lunes, 25 de enero de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 27 DE ENERO – MIERCOLES – 3ª – SEMANA DEL T.O. – B – STª ANGELA DE MERICI

 

 


 

27 DE ENERO – MIERCOLES –

3ª – SEMANA DEL T.O. – B –

STª  ANGELA  DE  MERICI

 

Lectura de la carta a los Hebreos (10,11-18):

 

Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.

Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. Esto nos lo atestigua también el Espíritu Santo.

En efecto, después de decir:

Así será la alianza que haré con ellos después de aquellos días dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones y las escribiré en su mente; añade: Y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus crímenes.

Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 109,1.2.3.4

 

R/. Tú eres sacerdote eterno,

según el rito de Melquisedec

 

Oráculo del Señor a mi Señor:

Siéntate a mi derecha,

y haré de tus enemigos

estrado de tus pies. R/.

 

Desde Sión extenderá el Señor

el poder de tu cetro:

somete en la batalla a tus enemigos. R/.

 

Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,

entre esplendores sagrados;

yo mismo te engendré,

como rocío, antes de la aurora. R/.

 

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:

Tú eres sacerdote eterno,

según el rito de Melquisedec. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,1-20):

 

En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y el gentío se quedó en la orilla.

Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar:

«Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron.

Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó.

Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano.

El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno.»

Y añadió:

«El que tenga oídos para oír, que oiga.»

Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.

Él les dijo:

«A vosotros se os han comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdonen.»

Y añadió:

«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás?

El sembrador siembra la palabra.

Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos.

Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso; al escucharla, la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben.

Hay otros que reciben la simiente entre zarzas; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril.

Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno.»

 

Palabra del Señor

 

1.  Dios se nos comunica en su Palabra. La Palabra que está en el Evangelio) y, sobre todo, en Jesús.

La Palabra se comunica cuando se escucha, y cuando la escucha se convierte en "convicción". Pero una convicción "se define por el hecho de que orientamos nuestro comportamiento conforme a ella" (J. Habermas). 

Una convicción es una regla de conducta (Charles S. Peirce).

Cuando una convicción no se traduce en una conducta, no es auténtica. La palabra que solo trasmite conocimiento, admiración, emoción o entusiasmo, eso no es la Palabra de Dios.

 

2.  La superficialidad, la dureza de corazón o los afanes de la vida impiden que la Palabra se traduzca en convicciones, que cambien nuestros hábitos de conducta.  Hay teólogos que conocen el Evangelio, poetas que lo admiran, devotos que se emocionan al leerlo o escucharlo, y mucha gente que se entusiasma con tal frase o tal relato. Pero todo eso sirve de poco, si no cambia nuestra vida, de forma que se ajuste a lo que fue la vida de Jesús.

 

3.  Lo estamos viendo en nuestro tiempo, con motivo de la crisis. La gente se angustia cuando ve que se queda sin trabajo o que el sueldo no le llega a fin de mes. Lo que sufren los demás, eso ya es cosa que no preocupa tanto. O no importa en absoluto. La Palabra de Dios, que Jesús ha sembrado en nuestro corazón, ha caído entre zarzas o en tierra dura, no en un corazón sensible y bondadoso.  - ¿Es eso lo que nos ocurre?

 

4.  Pero, en el tema de la Palabra y si es que llegamos hasta el fondo del problema, hay algo capital, que nunca deberíamos olvidar. San Juan de la Cruz,

hablando de este asunto capital, escribió este texto genial: "Si te tengo ya habladas todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra, ¿qué te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso? Pon los ojos solo en él, porque en él te lo tengo todo dicho y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas. Porque tú pides locuciones y revelaciones en parte, y si pones en él los ojos, lo hallarás en todo: porque él es toda mi locución y respuesta y es toda mi visión y toda mi revelación. Lo cual os he ya hablado,

respondido, manifestado y revelado, dándoosle por hermano, compañero y maestro, precio y premio" (Subida al Monte Carmelo, 2, 22).

En la vida de Jesús, Dios nos ha dicho todo lo que podía y tenía que decirnos. No hay más.

 

STª  ANGELA  DE  MERICI

1474 – 1540

Nació alrededor del año 1470 en Desenzano, región de Venecia. Tomó el hábito de la tercera Orden franciscana y reunió a un grupo de jóvenes, a las que instruyó en la práctica de la caridad y en la promoción cultural. En el año 1535 fundó en Brescia una sociedad de mujeres, bajo la advocación de santa Úrsula, dedicadas a la formación cristiana de las niñas pobres. Murió en 1540.

Es la fundadora de las Hermanas Ursulinas. Su nombre significa "Mensaje de Dios".

Nació en Italia en 1474 y tiene el mérito de haber fundado la primera comunidad religiosa femenina para educar niñas.

Se crió en una familia campesina muy creyente, donde cada noche leían la vida de un Santo, y esto la enfervorizaba mucho y la entusiasmaba por la religión.

Quedó huérfana de padre y madre cuando aún era muy niña y esto la impresionó muchísimo. Después durante toda su vida le pediría perdón a Dios por no haber confiado lo suficientemente en su juventud en la Providencia Divina que a nadie abandona.

Su infancia es muy sufrida y tiene que trabajar duramente, pero esto la hace fuerte y la vuelve comprensiva con las niñas pobres que necesitan ayuda para poderse instruir debidamente.

Se hace Terciaria Franciscana y sin haber hecho sino estudios de primaria, llega a ser consejera de gobernadores, obispos, doctores y sacerdotes. Es que había recibido del Espíritu Santo el Don del Consejo, que consiste en saber lo que más conviene hacer y evitar en cada ocasión.

Viendo que las niñas no tenían quién las educara y las librara de peligros mortales, y que las teorías nuevas llevaban a la gente a querer organizar la vida como si Dios no existiera, fundó la Comunidad de Hermanas Ursulinas (en honor a Santa Ursula, la santa mártir del siglo IV, que dirigía el grupo de muchachas llamadas "Las once mil vírgenes, que murieron por defender su religión y su castidad).

Lo que más le impresionaba era que las niñas de los campos y pueblos que visitaba no sabían nada o casi nada de religión. Sus papás o no sabían o no querían enseñarles catecismo. Por eso ella organizó a sus amigas en una asociación dedicada a enseñar catecismo en cada barrio y en cada vereda.

Angela era de baja estatura, pero tenía todas las cualidades de líder y de guía para influir en los demás. Y además tenía mucha simpatía y agradabilidad en su trato.

En Brescia fundó una escuela y de allí se extendió su Comunidad de Ursulinas por muchas partes. Un grupo de 28 muchachas muy piadosas se vino a vivir en casa de Angela y con ellas fundó la Comunidad. En una visión contempló un enorme grupo de jóvenes vestidas de blanco que volaban hacia el cielo, y una voz le dijo: "Estas son tus religiosas educadoras".

La gente consideraba a Santa Ursula como una gran líder o guía de mujeres. Por eso Angela puso a sus religiosas el nombre de Ursulinas.

La Comunidad de Ursulinas fue fundada en 1535, y cinco años después murió su fundadora, Santa Angela, el 27 de enero de 1540. Fue canonizada en 1807.

Un hombre le preguntó un día en plena calle: ¿Qué consejo me recomienda para comportarme debidamente? Y ella le respondió: "Compórtese cada día como deseara haberse comportado cuando le llegue la hora de morirse y de darle cuenta a Dios".

Sus últimas palabras fueron: "Dios mío, yo te amo".

Que estas sean también las palabras que nosotros digamos no sólo al tiempo de morir, sino muchísimas veces durante toda nuestra vida.

 

 

 

 

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