domingo, 29 de enero de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 31 - DE ENERO – MARTES – 4ª SEMANA DEL T. O. – A SAN JUAN BOSCO, PRESBÍTERO

 

 


31 - DE ENERO – MARTES –

4ª SEMANA DEL T. O. – A

SAN JUAN BOSCO, PRESBÍTERO

 

      Lectura de la carta a los Hebreos (12,1-4):

 

HERMANOS:

Teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo.

Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 21,26b-27.28.30.31-32

 

     R/. Te alabarán, Señor, los que te buscan

 Cumpliré mis votos delante de sus fieles.

Los desvalidos comerán hasta saciarse,

alabarán al Señor los que lo buscan:

¡Viva su corazón por siempre! R/.

 Lo recordarán y volverán al Señor

hasta de los confines del orbe;

en su presencia se postrarán

las familias de los pueblos.

Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,

ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R/.

 Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,

hablarán del Señor a la generación futura,

contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:

«Todo lo que hizo el Señor». R/.

 

      Lectura del santo evangelio según san Marcos (5,21-43):

EN aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar.

Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:

«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva».

Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba.

Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando:

«Con solo tocarle el manto curaré».

Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba:

«Quién me ha tocado el manto?».

Los discípulos le contestaban:

«Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: “Quién me ha tocado?”».

Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.

Él le dice:

«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».

Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:

«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:

«No temas; basta que tengas fe».

No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:

«¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida».

Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:

«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).

La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.

Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

 

Palabra del Señor

 

1.  Al pensar lo que nos quiere decir este relato, lo que menos importa es verificar si realmente lo que hizo Jesús fue curar a una mujer enferma y resucitar a una niña difunta. Jesús no iba por la vida haciendo milagros para demostrar que él era Dios. Ni sabemos lo que es un "milagro". Lo que sabemos es que Jesús le remedió el sufrimiento a la mujer que padecía hemorragias. Y que acabó con las penas y lamentos de una familia que lloraba a su hija difunta.

O sea, donde había dolor y sufrimiento, Jesús ponía felicidad y alegría. Esto es lo único seguro que hay en este evangelio.

 

2.  Nos han explicado los evangelios de manera, que nos interesa más "saber" lo que sucedió que "vivir" lo que vivió Jesús. Los estudios de los evangelios y las investigaciones de los estudiosos se han orientado de manera, que a mucha gente le interesa solamente saber si "Jesús es Dios". Pero no se preguntan si los cristianos vamos por la vida aliviando las penas que podemos remediar y dando la alegría que tendríamos que dar.

 

3.   La religiosidad de Jesús no consiste en creer en milagros y en cosas extraordinarias. La religiosidad de Jesús se centra en una sola cosa: que vivamos de tal manera que no soportemos el sufrimiento de quien sea. Por tanto, ser siempre buenas personas, estar cerca de todo el que sufre, dar alegría y paz incluso a nuestros enemigos. Esto es lo que cada relato de curaciones y "milagros" nos tendría que dejar clavado en el alma hasta el fondo de nuestro ser.

 

SAN JUAN BOSCO, PRESBÍTERO



San Juan Bosco Presbítero (1815-1888)

Es el santo de la juventud. El santo de los obreros, el santo de la alegría, el santo de María Auxiliadora y el santo de muchas cosas más. El verano de 1815 nacía en Becchi-Piamonte (Italia) de padres humildes pero muy buenos cristianos. Desde muy niño hubo de trabajar duro al lado de su santa madre, la mamá Margarita, para sacar la casa adelante. De su santa madre recibió una profunda educación cristiana y un gran amor a la Virgen María junto con un gran respeto hacia los sacerdotes. Ambas cosas quedaron profundamente impresas en su alma.

Ya desde niño demostró estar en posesión de cualidades nada comunes en todos los sentidos: Era simpático, agudo, inteligente, trabajador y muy mañoso con cuanto se proponía. Desde niño y después de joven, pero sobre todo de sacerdote, trabajará tanto que parece casi imposible cómo en sólo 72 años de vida pudo realizar tantas y tan importantes obras. Alguien ha dicho que trabajó él solo más que diez hombres juntos de no cortas cualidades.

