24 DE ENERO – DOMINGO
–
3ª – SEMANA DEL T.O. –
B –
SAN FRANCISCO DE SALES
Lectura de la profecía de Jonás (3,1-5.10):
En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás:
«Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te
digo.»
Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran
ciudad, tres días hacían falta para recorrerla.
Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando:
«¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»
Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de
saco, grandes y pequeños.
Y vio Dios sus obras, su conversión de
la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había
amenazado a Nínive, y no la ejecutó.
Palabra de Dios
Salmo 24,4-5ab.6-7bc.8-9
R/. Señor, enséñame tus caminos
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y
Salvador. R/.
Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con
rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
(7,29-31):
Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que
los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no
lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran,
como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de
él: porque la representación de este mundo se termina.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,14-20):
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio
de Dios.
Decía:
«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed
en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que
eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo:
«Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a
Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca
repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los
jornaleros y se marcharon con él.
Palabra del Señor
El anuncio del Reino
y los primeros colaboradores.
El
domingo pasado, el evangelio de Juan nos contó cómo Jesús entró en contacto con
algunos de los que más tarde serían sus discípulos. Este domingo volvemos al
evangelio de Marcos, que será el usado básicamente durante el Ciclo B. En tres
escenas, las dos últimas estrechamente relacionadas, nos cuenta la forma
sorprendente como comienza a actuar Jesús.
1ª escena: Anuncio del
Reino y la conversión (Mc 1,14-15).
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar
el Evangelio de Dios. Decía:
̶ Se
ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el
Evangelio.
Marcos ofrece tres
datos:
1) momento en el que
Jesús comienza a actuar;
2) lugar de su
actividad;
3) contenido de su
predicación.
Momento. «Cuando
detuvieron a Juan». Como si ese acontecimiento despertase en él la conciencia
de que debe continuar la obra de Juan. Nosotros estamos acostumbrados a ver a
Jesús de manera demasiado divina, como si supiese perfectamente lo que debe
hacer en cada instante. Pero es muy probable que Dios Padre le hablase igual
que a nosotros, a través de los acontecimientos. En este caso, la desaparición
de Juan Bautista y la necesidad de llenar su vacío. Mc no se detiene en contar
las causas de esta prisión (lo dirá más adelante), y parece dar por conocidos
los hechos. ¿Qué hizo Jesús desde la estancia en el desierto hasta entonces?
¿Cuánto tiempo transcurrió? Mc no informa de ello. Lo único que sugiere es que
el "precursor", el mensajero, tiene que desaparecer de la escena
antes de que Jesús comience su actividad.
Lugar de actividad. Galilea. A diferencia de Juan, Jesús no
se instala en un sitio concreto, esperando que la gente venga a su encuentro.
Como el pastor que busca la oveja perdida, se dedica a recorrer los pueblecillos
y aldeas de Galilea, 204 según Flavio Josefo. Galilea era una región de 70 km
de largo por 40 de ancho, con desniveles que van de los 300 a los 1200 ms. En
tiempos de Jesús era una zona rica, importante y famosa, como afirma Flavio
Josefo (Guerra III, 41-43), aunque su riqueza estaba muy mal
repartida, igual que en todo el Imperio romano. Zona también conflictiva y
politizada. En ella se moverá Jesús. Podemos imaginarlo solo (siempre lo
imaginamos acompañado de sus discípulos), subiendo cuestas, bajando al lago,
recorriendo las aldeas de la orilla, deteniéndose a hablar con la gente.
Los judíos de Judá y Jerusalén
no estimaban mucho a los galileos: «Si alguien quiere enriquecerse, que vaya al
norte; si desea adquirir sabiduría, que venga al sur», comentaba un rabino
orgulloso. Y el evangelio de Juan recoge una idea parecida, cuando los sumos
sacerdotes y los fariseos dicen a Nicodemo: «Indaga y verás que de Galilea no
sale ningún profeta» (Jn 7,52).
