15 - DE DICIEMBRE – MIERCOLES
–3ª – SEMANA DE ADVIENTO – C
SAN VALERIANO, Obispo
Lectura del libro de Isaías (45,6b-8.18.21b-25):
«YO soy el Señor,
y no hay otro,
el que forma
la luz, y crea las tinieblas;
yo construyo
la paz y creo la desgracia.
Yo, el Señor, hago todo esto.
Cielos,
destilad desde lo alto la justicia,
las nubes la
derramen,
se abra la
tierra y brote la salvación,
y con ella
germine la justicia.
Yo, el Señor,
lo he creado».
Así dice el Señor, creador del cielo
—él es Dios—,
él modeló la tierra,
la fabricó y
la afianzó,
no la creó
vacía,
sino que la
formó habitable:
«Yo soy el
Señor, y no hay otro.
—No hay otro Dios fuera de mí—.
Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay
ninguno más.
Volveos hacia mí para salvaros,
confines de
la tierra,
pues yo soy
Dios, y no hay otro.
Yo juro por mi nombre,
de mi boca
sale una sentencia,
una palabra
irrevocable:
Ante mí se
doblará toda rodilla,
por mí jurará
toda lengua»;
dirán: «Sólo
el Señor
tiene la
justicia y el poder».
A él vendrán avergonzados
los que se
enardecían contra él;
Con el Señor
triunfará y se gloriará
la estirpe de
Israel».
Palabra de Dios.
Salmo: 84,9ab-10.11-12.13-14
R/. Cielos, destilad desde lo alto al Justo, las nubes lo derramen.
V/. Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia
la paz
a su pueblo y
a sus amigos».
La salvación
está cerca de los que lo temen,
y la gloria
habitará en nuestra tierra. R/.
V/. La misericordia y la fidelidad se
encuentran,
la justicia y
la paz se besan;
la fidelidad
brota de la tierra,
y la justicia
mira desde el cielo. R/.
V/. El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra
tierra dará su fruto.
La justicia
marchará ante él,
y sus pasos
señalarán el camino. R/.
Evangelio según
san Lucas 7, 19-23
En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus
discípulos a preguntar al Señor:
"¿Eres tú el que
ha de venir, o tenemos que esperar a otro?" Los hombres se presentaron a
Jesús y le dijeron:
'Juan el
Bautista nos ha mandado a preguntarte: "¿Eres tú el que ha de venir, o
tenemos que esperar a otro?".
Y en aquella
ocasión, Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a
muchos ciegos les otorgó la vista.
Después
contestó a los enviados:
"Id a
anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los inválidos
andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a
los pobres se les anuncia la Buena Noticia. Y dichoso el que no se escandalice
de mí".
1.
Cuando a Jesús le preguntaron si él era "el que tenía que venir", es
decir, si él era la solución y si traía esperanza y el cambio deseado para el
futuro, su respuesta no fue decir que "sí" o que "no". La
respuesta de Jesús fue apelar a lo que hacía, lo que veía todo el mundo, lo que
se metía por los ojos de la gente.
El movimiento
de religiosidad y espiritualidad que puso en marcha Jesús no fue un movimiento
ideológico. Ni consistía en doctrinas o teorías sobre Dios, sobre la religión o
sobre la moral.
Por
desgracia, con frecuencia ocurre que las religiones ponen su insistencia y el
mayor empeño en las "doctrinas" que enseñan, los "dogmas"
que imponen, la observancia de los "rituales" que se nos presentan
como las mediaciones fundamentales para encontrar a Dios y estar bien situados
en el camino de la salvación.
2.
Jesús no pretendió "reformar" la religión existente. Porque se dio
cuenta de que eso no lleva a ninguna parte. Habría sido lo mismo, pero puesto
en práctica de otra manera.
Jesús vio que
la solución estaba en "modificar" la religión.
Es decir, se
trataba de darle otro sentido a la búsqueda de Dios. Esa búsqueda había que
sacarla del templo. Y, por tanto, no dejarla en manos de los sacerdotes y
funcionarios del culto.
El encuentro
con el Padre del cielo se realiza en el encuentro con el sufrimiento humano. Y
en la lucha para remediarlo o, al menos, aliviarlo.
3. Pero
Jesús hizo esto de forma que dejó una cosa muy clara: a Dios no se le encuentra
en el sufrimiento, sino en la lucha contra el sufrimiento. Por eso Jesús se
dedicó principalmente a remediar enfermedades y padecimientos.
Por
supuesto, puede ocurrir (y de hecho ocurre) que una enfermedad o una curación
del sufrimiento resulta ser una ocasión propicia para encontrar paz interior y
una mejor relación con Dios.
Pero también
puede ocurrir (y de hecho ocurre) todo lo contrario. En cualquier caso, lo que
es seguro es que Jesús no organizó un movimiento de "sufridores
resignados", sino una "comunidad de discípulos", que
tuvieron como motivo determinante de su vida el "principio de
misericordia" (J. Sobrino).
Es por la
misericordia, y no por el aguante, como nos hacemos semejantes a Jesús. La
característica distintiva de los cristianos es la misericordia. En todo y con
todos.
SAN VALERIANO, Obispo
Vida de San Valeriano obispo
Conmemoración de san
Valeriano, obispo de Abbensa, en África Proconsular, que, siendo más que
octogenario, en la persecución vandálica fue conminado por el rey arriano
Genserico a que entregara los utensilios de la Iglesia y, al rehusar
constantemente hacerlo, fue expulsado de la ciudad con orden de que nadie le
dejara vivir ni en su casa ni en el campo, y durante mucho tiempo estuvo a la
intemperie, en la vía pública, acabando así su vida bienaventurada como
confesor de la verdad ortodoxa (c. 460).
No hay comentarios:
Publicar un comentario