lunes, 13 de diciembre de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 15 - DE DICIEMBRE – MIERCOLES –3ª – SEMANA DE ADVIENTO – C SAN VALERIANO, Obispo

 

 

 


   15 - DE DICIEMBRE – MIERCOLES

 –3ª – SEMANA DE ADVIENTO – C

SAN VALERIANO, Obispo

 

Lectura del libro de Isaías (45,6b-8.18.21b-25):

 

«YO soy el Señor, y no hay otro,

el que forma la luz, y crea las tinieblas;

yo construyo la paz y creo la desgracia.

Yo, el Señor, hago todo esto.

Cielos, destilad desde lo alto la justicia,

las nubes la derramen,

se abra la tierra y brote la salvación,

y con ella germine la justicia.

Yo, el Señor, lo he creado».

Así dice el Señor, creador del cielo

—él es Dios—,

él modeló la tierra,

la fabricó y la afianzó,

no la creó vacía,

sino que la formó habitable:

«Yo soy el Señor, y no hay otro.

—No hay otro Dios fuera de mí—.

Yo soy un Dios justo y salvador,

y no hay ninguno más.

Volveos hacia mí para salvaros,

confines de la tierra,

pues yo soy Dios, y no hay otro.

Yo juro por mi nombre,

de mi boca sale una sentencia,

una palabra irrevocable:

Ante mí se doblará toda rodilla,

por mí jurará toda lengua»;

dirán: «Sólo el Señor

tiene la justicia y el poder».

A él vendrán avergonzados

los que se enardecían contra él;

Con el Señor triunfará y se gloriará

la estirpe de Israel».

 

Palabra de Dios.

 

Salmo: 84,9ab-10.11-12.13-14

 

R/. Cielos, destilad desde lo alto al Justo, las nubes lo derramen.

 

 

V/. Voy a escuchar lo que dice el Señor:

«Dios anuncia la paz

a su pueblo y a sus amigos».

La salvación está cerca de los que lo temen,

y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.

 

V/. La misericordia y la fidelidad se encuentran,

la justicia y la paz se besan;

la fidelidad brota de la tierra,

y la justicia mira desde el cielo. R/.

 

V/. El Señor nos dará la lluvia,

y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia marchará ante él,

y sus pasos señalarán el camino. R/.

 

Evangelio según san Lucas 7, 19-23

      En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor:

    "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?" Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron:

'Juan el Bautista nos ha mandado a preguntarte: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?".

Y en aquella ocasión, Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista.

 Después contestó a los enviados:

"Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia. Y dichoso el que no se escandalice de mí".

 

1.  Cuando a Jesús le preguntaron si él era "el que tenía que venir", es decir, si él era la solución y si traía esperanza y el cambio deseado para el futuro, su respuesta no fue decir que "sí" o que "no". La respuesta de Jesús fue apelar a lo que hacía, lo que veía todo el mundo, lo que se metía por los ojos de la gente.

El movimiento de religiosidad y espiritualidad que puso en marcha Jesús no fue un movimiento ideológico. Ni consistía en doctrinas o teorías sobre Dios, sobre la religión o sobre la moral.

Por desgracia, con frecuencia ocurre que las religiones ponen su insistencia y el mayor empeño en las "doctrinas" que enseñan, los "dogmas" que imponen, la observancia de los "rituales" que se nos presentan como las mediaciones fundamentales para encontrar a Dios y estar bien situados en el camino de la salvación.

2.  Jesús no pretendió "reformar" la religión existente. Porque se dio cuenta de que eso no lleva a ninguna parte. Habría sido lo mismo, pero puesto en práctica de otra manera.

Jesús vio que la solución estaba en "modificar" la religión.

Es decir, se trataba de darle otro sentido a la búsqueda de Dios. Esa búsqueda había que sacarla del templo. Y, por tanto, no dejarla en manos de los sacerdotes y funcionarios del culto.

El encuentro con el Padre del cielo se realiza en el encuentro con el sufrimiento humano. Y en la lucha para remediarlo o, al menos, aliviarlo.

3.  Pero Jesús hizo esto de forma que dejó una cosa muy clara: a Dios no se le encuentra en el sufrimiento, sino en la lucha contra el sufrimiento. Por eso Jesús se dedicó principalmente a remediar enfermedades y padecimientos.

       Por supuesto, puede ocurrir (y de hecho ocurre) que una enfermedad o una curación del sufrimiento resulta ser una ocasión propicia para encontrar paz interior y una mejor relación con Dios.

Pero también puede ocurrir (y de hecho ocurre) todo lo contrario. En cualquier caso, lo que es seguro es que Jesús no organizó un movimiento de "sufridores resignados", sino una "comunidad de discípulos", que tuvieron como motivo determinante de su vida el "principio de misericordia" (J. Sobrino).

Es por la misericordia, y no por el aguante, como nos hacemos semejantes a Jesús. La característica distintiva de los cristianos es la misericordia. En todo y con todos.

 

SAN VALERIANO, Obispo



Vida de San Valeriano obispo

Conmemoración de san Valeriano, obispo de Abbensa, en África Proconsular, que, siendo más que octogenario, en la persecución vandálica fue conminado por el rey arriano Genserico a que entregara los utensilios de la Iglesia y, al rehusar constantemente hacerlo, fue expulsado de la ciudad con orden de que nadie le dejara vivir ni en su casa ni en el campo, y durante mucho tiempo estuvo a la intemperie, en la vía pública, acabando así su vida bienaventurada como confesor de la verdad ortodoxa (c. 460).

 

 

 

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