24 de Julio – MIERCOLES –
16ª – SEMANA DEL T. O. – C –
Lectura del libro del Éxodo (16,1-5.9-15):
Toda la comunidad de Israel partió de Elim y llegó al desierto de
Sin, entre Elim y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto.
La
comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto
diciendo:
«¡Ojalá
hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos alrededor
de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este
desierto para matar de hambre a toda la comunidad.»
El
Señor dijo a Moisés:
«Yo
haré llover pan del cielo; que el pueblo salga a recoger la ración de cada día;
lo pondré a prueba, a ver si guarda mi ley o no. el día sexto prepararán lo que
hayan recogido, y será el doble de lo que recojan a diario.»
Moisés
dijo a Aarón:
«Di
a la comunidad de los israelitas: "Acercaos al Señor, que ha escuchado
vuestras murmuraciones".»
Mientras
Aarón hablaba a la asamblea, ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la
gloria del Señor que aparecía en una nube.
El
Señor dijo a Moisés:
«He
oído las murmuraciones de los israelitas. Diles de mi parte: "Al atardecer
comeréis carne, por la mañana os hartaréis de pan, para que sepáis que yo soy
el Señor, Dios vuestro".»
Por
la tarde una bandada de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana
había una capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo
parecido a la escarcha.
Al
verlo, los israelitas se dijeron:
«¿Qué
es esto?»
Pues
no sabían lo que era.
Moisés
les dijo:
«Es
el pan que el Señor os da de comer.»
Palabra
de Dios
Salmo:
77,18-19.23-24.25-26.27-28
R./ El
Señor les dio pan del cielo
Tentaron a Dios en sus corazones,
pidiendo una comida a su
gusto;
hablaron contra Dios:
«¿Podrá Dios
preparar una mesa en el
desierto?» R./
Pero dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del
cielo:
hizo llover sobre ellos
maná,
les dio un trigo
celeste. R./
Y el hombre comió pan de
ángeles,
les mandó provisiones
hasta la hartura.
Hizo soplar desde el
cielo el Levante,
y dirigió con su fuerza
el viento sur. R./
Hizo llover carne como una polvareda,
y volátiles como arena
del mar;
los hizo caer en mitad
del campamento,
alrededor de sus
tiendas. R./
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (13,1-9):
Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Acudió
tanta gente, que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de
pie en la orilla.
Les
habló mucho rato en parábolas:
«Salió
el sembrador a sembrar. al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron
los pájaros y se lo comieron.
Otro
poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no
era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol. se abrasó, y por
falta de raíz se secó.
Otro
poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.
El
resto cayó en tierra buena y dio grano: unos ciento, otros sesenta, otros
treinta.
El
que tenga oídos, que oiga.»
Palabra
del Señor
1.
Se ha dicho con razón que "los sermones reflejan los problemas de cada
época y de cada predicador" (Ulrich Luz).
Por eso tenía razón Lutero cuando decía que esta parábola le parecía
bastante terrible (satis terribilis).
¡Solo oír a contadas personas produce fruto el Evangelio! ¡Solo una cuarta
parte se salva!
"La culpa no está en el
sembrador, sino en el terreno... es decir, en el que se
descuida" (Juan Crisóstomo).
Todo esto —es verdad— se puede afirmar.
Pero el problema, en este momento, es más complejo.
2.
Si sembrar la palabra de forma que diera fruto, ya era difícil en
tiempos
Jesús, en nuestro tiempo resulta una tarea
mucho más complicada que entonces. Porque vivimos integrados en un sistema (el
sistema capitalista) que ha impuesto un modo de "acción comunicativa"
(J. Habermas) toda ella orientada en función del beneficio
(económico-político).
Por eso, porque nos han condicionado
para que interese solo el beneficio, la
comunicación propiamente tal se ha cortado. Los mensajes que recibimos, los aceptamos
o rechazamos en función del
beneficio. Porque el sistema nos ha programado para ese solo interés.
3.
En tales condiciones, la palabra religiosa (propiamente tal) ha quedado
desplazada de nuestro sistema de comunicación y de la "acción comunicativa".
En la enseñanza, por lo general, la
religión no interesa. Y la catequesis es
asimilada por los niños hasta que hacen la
primera comunión. Las homilías
-salvo excepciones- se oyen de forma
convencional y "para cumplir", el que
predica y el que oye. Sin que, por tales
discursos, se modifique la vida y la conducta de los oyentes.
Cuando el Papa o los obispos hablan, son
escuchados si dicen cosas estridentes, que pueden ser noticia en los medios. Si
no dicen algo de eso, casi nadie les presta atención.
4.
El discurso religioso puede dar algún fruto, en estos tiempos, solamente
cuando la persona que habla vive de tal forma
que, de la manera que sea, se sitúa al margen del sistema. Solamente en la medida en que nos situamos al
margen de los intereses del sistema, en esa misma medida la palabra que decimos
se convierte en semilla que puede dar fruto.
A demasiados sembradores de la Palabra
se les ve demasiado integrados en el sistema. Por eso hacen estéril la semilla.
Y es que los sembradores de la semilla
y el Evangelio no siempre
se llevan bien.
Santa Cristina de Bolsena
Joven, posiblemente romana, martirizada cerca del lago de Bolsena
en la región Toscana de Italia. Sus hazañas legendarias se han confundido con
las de Santa Cristina de Tiro, cuya existencia no es segura. La iconografía la
representa en variadas formas: Con flechas, sosteniendo una piedra de molino,
con serpientes. Desde 1969 el culto se limita a los calendarios locales.
Vida de Santa Cristina de Bolsena
Un caso más de conciencia. ¿Qué debe hacer su padre? ¿Matar a su
hija u obedecer al emperador? Es la frase del Evangelio: "Dad al César lo
que es del César y a Dios lo que es de Dios".
Era hija de Urbano, un gobernador pagano de armas tomar. Su hija,
por el contrario, tuvo la suerte de entrar en contacto desde muy pequeña con
unas mujeres cristianas. Estas, contentas y felices, le enseñaron la vida y
obra de Jesucristo.
A medida que iba aprendiendo, vivía cuanto aprendía. Y para
colmo, el padre no sabía ni palabra. Como niña, se entretenía en romper las
estatuas de los falsos dioses que el padre tenía en casa. Un juego más pensaba
el padre. La realidad era todo lo contrario.
Pero cuando se enteró de que era cristiana, pronunció estas
palabras: "No se ha decir en el mundo que una niña me dio la ley, ni que
estos hechiceros de cristianos triunfan de nuestros dioses en medio de mi
propia familia. Yo veré si sus hechizos pueden más que mis tormentos y si la
paciencia de una hija ha de hacer burla de la cólera de un padre".
La sometió a toda clase de sufrimientos. De todos ellos la libró
el Señor. Hay un momento en que el propio padre la llevó al templo de Apolo
para que rezara e hiciera los sacrificios pertinentes. Pero el dios se cayó
derrumbado al suelo ante su padre. Este, en un acto de violencia, cayó
fulminado de muerte.
Otros gobernadores hicieron los mismo. Y, cansados, no tuvieron
más remedio que darle muerte para el escarmiento de los cristianos que crecían
como la espuma en tiempos de dificultad.
Sus restos los llevaron de Toscana a Palermo en donde se veneran
en la actualidad.
Fuente:
http://es.catholic.net/santoral/
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