lunes, 29 de abril de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 - DE MAYO – MIERCOLES – 5ª SEMANA DE PASCUA – B San José Obrero

 

 


 1 - DE MAYO – MIERCOLES –

  SEMANA DE PASCUA – B

San José Obrero

 

    Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-6):

 

EN aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.

Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron, diciendo:

«Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés».

Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 121,1-2.4-5

       R/. Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R/.

Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor. R/.

Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R/.

 

       Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):

 

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

 

Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

 

Palabra del Señor

 

1.  Los "frutos" son el resultado de lo que da de sí la vida. Y son enteramente necesarios para mantener la vida. Por eso existe una conexión directa entre "fruto" y "vida". De tal manera que, como explica Jesús en el sermón del monte, por el fruto se ve la autenticidad del árbol o de la planta (Mt 7, 16 par; Lc 6, 44; Mt 7,17...), lo que es acentuado por el mismo Jesús, en Mt 7, 21 ss.

La calidad de cada persona se ve por los resultados que da su vida. Hay gente que se pasa la vida consumiendo los frutos que otros producen.  Como hay personas que rinden más de lo que uno se puede imaginar.

 

2.  Lo que dice Jesús sobre la vid y los sarmientos, con el fruto que se ha de esperar, se suele aplicar a la vida espiritual y a la religiosidad. Pero no se piensa en la "productividad" en el trabajo, en la vida en general.

Es conocido el tema de Max Weber cuando explica cómo la propia profesión se debe vivir como la vocación a la que Dios llama a cada cual. Está fuera de duda que los países del Norte de Europa, de matriz protestante, han fomentado una religiosidad que les ha llevado a entender la propia profesión como la vocación, mientras que los países del Sur de Europa, más condicionados por la tradición católica, han derivado la religiosidad hacia las prácticas de piedad y ritos sacramentales.

El resultado ha sido el contraste entre la riqueza de los países del Norte y la pobreza de los países del Sur. Las consecuencias que estamos palpando en la actual crisis económica están a la vista de todos.

 

3.  Sin duda alguna, tenemos que repensar cómo y hasta qué punto nuestra fe cristiana influye en nuestra productividad, en los frutos que damos, para que este mundo sea más habitable y en él haya menos sufrimiento. La responsabilidad laboral, profesional, ciudadana, hasta en la honradez de nuestra ética económica y financiera, todo eso, entra -tendría que entrar- de lleno en la meditación de la vid y los sarmientos.

 

San José Obrero

 

 

                       San José, obrero

                         Memoria libre

 

 Fiesta instituida por Pío XII el 1 de mayo de 1955, para que –como dijo el mismo Papa a los obreros reunidos aquel día en la Plaza de San Pedro– «el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también vuestro próvido guardián y el de vuestras familias».

El 1 de mayo la Iglesia celebra la Fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores, fecha que coincide con el Día Mundial del Trabajo. Esta celebración litúrgica fue instituida en 1955 por el Siervo de Dios, Papa Pío XII, ante un grupo de obreros reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.

El Santo Padre pidió en esa oportunidad que “el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias”.

Pío XII quiso que el Santo Custodio de la Sagrada Familia, “sea para todos los obreros del mundo, especial protector ante Dios, y escudo para tutela y defensa en las penalidades y en los riesgos del trabajo”.

Por su parte, San Juan Pablo II en su encíclica a los trabajadores “Laborem exercens” destacó que “mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido ‘se hace más hombre’”.

Posteriormente, en el Jubileo de los Trabajadores en el 2000, el Papa de la Familia dijo: “Queridos trabajadores, empresarios, cooperadores, agentes financieros y comerciantes, unid vuestros brazos, vuestra mente y vuestro corazón para contribuir a construir una sociedad que respete al hombre y su trabajo”.

“El hombre vale más por lo que es que por lo que tiene. Cuanto se realiza al servicio de una justicia mayor, de una fraternidad más vasta y de un orden más humano en las relaciones sociales, cuenta más que cualquier tipo de progreso en el campo técnico”, añadió”.

Se cristianizó una fiesta que había sido hasta el momento la ocasión anual del trabajador para manifestar sus reivindicaciones, su descontento y hasta sus anhelos. Fácilmente en las grandes ciudades se observaba un paro general y con no menos frecuencia se podían observar las consecuencias sociales que llevan consigo la envidia, el odio y las bajas pasiones repetidamente soliviantadas por los agitadores de turno. En nuestro occidente se aprovechaba también ese momento para lanzar reiteradas calumnias contra la Iglesia que era presentada como fuerza aliada con el capitalismo y consecuentemente como el enemigo de los trabajadores.

Fue después de la época de la industrialización cuando toma cuerpo la fiesta del trabajo. Las grandes masas obreras han salido perjudicadas con el cambio y aparecen extensas masas de proletarios. También hay otros elementos que ayudan a echar leña al fuego del odio: la propaganda socialista-comunista de la lucha de clases.

 

 

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