jueves, 29 de julio de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 31 - DE JULIO – SÁBADO – 17ª – SEMANA DEL T. O. – B – San Ignacio de Loyola


 


31 - DE JULIO – SÁBADO –

17ª – SEMANA DEL T. O. – B –

San Ignacio de Loyola

 

    Lectura del libro del Levítico (25,1.8-17):

 

   El Señor habló a Moisés en el monte Sinaí:

    «Haz el cómputo de siete semanas de años, siete por siete, o sea cuarenta y nueve años. A toque de trompeta darás un bando por todo el país, el día diez del séptimo mes. El día de la expiación haréis resonar la trompera por todo vuestro país. Santificaréis el año cincuenta y promulgaréis la manumisión en el país para todos sus moradores.

    Celebraréis jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y retornará a su familia. El año cincuenta es para vosotros jubilar; no sembraréis ni segaréis el grano de ricio ni cortaréis las uvas de cepas bordes. Porque es jubileo; lo considerarás sagrado.     Comeréis de la cosecha de vuestros campos. En este año jubilar cada uno recobrará su propiedad. Cuando realices operaciones de compra y venta con alguien de tu pueblo, no lo perjudiques. Lo que compres a uno de tu pueblo se tasará según el número de años transcurridos desde el jubileo. Él a su vez te lo cobrará según el número de cosechas anuales: cuantos más años falten, más alto será el precio; cuantos menos, menor será el precio. Porque él te cobra según el número de cosechas.     Nadie perjudicará a uno de su pueblo. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor, vuestro Dios.»

 

Palabra de Dios

 

    Salmo: 66

 

    R/. oh Dios, que te alaben los pueblos,

que todos los pueblos te alaben.

 

   El Señor tenga piedad y nos bendiga,

ilumine su rostro sobre nosotros;

conozca la tierra tus caminos,

todos los pueblos tu salvación. R/.

 

   Que canten de alegría las naciones,

porque riges el mundo con justicia,

riges los pueblos con rectitud

y gobiernas las naciones de la tierra. R/.

 

   La tierra ha dado su fruto,

nos bendice el Señor, nuestro Dios.

Que Dios nos bendiga; que le teman

hasta los confines del orbe. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,1-12):

 

    En aquel tiempo, el rey Herodes oyó lo que contaban de Jesús, y dijo a sus cortesanos: «Es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas».

    Es que Herodes había apresado a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Filipo, porque Juan le decía que no le estaba permitido tenerla por mujer. Y aunque quería quitarle la vida, tenía miedo a la gente, porque creían que Juan era un profeta.

    El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera.

    Ella, aconsejada por su madre, le dijo:

    «Dame, ahora mismo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista».

    El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó degollar a Juan en la cárcel. Trajeron, pues, la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a su madre.

Después vinieron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo, lo sepultaron, y luego fueron a avisarle a Jesús.

 

Palabra del Señor

 

     1.  El relato de la muerte violenta de Juan Bautista es un paradigma de lo que estamos viendo y sufriendo a diario. Aquí quedan patentes las cualidades patéticas del "poder político-religioso", ya que lo político y lo religioso se apoyan mutuamente y van siempre unidos.

     Ese poder está asociado a:

1)     La muerte asesina.

2)     La corrupción moral.

3)     El miedo.

 

     Un individuo corrupto, que puede matar a quien le conviene y que toma sus decisiones por intereses pasionales o por miedos irracionales, es el mayor peligro que puede amenazar a un pueblo, a una nación, a todos y cada uno de los ciudadanos.

 

     2.  Frente a tanta desvergüenza y a semejante violencia la figura honorable de Juan Bautista, que:

1) No se calla ante la corrupción del poder.

2)  Paga con su vida la libertad del que denuncia el   despotismo.

 

     No hay que esforzarse demasiado para darse cuenta de que Juan Bautista es también paradigma de los miles y millones de criaturas inocentes que sufren las consecuencias del despotismo del poder.

 

     3.  Los abusos del poder ocurrían antiguamente y siguen ocurriendo en nuestros días. En la antigüedad, el poder corrupto y criminal estaba concentrado en el soberano de cada país, que ejercía su despotismo sobre sus propios súbditos.

