10 de Julio – MIERCOLES –
14ª – SEMANA DEL T. O. – C –
Lectura
del libro del Génesis (41,55-57;42,5-7.17-24a):
En aquellos días, llegó el hambre a todo Egipto, y el pueblo
reclamaba pan al Faraón; el Faraón decía a los egipcios:
«Dirigíos
a José y haced lo que él os diga.»
Cuando
el hambre cubrió toda la tierra, José abrió los graneros y repartió raciones a
los egipcios, mientras arreciaba el hambre en Egipto. Y de todos los países
venían a Egipto a comprarle a José, porque el hambre arreciaba en toda la
tierra.
Los
hijos de Jacob fueron entre otros a comprar grano, pues había hambre en Canaán.
José mandaba en el país y distribuía las raciones a todo el mundo. Vinieron,
pues, los hermanos de José y se postraron ante él, rostro en tierra.
Al ver a sus hermanos,
José los reconoció, pero él no se dio a conocer, sino que les habló duramente:
«¿De dónde venís?»
Contestaron: «De tierra
de Canaán, a comprar provisiones.»
Y los hizo detener
durante tres días.
Al
tercer día, les dijo:
«Yo
temo a Dios, por eso haréis lo siguiente, y salvaréis la vida: si sois gente
honrada, uno de vosotros quedará aquí encarcelado, y los demás irán a llevar
víveres a vuestras familias hambrientas; después me traeréis a vuestro hermano
menor; así probaréis que habéis dicho la verdad y no moriréis.»
Ellos
aceptaron, y se decían:
«Estamos
pagando el delito contra nuestro hermano, cuando le veíamos suplicarnos
angustiado y no le hicimos caso; por eso nos sucede esta desgracia.»
Intervino
Rubén:
«¿No os lo decía yo: "No pequéis contra
el muchacho", y no me hicisteis caso? Ahora nos piden cuentas de su
sangre.»
Ellos
no sabían que José les entendía, pues había usado intérprete. Él se retiró y
lloró; después volvió a ellos.
Palabra
de Dios
Salmo:
32,2-3.10-11.18-19
R/.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como
lo esperamos de ti
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el
arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico
nuevo,
acompañando los vítores
con bordones. R/.
El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de
los pueblos;
pero el plan del Señor
subsiste por siempre,
los proyectos de su
corazón, de edad en edad. R/.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su
misericordia,
para librar sus vidas de
la muerte
y reanimarlos en tiempo
de hambre. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (10,1-7):
En aquel tiempo, Jesús, llamando a sus doce discípulos, les dio
autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.
Éstos
son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su
hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé,
Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y
Judas Iscariote, el que lo entregó.
A
estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de
gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas
descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.»
Palabra
del Señor
1.
Jesús llama a doce "discípulos". Y les da autoridad, ¿para
qué? No para mandar, sino para curar. Lo que Jesús quiso, desde el primer
momento, no fue "someter" a la gente, sino "sanar" a los
que sufren. Este proyecto es capital para poder entender el Evangelio.
La elección de los doce apóstoles, tal
como Mateo la presenta, indica claramente, a juicio de este evangelio, lo que
Jesús pensaba y quería: se trataba de restaurar al pueblo de Israel. Por eso designa
a "doce un número que se repite tres veces en este texto (Mt 10, 1. 2. 5).
Y que el mismo Mateo explica porque así
representan a las doce tribus de Israel (Mt 19, 28).
2.
Jesús era un judío, nacido y educado en Israel, en la religión de Israel.
La religión que cada israelita vivía como la religión que Dios había revelado
al mundo.
Por eso, sin duda, Jesús pensó que lo
más urgente era reformar la religión revelada a su pueblo. Pero también la
religión se vio deformada a lo largo de los siglos y por causa de unos
dirigentes (sacerdotes, levitas, letrados y grupos políticos: fariseos y
saduceos) que se habían afirmado en sus poderes y sus intereses, olvidando y
abandonando al pueblo, que se veía "como ovejas sin pastor" (Mt 9,
36)
3.
La Iglesia se estructuró apostólicamente, a partir de los doce apóstoles
cuyos sucesores se dieron en los obispos. Pero es importante saber que nada de
esto fue pensado así o decidido por Jesús.
La sucesión apostólica ("sucesión
episcopal") es producto de una evolución que no se completó hasta el s.
