13 - DE
DICIEMBRE – LUNES –
3ª –
SEMANA DE ADVIENTO – C –
Santa Lucia, virgen
y mártir
Lectura del libro de los Números
(24,2-7.15-17a):
EN aquellos
días, Balaán, tendiendo la vista, divisó a Israel acampado por tribus. El
espíritu de Dios vino sobre él, y entonó sus versos:
«Oráculo de Balaán, hijo de Beor,
oráculo del hombre de ojos perfectos;
oráculo del que escucha palabras de Dios,
que contempla visiones del Poderoso,
que cae y se le abren los ojos:
¡Qué bellas tus tiendas, oh Jacob,
y tus moradas, Israel!
Como vegas dilatadas,
como jardines junto al río,
como áloes que plantó el Señor
o cedros junto a la corriente;
el agua fluye de sus cubos,
y con el agua se multiplica su simiente.
Su rey es más alto que Agag,
y descuella su reinado».
Y entonó sus versos:
«Oráculo de Balaán, hijo de Beor,
oráculo del hombre de ojos perfectos;
oráculo del que escucha palabras de Dios
y conoce los planes del Altísimo,
que contempla visiones del Poderoso,
que cae en éxtasis, y se le abren los ojos:
Lo veo, pero no es ahora,
lo contemplo, pero no será pronto:
Avanza una estrella de Jacob,
y surge un cetro de Israel».
Palabra de Dios
Salmo: 24,4-5ab.6-7bc.8-9
R/. Señor, instrúyeme en tus sendas
V/. Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
V/. Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.
V/. El Señor es bueno y es recto,
enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humilles con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
Lectura del santo evangelio según
san Mateo (21,23-27):
EN aquel
tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos
sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién
te ha dado semejante autoridad?».
Jesús les replicó:
«Os voy a hacer yo también una pregunta;
si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El
bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?».
Ellos se pusieron a deliberar:
«Si decimos “del cielo”, nos dirá: “¿Por
qué no le habéis creído?”. Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente;
porque todos tienen a Juan por profeta».
Y respondieron a Jesús:
«No sabemos».
Él, por su parte, les dijo:
«Pues tampoco yo os digo con qué
autoridad hago esto».
Palabra del Señor
1. El episodio que se recoge en
este relato nos presenta el diálogo, entre Jesús y los sumos sacerdotes, a la
mañana siguiente (Mt 21, 18) de la violenta expulsión de los mercaderes del
templo (Mt 21, 12-13).
Los dirigentes y funcionarios del
santuario, que ganaban cantidades importantes de dinero con el gran negocio de
la venta de animales para los sacrificios del culto sagrado, andaban
preocupados, seguramente nerviosos. Jesús los había desenmascarado al afirmar
que habían convertido la "casa de oración" en una "cueva de
bandidos" (Mt 21, 13; Jer 7, 11).
Para aquellos hombres, aquello fue una
agresión ofensiva. De otra manera, es lo que ahora ocurre, en catedrales,
conventos, iglesias de valor histórico o estético, en las que los creyentes y
los turistas tienen que pagar para visitar el lugar sagrado.
"Lo sagrado" se ha convertido
en "mercancía" y en "negocio".
Los cristianos, al menos, no deberíamos
consentir esto.
2. Es notable que los funcionarios
del templo no le preguntaron a Jesús si ellos eran o no eran los responsables
de aquel "bandidaje". Es decir, no les interesa saber si ellos eran
culpables o si estaban equivocados. Lo único que les preocupa es saber si Jesús
tenía o no tenía "autoridad" (exousía) para hacer lo que hizo y decir
lo que dijo.
O sea, a los "hombres de la
religión" no les preocupa saber si ellos proceden bien o mal. Lo que
quieren saber es si Jesús podía hacer aquello.
En otras palabras, la religión se
preocupa por el poder, no por la propia responsabilidad.
Aquellos sacerdotes, como la gran
mayoría de los de ahora, están seguros de que ellos poseen la verdad. Y lo que
les quita el sueño es saber qué poder tienen los que no están de acuerdo con
ellos.
3. Jesús no era un ingenuo. Por
eso, hizo dos cosas:
1) No les respondió a una pregunta que
llevaba veneno.
2) Les hizo él otra pregunta que puso al
descubierto las contradicciones en que vivían aquellos sacerdotes.
Los profesionales de lo sagrado no
suelen reconocer sus equivocaciones, sus fallos, la contradicción en que muchas
veces viven.
Cuando se ven confrontados a sus oscuros
comportamientos, se quedan sin palabra. Prefieren callar, en vez de decir
honestamente: "Estamos equivocados".
La reforma de la Iglesia tiene que
empezar por la reforma a fondo del clero, por la transparencia de obispos y
sacerdotes, por la pobreza de los que se autodenominan "seguidores de
Jesús".
Santa Lucia, virgen
y mártir
Santa
Lucía (siglo IV)
Murió,
probablemente, en Siracusa, durante la persecución de Diocleciano. Su culto se
difundió desde la antigüedad a casi toda la Iglesia, y su nombre fue
introducido en el Canon Romano.
A Santa
Lucía se le ha representado frecuentemente con dos ojos, porque según una
antigua tradición, a la santa le habrían arrancado los ojos por proclamar
firmemente su fe.
Nació
y murió en Siracusa, ciudad de Italia, y gracias a sus múltiples virtudes entre
las que se destaca la sencillez, la humildad y la honradez, el Papa San
Gregorio en el siglo VI puso su nombre a dos conventos femeninos que él fundó.
Según
la tradición, cuando la santa era muy niña hizo a Dios el voto de permanecer
siempre pura y virgen, pero cuando llegó a la juventud quiso su madre (que era
viuda), casarla con un joven pagano. Lucía finalmente obtuvo el permiso de no
casarse, pero el joven pretendiente, rechazado, dispuso como venganza acusarla
ante el gobernador de que la santa era cristiana, religión que estaba
totalmente prohibida en esos tiempos de persecución. Santa Lucía fue llamada a
juicio; fue atormentada para obligarla a adorar a dioses paganos, pero ella se
mantuvo firme en su fe, para luego ser decapitada.
Oración a Santa Lucia
Oh Bienaventurada y amable
Virgen Santa Lucía, universalmente reconocida por el pueblo cristiano como
especial y poderosa abogada de la vista, llenos de confianza a ti acudimos;
pidiéndote la gracia de que la nuestra se mantenga sana y le demos el uso para
la salvación de nuestra alma, sin turbar jamás nuestra mente en espectáculos
peligrosos.
Y que
todo lo que ellos vean se convierta en saludable y valioso motivo de amar cada
día más a Nuestro Creador y Redentor Jesucristo, a quien, por tu intercesión,
oh protectora nuestra; esperamos ver y amar eternamente en la patria celestial.
Amén.
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