jueves, 4 de abril de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 6 - DE ABRIL – SÁBADO DE LA OCTAVA DE PASCUA – SAN PEDRO DE VERONA, mártir dominico

 



 

 6 - DE ABRIL

– SÁBADO DE LA OCTAVA DE PASCUA –

SAN PEDRO DE VERONA,

mártir dominico

 

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,13-21):

En aquellos días, los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, viendo la seguridad de Pedro y Juan, y notando que eran hombres sin letras ni instrucción, estaban sorprendidos. Reconocían que habían sido compañeros de Jesús, pero, viendo de pie junto a ellos al hombre que había sido curado, no encontraban respuesta.

Les mandaron salir del Sanedrín y se pusieron a deliberar entre ellos, diciendo:

«¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente que todo Jerusalén conoce el milagro realizado por ellos, no podemos negarlo; pero, para evitar que se siga divulgando, les prohibiremos con amenazas que vuelvan a hablar a nadie de ese nombre».

Y habiéndolos llamado, les prohibieron severamente predicar y enseñar en el nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan les replicaron diciendo:

«¿Es justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a él? Juzgadlo vosotros. Por nuestra parte no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído».

Pero ellos, repitiendo la prohibición, los soltaron, sin encontrar la manera de castigarlos a causa del pueblo, porque todos daban gloria a Dios por lo sucedido.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 117,1.14-15.16-18.19-21 

R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste

Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

El Señor es mi fuerza y mi energía,

él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria

en las tiendas de los justos R/.

«La diestra del Señor es poderosa.

La diestra del Señor es excelsa».

No he de morir, viviré

para contar las hazañas del Señor.

Me castigó, me castigó el Señor,

pero no me entregó a la muerte. R/.

Abridme las puertas de la salvación,

y entraré para dar gracias al Señor.

Esta es la puerta del Señor:

los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste

y fuiste mi salvación. R/.

                                                                                     

Secuencia (Opcional)

Ofrezcan los cristianos

ofrendas de alabanza

a gloria de la Víctima

propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado

que a las ovejas salva,

a Dios y a los culpables

unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte

en singular batalla,

y, muerto el que es la Vida,

triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino,

María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso,

la tumba abandonada,

los ángeles testigos,

sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras

mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,

allí el Señor aguarda;

allí veréis los suyos

la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos,

sabemos por tu gracia

que estás resucitado;

la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate

de la miseria humana

y da a tus fieles parte

en tu victoria santa.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (16,9-15):

Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.

Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.

Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.

También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.

Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.

Y les dijo:

«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».

 

Palabra del Señor

 

  1.  Este texto no fue escrito por el autor del evangelio de Marcos. No aparece en los papiros y códices más antiguos e importantes. Fue añadido algún tiempo después. Y ha sido aceptado como auténtico por las comunidades cristianas y por la autoridad de la Iglesia. Su antigüedad, tan cercana al texto original de Marcos, lo autentifica.

 

  2.   El mismo Jesús que había liberado a la Magdalena de los males que la oprimían es el Jesús que se le muestra a ella y a los demás discípulos.  Se afirma, una vez más, la identidad del Jesús resucitado y del Jesús que había muerto. Como se ha dicho muy bien, solo puede haber resurrección donde previamente ha habido muerte. Pero, además, los textos evangélicos no hablan solo de muerte, sino más concretamente de muerte en cruz.

 

  3.   La consecuencia que se sigue de lo dicho es clara: si la resurrección nos habla de la cruz y se comprende desde la cruz, de forma que sin cruz no hay resurrección, los crucificados de la historia son el lugar más apropiado para comprender la resurrección de Jesús (J. Sobrino).

Dios no resucitó a un muerto cualquiera. Dios resucitó a un crucificado. La resurrección de Jesús es el argumento, que tenemos los cristianos, para fundamentar la esperanza de las víctimas de la historia para reivindicar la vida y la dignidad que les fueron arrebatadas por la violencia.

 

SAN PEDRO DE VERONA,

mártir dominico

 



   San Pedro de Verona es considerado el segundo santo de la Orden de Predicadores (dominicos). Fue un insigne predicador que llevó su misión al punto de entregar la vida en el martirio. Su prédica estuvo dedicada a combatir la herejía de los cátaros o albigenses, quienes, en el siglo XIII, habían extendido su “maniqueísmo cristiano” con relativo éxito por la Europa occidental, incluyendo el centro y norte de Italia, de donde era originario este Santo.

 

   San Pedro Mártir, como también se le conoce, nació en Verona, región de Lombardía (Italia), en 1205. Aunque sus padres estuvieron vinculados al catarismo, Pedro tomó distancia de dicha doctrina gracias a su estadía en la Universidad de Bolonia. Tras estudiar en dicho recinto académico, recibió el hábito dominico de manos del mismo Santo Domingo de Guzmán.

 

   De acuerdo con el Beato Santiago de la Vorágine, San Pedro fue un gran conocedor de las Sagradas Escrituras y un ejemplo de pureza, austeridad y firmeza en defensa de la fe. Precisamente este hagiógrafo subraya que Pedro de Verona, aun habiendo sido parte de una familia “entenebrecida por el error”, supo “conservarse inmune” a la mala doctrina. Prueba de ello fue su pronto ingreso a la Orden de Predicadores en días en los que Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden, aún vivía.

 

   Terminada su formación eclesiástica, fue ordenado sacerdote. Su trabajo evangelizador lo llevó a enseñar la recta doctrina cristiana y combatir las herejías en Vercelli, Roma, Florencia y otras ciudades del norte de Italia. Instituyó las denominadas "Asociaciones de la fe" y la "Cofradía para la alabanza de la Virgen María” en Milán, Florencia y Perugia.

 

   En 1248 fue designado prior del convento de Asti y un año después del de Piacenza. En 1251, el Papa Inocencio IV lo nombró inquisidor de Lombardía y prior de Como. Mientras su fama se extendía, sus enemigos hacían planes para deshacerse de él.

 

   El complot en su contra se ejecutó el 6 de abril de 1252, cuando el Santo regresaba de Milán al monasterio de Como, ubicado muy cerca de la localidad de Barlassina. San Pedro de Verona fue atacado por Carino de Bálsamo, quien le asestó dos golpes de hacha en la cabeza con el propósito de asesinarlo. Pedro, mientras se desangraba y con las últimas fuerzas que le quedaban, escribió con el dedo ensangrentado sobre el suelo: "Creo en Dios".

 

   El 9 de marzo de 1253, solo un año después de su muerte, fue canonizado por el Papa Inocencio IV. Su cuerpo fue trasladado luego a Milán y sus restos reposan hoy en la iglesia de San Eustorgio. Su fiesta se celebra cada 6 de abril.

 

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