15 DE ENERO
- MARTES –
1ª – SEMANA DEL T.O. – C –
Lectura de la carta a los
Hebreos (2,5-12):
DIOS no sometió a los ángeles el mundo venidero, del que
estamos hablando; de ello dan fe estas palabras:
«¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el ser
humano, para que mires por él?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de
gloria y dignidad, todo lo sometiste bajo sus pies».
En efecto, al someterle todo, nada dejó fuera de su
dominio. Pero ahora no vemos todavía que le esté sometido todo.
Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a
Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Pues,
por la gracia de Dios, gustó la muerte por todos.
Convenía que aquel, para quien, y por quien existe todo,
llevara muchos hijos a la gloria perfeccionando mediante el sufrimiento al jefe
que iba a guiarlos a la salvación.
El santificador y los santificados proceden todos del
mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos, pues dice:
«Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la
asamblea te alabaré».
Palabra de Dios
Salmo: 8, 2a.5.6-7.8-9
R/. Diste a tu Hijo el mando
sobre las obras de tus manos
¡Señor, dueño nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R/.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R/.
Todo lo sometiste bajo
sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Marcos (1,21-28):
EN la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la
sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con
autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre
que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno?
¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo
de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un
grito muy fuerte, salió de él.
Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad.
Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando
la comarca entera de Galilea.
Palabra de Dios
1. En este relato, el evangelio de Marcos dice
algo mucho más elocuente de lo que, a
primera vista, nos puede parecer. Porque aquí se plantea un proyecto completamente
nuevo e incluso revolucionario del comportamiento religioso.
Jesús introdujo un cambio y
una novedad en este ámbito del comportamiento.
- ¿En qué está ese cambio y esa novedad?
2. Este relato capital
establece una contraposición. Se
contraponen los letrados y Jesús. Los letrados eran los "Maestros de la
Ley", los teólogos de la
religión de Israel. Ellos eran quienes
interpretaban oficialmente las verdades
y mandatos
impuestos por la religión. Y tenían potestad para imponerla y someter a la
gente con sus normas e interpretaciones (G. Baumbach).
Años más tarde, a partir
del año 70, se denominaron "Rabí" (M. Hengel).
Por tanto, los letrados
eran meros repetidores de las obligaciones religiosas legales que sometían al
pueblo. La enseñanza de aquellos
teólogos consistía en repetir las obligaciones religiosas a las que había que
someterse.
3. Lo que Jesús enseñaba
fue un contraste que asombró a la gente. Porque Jesús no imponía deberes, sino
que liberaba a la gente de los deberes que eran como un "yugo" (Mt
11, 28-30) pesado que causaba sufrimiento.
Los males que estaban representados en el demonio que atormentaba
al hombre que gritaba en la sinagoga.
Lo que impresionó a aquella gente es que Jesús no sometía a los
seres humanos, sino a los demonios.
Los hombres de la religión se imponían a la gente.
Jesús se imponía a los demonios.
Donde hay religión tiene que haber sumisión (Walter Burkert).
Donde está Jesús, tiene que haber libertad y felicidad.
Santa Raquel
Esposa de Jacob. Era una de las hijas más bellas de
Labán.
Vida de Santa Raquel
Justamente fue en el tiempo en que
trabajaba Jacob para Labán, cuando se enamoró de ella. Gracias al amor que
sentía por ella, aguantó siete años de duro trabajo en casa de Labán. Pero el
padre de Raquel le dijo que, si quería casarse con Raquel, tenía que estar
siete años más y, además, unirse primero con Lía.
Durante muchos años, Raquel no pudo
tener hijos. Pero como confiaba plenamente en la Providencia divina, Dios le
dio a José. Cuando Jacob partió para su casa, Raquel robó secretamente los
amuletos paternos.
Pasados unos años más, Raquel dio a
luz a su segundo hijo Benjamín.
Al leer la Biblia, en el libro del
Génesis 29 y 30, llegamos a conocer a esta mujer:
1. tuvo envidia de su hermana, y decía
a Jacob: Dame hijos o si no, me muero.
2. Y Jacob se enojó contra Raquel y
dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre?
3. Y ella dijo: He aquí mi sierva
Bilha; llégate a ella.
4. Y así le dio a Bilha su sierva por
mujer; y Jacob se llegó a ella.
5. Y concibió Bilha, y dio un hijo a
Jacob.
6. Dijo entonces Raquel: Me juzgó
Dios, y también oyó mi voz, y me dio un hijo. Por tanto, lo llamó Dan.
En otras palabras, Raquel tomó como
suyo el hijo que su sirvienta tuvo con Jacob. “Dar a luz sobre las rodillas”
puede entenderse como la adopción de este recién nacido, aunque no es ésta la
única interpretación posible.
Para nuestro propósito, Dan es el
primer hijo de la segunda esposa de Jacob.
La elegía de David ha quedado grabada
en la tradición judía y se sigue enseñando como siempre: "En realidad, el
primer hijo que Raquel misma dio a luz fue José".
Autor: P. Felipe Santos
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