En la actualidad, debido a la economía global, al comercio global, al poder de veto que las grandes potencias tienen sobre la ONU, y al poder que ejercen los organismos internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización 

Internacional del Comercio, etc.), controlados por los grandes de la política y del capital, el poder corrupto de la muerte y el miedo dirigen y gestionan un mundo en el que cada día mueren de hambre y miseria casi cien mil personas) y sabemos que este poder sigue matando a los profetas que denuncian.

Según el Informe de Amnistía Internacional, al menos 1.544 personas fueron ejecutadas en 25 países distintos.

El martirio de Juan Bautista sigue presente ante nosotros. Y lo peor de todo es que el genocidio sigue adelante porque quienes vivimos bien nos callamos, nos cruzamos de brazos, y pensamos que nada se puede hacer. Lo cual es mentira.  Podemos gritar y protestar. Podemos ser más honrados. Y debemos ser siempre buenas personas.

 

San Ignacio de Loyola


 

Nació en el año 1491 en Loyola, en las provincias vascongadas; su vida transcurrió primero entre la corte real y la milicia; luego se convirtió y estudió teología en París, donde se le juntaron los primeros compañeros con los que había de fundar más tarde, en Roma, la Compañía de Jesús.

Ejerció un fecundo apostolado con sus escritos y con la formación de discípulos, que habían de trabajar intensamente por la reforma de la Iglesia.

Murió en Roma en 1556.

 

Íñigo López Sánchez, quien adoptaría el nombre de Ignacio, nació en 1491 en el castillo de Loyola junto a la aldea vasca llamada Azpeitia. Fue caballero al servicio de Carlos I de España y V de Alemania, "hombre dado a las vanidades del mundo", "con un grande y vano deseo de ganar honra" (Autobiografía, 1). Herido en 1521 por una bala de cañón cuando defendía la fortaleza de Pamplona, fue llevado al castillo de su familia y se sometió a dolorosas cirugías debido a la fractura de una pierna.

Durante su convalecencia, al no encontrar libros de caballería se dedicó a leer una vida de Cristo y las vidas de los santos.

Cuenta él mismo que "cuando pensaba en aquello del mundo, se deleitaba mucho; mas cuando después de cansado lo dejaba, hallábase seco y descontento; y cuando en ir a Jerusalén descalzo, y en no comer sino yerbas, y en hacer todos los demás rigores que veía haber hecho los santos, no solamente se consolaba cuando estaba en los tales pensamientos, mas aún después de dejado, quedaba contento y alegre". (Autobiografía, 8). Esta experiencia lo conduciría a la conversión.

Su primera decisión fue ir a Jerusalén como peregrino. Una vez curado se dirigió a pie a la abadía benedictina de Nuestra Señora de Montserrat cercana a Barcelona. Allí, ante la imagen de María con el Niño Jesús, veló una noche entera y dejó sus armas de caballero para dirigirse a Manresa, pequeño poblado de Cataluña donde permaneció de marzo de 1522 a febrero de 1523 viviendo una experiencia de Dios que alcanzó su momento más luminoso junto al río Cardoner: "Y estando allí sentado se le empezaron a abrir los ojos del entendimiento; y no que viese alguna visión, sino entendiendo y conociendo muchas cosas, tanto de cosas espirituales, como de cosas de la fe y de letras; y esto con una ilustración tan grande, que le parecían todas las cosas nuevas". (Autobiografía, 30). Él mismo consignaría su experiencia en el libro de los "Ejercicios Espirituales".

Después de pasar el año 1523 en Jerusalén buscando las huellas de Jesús, a quien quería "conocer mejor, para imitarlo y seguirlo", a su regreso se dedicó a estudiar gramática y letras en Barcelona y Alcalá. Pronto tuvo que afrontar dificultades y fue solicitado por la Inquisición en Salamanca, donde fue interrogado y declarado inocente. En febrero de 1528 llegó a París para estudiar en La Sorbona, donde en marzo de 1533 obtuvo el grado de Maestro en Artes, que según la titulación universitaria lo autorizaba para enseñar filosofía y teología. Desde entonces latinizó su nombre firmando como "Ignatius".

