4 - DE DICIEMBRE
– DOMINGO –
2 – SEMANA
DE ADVIENTO – A
Santa Barbara
Lectura
del libro de Isaías (11,1-10):
Aquel día,
brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre
él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu
de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el
temor del Señor.
No juzgará por apariencias ni
sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a
los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con
el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad,
cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero, la
pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un
muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se
tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del
áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán
daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia
del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá
como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su
morada.
Sal 71,1-2.7-8.12-13.17
R/. Que en sus días florezca la justicia,
y la paz abunde eternamente
· Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.
· Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.
· Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del
indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.
· Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol:
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a
los Romanos (15,4-9):
Todas las
antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre
nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la
esperanza.
Que Dios, fuente de toda paciencia y
consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para
que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
En una palabra, acogeos mutuamente, como
Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo
servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las
promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para
que alaben a Dios por su misericordia. Así dice la Escritura: «Te alabaré en
medio de los gentiles y cantaré a tu nombre.»
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Mateo
(3,1-12):
Por aquel
tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
«Convertíos, porque está cerca el reino
de los cielos.»
Éste es el que anunció el profeta
Isaías, diciendo:
«Una voz grita en el desierto:
"Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."»
Juan llevaba un vestido de piel de
camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y
miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle
del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos
venían a que los bautizará, les dijo:
«¡Camada de víboras!, ¿quién os ha
enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión.
Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abrahán es nuestro padre", pues
os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca
el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y
echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que
viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él
os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano:
aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una
hoguera que no se apaga.»
Palabra del Señor.
Paraíso, conversión, acogida.
1. De las ruinas de Jarkov al
paraíso (Isaías 11,1-10)
El
domingo pasado, la primera lectura nos situaba en un mundo utópico sin guerras
ni carrera de armamentos. Este domingo, nos habla de la utopía de la paz
universal, simbolizada por la vuelta al paraíso, gracias a la acción de un
monarca que implantará la
justicia en el país.
Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de
su raíz florecerá un vástago.
Sobre
él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu
de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor.
No
juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con
justicia, con rectitud a los desamparados.
Herirá
al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios.
La
justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará
el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el
león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea.
La
vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con
el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el
escondrijo de la serpiente.
No
harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de
ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se
erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa
su morada.
La
mejor forma de entender este poema es verlo como un tríptico. La primera tabla
(mutilada casi por completo en la lectura) ofrece un paisaje desolador: un
bosque arrasado y quemado. En medio de esa desolación, en primer plano, hay un
tronco del que brota un vástago: el tronco es Jesé, el padre de David, y el
vástago un rey semejante al gran rey judío.
En
la segunda tabla, como en un cuento maravilloso, el vástago vegetal adquiere
forma humana y se convierte en rey. Pero lo más importante es que de él vienen
todos los dones del Espíritu de Dios: prudencia y sabiduría, consejo y valentía,
ciencia y respeto del Señor. Y todas ellas las pone al servicio de la
administración de la justicia. El enemigo no es ahora una potencia invasora. Lo
que disturba al pueblo de Dios es la presencia de malvados y violentos,
opresores de los pobres y desamparados. El rey dedicará todo su esfuerzo a la
superación de estas injusticias.
La tercera tabla da por supuesto que tendrá
éxito, consiguiendo reimplantar en la tierra una situación paradisíaca, que se
describe uniendo parejas de animales fuertes y débiles (lobo-cordero,
pantera-cabrito, novillo-león) en los que desaparece toda agresividad. Nos
encontramos en el paraíso, y todos los animales aceptan una modesta dieta
vegetariana («el león comerá paja con el buey»), como proponía el ideal de Gn
1,30. Como símbolo admirable de la unión y concordia entre todos, aparece un
pastor infantil de lobos, panteras y leones, además de ese niño que introduce
la mano en el escondite de la serpiente. El miedo, la violencia, desaparecen de
la tierra. Y todo ello gracias a que «está lleno el país del conocimiento del
Señor». Ya no habrá que anhelar, como en el antiguo paraíso, comer del árbol de
la ciencia del bien y del mal. Hay una ciencia más profunda, el conocimiento de
Dios, y ésa no queda recluida dentro de unos límites prohibidos, sino que
inunda la tierra como las aguas inundan el mar.
Esta
esperanza del paraíso no se ha hecho todavía realidad. Pero el Adviento nos
anima a mantener la esperanza y hacer lo posible por remediar la situación de
injusticia.
2. Conversión (Mateo 3,1-12)
El
evangelio del primer domingo nos invitaba a la vigilancia. El del segundo
domingo exhorta a la conversión, que implica el doble aspecto de vuelta a Dios
y cambio de vida, basándose en la predicación de Juan Bautista. Pero el
evangelio de Mateo introduce unos cambios muy significativos en el relato de
Marcos.
En
Marcos, todo tiene un tono muy positivo. Juan Bautista predica un bautismo de
conversión y la gente se bautiza. Juan no es un loco; su forma de vestir y de
alimentarse recuerda al profeta Elías. Pero no anuncia un castigo, sino la
venida de uno muy superior a él, que bautizará con espíritu santo.
