27 DE ENERO – MIERCOLES
–
3ª – SEMANA DEL T.O. –
B –
STª ANGELA DE
MERICI
Lectura de la carta a los
Hebreos (10,11-18):
Cualquier otro
sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos
sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo
ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a
la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean
puestos como estrado de sus pies.
Con una sola ofrenda
ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. Esto nos lo
atestigua también el Espíritu Santo.
En efecto, después de
decir:
Así será la alianza
que haré con ellos después de aquellos días dice el Señor: Pondré mis leyes en
sus corazones y las escribiré en su mente; añade: Y no me acordaré ya de sus
pecados ni de sus crímenes.
Donde hay perdón, no
hay ofrenda por los pecados.
Palabra de Dios
Salmo: 109,1.2.3.4
R/. Tú eres sacerdote
eterno,
según el rito de Melquisedec
Oráculo del Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies. R/.
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R/.
Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré,
como rocío, antes de la aurora. R/.
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec. R/.
Lectura del santo
evangelio según san Marcos (4,1-20):
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto
al lago. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca; se
sentó, y el gentío se quedó en la orilla.
Les enseñó mucho rato
con parábolas, como él solía enseñar:
«Escuchad: Salió el
sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los
pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en
terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda,
brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz,
se secó.
Otro poco cayó entre
zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano.
El resto cayó en
tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del
sesenta o del ciento por uno.»
Y añadió:
«El que tenga oídos
para oír, que oiga.»
Cuando se quedó solo,
los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las
parábolas.
Él les dijo:
«A vosotros se os han
comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se
les presenta en parábolas, para que por más que miren, no vean, por más que
oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdonen.»
Y añadió:
«¿No entendéis esta
parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás?
El sembrador siembra
la palabra.
Hay unos que están al
borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan,
viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos.
Hay otros que reciben
la simiente como terreno pedregoso; al escucharla, la acogen con alegría, pero
no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución
por la palabra, en seguida sucumben.
Hay otros que reciben
la simiente entre zarzas; éstos son los que escuchan la palabra, pero los
afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los
invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril.
Los otros son los que
reciben la simiente en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una
cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno.»
Palabra del Señor
1. Dios se nos comunica en su Palabra. La Palabra que está en el
Evangelio) y, sobre todo, en Jesús.
La Palabra se comunica cuando se escucha, y cuando la escucha se convierte
en "convicción". Pero una convicción "se define por el
hecho de que orientamos nuestro comportamiento conforme a ella" (J.
Habermas).
Una convicción es una regla de conducta (Charles S. Peirce).
Cuando una convicción no se traduce en una conducta, no es auténtica. La
palabra que solo trasmite conocimiento, admiración, emoción o entusiasmo, eso
no es la Palabra de Dios.
2. La superficialidad, la dureza de corazón o los afanes de la vida
impiden que la Palabra se traduzca en convicciones, que cambien nuestros
hábitos de conducta. Hay teólogos que conocen el Evangelio, poetas que lo
admiran, devotos que se emocionan al leerlo o escucharlo, y mucha gente que se
entusiasma con tal frase o tal relato. Pero todo eso sirve de poco, si no
cambia nuestra vida, de forma que se ajuste a lo que fue la vida de Jesús.
3. Lo estamos viendo en nuestro tiempo, con motivo de la crisis. La
gente se angustia cuando ve que se queda sin trabajo o que el sueldo no le
llega a fin de mes. Lo que sufren los demás, eso ya es cosa que no preocupa
tanto. O no importa en absoluto. La Palabra de Dios, que Jesús ha sembrado en
nuestro corazón, ha caído entre zarzas o en tierra dura, no en un corazón
sensible y bondadoso. - ¿Es eso lo que nos ocurre?
4. Pero, en el tema de la Palabra y si es que llegamos hasta el fondo
del problema, hay algo capital, que nunca deberíamos olvidar. San Juan de la
Cruz,
hablando de este asunto capital,
escribió este texto genial: "Si te tengo ya habladas todas las cosas en mi
Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra, ¿qué te puedo yo ahora responder o
revelar que sea más que eso? Pon los ojos solo en él, porque en él te lo tengo
todo dicho y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas.