Cuando llegaba a Castelnuovo, Asti o Murialdo y algún titiritero atraía a pequeños y grandes durante el tiempo de la Misa o del Rosario, se presentaba él y decía: "Yo lo hago esto sin haceros pagar, tan bien o mejor que él pero con una condición: Que vengáis después todos conmigo a la Iglesia"... Lo hacía y arrastraba a los espectadores a tornar parte en cuanto en el templo se hacía. Así iba llenando la iglesia de fieles a la vez que limpiaba el pueblo de personas poco recomendables...

Ya dijimos que mamá Margarita admiraba a los sacerdotes. El los veía demasiado arrogantes y lejanos del pueblo, sobre todo de los niños y decía: "Si yo llego a ser sacerdote, como espero, jugaré con los niños y los querré, les haré cantar y con alegría a todos querré salvar"...

Cuando vistió el hábito clerical le amonestó aquella santa mujer que fue su madre: "Puedes imaginarte, hijo mío, la gran alegría que embarga mi corazón, pero, por favor, no deshonres nunca este hábito. Sería mejor que lo abandonaras. Cuando viniste al mundo te consagré por entero a la Virgen María; cuando comenzaste los estudios te recomendé la tierna devoción hacia Ella; ahora te encarezco que seas todo de Ella... Si llegas a ser sacerdote, recomienda y propaga siempre su devoción..."

Tenía muchos sueños y todos ellos muy "famosos y se cumplían". Se ordenó sacerdote el 1841 y desde entonces no paró hasta dar cobijo y digna educación a tantos niños que veía abandonados por las calles. El rezo de un Ave María hizo el milagro y fue el primer eslabón de esta maravillosa cadena de sus ORATORIOS. Centenares, millares de niños abandonados encontraron calor, educación, comida, vestido y cobijo cariñoso como en su propia casa. Mamá Margarita y su hijo se desvivían por ayudar a aquellos rapaces que el día de mañana serían buenos padres cristianos.

Dos eran las armas de que se servía, sobre todo, D. Bosco, para formarles: La eucaristía y la penitencia. Estos dos sacramentos obraban maravillas en aquellos jóvenes... Hasta le creyeron un poco mal de la cabeza por los "sueños" que llenaban su corazón y su mente en favor de los abandonados... Obraba milagros, pero siempre era Ella, la VIRGEN AUXILIADORA, quien los hacía, decía él. "No he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado"... "Cada ladrillo de esta iglesia - se refería a la gran Basílica que en su obsequio empezó el 1863 - es una gracia de la Virgen María"... Para continuar su OBRA el 1857 fundó los Salesianos y poco después las Hijas de María Auxiliadora. Ellos llevan su espíritu.

 

 

sábado, 28 de enero de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 30 - DE ENERO – LUNES – 4ª SEMANA DEL T. O. – A Santa Martina de Roma

 


 

30 - DE ENERO – LUNES –

4ª SEMANA DEL T. O. – A  

Santa Martina de Roma

 

     Lectura de la carta a los Hebreos (11,32-40):

     HERMANOS:
     ¿Para qué seguir? No me da tiempo de referir la historia de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; estos, por fe, conquistaron reinos, administraron justicia, vieron promesas cumplidas, cerraron fauces de leones, apagaron hogueras voraces, esquivaron el filo de la espada, se curaron de enfermedades, fueron valientes en la guerra, rechazaron ejércitos extranjeros; hubo mujeres que recobraron resucitados a sus muertos.
      Pero otros fueron torturados hasta la muerte, rechazando el rescate, para obtener una resurrección mejor. Otros pasaron por la prueba de las burlas y los azotes, de las cadenas y la cárcel; los apedrearon, los aserraron, murieron a espada, rodaron por el mundo vestidos con pieles de oveja y de cabra, faltos de todo, oprimidos, maltratados —el mundo no era digno de ellos—, vagabundos por desiertos y montañas, por grutas y cavernas de la tierra.
     Y todos estos, aun acreditados por su fe, no consiguieron lo prometido, porque Dios tenía preparado algo mejor a favor nuestro, para que ellos no llegaran sin nosotros a la perfección.


Palabra de Dios


     Salmo: 30,20.21.22.23.24

     R/. Sed fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en en Señor

    

      V/. Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para los que te temen,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos.
R/

     V/. En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas;
los ocultas en tu tabernáculo,
frente a las lenguas pendencieras.
R/.

