29 DE ENERO – VIERNES
–
3ª – SEMANA DEL T.O. –
B –
San Pedro Nolasco
Lectura de la carta a los
Hebreos (10,32-39):
HERMANOS:
Recordad aquellos días
primeros, en los que, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y
sufrimientos: unos, expuestos públicamente a oprobios y malos tratos; otros,
solidarios de los que eran tratados así.
Compartisteis el
sufrimiento de los encarcelados, aceptasteis con alegría que os confiscaran los
bienes, sabiendo que teníais bienes mejores y permanentes.
No renunciéis, pues, a
vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa.
Os hace falta
paciencia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa.
«Un poquito de tiempo
todavía
y el que viene llegará sin retraso;
mi justo vivirá por la fe,
pero si se arredra le retiraré mi favor».
Pero nosotros no somos
gente que se arredra para su perdición, sino hombres de fe para salvar el alma.
Palabra de Dios
Salmo: 36,3-4.5-6.23-24.39-40
R/. El Señor es quien
salva a los justos
V/. Confía en el Señor y haz el bien:
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R/.
V/. Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía. R/.
V/. El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace en sus caminos;
si tropieza, no caerá,
porque el Señor lo tiene de la mano. R/.
V/. El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra, los libra de los
malvados
y los salva porque se acogen a él. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 4,26-34
En aquel tiempo, Jesús decía al gentío:
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él
duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin
que él sepa cómo.
La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga,
después el grano.
Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios?
¿Qué parábola usaremos?
Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más
pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás
hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a
su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su
entender.
Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba
todo en privado.
Palabra del Señor.
1. Jesús
presenta aquí el Reino de Dios utilizando dos parábolas: la de la semilla
automática y la de la pequeñez. Así, Jesús nos enseña dos cosas importantes:
1) El Reino de Dios crece por sí solo y aunque nosotros ni
nos demos cuenta de tal crecimiento.
2) El Reino de Dios, en todo caso y como realidad atribuible
a Dios, es y será siempre algo muy pequeño, que pasará quizá inadvertido y, en
todo caso, será una cosa insignificante.
2. Estas
dos parábolas nos ayudan a superar todos los pesimismos y desalientos. Con
frecuencia, pensamos que el asunto del Reino de Dios está en crisis, sufre un
declive y ya no interesa a nadie. Este tipo de catastrofismo es propio de
personas o grupos que identifican el Reino de Dios con el triunfo de la
religión. Pero Jesús no lo presentó así.
El Evangelio
relaciona el Reino de Dios con la curación de enfermos y el alivio de penas y
sufrimientos (Mt 4, 23-24) y con la expulsión de demonios (Mt 12, 28).
El crecimiento del
Reino no es el crecimiento de la religiosidad, sino el crecimiento de la
felicidad, dignidad y libertad de las personas.
3. Si le
damos la razón al Evangelio -y no a los fanáticos de la religión-, tenemos
motivos para el optimismo cristiano. El ejemplo más claro es la creciente
preocupación por las víctimas. En este sentido, estamos asistiendo a un
"gran estreno antropológico" (R. Girard).
Nuestra sociedad ha abolido primero la esclavitud y después la servidumbre. A continuación, ha llegado la
protección de la infancia, la promoción y liberación de la mujer, el cuidado de
los ancianos, los extranjeros, la lucha contra la miseria y el hambre, los
derechos humanos. Nuestro mundo no ha inventado la compasión, pero sí la ha
universalizado. Y nos hemos convencido de que el poder de transformación más
eficaz no es la violencia revolucionaria, sino la moderna preocupación por
víctimas. Se ha puesto en marcha un proceso que ya es imparable. Lo importante
ahora es acelerarlo. El dolor que nos queda es que vemos que todavía el
problema de la codicia (por el dinero y la riqueza) sigue teniendo más fuerza
que el sufrimiento de los refugiados, que huyen de la violencia, de la muerte y
del dolor insoportable.
San Pedro Nolasco
Fundador de la Orden
de la Madre de Dios de la Merced (los Mercedarios) -1189-1258
Nace en Barcelona, España, 1189. A los 15 años sufre la
muerte de su padre y se dispone a repartir santamente sus muchos bienes a lo que
su madre asiente.
Años más tarde, estando en edad de casarse, peregrina a
Monserrat. Allí, a los pies de la Virgen, pudo comprender mejor el vacío de las
vanidades mundanas y el tesoro que es la vida eterna. Prometió entonces a la
Virgen mantenerse puro y dedicarse a su servicio.