Mateo,
que escribe décadas más tarde, cuando existe un claro enfrentamiento entre los
cristianos y las autoridades judías, divide el relato en dos partes.
En
la primera, Juan predica la conversión, pero añade como motivo la cercanía del
reinado de Dios, tema que será fundamental en la predicación de Jesús. Un
mensaje exigente pero muy positivo, bien acogido por la gente.
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el
desierto de Judea, predicando: «Convertíos, porque está cerca el reino de los
cielos.» Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo: «Una voz grita en
el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos"».
Juan
llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y
se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de
Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los
bautizaba en el Jordán.
En
la segunda, los protagonistas son los fariseos y saduceos, representantes de
las autoridades judías opuestas a los cristianos. A ellos Juan se dirige de
forma insultante (“camada de víboras”) y con tono amenazador. Cuando habló
al pueblo, Juan adujo como motivo para convertirse la inminencia del reinado de
Dios. Aquí indica un motivo distinto: la inminencia del castigo, que se compara
con un hacha dispuesta a talar los árboles. Y añade que la conversión debe ser
práctica, acompañada de obras; como el árbol que da buen fruto o, de lo
contrario, es cortado. En medio de esta amenaza, fariseos y saduceos pueden
pensar en una escapatoria: «Somos israelitas, hijos de Abrahán, y no podrá
ocurrirnos nada malo, Dios no nos castigará». Incluso cuando habla del
personaje superior a él, no dice simplemente que bautizará con espíritu
santo, sino con espíritu santo y fuego, porque separará el
trigo de la paja y ésta la quemará en un fuego inextinguible.
Viendo a muchos fariseos y saduceos que acudían a su
bautismo les dijo: «¿Quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad
el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando:
"Abraham es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar
hijos de Abraham de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y
el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con
agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y
no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y
fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el
granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga».
Este
pasaje nos obliga a examinar si producimos buenos frutos o si nos refugiamos en
la cómoda confesión de que somos cristianos, católicos, y no necesitamos
convertirnos. Por otra parte, plantea la duda de si Jesús actuará de esa forma
terrible que anuncia Juan Bautista. La respuesta a esta pregunta la ofrecerá el
evangelista más adelante.
3. Acogida (Romanos 15,4-9)
Las
primeras comunidades cristianas estaban formadas por dos grupos de origen muy
distinto: judíos y paganos. El judío tendía a considerarse superior. El pagano,
como reacción, a rechazar al cristiano de origen judío. En este contexto
escribe Pablo:
Hermanos:
Todas
las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que
entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la
esperanza. Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de
acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis
al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
En
una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios.
Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la
fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra
parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así,
dice la Escritura: «Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu
nombre».
Hoy
día no existe este problema, pero pueden darse otros parecidos, que dividen a
los cristianos por motivos raciales, políticos o culturales.
Reflexión final
Las
lecturas de Adviento nos dan un nuevo baño de utopía y realismo. Ante los
numerosos problemas de todo tipo que se dan en el mundo, hay que mantener la
esperanza del paraíso, sabiendo que eso se logrará mediante gobernantes justos.
Pero también debe darse un compromiso personal de conversión, buenas obras,
vuelta a Dios y acogida de los demás, incluso los que pueden resultarnos más
ajenos y contrarios.
Según la leyenda habría nacido en Nicomedia, cerca del mar de Mármara, hija
de un sátrapa de nombre Dióscuro, que la encierra en una torre; según una
leyenda, esto es para evitar que los hombres admiraran su belleza y la
sedujeran, según otra para evitar el proselitismo cristiano.
En ausencia de su padre, Bárbara es convertida al catolicismo, y manda
construir tres ventanas en su torre simbolizando la Trinidad; su padre se
entera del significado de estas ventanas, se enfada y quiere matarla, por lo
que ella huye y se refugia en una peña milagrosamente abierta para ella.
Atrapada pese al milagro, se enfrenta a su destino.
Su martirio fue el mismo que el de San Vicente Mártir: habría sido atada a
un potro, flagelada, desgarrada con rastrillos de hierro, colocada en un lecho
de trozos de cerámica cortantes, quemada con hierros al fuego... Cada versión
distinta cambia, añade o quita torturas. Finalmente, el mismo Dióscuro la
habría decapitado en la cima de una montaña, por lo que un rayo le alcanza a
él, muriendo.
También existe la versión de que su padre la habría enviado al juez, quien
la mandó decapitar, versión que no incluye el rayo; por ello la primera versión
es más explicativa de los patronatos que ejerce.
Es la patrona de las profesiones que manejan explosivos (debido a la leyenda
del rayo) y muy especialmente de los mineros. En las Cuencas Mineras Asturianas
le dedican un himno llamado Santa Bárbara Bendita. Así mismo, es también
patrona de los militares que pertenecen al Arma de Artillería de la mayoría de
los ejércitos del mundo, ¡incluidos los de algunos países musulmanes!
Se celebra la onomástica el 4 de diciembre.
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