26 DE ENERO – SÁBADO –
2ª - SEMANA DEL T.O. – C –
Lectura de la carta a los Hebreos
9,2-3.11-14):
Hermanos: Se instaló una
primera tienda, llamada «el Santo», donde estaban el candelabro y la mesa de
los panes presentados. Detrás de la segunda cortina estaba la tienda llamada
«Santo de los Santos».
En
cambio, Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su
«tienda» es más grande y más perfecta: no hecha por manos de hombre, es decir,
no de este mundo creado. No lleva sangre de machos cabríos, ni de becerros,
sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo
la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de
una becerra, santifican con su aspersión a los profanos, devolviéndoles la
pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu
eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar
nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto al Dios vivo!
Palabra de Dios
Salmo:
46
R/.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra.
Dios asciende entre
aclamaciones; el Señor, al son de trompetas: tocad para Dios, tocad; tocad para
nuestro rey, tocad.
Porque el Señor es el rey del
mundo: tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su
trono sagrado.
Lectura
del santo Evangelio según san Marcos 3,20-21):
En aquel tiempo, Jesús volvió
a casa y se aglomeró otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. Se
enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de Él, pues decían: «Está
fuera de sí».
Palabra
de Dios
1. Las relaciones de Jesús
con sus parientes no fueron fáciles. Este breve relato se refiere a la familia
de Jesús. En efecto, la expresión griega “hoi par'autou”, "los de al lado
de él", en la traducción de los LXX se refiere a los padres y familiares
(Prov 31, 21; Dan 13, 33; F. Josefo, Ant. 1, 193).
Por otra parte, el término “exesté” quiere decir "el que está
fuera de sí", o sea, loco de remate (Joel Marcus).
2. ¿Qué criterios tenía la familia de Jesús para llegar a pensar que
un hombre, que se entrega sin límites de tiempo a los pobres, es un loco o se
le ha ido la cabeza?
Los enemigos de Jesús, los letrados, pensaban que estaba endemoniado (Mc 3, 22). Y sabemos que la posesión diabólica se asociaba a la
locura: "Tiene un demonio y está loco" (Jn 10, 20).
¿Por qué se pensaba y se decía todo esto de Jesús?
¿Por qué lo pensaban así incluso sus propios parientes?
3. El Evangelio dice que
Jesús atraía tanto a la gente pobre (óchlos) (Mc 3, 20), que no tenía ni tiempo
para comer. Esto precisamente es lo que indujo a los parientes a pensar que
Jesús estaba loco. La convivencia humana
funciona de manera que, cuando vemos que los miserables y desgraciados
acuden en masa a alguien, eso no es normal.
Más aún, eso indica anormalidad, quizá anormalidad total. La
conclusión da miedo pensarla: vivimos en un mundo en
el que se ve como
cosa de locos el hecho de que los pobres te busquen y te quieran. Lo
"normal" es que los desgraciados se vean despreciados. Lo "anormal" es que los pobres se
sientan atraídos, queridos, acogidos, acompañados. "¡Eso es cosa de
locos!".
Si es que pensamos así, ¡qué extravío el nuestro!
San Timoteo y San Tito
San Timoteo, obispo y mártir. Año 97.
San Timoteo es el patrono de los
malestares estomacales. Su nombre significa: "Tengo un gran respeto a
Dios." Nació en Listra, Licaonie (Asia Menor), de padre griego y madre
judía. Se sabe de él gracias a las tres epístolas del apóstol San Pablo. Desde
muy temprana edad fue instruido en las Sagradas Escrituras. Se cree que su
madre Eunice, su abuela Lois y él mismo abrazaron el cristianismo y se hicieron
bautizar durante la primera visita de San Pablo a Listra.