Eran tiempos en que los musulmanes saqueaban las costas
y llevaban a los cristianos como esclavos al África. La horrenda condición de
estas víctimas era indescriptible. Muchos por eso perdían la fe pensando que
Dios les había abandonado. Pedro Nolasco era comerciante. Decidió dedicar su
fortuna a la liberación del mayor número posible de esclavos. Recordaba la
frase del evangelio: "No almacenen su fortuna en esta tierra donde los
ladrones la roban y la polilla la devora y el moho la corroe. Almacenen su
fortuna en el cielo, donde no hay ladrones que roben, ni polilla que devore ni
óxido que las dañe" Mt 6,20.
En 1203 el laico San Pedro Nolasco iniciaba en Valencia
la redención de cautivos, redimiendo con su propio patrimonio a 300 cautivos.
Forma un grupo dispuesto a poner en común sus bienes y organiza expediciones
para negociar redenciones. Su condición de comerciantes les facilita la obra.
Comerciaban para rescatar esclavos. Cuando se les acabó el dinero forman grupos
-cofradías- para recaudar la "limosna para los cautivos". Pero llega
un momento en que la ayuda se agota. Pedro Nolasco se plantea entrar en alguna
orden religiosa o retirarse al desierto. Entra en una etapa de reflexión y
oración profunda.
Intervención de la Virgen para la fundación
La noche del 1 al 2 de agosto del año 1218, la Virgen
se le apareció a Pedro Nolasco. Según una tradición dudosa, también se apareció
la Virgen a San Raimundo de Peñafort, y al rey Jaime I de Aragón, y les
comunicó a los tres por separado su deseo de fundar una orden para redimir
cautivos.
El hecho es que la Virgen María movió profundamente el
corazón de Pedro Nolasco para fundar la orden de la Merced y formalizar el
trabajo que él y sus compañeros hacían ya por 15 años. El 10 de agosto de 1218
en el altar mayor de la Catedral de Barcelona, en presencia del rey Jaime I de
Aragón y del obispo Berenguer de Palou, se crea la nueva institución. Pedro y
sus compañeros vistieron el hábito y recibieron el escudo con las cuatro barras
rojas sobre un fondo amarillo de la corona de Aragón y la cruz blanca sobre
fondo rojo, titular de la catedral de Barcelona. Pedro Nolasco reconoció
siempre a María Santísima como la auténtica fundadora de la orden mercedaria.
Su patrona es La Virgen de la Merced. "Merced" significa
"misericordia".
La nueva orden fue laica en los primeros tiempos. Su
primera ubicación fue el hospital de Santa Eulalia, junto al palacio real. Allí
recogían a indigentes y a cautivos que regresaban de tierras de moros y no
tenían donde ir. Seguían la labor que ya antes hacían de crear conciencia sobre
los cautivos y recaudar dinero para liberarlos. Eran acompañados con frecuencia
de excautivos, ya que, cuando uno era rescatado, tenía obligación de participar
durante algún tiempo en este servicio. Normalmente iban cada año en
expediciones redentoras. San Pedro continuó sus viajes personalmente en busca
de esclavos cristianos. En Argelia, África, lo hicieron prisionero, pero logró
conseguir su libertad. Aprovechando sus dones de comerciante, organizó con
éxito por muchas ciudades colectas para los esclavos.
Los frailes hacían, además de los tres votos de la vida
religiosa, pobreza, castidad y obediencia, un cuarto: dedicar su vida a liberar
esclavos. Al entrar en la orden los miembros se comprometían a quedarse en
lugar de algún cautivo que estuviese en peligro de perder la fe, en caso de que
el dinero no alcanzara a pagar su redención. Entre los que se quedaron como
esclavos está San Pedro Ermengol, un noble que entró en la orden tras una juventud
disoluta. Este cuarto voto distinguió a la nueva comunidad de mercedarios.
El Papa Gregorio Nono aprobó la comunidad y San Pedro
Nolasco fue nombrado Superior General.
El rey Jaime decía que, si había logrado conquistar la
ciudad de Valencia, ello se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Cada vez
que obtenía algún triunfo lo atribuía a las oraciones de este santo.
Antes de morir, a los 77 años, pronunció el Salmo 76:
"Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con
tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados".
Su intercesión logró muchos milagros y el Sumo
Pontífice lo declaró santo en 1628.
La misión redentora la continúa hoy la familia
mercedaria a través de sus institutos religiosos y asociaciones de laicos. Es
también la misión de todo buen cristiano.
¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a
verte?" Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto
hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo
hicisteis." Mateo 25:39-40
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