En París compartió un cuarto con dos estudiantes: Pedro Fabro, de Saboya, y Francisco Javier, de Navarra, ambos con 23 años. Se hicieron amigos y pronto Fabro, designado como su tutor de estudios, compartiría su deseo de llevar una vida austera en seguimiento de Cristo. Otro tanto sucedió con Javier, joven de gran ambición en quien hizo mella una frase de Jesús que le repetía Ignacio con frecuencia: "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?". (Mateo 16,26). Otros estudiantes se unieron al proyecto: el portugués Simón Rodríguez y los españoles Diego Laínez, Alfonso Salmerón y Nicolás de Bobadilla. Oraban juntos, discutían sobre la vida cristiana y hablaban de "cosas de Dios". Ignacio les comunicaba lo que había experimentado, principalmente en Manresa, y suscitaba en ellos el deseo de buscar a Dios.

Fortalecidos por su experiencia espiritual, los siete amigos deciden lo que van a hacer: servir como sacerdotes, si es posible en Jerusalén, o si no irán a Roma para presentarse ante el Papa "a fin de que él los envíe a donde juzgue que será más favorable a la gloria de Dios y utilidad de las almas". Se dan un año como plazo, desde cuando se encuentren en Venecia. El 15 de agosto de 1534 en París, en la capilla de Montmartre, sellan su proyecto con voto solemne en una misa presidida por Fabro, ordenado el 30 de mayo.

Ignacio enferma en 1535 y va a recuperarse en su tierra natal. La cita en Venecia se aplaza entonces para comienzos de 1537. Mientras tanto el grupo aumenta con los franceses Claudio Jay, Pascasio Broet y Juan Bautista Codure. Restablecido Ignacio, el 8 de enero de 1537 se encuentran en Venecia, donde el 24 de junio son ordenados sacerdotes los que aún no lo eran. La guerra con los turcos dificulta el viaje, y mientras esperan a embarcarse trabajan pastoralmente y se designan "Compañía de Jesús". Desde entonces añaden a sus nombres las iniciales S.J. (Societatis Jesu, en latín).

Como no parte ningún barco se dirigen a Roma, donde se encuentran en la Pascua de 1538. Ignacio llega con Laínez y Fabro hacia mediados de noviembre de 1537. A 15 kilómetros de Roma, en la capilla de La Storta, Ignacio "sintió tal mutación en su alma y vio tan claramente que Dios Padre lo ponía con Cristo, su Hijo, que no se atrevería a dudar de esto..." (Autobiografía, 96). A sus compañeros les dijo: "He visto a Cristo con su cruz a cuestas y a su lado al Padre Eterno que le decía a su Hijo: 'quiero que tomes a éste como servidor', y Jesús me dijo: 'quiero que nos sirvas' ".

Los compañeros son recibidos por el Papa en noviembre de 1538 y se ofrecen para cualquier misión que les confíe. Y siendo de países tan diferentes, se hacen esta reflexión: “más vale que permanezcamos de tal manera unidos y ligados en un solo cuerpo, que ninguna separación física, por grande que sea, nos pueda separar”. Deciden por ello formar una nueva orden religiosa, cuya primera "Fórmula del Instituto" es sometida a la consideración de Paulo III, quien el 27 de septiembre de 1540 firma la bula o documento pontificio de aprobación. El 17 de abril de 1541, después de haber rechazado dos veces el voto unánime de sus compañeros, Ignacio acepta el cargo de Prepósito (del latín: puesto delante como guía) General. El 22 de abril los compañeros hacen votos solemnes de pobreza, castidad y obediencia, y otro voto especial de obediencia al Papa para las misiones que les confíe.

En 1541 Ignacio fija su residencia en una vieja casa situada en el centro de Roma frente a una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Estrada. La Compañía de Jesús recibe la responsabilidad de la parroquia, e Ignacio se instala en tres pequeñas piezas cercanas al presbiterio. Su principal trabajo allí fue la redacción de las Constituciones de la Compañía de Jesús, lo cual hizo hasta su muerte, siempre en proceso de incorporar las observaciones de sus compañeros y las nuevas experiencias. Su libro de los Ejercicios Espirituales fue aprobado y recomendado por el Papa Paulo III el 31 de julio de 1548.