     V/. Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí
prodigios de misericordia
en la ciudad amurallada.
R/.

     V/. Yo decía en mi ansiedad:
«Me has arrojado de tu vista»;
pero tú escuchaste mi voz suplicante
cuando yo te gritaba.
R/.

     V/. Amad al Señor, fieles suyos;
el Señor guarda a sus leales,
y a los soberbios los paga con creces.
R/.

 

      Evangelio según san Marcos 5, 1-20

       En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago en la región de los Gerasenos.   

      Apenas desembarcaron, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en las tumbas, un hombre poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo.

Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello:

"¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes".

Porque Jesús le estaba diciendo:

"Espíritu inmundo, sal de este hombre".

 Jesús le preguntó: 

"¿Cómo te llamas?".

Él respondió:

"Me llamo Legión, porque somos muchos".

Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.

Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:

"Déjanos ir a meternos en los cerdos".

Él se lo permitió.

       Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago.

Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en el campo. Y la gente fue a ver lo que había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio.

      Se quedaron espantados.

Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país. Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:

"Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia".

El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban".

 

Palabra del Señor

 

1.  De las numerosas enseñanzas que nos deja este extraño relato, parece que las más destacables son cuatro:

1) La curación del endemoniado.

2) El paso de los demonios del hombre a los cerdos.

3) El rechazo de Jesús por parte de los dueños de los cerdos.

4) Jesús no acepta el discipulado del endemoniado después de ser curado.

 

¿Qué nos enseñan estos cuatro hechos?

 

2.  1) La curación del endemoniado es la victoria de la vida sobre la muerte: Jesús no tolera creencias religiosas que admiten o toleran la violencia que lleva a la muerte del ser humano.

     2)  El paso de los demonios a la piara de cerdos indica la relación de las fuerzas de la muerte con el poder de la riqueza: dos mil cerdos, en aquel tiempo y en una región de dominio romano, tenían que valer una fortuna increíble.

3) El rechazo de Jesús, que expresan los dueños de los cerdos, nos viene a decir que los ricos prefieren soportar la violencia de la muerte, en lugar de tener que soportar verse privados de sus cerdos.

Para los ricos, está antes su riqueza que la curación de los que se encuentran deambulando por cementerios, entre cadenas y piedras que hieren. Es la violencia brutal del dinero.

4) El rechazo del hombre curado es el rechazo de aprovechar las curaciones para hacer proselitismo. Jesús no rechaza al hombre recién curado. Rechaza el proselitismo interesado.

 

3. ¿Qué nos enseña esto?

Jesús antepone la vida a la ganancia. Los vecinos de aquel pueblo toleraban las fuerzas de muerte, lo que no soportaron es que les privaran de sus "cerdos", es decir, de su riqueza.

Jesús no curaba enfermos para de eso sacar provecho. Jesús quería siempre el bien de los otros, nunca el propio interés.

 

Santa Martina de Roma

 

Era hija de un noble romano y debido a su profesión de fe, le arrestaron y llevaron ante el emperador Alejandro Severo. Pero este príncipe fue tolerante con los cristianos y su gobierno marcó un periodo de calma para la Iglesia. La historia de la Santa se produjo en 1634, 1400 años después de su martirio. Entonces, al restaurar las famosas iglesias romanas, se hallaron las reliquias de la mártir y se propuso la devoción a Santa Martina.

 

Vida de Santa Martina de Roma

La historia de esta joven santa comienza por su tumba, 1400 años después de su martirio; es decir, cuando en 1634 el activísimo Urbano VIII, empeñado en lo espiritual en la contrareforma católica, y en lo material en la restauración de famosas iglesias romanas, descubrió las reliquias de la mártir, les propuso a los romanos la devoción a Santa Martina y fijó la celebración para el 30 de enero. El mismo compuso el elogio con el himno: “Martinae celebri plaudite nomini, Cives Romulei, plandite gloriae”, que era una invitación a honrar a la santa en la vida inmaculada, en la caridad ejemplar y en el valiente testimonio que demostró a Cristo con su martirio.

