13 - DE
DICIEMBRE – MARTES –
3 – SEMANA
DE ADVIENTO – A –
Santa Lucia, virgen y mártir
Lectura de la profecía de Sofonías
(3,1-2.9-13):
ESTO dice el Señor:
«¡Ay de la ciudad rebelde,
impura, tiránica!
No ha escuchado la llamada,
no ha aceptado la lección,
no ha confiado en el Señor,
no ha recurrido a su Dios.
Entonces purificaré
labios de los pueblos
para que invoquen todos ellos
el nombre del Señor
y todos lo sirvan a una.
Desde las orillas de los ríos de Cus
mis adoradores, los deportados,
traerán mi ofrenda.
Aquel día, ya no te avergonzarás
de las acciones con que me ofendiste,
pues te arrancaré tu orgullosa
arrogancia,
y dejarás de engreírte en mi santa
montaña.
Dejaré en ti un resto,
un pueblo humilde y pobre
que buscará refugio en el nombre del
Señor.
El resto de Israel no hará más el mal,
ni mentirá ni habrá engaño en su boca.
Pastarán y descansarán,
y no habrá quien los inquiete».
Palabra de Dios
Salmo: 33,2-3.6-7.17-18.19.23
R/. El afligido invocó al Señor, y él lo
escuchó.
V/. Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se
alegren. R/.
V/. Contempladlo, y
quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus
angustias. R/.
V/. El Señor se enfrenta
con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.
V/. El Señor está cerca de
los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo
21, 28-32
En aquel tiempo, dijo
Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
“¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al
primero y le dijo:
"Hijo, ve hoy a trabajar en la viña". Él
contestó: "No quiero". Pero después se arrepintió y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo.
Él le contestó:
"Voy, señor". Pero no fue.
¿Quién de los dos hizo lo que quería el
padre?".
Contestaron: "El primero'.
Jesús les dijo: "Os aseguro que los
publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de
Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le
creísteis; en cambio, los publicanos y las prostitutas le creyeron. Y, aun
después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis".
Palabra del Señor
1. El problema que plantea Jesús
en este episodio, es el problema de la fe. Tal es el tema clave de este
evangelio. Porque, al final de la parábola, lo que Jesús echa en cara a los
dirigentes religiosos es que no creyeron, al tiempo que a los publicanos y a
las prostitutas los elogia porque creyeron. Lo que Jesús plantea es si los
profesionales del templo y de la religión tenían o no tenían fe.
Jesús va, por tanto, directamente al
centro de la teología y de la espiritualidad que han de cultivar los creyentes
en el Dios de Jesús.
2. Este relato trastorna nuestra
teología de la fe. Porque aquí hay algo muy sorprendente. En efecto, lo
sorprendente es que, a juicio de Jesús, los creyentes no fueron las personas
religiosas y observantes, sino los pecadores y las mujeres más despreciadas.
Jesús invierte el sentido de la fe: las
personas bien vistas, y debidamente integradas en la sociedad y sus
instituciones, no estuvieron capacitadas para creer. Mientras que las gentes
con las que los notables jamás se identificarían, esas personas fueron quienes
creyeron en el mensaje de Juan Bautista.
3. No es de suponer que todos los
publicanos, que había en la Palestina de entonces, dejaron de ser publicanos.
Ni se puede suponer tampoco que todas las prostitutas abandonaron su forma de
vida. Y, sin embargo, si algo deja claro la parábola de los dos hijos es que la
fe no consiste en lo que se "dice", sino en lo que cada cual "hace".
Entonces, ¿Qué es lo que
hicieron los publicanos y las prostitutas y que, por el contrario, no fueron
capaces de hacer los sumos sacerdotes y senadores de Israel?
Sin duda alguna, los publicanos y las
prostitutas se vieron a sí mismos como pecadores, que necesitaban cambiar de
vida.
Sin embargo, los dirigentes religiosos,
en lugar de verse a sí mismos como hombres necesitados de un
cambio de vida, enviaron "sacerdotes y clérigos" desde
Jerusalén, para hacerle un interrogatorio a Juan con la intención de saber
qué clase de autoridad tenía para decir lo que decía y para bautizar a la gente
(Jn 1, 19-28 par).
Los hombres del templo no suelen estar
dispuestos a reconocer que necesitan cambiar de ideas y de vida, cosa que
suelen ver con claridad los marginados y excluidos.
Por eso, mientras que los curas de
entonces no estaban en condiciones de creer, los excluidos sociales y
religiosos veían su conversión como lo más lógico y necesario.
Santa Lucia, virgen y mártir
Santa Lucía (siglo IV)
Murió,
probablemente, en Siracusa, durante la persecución de Diocleciano. Su culto se
difundió desde la antigüedad a casi toda la Iglesia, y su nombre fue
introducido en el Canon Romano.
A Santa Lucía se le ha representado
frecuentemente con dos ojos, porque según una antigua tradición, a la santa le
habrían arrancado los ojos por proclamar firmemente su fe.
Nació y murió en Siracusa, ciudad de Italia,
y gracias a sus múltiples virtudes entre las que se destaca la sencillez, la
humildad y la honradez, el Papa San Gregorio en el siglo VI puso su nombre a
dos conventos femeninos que él fundó.
Según la tradición, cuando la santa era muy
niña hizo a Dios el voto de permanecer siempre pura y virgen, pero cuando llegó
a la juventud quiso su madre (que era viuda), casarla con un joven pagano.
Lucía finalmente obtuvo el permiso de no casarse, pero el joven pretendiente,
rechazado, dispuso como venganza acusarla ante el gobernador de que la santa
era cristiana, religión que estaba totalmente prohibida en esos tiempos de
persecución. Santa Lucía fue llamada a juicio; fue atormentada para obligarla a
adorar a dioses paganos, pero ella se mantuvo firme en su fe, para luego ser
decapitada.
Oración a Santa Lucia
Oh
Bienaventurada y amable Virgen Santa Lucía, universalmente reconocida por el
pueblo cristiano como especial y poderosa abogada de la vista, llenos de
confianza a ti acudimos; pidiéndote la gracia de que la nuestra se mantenga
sana y le demos el uso para la salvación de nuestra alma, sin turbar jamás
nuestra mente en espectáculos peligrosos.
Y que
todo lo que ellos vean se convierta en saludable y valioso motivo de amar cada
día más a Nuestro Creador y Redentor Jesucristo, a quien, por tu intercesión,
oh protectora nuestra; esperamos ver y amar eternamente en la patria celestial.
Amén.
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