El 21 de julio de 1550 la Compañía de Jesús obtiene del Papa Julio III su confirmación como orden religiosa, mediante la bula aprobatoria de una segunda Fórmula del Instituto, con un texto ampliado. Las misiones se multiplican en Europa, Asia, África y América.

El Papa envía a algunos teólogos jesuitas al Concilio de Trento, convocado para tratar los puntos de discusión suscitados con motivo del cisma protestante. Ignacio funda instituciones educativas, casas para catecúmenos judíos y mahometanos, un refugio para mujeres errantes, y organiza colectas para los pobres y los prisioneros.

A comienzos de julio de 1556, una fatiga extrema lo obliga a descansar y muere al amanecer del 31 del mismo mes, a los 65 años. Al morir Ignacio, la Compañía de Jesús contaba en el mundo con 1036 jesuitas, unos sacerdotes y otros hermanos, distribuidos en 11 Provincias (circunscripciones territoriales), y con 92 casas de las que 33 correspondían a obras educativas. Fue canonizado como santo por el Papa Gregorio XV el 12 de marzo de 1622, con Francisco Javier y Teresa de Ávila. Sus restos reposan en Roma, en la Iglesia del Gesú.

 

  

miércoles, 28 de julio de 2021

PÁRATE UN MOMENTO: EL EVANGELIO DEL DIA 30 - DE JULIO – VIERNES – 17ª – SEMANA DEL T. O. – B – San Pedro Crisólogo



30 - DE JULIO – VIERNES –

17ª – SEMANA DEL T. O. – B –

 San Pedro Crisólogo

                                                                      

    Lectura del libro del Levítico 23,1. 4-11. 15-16. 27. 34b-37

 

   El Señor habló a Moisés:     «Estas son las festividades del Señor, las asambleas litúrgicas que convocaréis en las fechas señaladas.

    El día catorce del primer mes, al atardecer, es la Pascua del Señor. El día quince del mismo mes, es la fiesta de los Panes Ácimos dedicada al Señor.    Comeréis panes ácimos durante siete días. El primer día os reuniréis en asamblea litúrgica, y no haréis ningún trabajo servil. Los siete días ofreceréis al Señor oblaciones. El séptimo os volveréis a reunir en asamblea litúrgica, y no haréis ningún trabajo servil».

    El Señor habló a Moisés:

    «Di a los hijos de Israel: “Cuando entréis en la tierra que yo os voy a dar y seguéis la mies, llevaréis al sacerdote una gavilla como primicia de vuestra cosecha. Este la balanceará ritualmente en presencia del Señor, para que os sea aceptada; la balanceará el sacerdote el día siguiente al sábado. A partir del día siguiente al sábado en que llevéis la gavilla para el balanceo ritual, contaréis siete semanas completas: contaréis cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo sábado y ofreceréis una oblación nueva al Señor. El día diez del séptimo mes es el día de la Expia­ción.

    Os reuniréis en asamblea litúrgica, ayunaréis y ofreceréis al Señor una oblación. El día quince de ese séptimo mes comienza la fiesta de las Tiendas dedicada al Señor; y dura siete días. El día primero os reuniréis en asamblea litúrgica. No haréis trabajo servil alguno.

    Los siete días ofreceréis al Señor oblaciones. Al octavo volveréis a reuniros en asamblea litúrgica y ofreceréis al Señor oblaciones. Es día de reunión religiosa solemne. No haréis trabajo servil alguno. Estas son las festividades del Señor, en las que os reuniréis en asamblea litúrgica, y ofreceréis al Señor oblaciones, holocaustos y ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, según corresponda a cada día”».

Palabra de Dios.

 

    Salmo 80:

 

    Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

 

   Acompañad, tocad los panderos,

las cítaras templadas y las arpas;

tocad la trompeta por la luna nueva,

por la luna llena, que es nuestra fiesta. R/

 

    Porque es una ley de Israel,

un precepto del Dios de Jacob,

una norma establecida para José

al salir de Egipto. R/       

 

   No tendrás un dios extraño,

no adorarás un dios extranjero;

yo soy el Señor, Dios tuyo,

que te saqué de la tierra de Egipto. R/

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,54-58):

En aquel tiempo fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada:

«¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? 

¿No es el hijo del carpintero?

¿No es su madre María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas?

¿No viven aquí todas sus hermanas?