Son pocas las noticias históricas. La más antigua es del siglo VI, cuando el Papa Onorio le dedicó una iglesia en Roma. Quinientos años después, al hacer excavaciones en esta iglesia, se encontraron efectivamente las tumbas de tres mártires. En el siglo VIII ya se celebraba la fiesta de la santa. No se sabe nada más, y por eso es necesario buscar noticias en una Passio legendaria. Según esta narración, Santa Martina era una diaconisa, hija de un noble romano. Debido a su abierta profesión de fe, la arrestaron y la llevaron al tribunal del emperador Alejandro Severo (222-235). Este príncipe semioriental, abierto a todas las curiosidades, hasta el punto de incluir a Cristo entre los dioses venerados en la familia imperial, fue muy tolerante con los cristianos y su gobierno marcó un fructuoso paréntesis de calma respecto de la Iglesia, que en ese tiempo logró una gran expansión misionera.

El autor de la Passio ignora todo esto, y hace más bien una lista de las atroces tortures con que el emperador martirizó a la santa. Cuenta que cuando Martina fue llevada ante la estatua de Apolo, la convirtió en pedazos y ocasionó un terremoto que destruyó el temple y mató a los sacerdotes del dios.

El prodigio se repitió con la estatua y el templo de Artemidas. Todo esto hubiera debido hacer pensar a sus perseguidores; pero no, se obstinaron más y sometieron a la jovencita a crueles tormentos, de los que salió siempre ilesa. Entonces resolvieron cortarle la cabeza con una espada, y su sangre corrió a fertilizar el terreno de la Iglesia romana.

 

 

 

viernes, 27 de enero de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 29 - DE ENERO – DOMINGO – 4ª SEMANA DEL T. O. – A San Pedro Nolasco

 


29 - DE ENERO – DOMINGO –

4ª SEMANA DEL T. O. – A  

San Pedro Nolasco

 

Lectura de la profecía de Sofonías (2,3;3,12-13):

 

BUSCAD al Señor los humildes de la tierra,

los que practican su derecho, buscad la justicia, buscad la humildad, quizá podáis resguardaros

el día de la ira del Señor.

Dejaré en ti un resto, un pueblo humilde y pobre que buscará refugio en el nombre del Señor.

El resto de Israel no hará más el mal, no mentirá ni habrá engaño en su boca.

Pastarán y descansarán, y no habrá quien los inquiete.

 

Palabra de Dios

 

Salmo 145,7.8-9a.9bc-10

 

R/. Dichosos los pobres en el espíritu,

porque de ellos es el reino de los cielos

 

V/. El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,

hace justicia a los oprimidos,

da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos. R/.

 

V/. El Señor abre los ojos al ciego,

el Señor endereza a los que ya se doblan,

el Señor ama a los justos.

El Señor guarda a los peregrinos. R/.

 

V/. Sustenta al huérfano y a la viuda

y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,

tu Dios, Sion, de edad en edad. R/.

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,26-31):

FIJAOS en vuestra asamblea, hermanos: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso.

Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.

A él se debe que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual se ha hecho para nosotros sabiduría de parte de Dios, justicia, santificación y redención.

Y así —como está escrito—: «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor».

 

Palabra de Dios

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,1-12a):

EN aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:

«Bienaventurados los pobres en el espíritu,

porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la paz,

porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

 

Palabra del Señor.

 

 

Auditorio de ocho puertas, es fácil colarse.

 


El domingo pasado, el evangelio de Mateo nos presentaba a Jesús recorriendo Galilea y anunciado la buena noticia del Reinado de Dios. A partir de hoy, hace que los oyentes se reúnan en un gran auditorio al aire libre, se sienten en torno a Jesús, y escuchen el programa de ese reino de Dios: el "Sermón del monte”.

 

La selección del auditorio

 

            Jesús no es un político que quiere ganar votos a todo precio, engañando y haciendo promesas que no cumplirá. Desea dejar claro quiénes sintonizarán con su proyecto y quiénes no. Para que no se llamen a engaño. Y eso lo expone, al principio de todo, en las bienaventuranzas.

 

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:

Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos

Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. 

Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. 

Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. 

Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 

Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. 

Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. 

