15 DE ENERO – VIERNES
–
1ª – SEMANA DEL T.O. – B –
SANTA RAQUEL
Lectura de la carta a los
Hebreos (4,1-5.11):
HERMANOS:
Temamos, no sea que,
estando aún en vigor la promesa de entrar en su descanso, alguno de vosotros
crea haber perdido la oportunidad.
También nosotros hemos
recibido la buena noticia, igual que ellos; pero el mensaje que oyeron no les
sirvió de nada a quienes no se adhirieron por La fe a los que lo habían
escuchado.
Así pues, los
creyentes entremos en el descanso, de acuerdo con lo dicho:
«He jurado en mi
cólera
que no entrarán en mi descanso»,
y eso que sus obras estaban terminadas desde la
creación del mundo.
Acerca del día séptimo
se dijo:
«Y descansó Dios el
día séptimo de todo el trabajo que había hecho».
En nuestro pasaje
añade:
«No entrarán en mi
descanso».
Empeñémonos, por
tanto, en entrar en aquel descanso, para que nadie caiga, imitando aquella
desobediencia.
Palabra de Dios
Salmo: 77,3.4bc.6c-7.8
R/. No olvidéis las
acciones de Dios
V/. Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Señor, su poder. R/.
V/. Que surjan y lo cuenten a sus hijos,
para que pongan en Dios su confianza
y no olviden las acciones de Dios,
sino que guarden sus mandamientos. R/.
V/. Para que no imiten a sus padres,
generación rebelde y pertinaz;
generación de corazón inconstante,
de espíritu infiel a Dios. R/.
Lectura del santo
evangelio según san Marcos (2,1-12):
CUANDO a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se
supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta.
Y les proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole
un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el
gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete
y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que
tenían, le dice al paralítico:
«Hijo, tus pecados te
son perdonados».
Unos escribas, que
estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
«¿Por qué habla éste
así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo uno, Dios?».
Jesús se dio cuenta
enseguida de lo que pensaban y les dijo:
«¿Por qué pensáis eso?
¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados” o
decir: “Levántate, coge la camilla y echa a andar”?
Pues, para que veáis
que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados -dice
al paralítico-:
“Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu
casa”».
Se levantó, cogió
inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y
daban gloria a Dios, diciendo:
«Nunca hemos visto una
cosa igual».
Palabra del Señor
1. Se sabe con seguridad que, desde
tiempos muy remotos, los seres humanos establecieron extrañas relaciones entre
las desgracias y los pecados. Es decir,
se establecieron relaciones misteriosas entre el sufrimiento y la conducta
humana. De forma que se llegó a la
conclusión de que el mal físico es consecuencia del mal ético. Relacionando el
mal ético, no con la conducta humana,
sino más bien con los rituales de la religión. Ya Tito Livio lo recuerda:
"El desastre hizo recordar la religión": adversae res
admonuerunt religionum (5, 51, 8).
Así, la "simbólica del mal" (Paul Ricoeur) se relacionó con la
"culpa", la "mancha" o la "ofensa". Todo ello
vinculado, no tanto a conductas "humanas", sino "rituales".
Así, el "pecado" y el "miedo" al castigo divino estaba
asegurado (Jean Delumeau).
2. En el fondo, la causa de estas
extrañas relaciones tiene mucho que ver con el poder religioso de los
dirigentes religiosos. Así, ellos mantienen su control y la fuerza para
perpetuar la "mentalidad sumisa", que se traduce en obediencia,
alimentada por el miedo al castigo de los dioses. Sin saberlo, los letrados mal
pensantes, ante la bondad de Jesús con el paralítico, eran portadores de estas
ideas míticas y de tiempos desconocidos, mediante las que tales letrados
mantenían su poder sobre las conciencias de la pobre gente, que, además de
sufrir enfermedades, carencias y desgracias, tenía que someterse a los
"hombres de lo sagrado".
3. El relato de este evangelio es la
indicación más clara de que Jesús quiso acabar con estas complicaciones para la
conciencia de la gente. Para lo que era necesario dejar patente que, por
supuesto, Dios es quien perdona los pecados. Pero el medio para conseguir ese
perdón no está en el sometimiento a los "hombres de lo sagrado".
El perdón de los pecados se explica y se demuestra por la fuerza de la
bondad con el que sufre, la misericordia con el que se ve incapacitado. Y la
lucha contra todo lo que es desgracia y causa de dolor en los seres humanos.
A Jesús le llevaron un hombre destrozado. Por su parálisis total. Y por su
mala conciencia. Jesús lo sanó por completo. Por tanto, en la medida en que
vamos por la vida dando felicidad, paz y esperanza, en esa misma medida queda
perdonado todo posible pecado.
SANTA RAQUEL
Esposa de
Jacob,
Etimológicamente significa “oveja”. Viene de la lengua
hebrea.
Era una de las hijas más bellas de
Labán.
Justamente fue en el tiempo en que
trabajaba Jacob para este señor, cuando se enamoró de ella. Gracias al amor que
sentía por ella, aguantó siete años de duro trabajo en casa de Labán.
Pero Labán le
dijo que, si quería casarse con Raquel, tenía que estar siete años más y,
además, unirse primero con Lía.
Durante muchos
años, Raquel no pudo tener hijos. Pero como confiaba plenamente en la
Providencia divina, Dios le dio a José.
Cuando Jacob
partió para su casa, Raquel robó secretamente los amuletos paternos.
Pasados unos más,
Raquel dio a luz a su segundo hijo Benjamín.
Al leer la
Biblia, en el libro del Génesis 29 y 30, llegamos a conocer a esta mujer.
Esta última
“1...tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos o si no, me muero.
2. Y Jacob se enojó contra Raquel y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el
fruto de tu vientre? 3. Y ella dijo: He aquí mi sierva Bilha; llégate a ella.
4. Y así le dio a Bilha su sierva por mujer; y Jacob se llegó a ella. 4. Y
concibió Bilha, y dio un hijo a Jacob. 6. Dijo entonces Raquel: Me juzgó Dios,
y también oyó mi voz, y me dio un hijo. Por tanto, llamó su nombre Dan.
En otras palabras,
Raquel tomó como suyo el hijo que su sirvienta tuvo con Jacob. “Dar a luz sobre
las rodillas” puede entenderse como la adopción de este recién nacido, aunque
no es ésta la única interpretación posible.
Para nuestro
propósito, Dan es el primer hijo de la segunda esposa de Jacob.
La elegía de
David ha quedado grabada en la tradición judía y se sigue enseñando como
siempre: "En realidad, el primer hijo que Raquel misma dio a luz fue
José".
Un autor del
primer siglo dijo estas palabras:" El amor interesado fenece, cuando el
interés ya no existe. Mas el amor desinteresado perdura hasta la eternidad. El
amor de Amnon por Tamar (II Samuel, 13) es el prototipo del amor interesado,
mientras que el amor de David y Jonatán lo es del mismo amor desinteresado".
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