domingo, 12 de diciembre de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 14 - DE DICIEMBRE – MARTES – 3ª – SEMANA DE ADVIENTO – C – San Juan de la Cruz

 

 

 


14 - DE DICIEMBRE – MARTES –

3ª – SEMANA DE ADVIENTO – C –

 San Juan de la Cruz

Lectura de la profecía de Sofonías (3,1-2.9-13): 

ESTO dice el Señor:

«¡Ay de la ciudad rebelde,

impura, tiránica!

No ha escuchado la llamada,

no ha aceptado la lección,

no ha confiado en el Señor,

no ha recurrido a su Dios.

Entonces purificaré

labios de los pueblos

para que invoquen todos ellos

el nombre del Señor

y todos lo sirvan a una.

Desde las orillas de los ríos de Cus

mis adoradores, los deportados,

traerán mi ofrenda.

Aquel día, ya no te avergonzarás

de las acciones con que me ofendiste,

pues te arrancaré tu orgullosa arrogancia,

y dejarás de engreírte en mi santa montaña.

Dejaré en ti un resto,

un pueblo humilde y pobre

que buscará refugio en el nombre del Señor.

El resto de Israel no hará más el mal,

ni mentirá ni habrá engaño en su boca.

Pastarán y descansarán,

y no habrá quien los inquiete».

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 33,2-3.6-7.17-18.19.23

R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.

 

V/. Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

 

V/. Contempladlo, y quedaréis radiantes,

vuestro rostro no se avergonzará.

El afligido invocó al Señor,

él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R/.

 

V/. El Señor se enfrenta con los malhechores,

para borrar de la tierra su memoria.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha

y lo libra de sus angustias. R/.

 

V/. El Señor está cerca de los atribulados,

salva a los abatidos.

El Señor redime a sus siervos,

no será castigado quien se acoge a él. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 28-32

       En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

    "¿ Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo:

    "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña". Él contestó: "No quiero". Pero después se arrepintió y fue.

Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó:

    "Voy, señor". Pero no fue.

¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?".

    Contestaron: "El primero'.

Jesús les dijo: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis".

 

Palabra del Señor

 

1.  El problema que plantea Jesús en este episodio, es el problema de la fe. Tal es el tema clave de este evangelio. Porque, al final de la parábola, lo que Jesús echa en cara a los dirigentes religiosos es que no creyeron, al tiempo que a los publicanos y a las prostitutas los elogia porque creyeron. Lo que Jesús plantea es si los profesionales del templo y de la religión tenían o no tenían fe.

Jesús va, por tanto, directamente al centro de la teología y de la espiritualidad que han de cultivar los creyentes en el Dios de Jesús.

 

2.  Este relato trastorna nuestra teología de la fe. Porque aquí hay algo muy sorprendente.  En efecto, lo sorprendente es que, a juicio de Jesús, los creyentes no fueron las personas religiosas y observantes, sino los pecadores y las mujeres más despreciadas.

Jesús invierte el sentido de la fe: las personas bien vistas, y debidamente integradas en la sociedad y sus instituciones, no estuvieron capacitadas para creer. Mientras que las gentes con las que los notables jamás se identificarían, esas personas fueron quienes creyeron en el mensaje de Juan Bautista.

 

3.  No es de suponer que todos los publicanos, que había en la Palestina de entonces, dejaron de ser publicanos. Ni se puede suponer tampoco que todas las prostitutas abandonaron su forma de vida. Y, sin embargo, si algo deja claro la parábola de los dos hijos es que la fe no consiste en lo que se "dice", sino en lo que cada cual "hace".

Entonces, ¿Qué es lo que hicieron los publicanos y las prostitutas y que, por el contrario, no fueron capaces de hacer los sumos sacerdotes y senadores de Israel?

Sin duda alguna, los publicanos y las prostitutas se vieron a sí mismos como pecadores, que necesitaban cambiar de vida.

Sin embargo, los dirigentes religiosos, en lugar de verse a sí mismos como hombres necesitados de un cambio de vida, enviaron "sacerdotes y clérigos" desde Jerusalén, para hacerle un interrogatorio a Juan con la intención de saber qué clase de autoridad tenía para decir lo que decía y para bautizar a la gente (Jn 1, 19-28 par).

Los hombres del templo no suelen estar dispuestos a reconocer que necesitan cambiar de ideas y de vida, cosa que suelen ver con claridad los marginados y excluidos.

