23 DE JULIO – LUNES
16ª – SEMANA DEL T. O. – B –
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (2,19-20):
Para la
Ley yo estoy muerto, porque la Ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios.
Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en
mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me
amó hasta entregarse por mí.
Palabra de Dios
Salmo:33,2-3.4-5.6-7.8-9.10-11
R/. Bendigo al Señor en todo momento
Bendigo al
Señor en todo momento,
su
alabanza está siempre en mi boca;
mi alma
se gloría en el Señor:
que los
humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad
conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos
juntos su nombre.
Yo
consulté al Señor, y me respondió,
me libró
de todas mis ansias. R/.
Contempladlo,
y quedaréis radiantes,
vuestro
rostro no se avergonzará.
Si el
afligido invoca al Señor,
él lo
escucha y lo salva de sus angustias. R/.
El ángel
del Señor acampa
en torno
a sus fieles y los protege.
Gustad y
ved qué bueno es el Señor,
dichoso
el que se acoge a él. R/.
Todos sus
santos, temed al Señor,
porque
nada les falta a los que le temen;
los ricos
empobrecen y pasan hambre,
los que
buscan al Señor no carecen de nada. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo
sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda,
para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado;
permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por
sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y
yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no
permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen
y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen
en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi
Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»
Palabra del Señor
1.- En
Europa celebramos hoy a Santa Brígida como una de nuestras patronas. La clave
para comprender el porqué de ese título y cómo nos afecta a nosotros, está en
echar una mirada a su vida. Brígida nació en Suecia a principios del siglo XIV.
Era hija del gobernador de una provincia. Pertenecía por tanto a la nobleza y
fue educada como noble. En aquellos tiempos eso significa aprender a leer y a
escribir y una cuidada educación espiritual. Casó, como no podía ser de otra
manera, con un noble y tuvo ocho hijos. Pero cuidó con esmero su vida cristiana
y participó, como era costumbre en la época, en diversas peregrinaciones. Así
llegó a Santiago de Compostela. A la vuelta, habiéndose salvado su marido de
una enfermedad grave al pasar por Francia, los esposos decidieron entregarse
más radicalmente a Dios.
2.- Al
poco tiempo queda viuda y funda un monasterio. Pero Brígida no se preocupa sólo
por su salvación personal. La Iglesia está dividida. El Papa ha abandonado Roma
y está en Aviñón. Los reinos cristianos están divididos. Así que abandona
Suecia y se dirige al sur. Se instala en Roma y desde allí insta repetidas
veces al Papa a dejar Aviñón y a retornar a Roma, a hacer las paces.
3.- Podríamos
seguir contando su vida, pero ya es suficiente. Brígida fue una laica. Quizá lo
último que se haya podido ser en la Iglesia: no ser ministro ordenado y,
además, ser mujer. Pero se dejó llevar por el Espíritu y fue portadora de un
espíritu profético que le llevaba a denunciar la mala conducta y los errores de
papas, reyes y nobles. Sin miedo, sin importarle las consecuencias. Hoy nos
hacen falta hombres y mujeres en la Iglesia que, como santa Brígida, sean
profetas del Espíritu, que nos llamen a la unidad, a ser fieles al Evangelio,
que recuerden a nuestros pueblos que, por encima del consumismo y del
bienestar, está la solidaridad y la unidad, la fraternidad y la justicia.
Santa Brígida de Suecia
Brígida significa: Fuerte y brillante.
Esta santa mujer tuvo la dicha de nacer en una familia que tenía como
herencia de sus antepasados una gran religiosidad. Sus abuelos y bisabuelos
fueron en peregrinación hasta Jerusalén y sus padres se confesaban y comulgaban
todos los viernes, y como eran de la familia de los gobernantes de Suecia, y
tenían muchas posesiones, empleaban sus riquezas en construir iglesias y
conventos y en ayudar a cuanto pobre encontraban. Su padre era gobernador de la
principal provincia de Suecia.
Brígida nació en Upsala (Suecia), en 1303.
De niña su mayor gusto era oír a la mamá leer las vidas de los
Santos.
Cuando apenas tenía seis años ya tuvo su primera revelación. Se le
apareció la Sma. Virgen a invitarla a llevar una vida santa, totalmente del
agrado de Dios. En adelante las apariciones celestiales serán frecuentísimas en
su vida, hasta tal punto que ella llegó a creer que se trataba de alucinaciones
o falsas imaginaciones. Pero consultó con el sacerdote más sabio y famoso de
Suecia, y él, después de estudiar detenidamente su caso, le dijo que podía
seguir creyendo en esto, pues eran mensajes celestiales.