Porque tú pides locuciones y revelaciones en parte, y si pones en él los ojos,
lo hallarás en todo: porque él es toda mi locución y respuesta y es toda mi
visión y toda mi revelación. Lo cual os he ya hablado,
respondido, manifestado y revelado,
dándoosle por hermano, compañero y maestro, precio y premio" (Subida al
Monte Carmelo, 2, 22).
En la vida de Jesús, Dios nos ha dicho todo lo que podía y tenía que
decirnos. No hay más.
STª ANGELA DE
MERICI
1474
– 1540
Nació alrededor del año
1470 en Desenzano, región de Venecia. Tomó el hábito de la tercera Orden
franciscana y reunió a un grupo de jóvenes, a las que instruyó en la práctica
de la caridad y en la promoción cultural. En el año 1535 fundó en Brescia una
sociedad de mujeres, bajo la advocación de santa Úrsula, dedicadas a la
formación cristiana de las niñas pobres. Murió en 1540.
Es la
fundadora de las Hermanas Ursulinas. Su nombre significa "Mensaje de
Dios".
Nació
en Italia en 1474 y tiene el mérito de haber fundado
la primera comunidad religiosa femenina para educar niñas.
Se
crió en una familia campesina muy creyente, donde cada noche leían la vida de
un Santo, y esto la enfervorizaba mucho y la entusiasmaba por la religión.
Quedó
huérfana de padre y madre cuando aún era muy niña y esto la impresionó
muchísimo. Después durante toda su vida le pediría perdón a Dios por no haber
confiado lo suficientemente en su juventud en la Providencia Divina que a nadie
abandona.
Su
infancia es muy sufrida y tiene que trabajar duramente, pero esto la hace
fuerte y la vuelve comprensiva con las niñas pobres que necesitan ayuda para
poderse instruir debidamente.
Se
hace Terciaria Franciscana y sin haber hecho sino estudios de primaria, llega a
ser consejera de gobernadores, obispos, doctores y sacerdotes. Es que había
recibido del Espíritu Santo el Don del Consejo, que consiste en saber lo que
más conviene hacer y evitar en cada ocasión.
Viendo
que las niñas no tenían quién las educara y las librara de peligros mortales, y
que las teorías nuevas llevaban a la gente a querer organizar la vida como si
Dios no existiera, fundó la Comunidad de Hermanas Ursulinas (en honor a Santa
Ursula, la santa mártir del siglo IV, que dirigía el grupo de muchachas
llamadas "Las once mil vírgenes, que murieron por defender su religión y
su castidad).
Lo que
más le impresionaba era que las niñas de los campos y pueblos que visitaba no
sabían nada o casi nada de religión. Sus papás o no sabían o no querían
enseñarles catecismo. Por eso ella organizó a sus amigas en una asociación
dedicada a enseñar catecismo en cada barrio y en cada vereda.
Angela
era de baja estatura, pero tenía todas las cualidades de líder y de guía para
influir en los demás. Y además tenía mucha simpatía y agradabilidad en su
trato.
En
Brescia fundó una escuela y de allí se extendió su Comunidad de Ursulinas por
muchas partes. Un grupo de 28 muchachas muy piadosas se vino a vivir en casa de
Angela y con ellas fundó la Comunidad. En una visión contempló un enorme grupo
de jóvenes vestidas de blanco que volaban hacia el cielo, y una voz le dijo:
"Estas son tus religiosas educadoras".
La
gente consideraba a Santa Ursula como una gran líder o guía de mujeres. Por eso
Angela puso a sus religiosas el nombre de Ursulinas.
La
Comunidad de Ursulinas fue fundada en 1535, y cinco años después murió su
fundadora, Santa Angela, el 27 de enero de 1540. Fue canonizada en 1807.
Un
hombre le preguntó un día en plena calle: ¿Qué consejo me recomienda para
comportarme debidamente? Y ella le respondió: "Compórtese cada día como
deseara haberse comportado cuando le llegue la hora de morirse y de darle
cuenta a Dios".
Sus
últimas palabras fueron: "Dios mío, yo te amo".
Que
estas sean también las palabras que nosotros digamos no sólo al tiempo de
morir, sino muchísimas veces durante toda nuestra vida.
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