martes, 23 de julio de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 24 de Julio – MIERCOLES – 16ª – SEMANA DEL T. O. – C – Santa Cristina de Bolsena



24 de Julio – MIERCOLES –
16ª – SEMANA DEL T. O. – C –

 Lectura del libro del Éxodo (16,1-5.9-15):
Toda la comunidad de Israel partió de Elim y llegó al desierto de Sin, entre Elim y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto.
La comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto diciendo:
«¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda la comunidad.»
El Señor dijo a Moisés:
«Yo haré llover pan del cielo; que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba, a ver si guarda mi ley o no. el día sexto prepararán lo que hayan recogido, y será el doble de lo que recojan a diario.»
Moisés dijo a Aarón:
«Di a la comunidad de los israelitas: "Acercaos al Señor, que ha escuchado vuestras murmuraciones".»
Mientras Aarón hablaba a la asamblea, ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor que aparecía en una nube.
El Señor dijo a Moisés:
«He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles de mi parte: "Al atardecer comeréis carne, por la mañana os hartaréis de pan, para que sepáis que yo soy el Señor, Dios vuestro".»
Por la tarde una bandada de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana había una capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo parecido a la escarcha.
Al verlo, los israelitas se dijeron:
«¿Qué es esto?»
Pues no sabían lo que era.
Moisés les dijo:
«Es el pan que el Señor os da de comer.»

Palabra de Dios

Salmo: 77,18-19.23-24.25-26.27-28

R./ El Señor les dio pan del cielo

Tentaron a Dios en sus corazones,
pidiendo una comida a su gusto;
hablaron contra Dios: «¿Podrá Dios
preparar una mesa en el desierto?» R./

Pero dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dio un trigo celeste. R./
Y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Hizo soplar desde el cielo el Levante,
y dirigió con su fuerza el viento sur. R./
Hizo llover carne como una polvareda,
y volátiles como arena del mar;
los hizo caer en mitad del campamento,
alrededor de sus tiendas. R./

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,1-9):

Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Acudió tanta gente, que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol. se abrasó, y por falta de raíz se secó.
Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.
El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos ciento, otros sesenta, otros treinta.
El que tenga oídos, que oiga.»

Palabra del Señor

1.  Se ha dicho con razón que "los sermones reflejan los problemas de cada
época y de cada predicador" (Ulrich Luz). Por eso tenía razón Lutero cuando decía que esta parábola le parecía bastante   terrible (satis terribilis). ¡Solo oír a contadas personas produce fruto el Evangelio! ¡Solo una cuarta parte se salva!
"La culpa no está en el sembrador, sino en el terreno... es decir, en el que se
descuida" (Juan Crisóstomo). 
Todo esto —es verdad— se puede afirmar. Pero el problema, en este momento, es más complejo.

2.  Si sembrar la palabra de forma que diera fruto, ya era difícil en tiempos
Jesús, en nuestro tiempo resulta una tarea mucho más complicada que entonces.  Porque vivimos integrados en un sistema (el sistema capitalista) que ha impuesto un modo de "acción comunicativa" (J. Habermas) toda ella orientada en función del beneficio (económico-político).
Por eso, porque nos han condicionado
para que interese solo el beneficio, la comunicación propiamente tal se ha cortado. Los mensajes que recibimos, los aceptamos o rechazamos en función del
beneficio. Porque el sistema nos ha   programado para ese solo interés.

3.  En tales condiciones, la palabra religiosa (propiamente tal) ha quedado
desplazada de nuestro sistema de    comunicación y de la "acción comunicativa".
En la enseñanza, por lo general, la religión no interesa. Y la catequesis es
asimilada por los niños hasta que hacen la primera comunión. Las homilías
-salvo excepciones- se oyen de forma convencional y "para cumplir", el que
predica y el que oye. Sin que, por tales discursos, se modifique la vida y la conducta de los oyentes.  
Cuando el Papa o los obispos hablan, son escuchados si dicen cosas estridentes, que pueden ser noticia en los medios. Si no dicen algo de eso, casi nadie les presta atención.

4.  El discurso religioso puede dar algún fruto, en estos tiempos, solamente
cuando la persona que habla vive de tal forma que, de la manera que sea, se sitúa al margen del sistema.  Solamente en la medida en que nos situamos al margen de los intereses del sistema, en esa misma medida la palabra que decimos se convierte en semilla que puede dar fruto.
A demasiados sembradores de la Palabra se les ve demasiado integrados en el sistema. Por eso hacen estéril la semilla.
Y es que los sembradores de la semilla y el Evangelio no siempre
se llevan bien.

Santa Cristina de Bolsena


Joven, posiblemente romana, martirizada cerca del lago de Bolsena en la región Toscana de Italia. Sus hazañas legendarias se han confundido con las de Santa Cristina de Tiro, cuya existencia no es segura. La iconografía la representa en variadas formas: Con flechas, sosteniendo una piedra de molino, con serpientes. Desde 1969 el culto se limita a los calendarios locales.


Vida de Santa Cristina de Bolsena

Un caso más de conciencia. ¿Qué debe hacer su padre? ¿Matar a su hija u obedecer al emperador? Es la frase del Evangelio: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".
Era hija de Urbano, un gobernador pagano de armas tomar. Su hija, por el contrario, tuvo la suerte de entrar en contacto desde muy pequeña con unas mujeres cristianas. Estas, contentas y felices, le enseñaron la vida y obra de Jesucristo.
A medida que iba aprendiendo, vivía cuanto aprendía. Y para colmo, el padre no sabía ni palabra. Como niña, se entretenía en romper las estatuas de los falsos dioses que el padre tenía en casa. Un juego más pensaba el padre. La realidad era todo lo contrario.
Pero cuando se enteró de que era cristiana, pronunció estas palabras: "No se ha decir en el mundo que una niña me dio la ley, ni que estos hechiceros de cristianos triunfan de nuestros dioses en medio de mi propia familia. Yo veré si sus hechizos pueden más que mis tormentos y si la paciencia de una hija ha de hacer burla de la cólera de un padre".
La sometió a toda clase de sufrimientos. De todos ellos la libró el Señor. Hay un momento en que el propio padre la llevó al templo de Apolo para que rezara e hiciera los sacrificios pertinentes. Pero el dios se cayó derrumbado al suelo ante su padre. Este, en un acto de violencia, cayó fulminado de muerte.
Otros gobernadores hicieron los mismo. Y, cansados, no tuvieron más remedio que darle muerte para el escarmiento de los cristianos que crecían como la espuma en tiempos de dificultad.
Sus restos los llevaron de Toscana a Palermo en donde se veneran en la actualidad. 
Fuente: http://es.catholic.net/santoral/

No hay comentarios:

Publicar un comentario