Entonces, ¿de dónde saca todo eso?»

Y aquello les resultaba escandaloso.

Jesús les dijo:

«Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta.» Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.

 

Palabra del Señor

 

1.  Está claro en este relato que Jesús hablaba de manera que lo que decía sorprendía a quienes lo habían conocido desde niño. Les llama la atención y no se explican cómo, hasta poco antes, era un vecino más.

¿Qué había ocurrido?

La cosa, humanamente hablando, no tenía explicación. Sin duda, la clave está en lo que ocurrió en la experiencia del bautismo que Jesús recibió de manos de Juan el Bautista.

Allí Jesús tuvo una experiencia misteriosa y profunda: vio el cielo abierto, oyó la voz del Padre del cielo (Mt 3, 16-17), se sintió llamado a dar a conocer al Padre y su proyecto (Mt 11, 25-27).

¿Qué nos viene a decir esto?

 

2.  Jesús no impresionaba a la gente con lo que decía porque no había estudiado mucho.  Jesús había dicho que lo que él enseñaba eran cosas que quedan ocultas para los "sabios y entendidos" (Mt 11, 25) y cosas que paradójicamente las saben los "pequeños", los ignorantes, los sencillos. Esto, justamente, es lo que le ocurrió a Jesús. La experiencia religiosa le cambió. 

Pero no le cambió en "sabio", sino en "sencillo". Y lo que enseñaba era la sabiduría de los últimos, de los nadies, de los excluidos. Es el saber en el que el "ser" y el "deber ser" no se pueden disociar. El saber que nunca puede ser neutral ante la violencia y el sufrimiento que genera la tecnología y la llamada "ciencia" que hay detrás de esa tecnología. A esa sabiduría de los sencillos le tienen miedo los intelectuales y los clérigos. Porque si de veras la asumieran, cambiarían radicalmente las universidades, las parroquias, los conventos y las curias episcopales.

 

3.  El relato termina dejando claro que los "milagros" de Jesús no eran posibles donde faltaba la fe-confianza. Jesús no era un "omnipotente", tal como nosotros nos imaginamos eso. Jesús tenía una fuerza de espíritu que donde no encontraba acogida y respuesta dejaba de ser fuerza y nada podía hacer. He aquí el profundo misterio de la fuerza de espíritu que tenemos los humanos, cuando somos profundamente humanos.

 

 San Pedro Crisólogo

 

Año 451

 

Nació alrededor del año 380 en Imola, en la Emilia, y entró a formar parte
del clero de aquella población.

En el año 424 fue elegido obispo de Rávena, e instruyó a su grey, de la que era pastor celosísimo, con abundantes sermones y escritos.

Murió hacia el año 450.

 

Crisólogo significa: el que habla muy bien.

Este santo ha sido uno de los oradores más famosos de la Iglesia Católica. Nació en Imola (Italia) y fue formado por Cornelio obispo de esa ciudad, por el cual conservó siempre una gran veneración. Este santo prelado lo convenció de que en el dominio de las propias pasiones y en el rechazar los malos deseos reside la verdadera grandeza, y que este es un medio seguro para conseguir las bendiciones de Dios.

Pedro gozó de la amistad del emperador Valentiniano y de la madre de este, Plácida, y por recomendación de ellos los dos, fue nombrado Arzobispo de Ravena (la ciudad donde vivía el emperador). También gozó de la amistad del Papa San León Magno.

Cuando empezó a ser arzobispo de Ravena, había en esta ciudad un gran número de paganos. Y trabajó con tanto entusiasmo por convertirlos, que cuando él murió ya eran poquísimos los paganos o no creyentes en esta capital.

A la gente le agradaban mucho sus sermones (y por eso le pusieron el sobrenombre de Crisólogo, o sea: el que habla muy bien). Su modo de hablar era conciso, sencillo y práctico. Sabía explicar muy claramente las principales verdades de la fe. A ratos se entusiasmaba tanto mientras predicaba, que la misma emoción le impedía seguir hablando, y el público se contagiaba de su entusiasmo y empezaban muchos a llorar. En los dos meses más calurosos del verano dejaba de predicar y explicaba así jocosamente a sus oyentes el porqué de esta determinación: "en este tiempo de calores tan bochornosos no les predico, porque ustedes se apretujan mucho para escucharme y con estas temperaturas tan altas llegan los ahogos y trastornos, y después le echan toda la culpa de ello a mis sermones". La gente se admiraba de que en predicaciones bastante breves, era capaz de resumir las doctrinas más importantes de la fe. Se conservan de él, 176 sermones, muy bien preparados y cuidadosamente redactados. Por su gran sabiduría al predicar y escribir, fue nombrado Doctor de la Iglesia, por el Papa Benedicto XIII.

