lunes, 1 de julio de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 2 de Julio – MARTES – 13ª – SEMANA DEL T. O. – C – San Otón de Bamberg




2 de Julio – MARTES –
13ª – SEMANA DEL T. O. – C –
San Otón de Bamberg

Lectura del libro del Génesis (19,15-29):

En aquellos días, los ángeles urgieron a Lot:
«Anda, toma a tu mujer y a esas dos hijas tuyas, para que no perezcan por culpa de Sodoma.»

Y, como no se decidía, los agarraron de la mano, a él, a su mujer y a las dos hijas, a quienes el Señor perdonaba; los sacaron y los guiaron fuera de la ciudad.
Una vez fuera, le dijeron:
«Ponte a salvo; no mires atrás. No te detengas en la vega; ponte a salvo en los montes, para no perecer.»
Lot les respondió:
«No. Vuestro siervo goza de vuestro favor, pues me habéis salvado la vida, tratándome con gran misericordia; yo no puedo ponerme a salvo en los montes, el desastre me alcanzará y moriré. Mira, ahí cerca hay una ciudad pequeña donde puedo refugiarme y escapar del peligro. Como la ciudad es pequeña, salvaré allí la vida.»
Le contestó:
«Accedo a lo que pides: no arrasaré esa ciudad que dices. Aprisa, ponte a salvo allí, pues no puedo hacer nada hasta que llegues.»
Por eso la ciudad se llama La Pequeña. Cuando Lot llegó a La Pequeña, salía el sol. El Señor, desde el cielo, hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. Arrasó aquellas ciudades y toda la vega con los habitantes de las ciudades y la hierba del campo. La mujer de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal.
Abrahán madrugó y se dirigió al sitio donde había estado con el Señor. Miró en dirección de Sodoma y Gomorra, toda la extensión de la vega, y vio humo que subía del suelo, como el humo de un horno. Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la vega, arrasando las ciudades donde había vivido Lot, se acordó de Abrahán y libró a Lot de la catástrofe.

Palabra de Dios

Salmo: 25,2-3.9-10.11-12

R/. Tengo ante los ojos, Señor, tu bondad

Escrútame, Señor, ponme a prueba,
sondea mis entrañas y mi corazón,
porque tengo ante los ojos tu bondad,
y camino en tu verdad. R/.
No arrebates mi alma con los pecadores,
ni mi vida con los sanguinarios,
que en su izquierda llevan infamias,
y su derecha está llena de sobornos. R/.
Yo, en cambio, camino en la integridad;
sálvame, ten misericordia de mí.
Mi pie se mantiene en el camino llano;
en la asamblea bendeciré al Señor. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,23-27):

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole:
«¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!»
Él les dijo:
«¡Cobardes! ¡Qué poca fe!»
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados:
«¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!»

Palabra del Señor

1.  Este extraño relato del Evangelio es también un relato de "seguimiento" de Jesús. Y eso es tan importante que ahí está la clave para enterarse de lo que aquí se quiere enseñar.
Todo empieza diciendo que "subió Jesús a la barca y sus discípulos lo siguieron". Lo que viene a continuación   es sencillamente explicar las consecuencias que tiene (o puede tener) el seguimiento de Jesús. Tales consecuencias fueron, en este caso, meterse en una tempestad que llegó a representar un peligro de muerte.
Seguir a Jesús, si es que estamos    hablando en serio, es cosa seria. Y puede llegar a ser asunto de vida o muerte.       

2.  Por tanto, parece una empresa estéril dedicarse a hacer conjeturas sobre si aquí se relata un hecho histórico, sobre la naturaleza meteorológica de las tempestades en el pequeño mar de Galilea, sobre lo inverosímil del sueño de Jesús cuando el mar bramaba amenazante, etc.
Lo que aquí importa no es fijar la historia, sino aprender la enseñanza religiosa que dan los evangelios. Y esa enseñanza se condensa en esto: "seguir a Jesús es una confrontación tempestuosa con poderes cósmicos, políticos, sociales, económicos y religiosos" (W. Carter, R Feiler).
Seguir a Jesús, por lo tanto, es tener la libertad y la audacia de enfrentarse a poderes que vemos que nos superan, que nos atemorizan, a los que no vemos solución. Pero, si hay seguimiento, hay enfrentamiento. Porque el seguimiento es fuente de libertad. Un seguidor de Jesús no se calla ante las injusticias sociales, ante los atropellos políticos, ante la corrupción de los gestores del capital.                   

3.  Pero el "seguimiento" es también "seguridad". El que está junto a Jesús ha
de saber y tener muy claro que sale adelante, aunque la impresión sea que fracasa, que se hunde, que los poderosos   se le imponen y lo aplastan.
Se puede triunfar, a los ojos del sistema, pero en realidad fracasar.  Porque cuando lo que se consigue es perpetuar el statu quo, la situación establecida, - ¿se puede cometer mayor canallada? - ¿No hay que actuar de forma que se haga estallar tanta canallada de desigualdades y atropellos contra los más indefensos, por más que se les dé un plato de comida o ropa usada en Caritas?

San Otón de Bamberg


En Bamberg, de Franconia, san Otón, obispo, que evangelizó con gran celo a los pomeranios.


Vida de San Otón de Bamberg

San Otón fue obispo de Bamberg y es llamado el Apóstol de Pomerania . Nació en Suabia, Alemania, y vivió en el siglo XII. Huérfano de padre y madre, enfrentó muchas dificultades para costear sus estudios en filosofía y ciencias humanas. Partió a Polonia para ganarse la vida. Poco a poco se estableció y fundó una escuela que ganó prestigio y le dio buenas ganancias.
Se hizo conocido y estimado en la corte polaca, amigo y consejero del emperador, que lo nombró obispo de Bomberg. San Otón, sin embargo, solamente quedó con la conciencia tranquila cuando fue consagrado obispo por el papa Pascual, alrededor del año 1106.
Es considerado el evangelizador de la Pomerania; fundó allí numerosos monasterios. Y apoyado por Boleslao, duque de Polonia que dominaba la región, y por Vratislao, duque cristiano de Pomerania, recorrió todas las ciudades instruyendo a los gentiles y bautizando a los que se adherían a la fe, intercediendo ante el príncipe por la liberación de los prisioneros, exhortando a todos a abandonar los ídolos y a convertirse al Dios de Jesucristo. Esparció misioneros por toda la Pomerania.

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