miércoles, 30 de enero de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 31 DE ENERO - JUEVES – 3ª – SEMANA DEL T.O. – C San Juan Bosco



31  DE ENERO - JUEVES –
3ª – SEMANA DEL T.O. – C
San Juan Bosco

Lectura de la carta a los Hebreos (10,19-25):

Teniendo entrada libre al santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura. Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa; fijémonos los unos en los otros, para estimularnos a la caridad y a las buenas obras. No desertéis de las asambleas, como algunos tienen por costumbre, sino animaos tanto más cuanto más cercano veis el Día.

Palabra de Dios

Salmo: 23,1-2.3-4ab.5-6

R/. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,21-25):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre:
«¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero?
Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz.
El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Les dijo también:
«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.»

Palabra del Señor

1.  Por lo que dicen los evangelios, el ocultamiento de la luz y la falta de
transparencia (en su comunidad de discípulos) le preocupó a Jesús. Esta preocupación se palpa en la cantidad de textos evangélicos que repiten este tema.
Los dichos paralelos sobre este asunto son notables (Mt 5,15; Mc 4, 21; Lc 8,16; Mt 10, 26-27; Mc 4, 22; Lc 8,17; (James D. G.
Dunn).
A estos textos habría que sumar lo que Jesús le dijo al sacerdote Anás, en el juicio religioso de la pasión: Yo he hablado abiertamente (con parresía) Jn
18, 20), que indica decirlo todo   públicamente. Esto indica con claridad que la Iglesia naciente vio un peligro muy serio en la tentación de ir por la vida ocultando cosas que a uno le causa miedo decirlas.

2.  A los cristianos nos acecha siempre el peligro del ocultamiento, la ambigüedad o el disimulo. Y por eso nos falta transparencia. Por la sencilla razón
de que el Evangelio de Jesús es siempre contracultural.
 Jesús se enfrenta a cosas que la gente aprecia mucho: el deseo de acumular, de ganar a costa de los demás, el empeño    por tapar todo lo que nos da vergüenza   que se sepa, la manía de mantener una imagen intachable para aparentar que se lleva una vida ejemplar, etc.
En definitiva, diversas formas de "doble vida".

3.  Jesús no fue así. No tuvo nada que ocultar. Fue transparente. El evangelio de Juan es el que deja esto más claro, como se ha dicho antes. En este sentido es elocuente el uso del término griego parrésía, que se compone de pan (todo) y réma (dicho, palabra pronunciada).  Por eso este término significa "decir todo lo que hay que decir". Y decirlo con libertad, con claridad. Jesús hablaba con libertad, al contrario de la gente que tenía miedo a hablar de él (in 7, 4-13. 26). De ahí que, en el juicio religioso, le pegaron una bofetada precisamente por hablar con libertad y claridad (Jn 18, 20). Lo más heroico es ser transparente siempre en la vida.


Giovanni Melchior Bosco Ochienna conocido simplemente como Don Bosco es un santo italiano. Fundador de las tres ramas de la Familia Salesiana: Sociedad de San Francisco de Sales (Congregación Salesiana), Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y Asociación de Salesianos Cooperadores.
(Juan Melchor Bosco Ochienna, también llamado Don Bosco; I Becchi, 1815 - Turín, 1888) Santo, sacerdote y pedagogo italiano, fundador de la orden salesiana. Hijo de un humilde matrimonio campesino, su niñez fue dura, pues después de perder a su padre tuvo que trabajar sin descanso para sacar adelante la hacienda familiar. Se cuenta que aprendió a leer en cuatro semanas; quería estudiar para ser sacerdote, por lo que tenía que hacer todos los días a pie unos diez kilómetros (a veces descalzo, por no gastar zapatos) para ir a estudiar al liceo de Chieri. Con el fin de pagar sus estudios trabajó en toda clase de oficios.

San Juan Bosco

En 1835 ingresó en el seminario arzobispal de Turín, y en 1841 fue ordenado sacerdote. Ya por entonces sentía una viva preocupación por la suerte de los niños pobres de los barrios obreros de Turín, que vivía por aquellos años el auge de la Revolución Industrial, y particularmente por su imposibilidad de acceso a la educación. Inspirándose en San Felipe Neri y en el prelado francés San Francisco de Sales, en 1844 fundó el Oratorio de San Francisco de Sales, cuya sede fijó dos años después en una casa de la periferia.
Estableció luego las bases de la Congregación de los sacerdotes de San Francisco de Sales, o salesianos (1851), aprobada en 1860, y de su rama femenina, el Instituto de Hijas de María Auxiliadora. Tales instituciones, dedicadas a la enseñanza de los niños pobres, se desarrollaron con rapidez gracias al impulso de uno de los grandes pedagogos del siglo XIX. Además de recibir una educación cristiana, los alumnos podían familiarizarse e instruirse en diversos oficios, razón por la que se ha visto en Don Bosco a uno de los precursores de la moderna formación profesional. Desde el punto de vista metodológico, Don Bosco implantó lo que él mismo denominaba «sistema preventivo», frente al sistema represivo tradicional.
La orden salesiana alcanza hoy en día 17.000 centros en 105 países, con 1.300 colegios y 300 parroquias, mientras que el instituto femenino de María Auxiliadora (las Hermanas Salesianas) posee 16.000 centros en 75 países, dedicados a la educación de la juventud pobre. Ya en vida de Don Bosco las instituciones por él fundadas llegaron a reunir más de cien mil niños pobres bajo su protección; su fama como educador y como santo favoreció su relación con importantes personalidades de su tiempo (entre ellas el monarca italiano Víctor Manuel II y los papas Pío IX y León XIII) y el apoyo a su labor filantrópica.
Además de su labor educadora y fundadora, San Juan Bosco publicó más de una cuarentena de libros teológicos y pedagógicos, entre los cuales cabe destacar El joven instruido, del que se llegaron a publicar más de cincuenta ediciones y un millón de ejemplares sólo en el siglo XIX.
El propio santo se encargó también de compilar y editar los llamados Sueños de Don Bosco, un total de 159 sueños en ocasiones premonitorios que tuvo a lo largo de su vida, el primero de ellos a los nueve años. Cuenta Don Bosco que, a esa edad, soñó que se hallaba en el patio de un colegio y que se lanzaba a puñetazos contra un grupo de muchachos que «decían malas palabras». Apareció entonces Jesucristo, quien le indicó que los vencería «no con puños, sino con amabilidad», y luego la Virgen María, que anticipó su destino de educador: su misión sería llevar la mansedumbre a los niños, una vez se hubiera hecho él mismo «humilde, fuerte y robusto».
San Juan Bosco murió la madrugada del 31 de enero de 1888 en Turín. Durante tres días, la ciudad piamontesa desfiló ante su capilla ardiente, a cuyo entierro acudieron más de trescientos mil fieles. Fue beatificado en 1929 y canonizado en 1934, durante el pontificado de Pío XI; para su canonización se presentaron seiscientos cincuenta milagros obrados por él. Su festividad se conmemora el día de su fallecimiento, el 31 de enero.

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