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

 

Las bienaventuranzas proponen valores desconcertantes

 

            Si Jesús dijera: “Dichoso el que tiene buena salud, el que gana lo suficiente para vivir, el que disfruta con su familia…” no habría necesitado justificar esas afirmaciones. Cualquier persona habría estado de acuerdo. Sin embargo, Jesús proclama dichosa a gente que sufre, llora, es perseguida… Por eso, cada bienaventuranza va seguida de una justificación: «porque de ellos es el reino de los cielos», «porque ellos serán consolados», etc. El premio prometido en la primera y última es «el Reino de los cielos». En realidad, todas las otras se refieren también a ese Reino de Dios, sólo que fijándose en determinados aspectos concretos. Este premio no podemos interpretarlo solo como algo de la otra vida. Comienza a realizarse en esta. Dicho en palabras sencillas, todas esas personas son dichosas porque pueden formar parte de la comunidad cristiana (Reino inicial de los cielos) y, más tarde, del Reino definitivo de Dios.

 

Las bienaventuranzas no son una carrera de obstáculos

 


 

            La mención de los pobres, los que lloran, los sufridos… puede crear una sensación de malestar, como si tuviéramos que pasar por todas esas situaciones para formar parte del reinado de Dios. Las bienaventuranzas se nos convierten en una terrible carrera de obstáculos, donde tras cada valla nos espera la siguiente.  

 

Las bienaventuranzas, ocho puertas para entrar al Reino de Dios

 

Antonio Barluzzi, el arquitecto italiano que diseñó la Basílica de las bienaventuranzas en 1939, tuvo la bella idea de una planta octogonal, y en cada lado una gran ventana por la que se puede contemplar el paisaje exterior. Sin embargo, las bienaventuranzas no son ventanas para mirar lo que ocurre fuera, sino puertas abiertas por las que se puede entrar a escuchar y seguir a Jesús.

            Encima de cada puerta hay una inscripción con la bienaventuranza correspondiente. A veces el sentido del texto resulta discutible (Jesús habló en arameo, luego se tradujo al griego, y ahora lo retraducimos a nuestras lenguas). Hace falta un guía turístico que nos aclare las dudas, dentro de lo posible.

            Al final, el guía te dejará solo delante del edificio. Da una vuelta en torno a él y elige la puerta que más se adecue a tu situación. Quizá encuentres varias. Si no encuentras ninguna, cuélate a escuchar lo que dirá Jesús los próximos días. Seguro que te convence.

 

Resumen

 

            Las bienaventuranzas nos dicen qué personas pueden entender y aceptar el mensaje de Jesús, incorporándose a la comunidad cristiana.

            Por consiguiente, las bienaventuranzas no son, ante todo, un código de conducta moral que dice: "así tienes que actuar si quieres ser cristiano". Es más bien una exposición de situaciones y de actitudes ante la vida que permi­ten entender el evangelio y entusiasmarse con las palabras de Jesús.

 

            La bienaventuranza no dice"Sufre, para poder entrar en el Reino de Dios".

            Dice"Si sufres, no pienses que tu sufrimiento es absurdo; te permite entender el evangelio y seguir a Jesús".

            No dice: "Procura que te desposean de tus bienes para actuar de forma no violenta".

            Dice"Si respondes a la violencia con la no violencia, no pienses que eres estúpido, considérate dichoso porque actúas igual que Jesús".

            No dice"Procura que te persigan por ser fiel a Dios".

            Dice"Si te persiguen por ser fiel a Dios, dichoso tú, porque estás dentro del Reino de Dios".

 

            Pero, al tratarse de los valores que estima Jesús, no cabe duda de que las bienaventuranzas se convierten también en un modelo de vida que debemos esforzarnos por imitar. Después de lo que dice Jesús, no podemos permanecer indiferentes ante actitudes como la de prestar ayuda, no violencia, trabajo por la paz, lucha por la justicia, etc. El cristiano debe fomentar esa conducta. Y el resto del Sermón del Monte le enseñará a hacerlo en distintas circunstancias.

 

San Pedro Nolasco

 


Fundador de la Orden de la Madre de Dios de la Merced (los Mercedarios) -1189-1258

Nace en Barcelona, España, 1189. A los 15 años sufre la muerte de su padre y se dispone a repartir santamente sus muchos bienes a lo que su madre asiente.

Años más tarde, estando en edad de casarse, peregrina a Monserrat. Allí, a los pies de la Virgen, pudo comprender mejor el vacío de las vanidades mundanas y el tesoro que es la vida eterna. Prometió entonces a la Virgen mantenerse puro y dedicarse a su servicio.