Mensaje. ¿Qué dice Jesús a esa pobre
gente, campesinos de las montañas y pescadores del lago? Su mensaje
lo resume Marcos en un anuncio («Se ha cumplido el plazo, el reinado de Dios
está cerca») y una invitación («convertíos y creed en la buena noticia»).
El anuncio encaja en la
mentalidad apocalíptica, bastante difundida por entonces en algunos grupos
religiosos judíos. Ante las desgracias que ocurren en el mundo, y a las que no
encuentran solución, esperan un mundo nuevo, maravilloso: el reino de Dios.
Para estos autores era fundamental calcular el momento en el que irrumpiría ese
reinado y qué señales lo anunciarían. Jesús no cae en esa trampa: no habla del
momento concreto ni de las señales. Se limita a decir que «está cerca».
Pero lo más importante es que
vincula ese anuncio con una invitación a convertirse y a creer en la buena
noticia.
Convertirse implica dos cosas:
volver a Dios y mejorar la conducta. La imagen que mejor lo explica es la del
hijo pródigo: abandonó la casa paterna y terminó dilapidando su fortuna; debe
volver a su padre y cambiar de vida. Esta llamada a la conversión es típica de
los profetas y no extrañaría a ninguno de los oyentes de Jesús.
Jesús invita también a «creer
en la buena noticia» del reinado de Dios, aunque los romanos les cobren toda
clase de tributos, aunque la situación económica y política sea muy dura,
aunque se sientan marginados y despreciados. Esa buena noticia se concretará
pronto en la curación de enfermos, que devuelve la salud física, y el perdón de
los pecados, que devuelve la paz y la alegría interior.
Cualquier persona de buena
voluntad aceptaría la invitación a convertirse. Pero las personas de buena
voluntad pueden ser también muy escépticas. Ante la idea de que «se ha cumplido
el plazo» podrían sonreír, como nosotros cuando diversas sectas nos anuncian el
inminente fin del mundo.
Para comprender bien el
evangelio es importante que adoptemos ante Jesús una postura de
distanciamiento. Sería bueno rebelarnos ante este aspecto de su mensaje y
resistirnos a creer. Así entenderemos mejor lo que él quiere transmitir
realmente y captaremos que no habla de un cataclismo, del fin del mundo, sino
de la aparición de algo nuevo.
2ª escena:
llamamiento de Simón y Andrés
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el
hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les
dijo:
̶ Venid
en pos de mí y os haré pescadores de hombres.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Este acto fundamental de la vida de Jesús lo cuenta
Marcos como la cosa más normal del mundo. Pasando por la orilla ve a dos
muchachos. Se supone que no es una mirada rápida y superficial, como solemos
ver a la gente que nos cruzamos por la calle. Es la visión de uno que busca
seguidores e intuye lo profundo de la persona, lo que puede llegar a ser más
que lo que es.
Marcos dice que son hermanos y cómo se llaman: Simón
y Andrés. Queda claro quién es el primer discípulo llamado por Jesús: Pedro,
que terminará siendo el más importante. Están en la orilla, tirando el
esparavel, una red pequeña que se lanza con la mano. (En Internet hay videos
sobre este sistema de pesca, que sigue practicándose en nuestros días).
Jesús no los invita a seguirlo,
se lo ordena: «Venid conmigo», y les promete una nueva profesión: «pescadores
de hombres». La orden de seguirlo carece de paralelo en los grandes profetas.
Isaías, Jeremías, Ezequiel, tuvieron discípulos; pero, que sepamos, a ninguno
de ellos le ordenaron: «Vente conmigo». A lo sumo se podría citar el caso de
Elías, que echa su manto sobre Eliseo, dándole a entender que quiere que lo
siga (1 Re 19). Pero hay una diferencia esencial entre Elías y Jesús. Elías
llama a Eliseo porque Dios se lo ha ordenado (1 Re 19,15). Jesús actúa por
propia iniciativa y poder. También existe diferencia entre Jesús y los rabinos.
Los rabinos tenían discípulos, y era típico de ellos seguir al maestro. Pero el
rabino no los llamaba ni les daba la orden de seguirlo.
