1 - DE AGOSTO
– LUNES –
18 – SEMANA
DEL T. O. – C –
San Alfonso
María de Ligorio
Lectura del libro de Jeremías (28,1-17):
Al principio
del reinado de Sedecías en Judá, el mes quinto, Ananías, hijo de Azur, profeta
natural de Gabaón, me dijo en el templo, en presencia de los sacerdotes y de
toda la gente:
«Así dice el Señor de los ejércitos,
Dios de Israel: "Rompo el yugo del rey de Babilonia. Antes de dos años
devolveré a este lugar todo el ajuar del templo que Nabucodonosor, rey de
Babilonia, cogió y se llevó a Babilonia. A Jeconías, hijo de Joaquín, rey de
Judá, y a todos los judíos desterrados en Babilonia yo los haré volver a este
lugar –oráculo del Señor–, porque romperé el yugo del rey de Babilonia."»
El profeta Jeremías respondió al profeta
Ananías, en presencia de los sacerdotes y del pueblo que estaba en el templo;
el profeta Jeremías dijo:
«Amén, así lo haga el Señor. Que el
Señor cumpla tu profecía, trayendo de Babilonia a este lugar todo el ajuar del
templo y a todos los desterrados. Pero escucha lo que yo te digo a ti y a todo
el pueblo: "Los profetas que nos precedieron, a ti y a mi, desde tiempo
inmemorial, profetizaron guerras, calamidades y epidemias a muchos países y a
reinos dilatados. Cuando un profeta predecía prosperidad, sólo al cumplirse su
profecía era reconocido como profeta enviado realmente por el Señor."»
Entonces Ananías le quitó el yugo del
cuello al profeta Jeremías y lo rompió, diciendo en presencia de todo el
pueblo:
«Así dice el Señor: "Así es como
romperé el yugo del rey de Babilonia, que llevan al cuello tantas naciones,
antes de dos años."»
El profeta Jeremías se marchó por su
camino. Después que el profeta Ananías rompió el yugo del cuello del profeta
Jeremías, vino la palabra del Señor a Jeremías:
«Ve y dile a Ananías: "Así dice el
Señor: Tú has roto un yugo de madera, yo haré un yugo de hierro. Porque así
dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Pondré yugo de hierro al cuello
de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia; y
se le someterán, y hasta las bestias del campo le entregaré."»
El profeta Jeremías dijo a Ananías
profeta:
«Escúchame, Ananías; el Señor no te ha
enviado, y tú has inducido a este pueblo a una falsa confianza. Por eso, así
dice el Señor: "Mira: yo te echaré de la superficie de la tierra; este año
morirás, porque has predicado rebelión contra el Señor."»
Y el profeta Ananías murió aquel mismo
año, el séptimo mes.
Palabra de Dios
Salmo: 118,29.43.79.80.95.102
R/. Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Apártame del
camino falso,
y dame la gracia de tu voluntad. R/.
No quites de
mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus
mandamientos. R/.
Vuelvan a mi
tus fieles
que hacen caso de tus preceptos. R/.
Sea mi corazón
perfecto en tus leyes,
así no quedaré avergonzado. R/.
Los malvados
me esperaban para perderme,
pero yo meditaba tus preceptos. R/.
No me aparto
de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Mateo (14,13-21):
En aquel
tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí
en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por
tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y
curó a los enfermos.
Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos
a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde,
despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.»
Jesús les replicó:
«No hace falta que vayan, dadles
vosotros de comer.»
Ellos le replicaron:
«Si aquí no tenemos más que cinco panes
y dos peces.»
Les dijo:
«Traédmelos.»
Mandó a la gente que se recostara en la
hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo,
pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los
discípulos se los dieron a la gente.
Comieron todos hasta quedar satisfechos
y recogieron doce cestos llenos de sobras.
Comieron unos cinco mil hombres, sin
contar mujeres y niños.
Palabra del Señor
1. Los estudiosos de los evangelios mejor documentados están de acuerdo en que este relato de la multiplicación de los panes es uno de los llamados "milagros-dádiva", como es el caso de la boda de Caná (Jn 2, 1-12) (G. Theissen).
