jueves, 23 de abril de 2015

Párate un momento: 23 DE ABRIL - JUEVES - 3ª SEMANA DE PASCUA - El Evangelio del día.







23 DE ABRIL
- JUEVES - 3ª SEMANA DE PASCUA

Jn 6,44-51



En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: “Nadie puede venir a mi, si no lo trae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día”. Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende, viene a mí. No es que nadie ha visto al Padre, a no ser el que viene de Dios: ese ha visto al Padre. Os aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná, y murieron: este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo”.

1. En este texto del discurso en Cafarnaún, Jesús avanza en su propuesta. Y da un paso decisivo. Hasta ahora ha dicho algo fundamental, que repite una vez más: “Yo soy el pande/a vida”. La propuesta religiosa, que Jesús hace, es propuesta de pan que sacia apetencias y que da vida. Vida “eterna”, es decir, una vida sin limitación alguna, sin principio ni fin. Decir “eterna” no es hablar de duración, sino de plenitud. Tomar en serio a Jesús es tomar en serio la vida, la propia y la de los demás.

2. Esto supuesto, el paso decisivo que ahora da Jesús es asegurar algo sorprendente: “el pan que yo daré es mi carne”. Ya no se trata del pan que representa a Jesús en cuanto que sustituye a la Ley y pone en marcha una nueva forma de entender y vivir la religión. Ahora se trata de que Jesús mismo se da como pan. La palabra “carne” (sarx) tiene en el griego antiguo, entre otros significados, también el de “persona”, es decir, el ser humano en su totalidad. Por eso, cuando Jesús dice: “el pan que yo daré es mi carne”, quiere decir: “el pan que yo daré, no es solo el proyecto y el ejemplo de mi vida, sino que soy yo mismo. Jesús está presente en la vida del que cree en él. Jesús está en el creyente y acompaña en su vida.

3. Jesús hace esto “para la vida del mundo”, es decir, para que en mundo haya vida. Jesús no habla aquí de la vida “religiosa”, ni de la vida “sobrenatural”, “espiritual” o “eterna”. Jesús habla de la vida sin adjetivo. Es lo más elemental y lo central que todos apetecemos: vivir. Y vivir bien, con seguridad, con salud, con dignidad. Esto es lo que, ante todo sobre todo, quiere y propone Jesús.


No hay comentarios:

Publicar un comentario