Cuando Pablo regresó a ese
lugar, en su segundo viaje misionero, los cristianos de allí le dieron
maravillosas recomendaciones acerca de Timoteo. Entonces Pablo le impuso las
manos y le confió el ministerio de la predicación. Así, el apóstol lo escogió
como colaborador, gran amigo y compañero de misiones –que fueron muchas veces
difíciles y confidenciales, y, en adelante lo consideró siempre como un hijo
suyo. En la segunda carta a los Corintios, el apóstol se refiere a él como:
"Timoteo, mi hijo amado" (1 Corintios); y lo llama de la misma manera
en las dos cartas que le escribió a él.
En efecto, los encontramos a
ambos juntos en la primavera del año 50 al otoño del año 52: en Éfeso,
Jerusalén, Roma, Frigia, Galacia, Macedonia, Tesalónica y Corinto. Más tarde,
San Pablo le escribirá recordándole lo buena que fue su familia: "... Que
esa fe se conserve en ti, ya que desde tu más tierna edad te hicieron leer y
meditar las Sagradas Escrituras" (1 Tim. 1:5; 4:14).
Ciertamente, la familia de
Timoteo experimentó abundantes gracias de conversión y crecimiento espiritual
durante la estadía de Pablo y Bernabé en su casa. Allí les ocurrió a los dos
predicadores que tras la curación de un hombre tullido, realizada por medio de
Pablo, la gente de aquella región los confundió con dioses disfrazados de
hombres. Entonces quisieron adorarlos y ofrecerles sacrificios.
Por su parte, Pablo, al darse
cuenta, les aclaró que eran tan sólo criaturas igual que ellos. Entonces los
judíos incitaron al pueblo contra Pablo y Bernabé. Apedreándolos, los dejaron
casi muertos, pero los cristianos los condujeron a la casa de Timoteo, en donde
fueron atendidos.
Para el año 53, Pablo envía a
Timoteo a las Iglesias de Macedonia y de Corinto. Trabajaron juntos nuevamente
los años siguientes en Macedonia, en el Peloponeso y en la Tróada. Y cuando
Pablo les escribe a los romanos, desde su prisión, les menciona que lo acompaña
Timoteo, su fiel discípulo.
La primera carta que le
escribió S. Pablo a Timoteo fue en el año 65, desde Macedonia; y la segunda,
desde Roma, mientras se encontraba preso, aguardando su ejecución. En una de
las cartas del apóstol a Timoteo, le dice: "Que nadie te desprecie por tu
juventud. Muéstrate en todo como un modelo para los creyentes, por la palabra,
la conducta, la caridad, la pureza y la fe" (2 Tim. 2). En otro pasaje, el
apóstol desciende a detalles prácticos como la recomendación de que no tome
sólo agua sino también un poco de vino, debido a los continuos malestares estomacales
de Timoteo (Cf. 1 Tim. 5:23).
El historiador Eusebio cuenta
que S. Pablo nombró a Timoteo primer obispo de la Iglesia de Éfeso. Allí,
Timoteo fue apaleado y apedreado por el emperador Diocleciano, ya que se oponía
a un festival pagano en honor de Diana. Así pues, recibió la corona del
martirio en el año 97.
Los restos de S. Timoteo se
encuentran en la Iglesia de los Apóstoles en Constantinopla; y, según la
tradición, los fieles reciben grandes favores cuando rezan a sus pies.
San Tito, obispo. Año 96.
Tito fue amigo y discípulo de
San Pablo y lo acompañó en muchos de sus viajes. Su nombre significa: defensor.
A diferencia de Timoteo, cuando se conocieron, Tito ya había abrazado la fe.
Tito se convirtió en secretario del apóstol, y éste, a su vez, puso en Tito
toda su confianza, tanto, que se ha llegado a decir que fue su discípulo más
querido; Pablo lo envió para que procurara que los creyentes cumplieran lo que
les había dicho en sus cartas. Tito acompañó a Pablo y a Bernabé al Concilio de
Jerusalén, en donde S. Pablo le impidió dejarse circuncidar.
El apóstol de los gentiles
–S. Pablo– lo nombró obispo de la isla de Creta y le dirigió una carta en donde
le señala las cualidades que deben tener los sacerdotes. Según la tradición
Tito murió en Creta, ya de avanzada edad y en calidad de obispo, en el año 96.
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