Recomendaba mucho la comunión frecuente y exhortaba a sus oyentes a convertir la Sagrada Eucaristía en su alimento de todas las semanas.

Murió el 30 de julio del año 451.

Quiera nuestro buen Dios concedernos que muchos predicadores y catequistas de nuestro tiempo merezcan también el apelativo de Crisólogos: los que hablan muy bien.

Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica. (Lc, 8, 21)

  

martes, 27 de julio de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 29 - DE JULIO – JUEVES – 17ª – SEMANA DEL T. O. – B – Santos Marta, María y Lázaro

 

 


29 - DE JULIO – JUEVES –

17ª – SEMANA DEL T. O. – B –

Santos Marta, María y Lázaro

 

    Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4,7-16):

 

   Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.

    En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él.    En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.

    A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.

    Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.

 

Palabra de Dios

 

    Salmo: 33

 

    R/. Bendigo al Señor en todo momento

 

    Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

 

    Proclamad conmigo la grandeza del Señor,

ensalcemos juntos su nombre.

Yo consulté al Señor, y me respondió,

me libró de todas mis ansias. R/.

 

    Contempladlo, y quedaréis radiantes,

vuestro rostro no se avergonzará.

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

y lo salva de sus angustias. R/.

 

   El ángel del Señor acampa

en torno a sus fieles y los protege.

Gustad y ved qué bueno es el Señor,

dichoso el que se acoge a él. R/.

 

    Todos sus santos, temed al Señor,

porque nada les falta a los que le temen;

los ricos empobrecen y pasan hambre,

los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Juan (11,19-27):

 

    En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano.

    Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa.

    Y dijo Marta a Jesús:

    «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»

    Jesús le dijo:

    «Tu hermano resucitará.»

    Marta respondió:

    «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»

    Jesús le dice:

    «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»

    Ella le contestó:

    «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»

 

Palabra del Señor

 

1.  Santa Marta se ha convertido en una santa todavía más popular de lo que ya era, gracias a la residencia abierta en tiempos de san Juan Pablo II en el territorio vaticano, y en la que, además, el Papa Francisco, renunciando a sus apartamentos en el Palacio vaticano, se estableció allí para vivir menos aislado, más en comunidad. Santa Marta, que representa en los Evangelios la acogida amistosa de Cristo, quiere simbolizar hoy en día una renovación de la Iglesia, en la línea de una vida más simple y austera.

 

2.  Todos conocemos la suave reconvención que Cristo dirigió a Marta cuando ésta exigía que su hermana María, embelesada por la Palabra del Maestro, le ayudara en sus tareas cotidianas. Y es que se puede acoger a Cristo materialmente (declarándose cristiano, frecuentando la Iglesia y trabajando con diligencia en ella), pero sin que eso suponga una actitud de verdadera escucha y acogida de su palabra, que significa acogerle con el corazón. Todos comprendemos que, si alguien nos invita a su casa, y se pasa el tiempo haciendo cosas para que estemos a gusto, pero no nos dedica ni un minuto de tiempo, ni se sienta a conversar con nosotros, todas las otras ocupaciones resultan inútiles, incluso molestas.

Acoger materialmente (declararse cristiano, frecuentar la Iglesia y trabajar en ella) es importante, pero para que todo eso dé frutos de verdadera vida cristiana es preciso saber pararse, perder el tiempo, orar, contemplar y escuchar la Palabra del que ha venido a nuestra casa a estar con nosotros.