Cuando tenía 13 años asistió a un sermón de cuaresma, predicado por
un famoso misionero. Y este santo sacerdote habló tan emocionantemente acerca
de la Pasión y Muerte de Jesucristo, que Brígida quedó totalmente entusiasmada
por nuestro Redentor. En adelante su devoción preferida será la de Jesucristo
Crucificado.
Un día rezando con todo fervor delante de un crucifijo muy chorreante
de sangre, le dijo a Nuestro Señor: - ¿Quién te puso así? - y oyó que Cristo le
decía: "Los que desprecian mi amor". "Los que no le dan importancia
al amor que yo les he tenido". Desde ese día se propuso hacer que todos
los que trataran con ella amaran más a Jesucristo. Su padre la casó con Ulf,
hijo de otro gobernante. Tuvieron un matrimonio feliz que duró 28 años. Sus
hijos fueron 8, cuatro varones y cuatro mujeres. Una de sus hijas fue Santa
Catalina de Suecia. Un hijo fue religioso. Otros dos se portaron muy bien, y
Carlos fue un pícaro que la hizo sufrir toda la vida. Sólo a la hora en que él
se iba a morir logró la santa con sus oraciones que él se arrepintiera y
pidiera perdón de sus pecados a Dios. Dos de sus hijas se hicieron religiosas,
y otra fue "la oveja negra de la familia", que con sus aventuras nada
santas martirizó a la buena mamá. Fue pues una familia como muchas otras: con
gente muy buena y gente que hace sufrir.
Brígida era la dama principal de las que colaboraban con el rey y la
reina de Suecia. Pero en el palacio se dio cuenta de que se gastaba mucho
dinero en lujos y comilonas y se explotaba al pueblo. Quiso llamar la atención
a los reyes, pero estos no le hicieron caso. Entonces pidió permiso y se fue
con su esposo en peregrinación a Santiago de Compostela en España. En el viaje
enfermó Ulf gravemente. Brígida oró por él y en un sueño se le apareció San
Diosnisio a decirle que se le concedía la curación, con tal de que se dedicara
a una vida santa. El marido curó y entró de religioso cisterciense y unos años
después murió santamente en el convento.
En una visión oyó que Jesús Crucificado le decía: "Yo en la vida
sufrí pobreza, y tú tienes demasiados lujos y comodidades". Desde ese día
Brígida dejó todos sus vestidos elegantes y empezó a vestir como la gente
pobre. Ya nunca más durmió en camas muy cómodas, sino siempre sobre duras
tablas. Y fue repartiendo todos los bienes entre los pobres de manera que ella
llegó a ser también muy pobre.
Con su hija Santa Catalina de Suecia se fue a Roma y en esa ciudad
permaneció 14 años, dedicada a la oración, a visitar y ayudar enfermos, a
visitar como peregrina orante muchos santuarios, y a dictar sus revelaciones
que están contenidas en ocho tomos (Sufrió muy fuertes tentaciones de orgullo y
sensualidad). Desde Roma escribió a muchas autoridades civiles y eclesiásticas
y al mismo Sumo Pontífice (que en ese tiempo vivía en Avignon, Francia)
corrigiendo muchos errores y repartiendo consejos sumamente provechosos. Sus
avisos sirvieron enormemente para mejorar las costumbres y disminuir los
vicios.
Por inspiración del cielo fundó la Comunidad de San Salvador. El
principal convento estaba en la capital de Suecia y tenía 60 monjas. Ese
convento se convirtió en el centro literario más importante de su nación en
esos tiempos. Con el tiempo llegó a tener 70 conventos de monjas en toda
Europa.
Se fue a visitar los santos lugares donde vivió, predicó y murió
Nuestro Señor Jesucristo, y allá recibió continuas revelaciones acerca de cómo
fue la vida de Jesús. Las escribió en uno de los tomos de sus revelaciones, y
son muy interesantes. En Tierra Santa parecía vivir en éxtasis todos los días.
Al volver de Jerusalén se sintió muy débil y el 23 de juilio de 1373,
a la edad de 70 años murió en Roma con gran fama de santidad. A los 18 años de
haber muerto, fue declarada santa por el Sumo Pontífice. Sus revelaciones eran
tan estimadas en su tiempo, que los sacerdotes las leían a los fieles en las
misas.
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