Eran tiempos en que los musulmanes saqueaban las costas y llevaban a los cristianos como esclavos al África. La horrenda condición de estas víctimas era indescriptible. Muchos por eso perdían la fe pensando que Dios les había abandonado. Pedro Nolasco era comerciante. Decidió dedicar su fortuna a la liberación del mayor número posible de esclavos. Recordaba la frase del evangelio: "No almacenen su fortuna en esta tierra donde los ladrones la roban y la polilla la devora y el moho la corroe. Almacenen su fortuna en el cielo, donde no hay ladrones que roben, ni polilla que devore ni óxido que las dañe" Mt 6,20.

En 1203 el laico San Pedro Nolasco iniciaba en Valencia la redención de cautivos, redimiendo con su propio patrimonio a 300 cautivos. Forma un grupo dispuesto a poner en común sus bienes y organiza expediciones para negociar redenciones. Su condición de comerciantes les facilita la obra. Comerciaban para rescatar esclavos. Cuando se les acabó el dinero forman grupos -cofradías- para recaudar la "limosna para los cautivos". Pero llega un momento en que la ayuda se agota. Pedro Nolasco se plantea entrar en alguna orden religiosa o retirarse al desierto. Entra en una etapa de reflexión y oración profunda.

Intervención de la Virgen para la fundación

La noche del 1 al 2 de agosto del año 1218, la Virgen se le apareció a Pedro Nolasco. Según una tradición dudosa, también se apareció la Virgen a San Raimundo de Peñafort, y al rey Jaime I de Aragón, y les comunicó a los tres por separado su deseo de fundar una orden para redimir cautivos.

El hecho es que la Virgen María movió profundamente el corazón de Pedro Nolasco para fundar la orden de la Merced y formalizar el trabajo que él y sus compañeros hacían ya por 15 años. El 10 de agosto de 1218 en el altar mayor de la Catedral de Barcelona, en presencia del rey Jaime I de Aragón y del obispo Berenguer de Palou, se crea la nueva institución. Pedro y sus compañeros vistieron el hábito y recibieron el escudo con las cuatro barras rojas sobre un fondo amarillo de la corona de Aragón y la cruz blanca sobre fondo rojo, titular de la catedral de Barcelona. Pedro Nolasco reconoció siempre a María Santísima como la auténtica fundadora de la orden mercedaria. Su patrona es La Virgen de la Merced. "Merced" significa "misericordia".

La nueva orden fue laica en los primeros tiempos. Su primera ubicación fue el hospital de Santa Eulalia, junto al palacio real. Allí recogían a indigentes y a cautivos que regresaban de tierras de moros y no tenían donde ir. Seguían la labor que ya antes hacían de crear conciencia sobre los cautivos y recaudar dinero para liberarlos. Eran acompañados con frecuencia de excautivos, ya que, cuando uno era rescatado, tenía obligación de participar durante algún tiempo en este servicio. Normalmente iban cada año en expediciones redentoras. San Pedro continuó sus viajes personalmente en busca de esclavos cristianos. En Argelia, África, lo hicieron prisionero, pero logró conseguir su libertad. Aprovechando sus dones de comerciante, organizó con éxito por muchas ciudades colectas para los esclavos.

Los frailes hacían, además de los tres votos de la vida religiosa, pobreza, castidad y obediencia, un cuarto: dedicar su vida a liberar esclavos. Al entrar en la orden los miembros se comprometían a quedarse en lugar de algún cautivo que estuviese en peligro de perder la fe, en caso de que el dinero no alcanzara a pagar su redención. Entre los que se quedaron como esclavos está San Pedro Ermengol, un noble que entró en la orden tras una juventud disoluta. Este cuarto voto distinguió a la nueva comunidad de mercedarios.

El Papa Gregorio Nono aprobó la comunidad y San Pedro Nolasco fue nombrado Superior General.

El rey Jaime decía que, si había logrado conquistar la ciudad de Valencia, ello se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Cada vez que obtenía algún triunfo lo atribuía a las oraciones de este santo.

Antes de morir, a los 77 años, pronunció el Salmo 76: "Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados".

Su intercesión logró muchos milagros y el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1628.

La misión redentora la continúa hoy la familia mercedaria a través de sus institutos religiosos y asociaciones de laicos. Es también la misión de todo buen cristiano.

¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?"  Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis." Mateo 25:39-40