En cuanto a la promesa de convertirlos en
«pescadores de hombres», lo más probable es que Simón y Andrés la interpretaran
de forma muy sencilla, sin las complicaciones que pretenden algunos
comentaristas.
En cualquier caso, «inmediatamente dejaron las redes
(di,ktua) y lo siguieron». El cambio de sustantivo parece sugerir que, además
del esparavel, tenían otras redes, y las dejaron todas.
3ª escena:
llamamiento de Santiago y Juan
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su
hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los
llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon
en pos de él.
A Santiago y Juan los encuentra también en la
orilla, dentro de la barca con su padre Zebedeo, remendando o preparando sus
redes. En este caso se trataría de la red de trasmallo, para la
que se requiere un bote de unos cinco o seis metros y, al menos, cuatro o cinco
personas. A ellos no les habla de
convertirse en pescadores de hombres, pero lo siguen «abandonando a su padre en
la barca con los jornaleros». Quien conoce la historia de Elías y Eliseo advierte
enseguida la diferencia: cuando Elías llama a Eliseo, este pide permiso para
despedirse de sus padres y organiza un gran banquete. Elías se lo permite, con
tal de que vuelva. No hay prisa. Cuando es Jesús quien llama no cabe dilación
ni despedida. Se deja todo de inmediato.
Marcos parece sugerir que el sacrificio de estos dos
hermanos es mayor: no dejan solo unas redes, sino a su padre y una barca. La
presencia del padre, pescador, es normal. En cambio, la barca sugiere una
diferencia social entre las dos parejas de hermanos. Basándose en este texto,
Santiago Guijarro distingue entre los pescadores tres grupos bien
diferenciados: «el de aquellos que tenían barca y redes, el de los que solo
poseían redes, y el de quienes no poseían ninguna de las dos cosas y tenían que
trabajar como jornaleros». Al primer grupo pertenecen Santiago y Juan; al
segundo, Pedro y Andrés. En los dos
casos, independientemente de la posición económica, es clara la radicalidad en
el seguimiento de Jesús.
Unos protagonistas desconcertantes y misteriosos
Estos dos relatos de vocación, aparentemente tan
fáciles de entender, están plagados de misterios cuando se piensa en los
principales protagonistas.
Empezando por Jesús, ¿quién contrataría a cuatro
pescadores para fundar y dirigir una multinacional? Solo un loco. No necesitan
un título de las universidades de Jerusalén o Babilonia. No es preciso que
hayan estudiado con los mejores rabinos ni que se sepan la Torá de memoria.
Basta que quieran seguirlo renunciando a todo. Pero, ¿qué pretende Jesús? En
este momento del evangelio, sin disponer de más datos, solo podemos decir que
Jesús busca unas personas que lo acompañen, con intención de que le ayuden a
aumentar el número de sus seguidores. ¿Con qué finalidad? No lo sabemos.
Si misteriosa resulta la conducta de Jesús, también
lo es la de los cuatro llamados. ¿Qué los mueve a dejarlo todo,
incluso al padre (de Simón no sabemos todavía que está casado) y seguir a Jesús
sin conocerlo previamente? Aquí hay dos cuestiones distintas: el conocimiento
previo y el seguimiento radical.
Que
ya conocían a Jesús lo dan por seguro algunos aludiendo al cuarto evangelio,
donde se dice que Jesús entró en contacto con ellos cuando el bautismo (Jn
1,35-51). O afirmando que el verdadero orden de los acontecimientos es el que
se ha conservado en el evangelio de Lucas (4,31-5,11): después de curar a un
hombre con espíritu inmundo, a la suegra de Pedro, después de otras muchas
curaciones y expulsiones de demonios, cuando Jesús es ya de sobras conocido, es
cuando llama a los cuatro primeros discípulos y estos lo siguen.
Pero
este conocimiento previo no resuelve el problema del seguimiento radical,
renunciando a todo. ¿Qué les movió a ello? Marcos no lo dice en este momento.