Por eso, mientras que los curas de entonces no estaban en condiciones de creer, los excluidos sociales y religiosos veían su conversión como lo más lógico y necesario.

 

 San Juan de la Cruz

 


 

Nació en Fontiveros, provincia de Ávila (España), hacia el año 1542. Pasados algunos años en la Orden de los carmelitas, fue, a instancias de santa Teresa de Jesús, el primero que, a partir de 1568, se declaró a favor de su reforma, por la que soportó innumerables sufrimientos y trabajos.

Murió en Úbeda en 1591, con gran fama de santidad y sabiduría, de las que dan testimonio precioso sus escritos espirituales.

 

Su verdadero nombre era Juan de Yepes y nació el 24 de junio de 1542 en Fontiveros, pequeño pueblo abulense perteneciente a Castilla y León, una comunidad autónoma de España.

Murió su padre cuando Juan tenía seis años; a los nueve años, se trasladó con su madre al abulense pueblo de Medina del Campo, en donde a los 17 años, ingresa en un colegio de jesuitas para estudiar humanidades.

El año 1563 toma los hábitos de la orden religiosa Carmelita, adoptando el nuevo nombre de fray Juan de san Matías; al año siguiente se traslada a Salamanca para cursar estudios de teología en su célebre universidad. En el año 1567 es ordenado sacerdote, y adopta el nuevo y definitivo nombre de Juan de la Cruz. Su ilustre paisana de Ávila, Teresa de Jesús, trabó gran amistad con él y le integró en el movimiento de la reforma carmelita que ella había iniciado.

En 1568 Juan de la Cruz fundó el primer convento de Carmelitas Descalzos, los cuales practicaban a ultranza la contemplación y la austeridad. Unos años después, 1577, sus intentos reformistas de las órdenes monásticas, le llevaron a sufrir 9 meses de dura prisión en un convento de Toledo, acusado de apóstata. De su cautiverio en aquella cárcel-convento de Toledo, nace la composición de su obra cumbre: "Cántico espiritual". En otras poesías se puede llegar a entrever en lenguaje subliminal, el relato que hace de su astuta y sorprendente huida en la madrugada del 15 de agosto de 1578, estando la fortaleza sobre un peligroso acantilado sobre el Tajo profundo que ciñe a Toledo.

Para huir de la prisión conventual toledana, contó con las influencias que ejerció su paisana Teresa de Jesús, ante la duquesa de Alba. Con su huida dio en refugiarse en un convento de Jaén y continuó con la reforma carmelitana, fundando varios conventos por Andalucía. En esta región llegó a ser nombrado Vicario Provincial de la orden de Carmelitas Descalzos; pero el buen Juan siguió con su obstinación de la reforma, lo que le llevó a enfrentamientos con la jerarquía religiosa y a sufrir nueva prisión en el convento de la Peñuela, en plena Sierra Morena, en donde culminó la escritura de sus principales obras literarias.

Cuando por fin es excarcelado y se dispone a cumplir con el traslado que se le impone a América, el 14 de diciembre de 1591, muere a la edad de 49 años. 135 años después, es elevado a la categoría de santo, por la iglesia católica.

 

* * *

La obra poética de san Juan de la Cruz está inspirada en un profundo sentimiento religioso. A decir de algunos de sus biógrafos, su poesía en general tiene un estilo similar al bíblico "Cantar de los cantares" atribuido a Salomón. Nuestro poeta era un gran conocedor de la Biblia y de la filosofía aristotélica y platónica; también su obra nos trae aromas de las Églogas del poeta toledano Garcilaso de la Vega, muy impregnadas de un cultismo italianizante.

El estilo poético que imprime a su célebre "Cántico" (que algunos denominan "Cántico espiritual"), tiene un gran ritmo y musicalidad; compuesto a base de liras -estrofa ideada por Garcilaso- en las que mezcla y alterna versos heptasílabos y endecasílabos.

Toda la obra de san Juan de la Cruz está impregnada de un gran misticismo simbolista; también rezuma un típico estilo de la poesía bucólica y pastoril.

Hay quien afirma que su obra poética está cargada de una encriptada sensualidad e incluso de cierto erotismo. Son parecidas apreciaciones a las que algunos estudiosos creen adivinar en los textos bíblicos ya mencionados.

Sus obras en verso, además del Cántico ya citado y descrito, son: "Noche oscura"; "Llama de amor viva"; y un conjunto de poemas menores entre los que destaca "El pastorcico".

 

 

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