 

3.  Marta es hermana de María: la acción y la contemplación no son enemigas, sino hermanas de una misma familia, la que está basada en el amor de Dios, del que nos habla Juan en la primera lectura. Y aunque en ocasiones salten chispas entre ellas, Jesús nos enseña que hay que aprender a armonizarlas y establecer prioridades. Marta aprendió bien la lección. En el Evangelio de hoy es ella la que le dirige un suave reproche a Jesús. Es el que todos le hacemos a Dios cuando perdemos a un ser querido, sobre todo si creemos que todavía no había llegado su hora. El reproche de Marta está, sin embargo, impregnado de confianza. Y es en el precioso diálogo con Jesús donde comprendemos hasta qué punto Marta, sin dejar su talante activo (es ella la que se adelanta a acercarse a Jesús), ha aprendido la lección de la acogida con el corazón, que no es una acogida meramente sentimental, sino en fe.

Marta confiesa que el amigo que les ama y al que aman es además el Mesías, que no sólo retrasa la muerte inevitable unos cuantos años, sino que la ha vencido definitivamente, porque Él mismo ha entregado su vida por amor para librarnos definitivamente del pecado y de la muerte.

 

 Santa Marta, María y Lázaro

                        


El pasado 26 de enero, en la memoria litúrgica de los Santos Obispos Timoteo y Tito, el Cardenal Robert Sarah y el Arzobispo Arthur Roche, respectivamente Prefecto y Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, firmaron un Decreto de variación en el Calendario General Romano referente a la celebración del 29 de julio, que a partir de este año se llamará de los Santos Marta, María y Lázaro.

 

Vatican News

 

En el Decreto firmado por el Cardenal Robert Sarah y el Arzobispo Arthur Roche, respectivamente Prefecto y Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos se recuerda que “en la casa de Betania, el Señor Jesús experimentó el espíritu familiar y la amistad de Marta, María y Lázaro, y por eso el Evangelio de Juan afirma que los amaba”. Y se añade:

 

“Marta le ofreció generosamente hospitalidad, María escuchó atentamente sus palabras y Lázaro salió rápidamente del sepulcro por mandato de Aquél que ha humillado a la muerte”

                      

Memoria de Santa Marta, Maria y Lazaro. Cuando hospedo en su casa de Betania, cerca de Jerusalén, a Jesús, el Señor, se esforzó en servirle lo mejor que pudo, y muerto su hermano Lázaro, proclamó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, que has venido al mundo» (s. I).

 

 

Vida de Santa Marta de Betania

 

Marta es hermana de María y de Lázaro y vivía en Betania, pequeña población distante unos cuatro kilómetros de Jerusalén, en las cercanías del Monte de los Olivos.

Jesús vivía en Galilea, pero cuando visitaba Jerusalén acostumbraba hospedarse en la casa de estos tres discípulos en Betania, que, tal vez, habían cambiado también su morada de Galilea por la de Judea. Marta se esforzó en servirle lo mejor que pudo y, más tarde, con sus oraciones impetró la resurrección de su hermano.

San Juan nos dice que "Jesús amaba a Marta y a su hermana María y Lázaro" (Jn 11:5).

Lucas añade:

 

"Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.»  -Lucas 10:38-40

No podemos estar seguros de la motivación de Marta al hacer su petición a Jesús, pero todo parece indicar que se quejaba contra su hermana. Nuestro Señor aprecia el servicio de Marta, pero al mismo tiempo sabía que era imperfecto. Muchas veces nuestro servicio, aunque sea con buena intención, este mezclado con el afán de sobresalir, la compulsión por ser protagonistas, la competencia para sentirnos que somos los mejores. Es entonces que salen las comparaciones. ¿Por qué la otra no hace nada y soy la que trabajo?

El Señor corrige a Marta, penetra en su corazón afanado y dividido y establece prioridades:

«Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.»  -Lucas 10: 41-42

Esa única cosa de la que hay necesidad es de poner todo el corazón en amar a Dios, atender a Jesús que nos habla, que quiere levantarnos de nuestra miseria.

Toda vida activa debe surgir de la contemplación. La vida activa sin contemplación lleva al alma a dispersarse perder de vista el fin. La vida contemplativa se concentra en Dios y se une a Él por la adoración y el amor. La vida contemplativa es una especie de noviciado del cielo, pues la contemplación es la ocupación de los bienaventurados del paraíso. Por ello, Cristo alabó la elección de María y afirmó: "sólo una cosa es necesaria". Eso significa que la salvación eterna debe ser nuestra única preocupación.