Más adelante indicará que Santiago y Juan lo hicieron, al menos en parte, por
ambición política: estaban convencidos de que Jesús llegaría a reinar en
Jerusalén y ellos pretendían los dos primeros puestos en su corte (Mc
10,35-37). También Simón, al confesar a Jesús como Mesías, rechazando el
sufrimiento y la muerte, demuestra una preocupación política. Sin embargo, esta
explicación, aunque sea válida, supone adelantar datos. En este momento nos
quedamos sin saber qué movió a los cuatro a seguir a Jesús.
Lo
que no admite duda es que lo siguieron. Y esto debía provocar en los primeros
lectores del evangelio de Marcos un profundo asombro ante el poder de atracción
de Jesús y la disponibilidad absoluta de los discípulos. Algo en lo que se
verían reflejados, porque también ellos y ellas habían sentido la llamada de
Jesús y, a pesar de todas las dificultades y críticas, lo habían seguido.
Estos
cuatro discípulos representan el primer fruto de la predicación de Jesús: creen
en la buena noticia del Reinado de Dios, lo siguen y cambian radicalmente de vida.
La conversión de los
ninivitas (Jonás 3,1-5.10)
La primera lectura ha
sido elegida porque los ninivitas, los nazis de aquella época, al convertirse
gracias a la predicación de Jonás, nos sirven de modelo. Mucho más motivo
tenemos nosotros para convertirnos al escuchar la predicación de Jesús. Sin
embargo, los motivos que aducen Jesús y Jonás son muy distintos: Jesús anima anunciando
la cercanía del reinado de Dios; Jonás asusta anunciando que
«dentro de cuarenta días Nínive será arrasada».
«Señor, enséñame tus
caminos» (Salmo 24)
El salmo encaja mucho más con el evangelio que con la primera
lectura. Porque Jonás no enseña nada, solo amenaza. En cambio, Jesús,
proclamando el evangelio de Dios, nos enseña a caminar por el camino que Dios
quiere y nos recuerda que «el Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a
los pecadores». Aparte de agradecérselo, debemos pedirle: «haz que camine con
lealtad»
SAN FRANCISCO DE
SALES
Obispo, patrono de los periodistas
(1567-1622)
Nació el 21 de agosto de 1567 en Thorens (Francia), en el seno de una
familia noble de Saboya.
Fue bautizado al día siguiente en la Iglesia parroquial de Thorens, con el
nombre de Francisco Buenaventura.
Durante toda su vida sería su patrono San Francisco de Asís. El cuarto donde
él nació se llamaba "el cuarto de San Francisco", porque había en él
una imagen del "Poverello" predicando a los pájaros y a los peces.
Cursó estudios en la escuela jesuita de Clermont, en París y en la
Universidad de Padua.
Le otorgaron en 1591, el grado de doctor en leyes en esta última institución
y fue ordenado sacerdote dos años después.
En 1594 es enviado a Chablais, una antigua región del ducado de Saboya, para
convertir a los calvinistas.
En 1602 es nombrado obispo de Ginebra.
En 1610 colaboró en la fundación de la orden de la Visitación de Nuestra
Señora, dedicada a las personas excluidas por problemas físicos de ingresar en
otras órdenes.
Sus obras incluyen los conocidos clásicos religiosos Introducción a la vida devota
(1609) y Tratado sobre el amor de Dios, además de numerosas cartas y sermones.
Francisco de Sales falleció en Lyon el 28 de diciembre de 1622.
Se cuenta que al hacerle la autopsia le encontraron el hígado endurecido
como un piedra. Esto se explica por la enorme violencia que tuvo que hacerse
este hombre de fuerte carácter para hacerse y aparecer amable, delicado y
bondadoso en el trato.
En el año 1665 le canonizaron. Los milagros que empezaron a obtenerse por su
intercesión fueron tan numerosos, que el Santo Padre lo declaró santo cuando
apenas hacía 40 años que se había muerto. En 1877, el papa Pío IX le declaró
doctor de la Iglesia. Considerado desde 1922 como el santo patrón de los
escritores católicos, y de los periodistas Su festividad se celebra el 24 de
enero.
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