12 de Septiembre –
Miercoles –
23ª – Semana del T.O. –
B –
Dulce Nombre de María
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (7,25-31):
Respecto al celibato no
tengo órdenes del Señor, sino que doy mi parecer como hombre de fiar que soy,
por la misericordia del Señor. Estimo que es un bien, por la necesidad actual:
quiero decir que es un bien vivir así. ¿Estás unido a una mujer? No busques la
separación. ¿Estás libre? No busques mujer; aunque, si te casas, no haces mal;
y, si una soltera se casa, tampoco hace mal. Pero estos tales sufrirán la
tribulación de la carne. Yo respeto vuestras razones.
Digo
esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que los que
tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran;
los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no
poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque
la representación de este mundo se termina.
Palabra
de Dios
Salmo:
44,11-12.14-15.16-17
R/.
Escucha, hija, mira: inclina el oído
Escucha, hija, mira:
inclina el oído,
olvida tu pueblo y la
casa paterna;
prendado está el rey de
tu belleza:
póstrate ante él, que él
es tu Señor. R/.
Ya entra la princesa,
bellísima,
vestida de perlas y
brocado;
la llevan ante el rey,
con séquito de vírgenes,
la siguen sus
compañeras. R/.
Las traen entre alegría y
algazara,
van entrando en el palacio
real.
«A cambio de tus padres,
tendrás hijos,
que nombrarás príncipes
por toda la tierra.» R/.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (6,20-26):
En aquel tiempo, Jesús,
levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo:
«Dichosos
los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Dichosos
los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Dichosos los que ahora lloráis, porque
reiréis.
Dichosos
vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y
proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos
ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero
¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo.
¡Ay
de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.
¡Ay
de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis.
¡Ay
si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres
con los falsos profetas.»
Palabra
del Señor
1. Como es sabido, el
evangelio de Mateo, en el Sermón del
Monte (5, 1), recuerda ocho bienaventuranzas (5, 3-10), mientras que el
evangelio de Lucas, en el Sermón de la
Llanura (6, 17), menciona solo cuatro
bienaventuranzas (6, 20-23).
Se discute entre los expertos en el estudio de los evangelios cuál
de estas dos redacciones de las
bienaventuranzas es la más original. Parece lo más probable que las tres
primeras del evangelio de Lucas (6, 20b. 21) son las más originales, tal como
fueron transmitidas por la fuente Q (U. Luz).
También es de resaltar que la redacción de Mateo parece aludir a la subida de Moisés al monte
Sinaí (Ex 19, 3. 12; 24, 15. 18; 34, 1 s. 4).
El "monte" tiene en la Biblia una referencia casi
"sagrada", mientras que la "llanura" suprime tal referencia.
Lucas piensa en la tierra donde trabajamos y vive la gente, sin
más.
2. Según la redacción más
antigua y original que ha llegado a nosotros, Jesús no habló de "pobres de
espíritu", sino de pobres, sin más. Jesús, por tanto, no
habla de los que
"espiritualmente están desprendidos" de las riquezas que poseen. Jesús se refiere
a los pobres, sin más.
Los pobres eran la inmensa mayoría de los ciudadanos de la
Palestina del tiempo de Jesús. Como
son ahora también la inmensa mayoría de los habitantes del planeta
Tierra.
Teniendo en cuenta que la brecha entre ricos y pobres se va
haciendo más grande a medida que va pasando el tiempo. Y es que la economía
mundial está pensada y organizada para que produzca ese resultado. Así, el
poder y el dominio de unos pocos se impone sobre todos los demás. ¿Tiene esto
solución?
3. La solución de este
aterrador problema no va a venir del sistema (económico y político) que
está causando el problema. La solución solo puede venir
de otras
convicciones. El Evangelio las propone.
El Reino de Dios es de los pobres porque el Reino de Dios es la
fuerza que puede cambiar este mundo.
Ahora bien, esa
fuerza no la tienen los ricos. Sencillamente porque a los ricos les interesa
que esto siga como está y como va.
Los pobres son los que están abajo en la historia. Y, desde abajo,
la vida se ve de manera completamente
distinta a como
se ve desde arriba. Los que están abajo
ven la política, la economía, la religión..., desde los que solo tienen su
humanidad. Los que están abajo
luchan por defender lo mínimamente
humano. El Reino de Dios, antes de darnos el cielo, tiene que hacer este mundo
más humano. Y eso, solamente los pobres lo pueden hacer. Si las convicciones del Evangelio rigen nuestras vidas. Así se crea el dinamismo de
la "bondad" y de la
"justicia".
Ha sido Lucas en su
evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de
Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del
hebreo "Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.
Estrella del Mar, feliz
Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está
relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética
con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un
idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume.
En el Cantar de los
Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos humedecidas
por la mirra. "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a recoger el
bálsamo y la mirra". "He mezclado la mirra con mis aromas. Me levanté
para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis dedos mirra que
fluye por la manilla de la cerradura". Los Magos regalan mirra a María
como ofrenda de adoración. "Y entrando a la casa, encontraron al niño con
María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus cofres, le
ofrecieron oro, incienso y mirra". La mirra, como María, es el símbolo de
la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. Maria es
pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los
biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya
llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los filólogos
significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos bellos y
sugerentes.
EL NOMBRE Y LA MISION
En la Historia de la
Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes
destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: "Tú te llamas
Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta
roca edificaré mi Iglesia". María venía al mundo con la misión más alta,
ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará,
simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues
como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven, mujer,
virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer
que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo
envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto para
salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando
ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por
la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo
muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a
toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y
amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la
Evangelización.
Jesús
Marí Ballester
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