16 DE JULIO - LUNES
15a SEMANA DEL
T. O. – B –
Lectura del libro de Isaías (1,10-17):
Oíd la
palabra del Señor, príncipes de Sodoma; escucha la enseñanza de nuestro Dios,
pueblo de Gomorra: «¿Qué me importa el número de vuestros sacrificios? –dice el
Señor–. Estoy harto de holocaustos de carneros, de grasa de cebones; la sangre
de toros, corderos y chivos no me agrada. - ¿Por qué entráis a visitarme? - ¿Quién
pide algo de vuestras manos cuando pisáis mis atrios?
No me traigáis más dones vacíos, más incienso execrable.
Novilunios, sábados, asambleas, no los aguanto. Vuestras solemnidades y fiestas
las detesto; se me han vuelto una carga que no soporto más. Cuando extendéis
las manos, cierro los ojos; aunque multipliquéis las plegarias, no os
escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre. Lavaos, purificaos, apartad
de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien;
buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la
viuda.»
Palabra de Dios
Salmo: 49
R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios
«No te
reprocho tus sacrificios,
pues
siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no
aceptaré un becerro de tu casa,
ni un
cabrito de tus rebaños.» R/.
«¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes
siempre en la boca mi alianza,
tú que
detestas mi enseñanza
y te
echas a la espalda mis mandatos?» R/.
«Esto
haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees
que soy como tú?
Te
acusaré, te lo echaré en cara.
El que me
ofrece acción de gracias, ése me honra;
al que
sigue buen camino
le haré
ver la salvación de Dios.» R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,34–11,1):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he
venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su
padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada
uno serán los de su propia casa.
El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno
de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el
que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí.
El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por
mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me
recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es
profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo
tendrá paga de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca,
a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os
lo aseguro.»
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos,
partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
Palabra del Señor
1. Lo
que dice Jesús sobre la espada que divide a la familia resulta lógicamente
provocativo y duro de aceptar. Para entenderlo, es necesario recordar que la
familia judía del tiempo de Jesús era
distinta de la actual. Era la "familia patriarcal", en la que el
padre y patriarca tenía todos los derechos, mientras que la mujer y los hijos
no tenían más que obligaciones, la sumisión total. Eso precisamente es lo que
Jesús no tolera. Y porque no lo tolera, puede afirmar que ha venido a
"sembrar" los conflictos que simbolizan las "espadas".
2. Los
conflictos que anuncia Jesús en la familia no provienen de que en ella unos
crean en Jesús y otros no. Lo que Jesús ataca no es un problema de fe
religiosa, sino una estructura familiar opresora, en la que:
1) No hay libertad para decidir.
2) Hay
una desigualdad total de derechos entre hombres y mujeres.
Las divisiones que enumera Jesús son conflictos
generacionales y de sexos. No habla para nada de enfrentamientos religiosos.
3. La
familia reproduce lo que es la sociedad, y es la institución transmisora del
modelo de sociedad existente y de los valores que la determinan. El
movimiento,
que originó Jesús, en cuanto movimiento
socio-religioso de una revolución de valores, afecta, antes que nada, a
la fuente donde se trasmiten los valores y así se perpetúan los conflictos
sociales y de relaciones humanas.
Aquí está el nudo del problema más fuerte que a
muchos nos plantea el Evangelio.
NTRA. SRA. VIRGEN
DEL CARMEN
Historia de la Devoción a Nuestra Señora
del Monte Carmelo
Según
tradición carmelita, el día de Pentecostés, ciertos piadosos varones, que
habían seguido la traza de vida de los Profetas Elías y Eliseo, abrazaron la fe
cristiana, siendo ellos los primeros que levantaron un templo a la Virgen María
en la cumbre del Monte Carmelo, en el lugar mismo desde donde Elías viera la
nube, que figuraba la fecundidad de la Madre de Dios. Estos religiosos se
llamaron Hermanos de Santa María del Monte Carmelo, y pasaron a Europa en el
siglo XIII , con los Cruzados, aprobando su regla Innocencio IV en 1245, bajo
el generalato de San Simón Stock.
El 16 de
julio de 1251, la Virgen María se apareció a ese su fervoroso servidor, y le
entregó el hábito que había de ser su signo distintivo. Inocencio bendijo ese
hábito y le otorgó varios privilegios, no sólo para los religiosos de la Orden,
sino también para todos los Cofrades de Nuestra Señora del Monte Carmelo.
Llevando éstos el escapulario, que es la reducción del que llevan los
Carmelitas, participan de todos los méritos y oraciones de la Orden y pueden
esperar de la Stma. Virgen verse pronto libres del Purgatorio, si hubieran sido
fieles en observar las condiciones impuestas para su uso.
En este
día pidamos que se acreciente la devoción a María Santísima que es tan
espléndida con sus devotos al prometer a los que lleven puesto su santo
escapulario la eterna salvación y el alivio y reducción de las penas del
Purgatorio.
Vayamos a
María, quien nos llama con su voz dulcísima de Madre.
En la Edad
Media se creía que María significaba "estrella del mar", en latín
"stella maris". Desde aquella época, muchos carmelitas han aclamado a
María como la "Flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar".
Lo hizo el mismo Simón Stock con esta plegaria que se le atribuye:
"Flor del Carmelo Viña florida, esplendor del cielo, Virgen
fecunda, singular. ¡Oh Madre tierna, intacta de hombre, a todos tus hijos
proteja tu nombre, Estrella del Mar!.
El nombre
de "Stella Maris" se ha dado también a todos los centros del
Apostolado del Mar de la Iglesia Católica que están ubicados en los puertos.
Pero ...
¿de donde viene el patronazgo de la Virgen del Carmen hacia los marineros?. En
el siglo XVIII, cuando ya era muy popular la fiesta de la Virgen del Carmen en
España, el almirante mallorquín Antonio Barceló Pont de la Terra, nacido en
1716 y fallecido en 1797, impulsó su celebración entre la marinería que él
dirigía. Fue a partir de entonces cuando la marina española fue sustituyendo el
patrocinio de San Telmo por el de la Virgen del Carmen. En muchas localidades
españolas se celebran grandes procesiones marítimas que son un auténtico éxito.
En el obispado de Girona cabe remarcar las de: l'Escala, Roses, Llançà, Arenys
de Mar y Palamós.
Aunque la
Virgen sea la patrona de los marineros, muchos de ellos comparten aún el patrocino
con San Telmo. También los pescadores tienen a la Virgen del Carmen como
patrona sin olvidar a San Pedro. Se la puede invocar para que nos proteja ante
posibles naufragios y tempestades en alta mar.
En
Catalunya, antiguamente, las chicas rogaban con una pequeña oración a Nuestra
Señora del Carmen para que les encontrara esposo rápidamente, daba igual su
estatus económico, rico o pobre: "Mare de Déu del Carme, doneu-me un bon
marit, sia pobre, sia ric, mentre vingui de seguit". También le tenían como
patrona los ya desaparecidos serenos (policía nocturna) de Barcelona.
El gran
santuario dedicado a Nuestra Señora del Carmen se encuentra lógicamente en el
Monte Carmelo, en Haifa (Israel), pero ... no en el valle del Wadi-es-Siah,
sino en el valle conocido como "El-Muhraqa". Allí hay el monasterio
de los carmelitas, una hospedería y un gran mirador.
Como ya
sabes, la fiesta de Nuestra Señora del Carmen es el 16 de julio, ya que según
la tradición, fue el 16 de julio de 1251 la fecha del regalo del escapulario
por parte de la Virgen a San Simón Stock.
Salvados del Mar
En el
verano de 1845 el barco inglés, "Rey del Océano" se hallaba en medio
de un feroz huracán. Las olas lo azotaban sin piedad y el fin parecía cercano.
Un ministro protestante llamado Fisher en compañía de su esposa e hijos y otros
pasajeros fueron a la cubierta para suplicar misericordia y perdón.
Entre la
tripulación se encontraba el irlandés John McAuliffe. Al mirar la gravedad de
la situación, el joven abrió su camisa, se quitó el Escapulario y, haciendo con
él la Señal de la Cruz sobre las furiosas olas, lo lanzó al océano. En ese
preciso momento el viento se calmó. Solamente una ola más llegó a la cubierta,
trayendo con ella el Escapulario que quedó depositado a los pies del muchacho.
Durante lo
acontecido el ministro había estado observando cuidadosamente las acciones de
McAuliffe y fue testigo del milagro. Al interrogar al joven se informaron
acerca de la Santísima Virgen y su Escapulario. El Sr. Fisher y su familia
resolvieron ingresar en la Iglesia Católica lo más pronto posible y así
disfrutar la gran protección del Escapulario de Nuestra Señora.
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