lunes, 23 de diciembre de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 25 - DE DICIEMBRE – MIERCOLES– LA NATIVIDAD DEL SEÑOR MISA DEL DIA

 

 

 


25 - DE DICIEMBRE – MIERCOLES

LA NATIVIDAD DEL SEÑOR

MISA DEL DIA

 

Lectura del libro de Isaías (52,7-10):

 

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: «Tu Dios es rey!» Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.

 

Palabra de Dios

 

     Salmo: 97,1.2-3ab.3cd-4.5-6

     R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios

 

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R/.

 

El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R/.

 

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

      Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. R/.

 

Tañed la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamad al Rey y Señor. R/.

 

Lectura de la carta a los Hebreos (1,1-6):

 

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.

Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado», o: «Yo seré para él un padre, ¿y el será para mí un hijo»? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios.»

 

Palabra de Dios

 

  Lectura del santo evangelio según san Juan (1,1-18):

 En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.

  En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.

  Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.

  Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

 

Palabra del Señor

 

Natividad del Señor

 




  1.  El evangelio de Juan, a diferencia de los otros evangelios, no empieza con un relato, sino con un "prólogo", que se sitúa sobre cualquier posible narración histórica. Este prólogo no fue copiado por el autor del IV evangelio, tomándolo de otro autor anterior. Los entendidos en este asunto dicen ahora que el evangelio de Juan presenta aquí una clave de lectura para todo el conjunto de relatos que enseguida va a exponer.

 

  - ¿Y dónde está esa clave de lectura?

 

   Está básicamente al final: A Dios, nadie lo ha visto jamás: el Hijo único del Padre es quien nos lo ha dado a conocer (Jn 1,18) (cf. J. Beutler, J. Zumstein).

 

  Es decir, Dios no está a nuestro alcance, el ser humano no puede conocerlo.  Solamente en Jesús vemos a Dios y en Jesús lo conocemos.

 

 2.  Y la Palabra se hizo carne. La encarnación de Dios en Jesús significa que Dios se despoja de todo su poder y autoridad. Es el "Dios kenótico" (del verbo griego kenoó, "vaciar", "despojar"), el Dios que "se vacía de sí mismo", el Dios despojado de sí mismo, de su poder y su gloria (Fil 2, 7), que se funde con lo humano.

Dios salva descendiendo, despojándose, privándose de medios, poderes y dignidades.  Es exactamente al revés de lo que pensamos los mortales. Nosotros nos imaginamos que, desde arriba, desde el poder y la fuerza, es desde donde podemos cambiar este mundo tan desquiciado.  Pero Dios ve la vida y las cosas de otra manera.

 Hay futuro y esperanza, no en el crecimiento del poder, sino en la convivencia y comunión con lo humano, con lo más humano que hay en todo ser humano.

 

  3.   A Dios nadie lo ha visto jamás. Dios, por definición, es el TRASCENDENTE, está fuera de lo que nosotros podemos conocer.

  Desde el momento en que decimos que lo conocemos, eso que conocemos ya no es Dios, sino un "objeto" que nosotros elaboramos. Una "representación" que nos hacemos.

 Lo que nosotros podemos conocer de Dios es lo que se nos ha revelado en el niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. La grandeza de Dios es la grandeza de este niño, que no tiene otra grandeza que la grandeza de su humanidad.

  Reflexión final

  El fiel cristiano que haya acudido a la iglesia pensando escuchar unas lecturas bonitas y sencillas sobre Jesús niño y los pastores se encuentra en la misa del día con unas lecturas muy teológicas, pero que le recuerdan la dignidad e importancia de ese niño que ve en el pesebre.

 

El origen de la NaviDAD


  La Antigua Roma originó la Navidad tal y como la conocemos

       El emperador Constantino y el papa Julio I decidieron celebrar el nacimiento de Jesús durante la época que concentraba las fiestas más populares de Roma para favorecer la conversión.

 

        La Navidad, festividad cristiana que conmemora el nacimiento de Jesucristo, se celebra el 25 de diciembre según el calendario gregoriano. Pero a pesar de su origen religioso, esta fiesta es comúnmente celebrada incluso por los ateos como una fecha dedicada a reunirse con los más allegados. 

 

        Los Evangelios de Mateo y Lucas consideran que Jesús de Nazareth nació en un pesebre de Belén, aldea de Oriente Próximo, y que su llegada fue anunciada por un ángel. No obstante, estos no especifican el día exacto del nacimiento, una cuestión que se resolvería más tarde. 

 

       El 25 DE DICIEMBRE, fecha cristiana.

        Eran varias las festividades que tenían lugar a finales de diciembre en territorio romano, coexistiendo durante los inicios del cristianismo: celebraciones de la antigua religión romana, judías, del mazdeísmo persa y también nórdicas, mayoritariamente vinculadas al solsticio de invierno del hemisferio norte. El emperador Constantino, primero en legalizar el cristianismo en el Imperio Romano, probablemente con la intención de superponer las prácticas cristianas a otras más antiguas, estableció el 25 de diciembre para la conmemoración del nacimiento de Jesús.

 

       El término navidad proviene del latín nativitas, que significa nacimiento.

       El objetivo de esta superposición era convertir a los paganos romanos a la religión cristiana estableciendo una tradición fácilmente asimilable para ellos, ya que sería inevitablemente relacionada con algunas de sus fiestas principales celebradas en esas mismas fechas: las Saturnales y el Sol Invictus, un culto a la divinidad solar asociado al nacimiento de Apolo, dios del Sol. Este culto se desarrolló en el período mitológico romano y duró hasta la conversión del cristianismo en la religión oficial del imperio. Sin embargo, esta no era la única deidad solar que los romanos habían adorado.

      El mismo emperador Constantino dio mucho valor a la figura del Sol Invictus, e incluyo usó su imagen en las monedas del Imperio y decretó que los domingos serían un día de descanso dedicado a honrarlo. Sin embargo, la llegada del Cristianismo catalogó el culto al dios del Sol como una celebración pagana. 

     Durante varios siglos, antes del nacimiento del Cristianismo, la sociedad romana era politeísta y creía en una serie de divinidades protectoras de las distintas áreas de su vida. Para la agricultura y la cosecha se adoraba al dios Saturno, y se celebraban unas fiestas paganas en su honor: las Saturnales. 

    Originalmente transcurrían entre el 17 y el 23 de diciembre coincidiendo con el solsticio de invierno, el período más oscuro del año, cuando el Sol sale más tarde y se pone más pronto.

     Durante estas fiestas, que se prolongaban durante siete días, los romanos visitaban a sus familiares y amigos, intercambiaban regalos y celebraban grandes banquetes públicos. Los esclavos gozaban de una gran permisividad; podían vestir las ropas de sus señores y ser atendidos por éstos sin recibir ningún castigo.

 

       Julio I, el papa que fijó la fecha de Navidad

    El emperador Constantino, encargado de establecer de forma oficial la fecha para la conmemoración del nacimiento de Jesús en el Imperio Romano, actuó con el apoyo del pontífice del momento: el papa Julio I. 

      Así, se fijó la solemnidad de Navidad el 25 de diciembre, una fecha arbitrariamente escogida por la Iglesia católica a pesar de la creencia de que Jesucristo nació durante la primavera.

Esta creencia nace de interpretaciones de los Evangelios, que describen que Jesús nació en un momento en que los pastores tenían rebaños al aire libre, algo imposible en invierno y en una región como Palestina. 

        Varios nombres se celebran este día: Natividad, Noelia, Natalia, etc.

 


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