miércoles, 24 de julio de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 26 de Julio – JUEVES – 16ª – SEMANA DEL T. O. – C – San Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen María





26 de Julio – VIERNES –
16ª – SEMANA DEL T. O. – C –


Lectura del libro del Eclesiástico (44,1.10-15):

Hagamos el elogio de los hombres de bien, de la serie de nuestros antepasados. Fueron hombres de bien, su esperanza no se acabó; sus bienes perduran en su descendencia, su heredad pasó de hijos a nietos. Sus hijos siguen fieles a la alianza, y también sus nietos, gracias a ellos. Su recuerdo dura por siempre, su caridad no se olvidará. Sepultados sus cuerpos en paz, vive su fama por generaciones; el pueblo cuenta su sabiduría, la asamblea pregona su alabanza.

Palabra de Dios

Salmo: 131

R/. El Señor Dios le ha dado el trono de David, su padre

El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.» R/.

Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Esta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo.» R/.

«Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema.» R/.

Lectura del santo evangelio según san Mato 13, 18-23)
   
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del Reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón.
Esto significa lo sembrado): al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la Palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril.
Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno".

Palabra del Señor

1.  Una de las cosas más importantes, que nos dejó Jesús en su mensaje, es que lo decisivo y determinante en la vida no es lo que pensamos, sino lo que hacemos.  En términos estrictamente evangélicos, esto viene a decirnos que lo central en el Evangelio no es la fe, sino el seguimiento de Jesús. Por eso la explicación de la parábola afirma que lo importante, en la vida del discípulo de Jesús, no es "creer" en la verdad de lo que contiene la Palabra, sino "actuar" de acuerdo con las exigencias de esa Palabra. Porque, en definitiva, lo que a Jesús le interesa no es que el discípulo acepte la verdad de la Palabra, sino que viva en conformidad con lo que dice el Evangelio.
Dicho de otra manera, lo que importa no es la "ortodoxia", sino la "ortopraxis".

2.  Es notable lo que suele ocurrir en la Iglesia: se le da más valor y más
importancia a la "recta doctrina", que a la "debida conducta".
Es decir, se le da más valor a las verdades que tenemos en nuestra cabeza, que a los frutos que produce nuestro comportamiento.   
Si un párroco predica una doctrina, que no se ajusta a lo que enseña el Catecismo o a lo que ha dicho el Papa en
una reciente homilía, es probable que ese párroco se lleve una reprimenda o quizá le vendrá un castigo del obispado.   Pero si lo que hace ese párroco es que se porta como un hombre apegado al dinero, que busca trepar en la diócesis, que trata mal a los feligreses, etc. es muy probable que se dirá que todo eso son flaquezas   humanas o que, en definitiva, "todos   somos pecadores".

3.  No cabe duda: el cristianismo cuida y vigila más la "doctrina" que la "conducta". Porque es más fácil condenar errores que vivir evangélicamente. Lo cual es tan cierto, que no es ningún despropósito, ni exageración alguna, afirmar que en la Iglesia se le tiene miedo a la Palabra, se le tiene pánico al Evangelio.
No es demasiado incómodo aceptar las enseñanzas de la religión. Lo que resulta muy duro es vivir las exigencias del Evangelio. Aquí y en esto está la clave de la parábola del sembrador.  
Porque aceptar la Palabra es vivirla de forma que produzca frutos abundantes.

4.  Hoy la iglesia celebra a dos santos discretos pero importantísimos (tanto que a través de ellos vino al mundo María, la madre del Señor), pueden ayudarnos en este camino de acogida de la Palabra.
Amigos Joaquín y Ana, enseñadnos a hacer nuestra la Palabra del Señor.
Educadnos, como a María, en la docilidad y en la respuesta generosa a su voluntad.
Pedid al Señor que nos infunda la sabiduría de sus pobres.

San Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen María


Memoria de san Joaquín y santa Ana, padres de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, cuyos nombres se conservaron gracias a tradición de los cristianos.

