lunes, 9 de diciembre de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 11 - DE DICIEMBRE – MIERCOLES – II – SEMANA DE ADVIENTO – C – San Dámaso I

 

 


 

11 - DE DICIEMBRE – MIERCOLES

II – SEMANA DE ADVIENTO – C

San Dámaso I

 

        Lectura del libro de Isaías (40,25-31):

 

   «¿CON quién podréis compararme?, ¿Quién es semejante a mí?», dice el Santo.

   Alzad los ojos a lo alto y mirad: ¿Quién creó esto?

     Es él, que despliega su ejército al completo y a cada uno convoca por su nombre.

    Ante su grandioso poder, y su robusta fuerza, ninguno falta a su llamada.

    ¿Por qué andas diciendo, Jacob, y por qué murmuras, Israel: «¿Al Señor no le importa mi destino, mi Dios pasa por alto mis derechos»?

    ¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído?

   El Señor es un Dios eterno que ha creado los confines de la tierra. No se cansa, no se fatiga, es insondable su inteligencia.

   Fortalece a quien está cansado, acrecienta el vigor del exhausto.

        Se cansan los muchachos, se fatigan, los jóvenes tropiezan y vacilan; pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas como las águilas, corren y no se fatigan, caminan y no se cansan.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 102,1-2.3-4.8.10

R/. Bendice, alma mía, al Señor

 

V/. Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.

      Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/.

 

  V/. Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; Él rescata tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura. R/.

 

   V/. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.

        No nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. R/.

 

        Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,28-30):

 

   EN aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:

   «Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

   Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

 

Palabra del Señor

 

        1.- En la primera lectura de Isaías, Dios se presenta como quien sostiene toda la creación y está siempre presente para su pueblo, para sus hijos e hijas.

         Isaías, en este tiempo de Adviento, nos invita a mirar más allá de nuestras limitaciones y dificultades humanas. Nos muestra que, a pesar de nuestras flaquezas y del agotamiento que enfrentamos en nuestra vida diaria, Dios renueva a quienes nos cansamos, invitándonos a no rendirnos ante los obstáculos, manteniendo viva la esperanza, y transformando nuestras debilidades en fortalezas.

         Además, las palabras de Isaías nos animan a vivir en espera activa, no como quien se resigna pasivamente, sino con la certeza de que Dios tiene un sueño para sus hijos. La metáfora del águila que “extiende sus alas y vuela” simboliza esta esperanza confiada, que nos permite levantarnos y superar cualquier dificultad con la ayuda de Dios.

         Este pasaje también resalta la importancia de la oración y de una vida en fe, como caminos para recibir esa fortaleza divina. Dios nos invita a una relación de amor y confianza, recordándonos que, aun cuando nuestras fuerzas se agotan, Él siempre está listo para sostenernos.

 

       2.- El pasaje del Evangelio de hoy, refleja la ternura y cercanía de Jesús, que no solo se interesa en nuestra vida espiritual, sino también en nuestras luchas y fatigas cotidianas, y nos recuerda, que no se espera que vivamos la vida de fe con una carga pesada, sino con un "yugo suave".

        Además, Jesús no ofrece un descanso superficial, sino un descanso para el alma, algo mucho más profundo que alivia las ansiedades y dudas internas. Esta invitación a "ir a Él" abre un espacio para reflexionar sobre la oración y la relación personal con Dios, no solo como una obligación o una serie de peticiones a modo lista de deseos, sino como una auténtica entrega en la que confiamos nuestras cargas.

        Jesús, nos invitas a aprender de ti, manso y humilde de corazón, pero no dices dónde y cómo se aprende eso, a no ser por la oración, por la entrega sin medida, por la humildad ilimitada, por la confianza desmesurada, por la esperanza impertérrita. ¿Y dónde encontramos todos esos rasgos unificados? En tu madre, la Virgen María. Ella es un modelo de caminar en la vida. Ella, una sencilla y humilde muchacha de pueblo, que lleva en su corazón toda la esperanza de Dios. Y en su seno, la esperanza de Dios ha tomado carne, se ha hecho hombre, se ha hecho historia: Jesucristo.

        ¿De qué manera puedo vivir con más confianza y esperanza, recordando que Dios tiene un sueño para mí?

        ¿Qué significa para mí "esperar en el Señor" y cómo puedo hacer que esa espera sea activa en mi vida diaria?

¿Permito que la humildad y la paciencia transformen mi vida?

 

San Dámaso I

 



 

 De origen español, nació hacia el año 305. Incardinado en Roma, fue elegido obispo de la Iglesia de Roma en el año 366 en momentos calamitosos. Hubo de reunir frecuentes sínodos contra los cismáticos y herejes, fue gran promotor del culto a los mártires, cuyos sepulcros decoró con sus versos. Murió en el año 384.

  Breve Biografía

  San Dámaso, de origen español, nació hacia el año 305. Su pontificado comprende desde el año 366 al 384. Fue diácono de la Iglesia de Roma durante el pontificado del Papa Liberio.

  Su elevación a la cátedra de Pedro no se vio exenta de contrastes debido a los enfrentamientos de los dos partidos contrapuestos. Pero los frutos de su pontificado no se dejaron esperar. Ignorando las amenazas imperiales, depuso a los obispos que se habían adherido al arrianismo y condujo a la Iglesia a la unidad de la doctrina. Estableció el principio de que la comunión con el obispo de Roma es signo de reconocimiento de un católico y de un obispo legítimo.

   Durante su pontificado hubo una explosión de ritos, de oraciones, de predicaciones, con nuevas instituciones litúrgicas y catequéticas que alimentaron la vida cristiana. A la iniciativa de este Papa se deben los estudios para la revisión del texto de la Biblia y la nueva traducción al latín (llamada Vulgata) hecha por San Jerónimo, a quien San Dámaso escogió como secretario privado.

  En estos años la Iglesia había logrado una nueva dimensión religioso-social, convirtiéndose en un componente de la vida pública. Los obispos escribían, catequizaban, amonestaban y condenaban pública y libremente.

  En el año 380, con ocasión del sínodo de Roma, el Papa Dámaso expresó su agradecimiento a los jefes del imperio que habían devuelto a la Iglesia la libertad de administrarse por sí misma. Con esta libertad conquistada, los antiguos lugares de oración como las catacumbas se habrían arruinado si este extraordinario hombre de gobierno no hubiera sido al mismo tiempo un poeta sensible a los antiguos recuerdos y a las gloriosas huellas dejadas por los mártires. Efectivamente, no sólo exaltó a los mártires en sus famosos “títulos” (epigramas grabados en lápidas por el calígrafo Dionisio Filocalo), sino que los honró dedicándose personalmente a la identificación de sus tumbas y a la consolidación de las criptas en donde se guardaban sus reliquias.

  En la cripta de los Papas de las catacumbas de San Calixto, él añadió: “Aquí, yo, Dámaso, desearía fueran enterrados mis restos, pero temo turbar las piadosas cenizas de los mártires”. San Jerónimo sostiene que el Papa Dámaso murió casi a los ochenta años. Fue enterrado en la tumba que él mismo se había preparado, humildemente alejada de las gloriosas cenizas de los mártires, sobre la vía Ardeatina. Más tarde sus restos mortales fueron trasladados a la iglesia de San Lorenzo.

 

 

 

 

 

 

 

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