miércoles, 23 de enero de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 24 de Enero – Jueves – 2ª – Semana del T. O. – C – San Francisco de Sales y Nuestra Señora de la Paz.


 
24 de Enero – Jueves –
2ª – Semana del T. O. – C –
Nuestra Señora de la Paz.

Lectura de la carta a los Hebreos (7,25–8,6):

HERMANOS:
Jesús puede salvar definitivamente a los que se acercan a Dios por medio de él, pues vive siempre para interceder a favor de ellos.
Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo.
Él no necesita ofrecer sacrificios cada día como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
En efecto, la ley hace sumos sacerdotes a hombres llenos de debilidades. En cambio, la palabra del juramento, posterior a la ley, consagra al Hijo, perfecto para siempre.
Esto es lo principal de todo el discurso: Tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos, y es ministro del Santuario y de la Tienda verdadera, construida por el Señor y no por un hombre.
En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios; de ahí la necesidad de que también Jesús tenga algo que ofrecer.
Ahora bien, si estuviera en la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo otros que ofrecen los dones según la ley.
Estos sacerdotes están al servicio de una figura y sombra de lo celeste, según el oráculo que recibió Moisés cuando iba a construir la Tienda:
«Mira», le dijo Dios, «te ajustarás al modelo que te fue mostrado en la montaña».
Mas ahora a Cristo le ha correspondido un ministerio tanto más excelente cuanto mejor es la alianza de la que es mediador: una alianza basada en promesas mejores.

Palabra de Dios

Salmo: 39,7-8a.8b-9.10.17

R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

 Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R/.

    «—Como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.

    He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación. R/.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,7-12):

EN aquel tiempo, Jesús se retira con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.
Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban:
«Tú eres el Hijo de Dios».
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

Palabra del Señor

1.  Como es sabido, el evangelio de Marcos es el más antiguo o el primero
que se redactó, de los cuatro evangelios canónicos, que la Iglesia ha aceptado.
Esto nos viene a decir que, desde los comienzos de la Iglesia, los cristianos
advirtieron dos cosas de máxima    importancia:
1) Ante todo, Jesús era visto como un "hombre de Dios", es decir, un "enviado de Dios", el Mesías, el Profeta, el Hijo de Dios...
2) En segundo lugar, Jesús realizaba esta misión, no como un
agitador social, un político, un revolucionario, un luchador contra los romanos...
O sea, Jesús vio que por ese   camino no iba a ninguna parte.

2.  Jesús se dio cuenta de que aquella sociedad, aquel pueblo, estaba roto y Andaba perdido.
En política, dominado por un poder extranjero.
En religión, gobernado por un alto clero corrupto y el fanatismo de grupos fundamentalistas.
Socialmente, destrozado por la codicia de unos pocos ricos que aplastaban, con su poder y sus impuestos, a la enorme   masa de los trabajadores que apenas tenían para salir adelante.

3.  Así las cosas, Jesús vio claramente que la raíz de la solución no estaba ni en cambiar la política, ni en modificar la   economía. El problema estaba en que aquel pueblo era profundamente religioso.  Pero la religión, que practicaba aquella gente, solo servía para "legitimar" y "prolongar" indefinidamente aquella situación. 
Lo más urgente, por tanto, era:
1) Liberar a la gente de aquella sumisión religiosa.
2) Sustituir aquella religión de observancias por una religiosidad (espiritualidad) de humanización de la vida.
Esto consistía en:
1) Una fe profunda en Dios como Padre de Bondad. 
 2) Mejorar las dos cosas que más
interesan a todo el mundo, la salud y la alimentación.
3) El respeto, la tolerancia y la bondad en las relaciones de todos con todos.
Todo esto es lo que explica por qué la gente no se cansaba de buscar a Jesús. Y por qué Jesús no quería que la gente lo viera como el "Mesías" que ellos esperaban.  Porque eso sería lo mismo que prolongar el estado de cosas que Jesús quería modificar y orientar por otro camino.