Vida de San Joaquín, padre de María

No conocemos por los Evangelios a Ana y Joaquín, los padres de la Madre de Dios, sino sólo por ciertas tradiciones que se pueden remontar hasta la primera mitad del siglo II. El padre la madre de María constituyen el eslabón que une el antiguo Israel con el nuevo: Recibieron la bendición del Señor» y por ellos nos llega «la salvación prometida a todos los pueblos».
Dieron el ser a aquélla de la que había de nacer el Hijo único de Dios. De ahí que San Juan Damasceno les pueda saludar en estos términos: «Joaquín y Ana, ¡feliz pareja! la creación entera os es deudora; por vosotros ofreció ella al Creador el don más excelente entre todos los dones: una madre venerable, la única digna de Aquel que la creó».
El culto de Santa Ana ha crecido junto con la irradiación del de María. En Jerusalén, en la basílica de «Santa María, donde ella nació», conmemoraba Juan Damasceno, en el siglo VIII, a los abuelos de Jesús. Del modo más natural dicha basílica se convertiría en la iglesia de Santa Ana de los Cruzados. Pero, ya desde el siglo VI, se honraba a Santa Ana en Constantinopla, en una basílica que fue dedicada en su honor un 25 de julio. El culto de San Joaquín pasó mucho más tarde a unirse al de su esposa.

Oración a San Joaquín, padre de María

Insigne y glorioso patriarca San Joaquín y bondadosísima Santa Ana, ¡cuánto es mi gozo al considerar que fuisteis   escogidos entre todos los santos de Dios para dar cumplimiento divino y enriquecer al mundo con la gran Madre de Dios, María Santísima! Por tan singular privilegio, han llegado a tener la mayor influencia sobre ambos, Madre e Hijo, para conseguirnos las gracias que más necesitamos.

Con gran confianza recurro a vuestra protección poderosa y os encomiendo todas mis necesidades espirituales y materiales y las de mi familia. Especialmente la gracia particular que confío a su solicitud y vivamente deseo obtener por vuestra intercesión.
Como vosotros fuisteis ejemplo perfecto de vida interior, obtenedme el don de la más sincera oración. Que yo nunca ponga mi corazón en los bienes pasajeros de esta vida.
Dadme, vivo y constante amor a Jesús y a María. Obtenedme también una devoción sincera y obediencia a la Santa Iglesia y al Papa que la gobierna para que yo viva y muera con fe, esperanza y perfecta caridad.
Que yo siempre invoque los santos Nombres de Jesús y de María, y así me salve.


Vida de Santa Ana, madre María

No conocemos por los Evangelios a Ana y Joaquín, los padres de la Madre de Dios, sino sólo por ciertas tradiciones que se pueden remontar hasta la primera mitad del siglo II. El padre la madre de María constituyen el eslabón que une el antiguo Israel con el nuevo: Recibieron la bendición del Señor» y por ellos nos llega «la salvación prometida a todos los pueblos».
Dieron el ser a aquélla de la que había de nacer el Hijo único de Dios. De ahí que San Juan Damasceno les pueda saludar en estos términos: «Joaquín y Ana, ¡feliz pareja! la creación entera os es deudora; por vosotros ofreció ella al Creador el don más excelente entre todos los dones: una madre venerable, la única digna de Aquel que la creó».
El culto de Santa Ana ha crecido junto con la irradiación del de María. En Jerusalén, en la basílica de «Santa María, donde ella nació», conmemoraba Juan Damasceno, en el siglo VIII, a los abuelos de Jesús. Del modo más natural dicha basílica se convertiría en la iglesia de Santa Ana de los Cruzados. Pero, ya desde el siglo VI, se honraba a Santa Ana en Constantinopla, en una basílica que fue dedicada en su honor un 25 de julio. El culto de San Joaquín pasó mucho más tarde a unirse al de su esposa.

Oración a Santa Ana, madre de María

Insigne y glorioso patriarca San Joaquín y bondadosísima Santa Ana, ¡cuánto es mi gozo al considerar que fuisteis escogidos entre todos los santos de Dios para dar cumplimiento divino y enriquecer al mundo con la gran Madre de Dios, María Santísima! Por tan singular privilegio, han llegado a tener la mayor influencia sobre ambos, Madre e Hijo, para conseguirnos las gracias que más necesitamos.
Con gran confianza recurro a vuestra protección poderosa y os encomiendo todas mis necesidades espirituales y materiales y las de mi familia. Especialmente la gracia particular que confío a su solicitud y vivamente deseo obtener por vuestra intercesión.
Como vosotros fuisteis ejemplo perfecto de vida interior, obtenedme el don de la más sincera oración. Que yo nunca ponga mi corazón en los bienes pasajeros de esta vida.
Dadme, vivo y constante amor a Jesús y a María. Obtenerme también una devoción sincera y obediencia a la Santa Iglesia y al Papa que la gobierna para que yo viva y muera con fe, esperanza y perfecta caridad.
Que yo siempre invoque los santos Nombres de Jesús y de María, y así me salve.


https://www.santopedia.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario