14 DE ENERO – LUNES
–
lª – SEMANA DEL T.O.
– C –
Comienzo de la carta a los
Hebreos (1,1-6):
En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios
antiguamente a los padres por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha
nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene
el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de
los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más
encumbrado sobre los ángeles cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.
Pues ¿a qué ángel dijo jamás:
«Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»;
y en otro lugar:
«¿Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo?».
Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito,
dice:
«Adórenlo todos los ángeles de Dios».
Palabra de Dios
Salmo: 96,1.2b.6.7c.9
R/. Adorad a Dios todos sus
ángeles
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Justicia y derecho sostienen su trono. R/.
Los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Adoradlo todos sus ángeles. R/.
Porque tú eres, Señor,
Altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Marcos (1,14-20):
DESPUÉS de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a
Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios.
Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el
hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su
hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación, los
llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon
en pos de él.
Palabra de Dios
1. El evangelio de Marcos,
que no relata la infancia de Jesús, va directamente al ministerio público. Y lo
presenta enseguida, resumido en una
fórmula que recoge los términos capitales, que presentan lo que Jesús
pretendió:
1) El Reino de Dios.
2) La conversión.
3) La fe.
4) El Evangelio (la Buena Noticia).
Estos términos, a juicio de Marcos, resumen y expresan en qué
consiste el
Evangelio de
Dios.
2. Esto es lo que quería
Dios. Pero ¿cómo lo realizó Jesús?
Lo primero que hizo fue irse a Galilea, la región pobre, de los
ignorantes y los marginados.
Jesús vio que entre esas gentes es donde su proyecto sería mejor
acogido. El
"Evangelio
de Dios" no encaja en los "selectos", sino en quienes carecen de
casi
todo, que son los
que no tienen nada más que su limitada y humilde humanidad.
3. Pues bien, Jesús se fue
a Galilea. ¿Y qué es lo primero que hizo allí?
Ante todo, la llamada al seguimiento, que los evangelios expresan
siempre mediante el verbo griego
akolouthein. Un término sobre el que la teología cristiana no ha reflexionado
debida y suficientemente.
El seguimiento de Jesús tendría (y tendrá) que ser el término
central de nuestra teología. Solamente comprendiendo la centralidad del
"seguimiento de Jesús", podemos
comprender a Jesús. Y podemos,
por eso mismo,
comprender a Dios.
Baste saber que los evangelios sinópticos hablan de la fe 36
veces, en tanto que del seguimiento nos hablan hasta 57 veces.
Lo primero que hizo Jesús, en cuanto se acercó al lago, fue llamar
a unos
pescadores al
seguimiento. Y aquellos hombres, que ni conocían a Jesús, "inmediatamente
lo dejaron todo y lo siguieron". Es decir, se pusieron a vivir con él y
como él.
Así conocieron aquellos primeros apóstoles a Jesús.
El seguimiento es constitutivo esencial de la cristología. Y de la
Iglesia.
San Félix de Nola
En la ciudad de Nola, en la Campania
(hoy Italia), san Félix, presbítero, el cual, según cuenta san Paulino,
mientras arreciaba la persecución fue encarcelado y sometido a crueles
sevicias. Restablecida la paz, pudo volver entre los suyos y vivió en la
pobreza hasta una venerable ancianidad, como invicto confesor de la fe (s.
III/IV).
Nola es una pequeña y antiquísima
ciudad, situada a unos 20 kilómetros de Nápoles. Allí vio la luz san Félix,
cuyo nombre significa "feliz", en el siglo III. Su padre Hermias era
sirio, de profesión militar. Nuestro santo, en cambio, prefirió ser soldado de
Cristo.
Poco sabemos de su infancia y
juventud. Padeció las terribles persecuciones desatadas por Decio y por
Valeriano. Por estas circunstancias carecemos de actas que hubieran podido
proporcionar noticias precisas. Los rasgos más exactos que conocemos a través
de san Paulino, poeta y obispo de Nola, quien escribió su biografía a fines del
siglo IV y lo tuvo como santo protector. También escribieron sobre él Beda, san
Agustín y Gregorio Turonense. El papa san Dámaso le dedicó un poema.
Para destruir la Iglesia, el
emperador Decio ordenó prender y procesar principalmente a los obispos,
presbíteros y diáconos. Gobernaba entonces la grey de Nola el obispo Máximo,
cargado de años, quien se refugió en las montañas de los Apeninos. Félix, que
era presbítero, se quedó en la ciudad para vigilar y proteger a los fieles.
No duró mucho tiempo la seguridad de
Félix, pues Nola era una pequeña ciudad donde todos se conocían y él no
disimuló su condición de cristiano. Arrestado y conducido a la cárcel, lo
ataron con cadenas, y así permaneció durante meses. Por su parte, en las
montañas, el obispo Máximo padecía hambre, frío, tristeza y dolor.
Félix fue un ejemplo de devoción al
obispo. Socorrió a Máximo corriendo gravísimos riesgos y compartió con él la
dura experiencia de la persecución.
Habiendo escapado de la furia
desatada por Decio, Félix se vio nuevamente amenazado, junto con toda su
comunidad, por las disposiciones que contra los cristianos dictó el emperador
Valeriano, entre los años 256 y 257.
Al morir Máximo quisieron forzar a
Félix a ocupar la silla episcopal, pero él rehusó tal dignidad, prefiriendo
continuar como presbítero su misión evangelizadora. Murió el 14 de enero, se
cree que del año 260. Fue enterrado en Nola y su sepulcro se convirtió en lugar
de peregrinación. En Roma le fue consagrada una basílica.
Los campesinos de su tierra invocan a
san Félix de Nola como protector de los ganados. San Gregorio de Tours ha
escrito sobre los numerosos milagros operados junto a su tumba.
https://www.ewtn.com/spanish/Saints/Felix_de_Nola.htm
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