domingo, 4 de diciembre de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 6 - DE DICIEMBRE – MARTES – 2 – SEMANA DE ADVIENTO – A San Nicolás de Bari

 


 

6 - DE DICIEMBRE – MARTES –

 2 – SEMANA DE ADVIENTO – A

San Nicolás de Bari

 

Lectura del libro de Isaías (40,1-11):

 

«CONSOLAD, consolad a mi pueblo

—dice vuestro Dios—;

hablad al corazón de Jerusalén,

gritadle,

que se ha cumplido su servicio,

y está pagado su crimen,

pues de la mano del Señor ha recibido

doble paga por sus pecados».

Una voz grita:

«En el desierto preparadle

un camino al Señor;

allanad en la estepa

una calzada para nuestro Dios;

que los valles se levanten,

que montes y colinas se abajen,

que lo torcido se enderece

y lo escabroso se iguale.

Se revelará la gloria del Señor,

y verán todos juntos

—ha hablado la boca del Señor—».

Dice una voz: «Grita».

Respondo: «¿Qué debo gritar?».

«Toda carne es hierba

y su belleza como flor campestre:

se agosta la hierba, se marchita la flor,

cuando el aliento del Señor

sopla sobre ellos;

sí, la hierba es el pueblo;

se agosta la hierba, se marchita la flor,

pero la palabra de nuestro Dios

permanece por siempre».

Súbete a un monte elevado,

heraldo de Sión;

alza fuerte la voz,

heraldo de Jerusalén;

álzala, no temas,

di a las ciudades de Judá:

«Aquí está vuestro Dios.

Mirad, el Señor Dios llega con poder

y con su brazo manda.

Mirad, viene con él su salario

y su recompensa lo precede.

Como un pastor que apacienta el rebaño,

reúne con su brazo los corderos

y los lleva sobre el pecho;

cuida él mismo a las ovejas que crían».

 

Palabra de Dios

 

      Salmo: 95,1-2.3.10ac.11-12.13-14

 

R/. Aquí está nuestro Dios, que llega con poder.

Cantad al Señor un cántico nuevo,

cantad al Señor, toda la tierra;

cantad al Señor, bendecid su nombre,

proclamad día tras día su victoria. R/.

Contad a los pueblos su gloria,

sus maravillas a todas las naciones.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey,

él gobierna a los pueblos rectamente». R/.

Alégrese el cielo, goce la tierra,

retumbe el mar y cuanto lo llena;

vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,

aclamen los árboles del bosque. R/.

Delante del Señor, que ya llega,

ya llega a regir la tierra:

regirá el orbe con justicia

y los pueblos con fidelidad. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,12-14):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.

      Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».

 

Palabra del Señor

 

1.  En Adviento, recordamos los cristianos la "venida de Dios". Adviento se deriva del latín "Adventus", que significa "venida" o "llegada". Es decir, en estos días, que preceden a la Navidad, nos preparamos para la venida, la llegada, de Dios al mundo. 

¿A qué viene Dios a la Tierra?

¿Qué busca en la Historia humana?  

Te busca a ti. Me busca a mí. Nos busca a todos. Dios, hecho visible en Jesús que no viene a castigar. Ni quiere amenazar.  Quiere encontrar todo lo que ande perdido, extraviado, en peligro.

 

2.  Jesús no habla de pecadores, sino de "extraviados". El Evangelio de Jesús no ve a los pecadores como malas personas, sino como seres humanos que van por la vida como perdidos, como personas que viven desorientadas, solitarias, sin verle sentido a la vida.

El que anda perdido, sufre más de lo que imaginamos. Ni tiene a quién acudir. Jesús lo busca. Jesús vino al mundo para eso.

 

3.  Es frecuente, en los ambientes religiosos, pensar mal de los extraviados, de los desorientados. Si fuéramos siempre "buenas personas", no andaríamos pensando en la bondad o la maldad de la gente, de los conocidos, de quien sea.

Lo que tendría que ser el centro de nuestras preocupaciones debería ser el desamparo de los extraviados. Y, si fuésemos así, en lugar de ir censurando a los malos, iríamos buscando a los perdidos.