Por supuesto, este hecho tiene una
"explicación mítica" (D. F. Strauss).
La comida es la primera necesidad que el
ser humano experimenta en cuanto viene a este mundo.
Lo primero que el recién nacido hace, en
cuanto viene a este mundo, es ponerse a mamar. Lo cual es satisfacer
una necesidad biológica básica indispensable. Pero también entraña
una necesidad psicológica que no podemos dejar al descubierto: la necesidad de
recibir cariño y de dar cariño. La mamá y el hijo se funden en la unión que es
plenitud de vida, de satisfacción, de felicidad.
2. Por eso, la comida no
tiene solo la función de saciar el hambre y reparar las fuerzas del cuerpo. La
comida es también unión de personas, fusión de los sentimientos más hondos de
la vida humana. De ahí que la comida -que es tan necesaria para vivir— puede
ser fuente de felicidad o fuente de humillación.
Es felicidad compartir una comida con quien
uno se encuentra a gusto.
Pero es humillación tener que ir a
buscar un plato de comida que se me da como limosna.
Por eso las comidas de Jesús fueron
siempre con otros, comidas compartidas, comidas de plena humanidad. Y eso es la
base central de la eucaristía en la Iglesia. De ahí que haber trasladado la
eucaristía de la mesa al altar, y haber hecho, del acto central de la felicidad
humana, el acto central del ritual religioso ha sido desvirtuar lo que Jesús
quiso y lo que nos dejó como mandato: haced esto en memoria mía.
Porque así es cómo recordamos a Jesús.
3. La Iglesia, en los ss. III-IV, tuvo una expansión que se extendió por el Imperio como el contagio de una experiencia maravillosa en aquella época de angustia, cuando aquel Imperio se hundía.
Como se ha dicho con tanta precisión,
"debieron ser muchos los que experimentaron una sensación de
desamparo: los bárbaros urbanizados, los campesinos llegados a las
ciudades en busca de trabajo, los soldados licenciados, los rentistas
arruinados por la inflación y los esclavos manumitidos. Para todas
estas gentes, el entrar a formar parte de la comunidad cristiana debía de ser el
único medio de conservar el respeto hacia sí mismo y dar a la propia vida algún
sentido.
Dentro de la comunidad se experimentaba
el calor humano y se tenía la prueba de que alguien se interesa por nosotros en
este mundo y en el otro" (E. R. Dodds).
Este fenómeno, aunque cambiaron las
circunstancias, se prolongó en los siglos siguientes (Peter Brown).
Este tendría que ser el sentido de la
eucaristía en este tiempo de crisis. Ahí estaría la "memoria de
Jesús".
San Alfonso
María de Ligorio
Memoria de san
Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia, que insigne por el
celo de las almas, por sus escritos, por su palabra y ejemplo, trabajó
infatigablemente predicando y escribiendo libros, en especial sobre teología
moral, en la que es considerado maestro, para fomentar la vida cristiana en el
pueblo. Entre grandes dificultades fundó la Congregación del Santísimo
Redentor, para evangelizar a la gente iletrada. Elegido obispo de santa Águeda
de los Godos, se entregó de modo excepcional a esta misión, que dejaría quince
años después, aquejado de graves enfermedades, y pasó el resto de su vida en
Nocera de’Pagani, en la Campania, aceptando grandes trabajos y dificultades.
Vida
de San Alfonso María de Ligorio
Nació en
Nápoles el año 1696; obtuvo el doctorado en ambos derechos recibió la
ordenación sacerdotal e instituyó la Congregación llamada del Santísimo
Redentor. Para fomentar la vida cristiana en el pueblo, se dedicó a la
predicación y a la publicación de diversas obras, sobre todo de teología moral,
materia en la que es considerado un auténtico maestro. Fue elegido obispo de
Sant’ Agata de’ Goti, pero algunos años después renunció a dicho cargo y murió
entre los suyos, en Pagami, cerca de Nápoles, el año 1787.
BIOGRAFIA
San Alfonso
nació en Nápoles el 27 de Septiembre de 1696. Sus padres Don José de Liguori y
Doña Ana Cavalieri eran de familias nobles y distinguidas.