Si contemplamos como van las cosas en cualquier Iglesias podremos ver muchas actividades, programas, ideas... Es relativamente fácil hacer cosas por Jesús, pero cuanto nos cuesta estar en silencio ante su Presencia. En seguida pensamos en cosas que hacer. No comprendemos que lo primero y más importante es atenderlo a El directamente por medio de la oración.

Jesús encontró más digna de alabanza la actitud contemplativa de María. Cuanto quisiera Jesús que todos, como María, nos sentáramos ante el para escucharle. Ella se consagraba a la única cosa realmente importante, que es la atención del alma en Dios. También el Padre nos pide que, ante todo, escuchemos a Su Hijo (Mt 17-5).

Entonces, ¿no es necesario trabajar? Claro que sí lo es. Pero para que el trabajo de fruto debe hacerse después de haber orado. El servicio de Marta es necesario, pero debe estar subordinado al tiempo del Señor. Hay que saber el momento de dejar las cosas, por importantes que parezcan, y sentarse a escuchar al Señor. Esto requiere aceptar que somos criaturas limitadas. No podemos hacerlo todo. No podemos siquiera hacer nada bien sin el Señor

San Agustín escribe: "Marta, tú no has escogido el mal; pero María ha escogido mejor que tú". San Basilio y San Gregorio Magno consideran a la hermana María modelo evangélico de las almas contemplativas y su santidad no está en duda, sin embargo, es curioso que, de los tres hermanos, solo Marta aparece en el santoral universal.

 

La resurrección de Lázaro

 

El capítulo 11 de San Juan narra el gran milagro de la resurrección de Lázaro. En aquella ocasión vuelve a hablarse de Marta. Lázaro se agravó de muerte mientras Jesús estaba lejos. Las dos hermanas le enviaron un empleado con este sencillo mensaje: "Señor aquel que tú amas, está enfermo". En un mensaje de confianza en que Jesús va actuar a su favor.

Pero Jesús, que estaba al otro lado del Jordán, continuó su trabajo sin moverse de donde estaba. A los apóstoles les dice: "Esta enfermedad será para gloria de Dios". Y luego les añade: "Lázaro nuestro amigo ha muerto. Y me alegro de que esto haya sucedido sin que yo hubiera estado allí, porque ahora vais a creer".

A los cuatro días de muerto Lázaro, dispuso Jesús dirigirse hacia Betania, la casa estaba llena de amigos y conocidos que habían llegado a dar el pésame a las dos hermanas. Tan pronto Marta supo que Jesús venía, salió a su encuentro y le dijo: "Oh Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano; pero aún ahora yo sé que cuánto pidas a Dios te lo concederá"

Jesús le dice: "Tu hermano resucitará".

Marta le contesta: "Ya sé que resucitará el último día en la resurrección de los muertos".

Jesús añadió: "Yo soy la resurrección y la vida. Todo el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá. ¿Crees esto?"

Marta respondió: "Sí Señor, yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo."

Jesús dijo: "¿Dónde lo han colocado?". Y viendo llorar a Marta y a sus acompañantes, Jesús también empezó a llorar. Y las gentes comentaban: "Mirad cómo lo amaba".

Y fue al sepulcro que era una cueva con una piedra en la entrada. Dijo Jesús: "Quiten la piedra". Le responde Marta: "Señor ya huele mal porque hace cuatro días que está enterrado". Le dice Jesús: "¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?". Quitaron la piedra y Jesús dijo en voz alta: "Lázaro ven afuera". Y el muerto salió, llevando el sudario y las vendas de sus manos.

De los años siguientes de la santa no tenemos ningún dato históricamente seguro, aunque según la leyenda de la Provenza, Marta fue con su hermana a Francia y evangelizó Tarascón. Ahí se dice que encontraron, en 1187, sus pretendidas reliquias, que todavía se veneran en su santuario.

Los primeros en dedicar una celebración litúrgica a santa Marta fueron los franciscanos en 1262, el 29 de julio, es decir, ocho días después de la fiesta de santa María Magdalena, impropiamente identificada con su hermana María.

Santa Marta es la patrona de los hoteleros, porque sabía atender muy bien.

 

Fuente: corazones.org)