 

San Nicolás de Bari

 


Nació en Patara (Turquía). Desde pequeño destacó por su carácter desprendido y, a la muerte de sus padres, hereda una gran fortuna que pone al servicio de los necesitados. Irá a vivir a Mira (Turquía), donde fue consagrado obispo.

Fue detenido bajo el gobierno del emperador Licinio y liberado bajo el de Constantino. Participó en el Concilio de Nicea.

Murió tal día como hoy en el año 345. Sus restos descansan en la italiana ciudad de Bari, y de allí el sobrenombre de San Nicolás de Bari, aunque jamás pisara esta ciudad.

Las tradiciones y leyendas del santo son muy extendidas por todo el Orbe. En Alemania se le conoce como Nikolaus y Santa Claus en los países anglosajones.

 

Vida de San Nicolás de Bari

Origen de la figura de Papá Noel o Santa Claus. Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía.

San Nicolás de Mira (o Myra) o San Nicolás de Bari, obispo de Mira, en Licia, famoso por su santidad y por su intercesión ante el trono de la divina gracia (s. IV).

Este santo fue tan popular en la antigüedad, que se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era invocado en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, y la gente conseguía por su intercesión favores admirables.

Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y prácticamente con esta fecha se empezaban las festividades de diciembre. Como en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus, y lo pintan como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños (entre nosotros lo llamaron Papá Noel).

De San Nicolás escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y otros grandes santos. Su biografía la escribió San Metodio, Arzobispo de Constantinopla, y de ella sacamos los siguientes datos curiosos.

Nació en Licia, Turquía, de padres muy ricos. Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Decía a sus padres: "sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto".

Tenía un tío que era obispo y este lo consagró como sacerdote. Al morir sus padres atendiendo a los enfermos en una epidemia, él quedó heredero de una inmensa fortuna. Entonces repartió sus riquezas entre los pobres y se fue de monje a un monasterio. Después quiso visitar la Tierra Santa donde vivió y murió Jesús, y al volver de allá llegó a la ciudad de Mira (en Turquía) donde los obispos y sacerdotes estaban en el templo discutiendo a quién deberían elegir como nuevo obispo de la ciudad, porque el anterior se había muerto. Al fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". Y en ese momento sin saber esto, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. Por eso se le llama San Nicolás de Mira.

La especialidad de este santo fueron los milagros tan numerosos que logró conseguir de Dios. Lo pintaban con unos niños, porque los antiguos contaban que un criminal hirió a cuchillo a varios niñitos, y el santo al rezar por ellos obtuvo su curación instantánea. También pintan junto a él a una señorita, porque en su ciudad había un anciano muy pobre con tres hijas y no lograba que se casaran por ser en tan extremo pobres. Entonces el santo por tres días seguidos, cada noche le echó por la ventana una bolsa con monedas de oro, y así el anciano logró casar a sus hijas muy bien.

Es Patrono de los marineros, porque estando unos marineros en medio de una terribilísima tempestad en alta mar, empezaron a decir: "Oh Dios, por las oraciones de nuestro buen Obispo Nicolás, sálvanos". Y en ese momento vieron aparecer sobre el barco a San Nicolás, el cual bendijo al mar, que se calmó, y en seguida desapareció.

Otro día iban a condenar injustamente a tres amigos suyos que estaban muy lejos. Ellos rezaron pidiendo a Dios que por la intercesión de Nicolás su obispo los protegiera. Y esa noche en sueños el santo se apareció al juez y le dijo que no podía condenar a esos tres inocentes. Y fueron absueltos.

El emperador Licino decretó una persecución contra los cristianos y Nicolás fue encarcelado y azotado, pero siguió aprovechando toda ocasión que se le presentaba, para enseñar la religión a cuantos trataban con él. Más tarde llegó el emperador Constantino y lo liberó a él junto con todos los demás prisioneros cristianos.

Luego apareció la herejía de Arrio que decía que Jesucristo no es Dios. San Nicolás se opuso con toda su sabiduría y con su gran ascendiente y no permitió que los arrianos entraran a su ciudad de Mira.

Dicen que el santo murió el 6 de diciembre del año 345.

En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde estuvo de obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí en secreto las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. En esa ciudad se obtuvieron tan admirables milagros al rezarle a este gran santo, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía. En Roma ya en el año 550 le habían construido un templo en su honor.

 

 

 

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