San Francisco de Sales

Es el patrono de los periodistas. Fue un escritor nacido en el año 1567 en Saboya que buscaba la transmisión de la verdad evangélica. Durante su infancia su madre le narraba el Catecismo y a los 14 años ingresó en la Universidad de París. Destacó en retórica y filosofía, se entregó al estudio de Teología y se consagró a Dios. A los 24 años obtuvo el Doctorado en Leyes y en 1593 fue ordenado sacerdote. Predicó por muchas ciudades y participó en la reconquista del Chablais. En esta ardua tarea comenzó su carrera de escritor elaborando una serie de panfletos de la Doctrina de la Iglesia. Gracias a su labor el número de conversiones aumentó y restableció la fe Católica en la provincia. Ocupó el cargo de Obispo de Ginebra durante 21 años y murió en 1622. Su última palabra fue el nombre de Jesús.

Nuestra Señora de la Paz.

El origen de esta advocación mariana se halla en el siglo XI, y el lugar en que fue proclamada, Toledo, España. Luego de la reconquista de la ciudad por los cristianos, luego de la combinación mora, aunque estos habían perdido la ciudad, querían conservar la otra basílica cristiana como mezquita. Lo lograron del rey Alfonso VI, que firmó un tratado mediante el cual se las concedía para este uso. Pero los cristianos vieron esto como una barbaridad y se propusieron recuperarla para el culto cristiano, como había sido anteriormente. Y así fue: se lanzaron a conquistar la catedral. Los moros defendieron su plaza, pensando que el rey los había traicionado. En medio de la batalla, la reina y el arzobispo aclararon que había sido un ataque contrario a los deseos del rey, ante el cual, establecida una tregua, denunciaron el hecho. Este decidió castigar a los cristianos, empezando por la reina Constanza y el arzobispo Don Rodrigo (al parecer alentaron la sublevación). Una comitiva salió a su encuentro pidiendo su perdón, al que accedió el rey, aunque confirmando su anterior entrega de la basílica a los moros.
Pero entonces, el 23 de enero de 1085, los moros, inesperadamente, en un acto inteligente, decidieron entregarla pacíficamente. Este hecho fue celebrado con gran regocijo y funciones religiosas solemnes, dentro de las cuales estuvo la proclamación de María, la Madre de Dios, como Nuestra Señora de la Paz. Este título se hizo más conocido y celebrado (pasó incluso a América) por el hecho de la Descensión de María e imposición de la casulla a San Ildefonso (23 de enero). Dice la leyenda que, yendo San Ildefonso a celebrar los maitines, la Virgen María apareció, sentada en la cátedra del obispo, con una casulla en las manos, la cual impuso al santo como recompensa de todos sus esfuerzos en predicar las excelencias y privilegios de la misma Virgen María, en especial el hecho de la Virginidad Perpetua, dogma de fe. Hay que decir que el hecho era tan conocido de todos que durante el período que los moros se apoderaron de la basílica, este sitio fue perfectamente conservado y respetado por ellos, por ser un lugar sagrado, ya que María había estado allí. Aún podemos venerar la piedra en la cual estuvo la Santísima Virgen. Aunque este milagro a San Ildefonso había sido el 18 de diciembre del año 645, la celebración para España es el 24 de enero, día posterior del santo y memoria de la “reconquista” de la catedral, uniendo ambos hechos.
La advocación “de la Paz”, pasó a América, casi siempre unida al 24 de enero, pero hay otras, como la patrona de El Salvador, bella talla hallada en 1682, el 21 de noviembre, día de su festividad allí. Una advocación más moderna ignora el hecho de Toledo, presentándose como nueva, cuando hay un título mucho más antiguo. Iconográficamente las representaciones son bastante diferentes: algunas visten de blanco, azul o rojo; unas llevan niño Jesús y otras no. Un elemento bastante común suelen ser las palomas y las ramas de olivo, ambos símbolos de la paz.

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