas que parecen imposibles de superar y podemos, por miedo,
dudar de un Dios que parece lejano, vencido... tener la tentación de optar por
una “salvación” fácil y más inmediata. Pero si somos capaces de dar el paso y
creer en el Único que Salva, descubriremos que entre las llamas de nuestras
dificultades Él nunca ha dejado de estar entre nosotros.
2.- El Evangelio de San Juan, en clarísima
relación con la lectura anterior, nos hace dar un paso más en la comprensión de
lo que significa la Salvación que Dios nos ha otorgado: estos judíos que se
acercan a Jesús parecen dispuestos a creer en Él y seguirle, pero todavía están
anclados en las tradiciones religiosas de su pueblo y éstas les oprimen, no les
deja ser libres.
Descubrir que Jesús es no solo el enviado de
Dios, sino su Hijo, que solo Él puede otorgar la verdadera y definitiva
libertad prometida a Abraham es el reto que se nos propone. Las tradiciones
religiosas son importantes, pero solo si nos ayudan a descubrir a Dios en
nuestra vida y que este descubrimiento nos otorgue un verdadero sentido a todo
lo que somos y hacemos.
3.- La propuesta de Jesús, desde el amor y la
confianza, a estos judíos que se acercan a Jesús, es la que en esta cuaresma
nos hace también a cada uno de nosotros. Las tradiciones son importantes como
los ritos y las costumbres, pero que nunca nos encierren hasta tal punto que
nos impidan contemplar y seguir al Dios hecho hombre que nos quiere libres
porque somos sus hijos.
Homilía de San Oscar Romero (15 abril 1979)
«Esta noche, hermanos, si de verdad queremos
hacer honor a la pertenencia de este pueblo que nos ha congregado en la
Catedral, en la Vigilia de la Pascua, pensémoslo bien, si de verdad queremos
ser bautizados y hacer honor a la incorporación de la muerte de Cristo por el
Bautismo: Hay que morir. Morir al pecado, morir a todas las maldades, matar en
nosotros los egoísmos, las envidias, las entregas, las idolatrías de los falsos
dioses. No hay más que un solo Dios, y el cristiano adora ese Dios en Cristo Nuestro
Señor. Y si por rechazar idolatrías falsas tiene que morir mártir por ser fiel
a su único Dios. Dios lo resucitará. Tenemos, gracias a Dios, páginas de
martirios no solamente en las historias pasadas, sino en la hora presente.
[...]
No se puede servir a dos Señores.
No se puede ser cristiano que ha prometido fidelidad a Cristo y luego
estar traicionando ese Cristo, idolatrando el ídolo riqueza, el ídolo poder, el
ídolo lujuria, el ídolo orgullo, el egoísmo y tantas otras clases de
idolatría.»
Santa Casilda
de Toledo
En el lugar
llamado San Vicente, cerca de Briviesca, en la región de Castilla, en España,
santa Casilda, virgen, que, nacida en la religión mahometana, ayudó con
misericordia a los cristianos detenidos en la cárcel y después, ya cristiana,
vivió como eremita.
Vida de Santa Casilda de Toledo
En el cerro
que domina el valle, en el santuario actual, descansan desde el 1750 las
reliquias de Santa Casilda, -"la virgen mora que vino de Toledo", muy
venerada en Burgos-, en la urna, obra de Diego de Siloé, rematada por su propia
imagen yacente. El lugar ha sido centro de peregrinación durante siglos y no
deja de frecuentarlo la piedad de nuestros contemporáneos.
En torno a
santa Casilda todo lo que encontramos es incierto, confuso y contradictorio.
Pero su figura tiene el encanto de la sencillez y el sabor de lo heroico en el
amor. Cautivó al pueblo cristiano medieval y le animó a la fidelidad. Su propio
nombre -casilda en árabe significa cantar- es como un verso con alas de
canción.
Ni siquiera se
conoce con exactitud el nombre de su padre, rey moro de Toledo, al que se
nombra como Almacrin o Almamún. Sobre su condición, unos lo describen como un
sanguinario perseguidor de los cristianos, mientras que otros lo presentan como
apacible y bondadoso.
La princesita
mora tiene un natural abundante en clemencia y ternura. Rodeada de todo tipo de
comodidades y atenciones en la fastuosidad de la corte, no soporta la aflicción
de los desafortunados que están en las mazmorras. Siente una especial piedad
con los cautivos pobres y los intenta consolar llevándoles viandas en el hondón
de su falda. Un día, cuando realizaba esta labor misericordiosa, fue
sorprendida por su padre que le preguntó por lo que transportaba, contestando
ella que "rosas" y ¡rosas aparecieron al extender la falda!
Quizá fueron
los mismos cautivos cristianos quienes, viendo lo recto de su conducta, le
hablaron de Cristo; posiblemente correspondieron a sus múltiples delicadezas y
dádivas de la mejor manera que podían, instruyéndola en la fe cristiana.
Pero, aunque
en su corazón era ya de Cristo, ¿cómo podría recibir ella el Bautismo con los
lazos tan fuertes del Islam que la rodeaban?
Comienza una
grave dolencia. El flujo de sangre aumenta y la ciencia médica de palacio es
incapaz de curarla. El Cielo le revela que encontrará remedio en las aguas
milagrosas de San Vicente, allá por la Castilla cristiana. Almamún prepara el
viaje de su hija con comitiva real. En Burgos recibe Casilda el Bautismo y
marcha luego a los lagos de San Vicente, junto al Buezo, cerca de Briviesca.
Recuperada la salud según se le dijo, decide consagrar a Cristo la virginidad
de su cuerpo milagrosamente curado y resuelve pasar el resto de sus días en la
soledad, dedicada a la oración y a la penitencia.
Murió de muy
avanzada edad, siendo sepultada en la misma ermita que ella mandó construir.
Pronto se convirtió en lugar de peregrinación. Cuentan que los caminantes
sintieron desde entonces su especial protección y las mujeres la invocan contra
el flujo de sangre, y hasta dicen que basta que una mujer pruebe las aguas y
eche una piedra al lago para tener asegurada la descendencia.
Se juntan la
historia, la imaginación del pueblo sencillo y la bruma del misterio en torno a
la santa. Resta aprender la lección del ejemplo. El amor a Cristo hace posible
el trueque del regalo propio de la corte morisca por la aspereza de una vida
austera y penitente.
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