sábado, 10 de diciembre de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 12 - DE DICIEMBRE – LUNES – 3 – SEMANA DE ADVIENTO – A – Nuestra Señora de Guadalupe

 

 


12 - DE DICIEMBRE – LUNES –

3 – SEMANA DE ADVIENTO – A –

Nuestra Señora de Guadalupe

 

        Lectura del libro de los Números (24,2-7.15-17a):

 

EN aquellos días, Balaán, tendiendo la vista, divisó a Israel acampado por tribus. El espíritu de Dios vino sobre él, y entonó sus versos:

«Oráculo de Balaán, hijo de Beor,

oráculo del hombre de ojos perfectos;

oráculo del que escucha palabras de Dios,

que contempla visiones del Poderoso,

que cae y se le abren los ojos:

¡Qué bellas tus tiendas, oh Jacob,

y tus moradas, Israel!

Como vegas dilatadas,

como jardines junto al río,

como áloes que plantó el Señor

o cedros junto a la corriente;

el agua fluye de sus cubos,

y con el agua se multiplica su simiente.

Su rey es más alto que Agag,

y descuella su reinado».

Y entonó sus versos:

«Oráculo de Balaán, hijo de Beor,

oráculo del hombre de ojos perfectos;

oráculo del que escucha palabras de Dios

y conoce los planes del Altísimo,

que contempla visiones del Poderoso,

que cae en éxtasis, y se le abren los ojos:

Lo veo, pero no es ahora,

lo contemplo, pero no será pronto:

Avanza una estrella de Jacob,

y surge un cetro de Israel».

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 24,4-5ab.6-7bc.8-9

 

R/. Señor, instrúyeme en tus sendas

 

V/. Señor, enséñame tus caminos,

instrúyeme en tus sendas:

haz que camine con lealtad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.

 

V/. Recuerda, Señor, que tu ternura

y tu misericordia son eternas;

acuérdate de mí con misericordia,

por tu bondad, Señor. R/.

 

V/. El Señor es bueno y es recto,

enseña el camino a los pecadores;

hace caminar a los humilles con rectitud,

enseña su camino a los humildes. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,23-27):

 

EN aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle:

«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?».

Jesús les replicó:

«Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?».

Ellos se pusieron a deliberar:

«Si decimos “del cielo”, nos dirá: “¿Por qué no le habéis creído?”. Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta».

Y respondieron a Jesús:

«No sabemos».

Él, por su parte, les dijo:

«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».

 

Palabra del Señor

 

1.  El episodio que se recoge en este relato nos presenta el diálogo, entre Jesús y los sumos sacerdotes, a la mañana siguiente (Mt 21, 18) de la violenta expulsión de los mercaderes del templo (Mt 21, 12-13).

Los dirigentes y funcionarios del santuario, que ganaban cantidades importantes de dinero con el gran negocio de la venta de animales para los sacrificios del culto sagrado, andaban preocupados, seguramente nerviosos. Jesús los había desenmascarado al afirmar que habían convertido la "casa de oración" en una "cueva de bandidos" (Mt 21, 13; Jer 7, 11).

Para aquellos hombres, aquello fue una agresión ofensiva. De otra manera, es lo que ahora ocurre, en catedrales, conventos, iglesias de valor histórico o estético, en las que los creyentes y los turistas tienen que pagar para visitar el lugar sagrado.

"Lo sagrado" se ha convertido en "mercancía" y en "negocio".

Los cristianos, al menos, no deberíamos consentir esto.

 

2.  Es notable que los funcionarios del templo no le preguntaron a Jesús si ellos eran o no eran los responsables de aquel "bandidaje". Es decir, no les interesa saber si ellos eran culpables o si estaban equivocados. Lo único que les preocupa es saber si Jesús tenía o no tenía "autoridad" (exousía) para hacer lo que hizo y decir lo que dijo.

O sea, a los "hombres de la religión" no les preocupa saber si ellos proceden bien o mal. Lo que quieren saber es si Jesús podía hacer aquello.

En otras palabras, la religión se preocupa por el poder, no por la propia responsabilidad.

Aquellos sacerdotes, como la gran mayoría de los de ahora, están seguros de que ellos poseen la verdad. Y lo que les quita el sueño es saber qué poder tienen los que no están de acuerdo con ellos.

 

3.  Jesús no era un ingenuo. Por eso, hizo dos cosas:

1) No le respondió a una pregunta que llevaba veneno.

2) Les hizo él otra pregunta que puso al descubierto las contradicciones en que vivían aquellos sacerdotes.

Los profesionales de lo sagrado no suelen reconocer sus equivocaciones, sus fallos, la contradicción en que muchas veces viven.

Cuando se ven confrontados a sus oscuros comportamientos, se quedan sin palabra. Prefieren callar, en vez de decir honestamente: "Estamos   equivocados".

La reforma de la Iglesia tiene que empezar por la reforma a fondo del clero, por la transparencia de obispos y sacerdotes, por la pobreza de los que se autodenominan "seguidores de Jesús".

 

Nuestra Señora de Guadalupe

 

 


 

El año 1531, la Virgen María se apareció al indígena Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el monte Tepeyac, en la ciudad de México.

En la capa de Juan Diego se grabó milagrosamente la imagen de la Virgen, a la que los fieles cristianos veneran sin interrupción hasta hoy. Por medio de este santo de fe limpísima, la Madre de Dios y de la Iglesia llama a todos los pueblos al amor a Cristo

 

Nuestra Señora de Guadalupe es una advocación mariana de la Iglesia católica, cuya imagen tiene su principal centro de culto en la Basílica de Guadalupe, en el norte de la ciudad de México.

De acuerdo a la tradición oral mexicana, y los múltiples documentos históricos encontrados alrededor del mundo en distintos archivos, la Virgen María se apareció en cuatro ocasiones a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac, y una quinta ocasión en el pueblo de Santa María, Tulpetlac en el Estado de México en la cual curó a Juan Bernardino, tío de san Juan Diego. El relato guadalupano conocido como Nican mopohua, tras la primera aparición, la Virgen ordenó a Juan Diego que se presentara ante el primer obispo de México, Juan de Zumárraga. Juan Diego en la última aparición de la Virgen llevó en su ayate unas rosas ―flores que no son nativas de México y que tampoco prosperan en la aridez del territorio― que cortó en el Tepeyac, según la orden de la Virgen. Juan Diego desplegó su ayate ante el obispo Juan de Zumárraga, dejando al descubierto la imagen de la Virgen María, morena y con rasgos mestizos.

Las mariofanías tuvieron lugar en 1531, ocurriendo la última el 12 de diciembre de ese mismo año. La fuente más importante que las relata fue el mismo Juan Diego que habría contado todo lo que había acontecido.

Posteriormente esta tradición oral fue recogida en un escrito con sonido náhuatl pero con caracteres latinos (técnica que ningún español sabía hacer y que solo muy rara vez usaban los indígenas); este escrito es llamado el Nican mopohua, y es atribuido al indígena Antonio Valeriano (1522-1605). Posteriormente en 1648 es publicado el libro Imagen de la Virgen María Madre de Dios de Guadalupe por el presbítero Miguel Sánchez, contribuyendo a recopilar todo lo que los indígenas sabían acerca de la devoción guadalupana.

 

 

 

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