III.
Todo esto nos viene a decir que los
cristianos debemos aceptar la estructura apostólica y jerárquica de la Iglesia.
Pero teniendo muy claro que, antes que cualquier estructura, está la voluntad
de Jesús de reformar la religión, para que deje de estar centrada en los que
mandan; y para que tenga el centro de sus preocupaciones en la vida de cada ser
humano y en el pueblo. Lo mismo que ocurrió en vida de Jesús.
San Cristóbal de Licia
En Licia, san Cristóbal, mártir.
Patrón de los transportistas y conductores.
Vida de San Cristóbal de Licia
Cristóbal significa "el que carga o portador de
Cristo".
¿Quién era? Con la historia en la mano poco puede decirse de él,
como mucho que quizá un mártir de Asia menor a quien ya se rendía culto en el
Siglo v. Su nombre griego, «el portador de Cristo», es enigmático, y se
empareja con una de las leyendas más bellas y significativas de toda la
tradición cristiana. Nos lo pintan como un hombre muy apuesto de estatura
colosal, con gran fuerza física, y tan orgulloso que no se conformaba con
servir a amos que no fueran dignos de él.
Cristóbal sirvió primero a un rey, aparente señor de la tierra, a
quién Cristóbal vio temblando un día cuando le mencionaron al demonio.
Cristóbal entonces decidió ponerse al servicio del diablo,
verdadero príncipe de este mundo, y buscó a un brujo que se lo presentará. Pero
en el camino el brujo pasó junto a una Cruz, y temblando la evitó. Cristóbal le
pregunto entonces si él le temía a las cruces, contestándole el brujo que no,
que le temía a quién había muerto en la Cruz, Jesucristo. Cristóbal le pregunto
entonces si el demonio temía también a Cristo, y el brujo le contestó que el
diablo tiembla a la sola mención de una Cruz donde murió él tal Jesucristo.
¿Quién podrá ser ese raro personaje tan poderoso aun después de
morir? Se lanza a los caminos en su busca y termina por apostarse junto al vado
de un río por donde pasan incontables viajeros a los que él lleva hasta la otra
orilla a cambio de unas monedas. Nadie le da razón del hombre muerto en la cruz
que aterroriza al Diablo.
Hasta que un día cruza la corriente cargado con un insignificante
niño a quien no se molesta en preguntar; ¿qué va a saber aquella frágil
criatura? A mitad del río su peso se hace insoportable y sólo a costa de
enormes esfuerzos consigue llegar a la orilla: Cristóbal llevaba a hombros más
que el universo entero, al mismo Dios que lo creó y redimió. Por fin había
encontrado a Aquél a quien buscaba.
--¿Quién eres, niño, que me pesabas tanto que parecía que
transportaba el mundo entero?
--Tienes razón, le dijo
el Niño. Peso más que el mundo entero, pues soy el creador del mundo. Yo soy
Cristo. Me buscabas y me has encontrado. Desde ahora te llamarás Cristóforo,
Cristóbal, el portador de Cristo. A cualquiera que ayudes a pasar el río, me ayudas
a mí.
Cristóbal fue bautizado en Antioquía. Se dirigió sin demora a
predicar a Licia y a Samos. Allí fue encarcelado por el rey Dagón, que estaba a
las órdenes del emperador Decio. Resistió a los halagos de Dagón para que se
retractara. Dagón le envió dos cortesanas, Niceta y Aquilina, para seducirlo.
Pero fueron ganadas por Cristóbal y murieron mártires. Después de varios
intentos de tortura, ordenó degollarlo. Según Gualterio de Espira, la nación
Siria y el mismo Dagón se convirtieron a Cristo.
San Cristóbal es un Santo muy popular, y poetas modernos, como
García Lorca y Antonio Machado, lo han cantado con inspiradas estrofas. Su
efigie, siempre colosal y gigantesca, decora muchísimas catedrales, como la de
Toledo, y nos inspira a todos protección y confianza.
Sus admiradores, para simbolizar su fortaleza, su amor a Cristo y
la excelencia de sus virtudes, le representaron de gran corpulencia, con Jesús
sobre los hombros y con un árbol lleno de hojas por báculo.
Esto ha dado lugar a las leyendas con que se ha oscurecido su
vida. Se le considera patrono de los transportadores y automovilistas.
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