Era un
"niño prodigio" con gran facilidad para los idiomas, ciencias, arte,
música y demás disciplinas. Empezó a estudiar leyes a los 13 años y a los 16
años presentó el examen de doctorado en derecho civil y canónico en la
Universidad de Nápoles. A los 19 años ya era un abogado famoso.
Conversión
Según se
cuenta, en su profesión como abogado no perdió ningún caso en 8 años, hasta que
un día después de su brillante defensa, un documento demostró que él había
apoyado (aunque sin saberlo), lo que era falso. Eso cambió su vida
radicalmente.
Hizo un retiro
en el convento de los lazaristas y se confirmó en la cuaresma de 1722. Estos
dos eventos reavivaron su fervor. Al año siguiente, en dos ocasiones oyó una
voz que le decía: "abandona el mundo y entrégate a mí". Hizo voto de
celibato y abandonó completamente su profesión. Muy pronto Dios le confirmó
cuál era su voluntad.
Se fue a la
iglesia Nuestra Señora de la Misericordia a pedir ser admitido en el oratorio.
Su padre trató de impedirlo, pero al verlo tan decidido le dio permiso de
hacerse sacerdote, pero con la condición de que se fuese a vivir a su casa.
Alfonso aceptó, siguiendo el consejo de su director espiritual que era
oratoriano.
Hizo los
estudios sacerdotales en su casa. Fue ordenado sacerdote en 1726 a los 30 años.
Los dos años siguientes se dedicó a los "vagos" de los barrios de las
afueras de Nápoles.
La
predica sencilla desde el corazón
En los
comienzos del siglo XVIII combatió la prédica muy florida y el rigorismo
jansenista en los confesionarios. El predicaba con sencillez. El santo decía a
sus misioneros: "Emplead un estilo sencillo, pero trabajad a fondo
vuestros sermones. Un sermón sin lógica resulta disperso y falto de gusto. Un
sermón pomposo no llega a la masa. Por mi parte, puedo deciros que jamás he
predicado un sermón que no pudiese entender la mujer más sencilla".
San Alfonso
abandonó su casa paterna en 1729, a los 33 años y se fue de capellán a un
seminario donde se preparaban misioneros para la China.
En 1730 el
Obispo de Castellamare, el Monseñor Falcoia, invita a Alfonso a predicar unos
ejercicios en un convento religioso en Scala. Este hecho tuvo grandes
consecuencias, porque ayudó a discernir a las religiosas una revelación que
tuvo la hermana María Celeste. El día de la transfiguración de 1731, las
religiosas vistieron el nuevo hábito y empezaron la estricta clausura y vida de
penitencia. Así comienza la Congregación de las Redentoristas.
En 1732 se
despide de sus padres y vuelve a Scala, y con la ayuda y colaboración de un
grupo de laicos, a los 36 años funda la Congregación del Santísimo Redentor,
cuya primera casa perteneció al convento de las religiosas. San Alfonso era el
superior inmediato y Monseñor Falcoia era el director general.
Grandes
pruebas
Al poco tiempo
comenzaron los problemas. La congregación se dividió entre los dos superiores.
Al poco tiempo la hermana María Celeste se va a fundar otra congregación. A los
5 meses el santo se quedó solo con un hermano, pero más tarde se presentaron
nuevos candidatos y se estableció en una casa más grande.
En 1734 funda
otra casa en Villa degli Schiavi y se dedica a misionar allí. Su confesionario
estaba siempre lleno. Trataba a sus penitentes como almas que era necesario
salvar.
En 1737, se
divulgan rumores sobre la casa de Villa degli Schiavi y San Alfonso decide
suprimir esa fundación. Al año siguiente también cierra la casa de Scala.
Organizó
misiones en Nápoles por 2 años a pedido del Cardenal Spinelli, arzobispo.
En 1743, al
morir Mons. Falcoia, San Alfonso vuelve a ocuparse de su congregación como
superior general y se encarga de redactar las constituciones. A pesar de la
oposición de las autoridades españolas, los misioneros reorganizados fundan
varias casas.
En 1748 San
Alfonso publica en Nápoles la primera edición de su "Teología Moral".
La segunda edición apareció entre los años 1753 y 1755.
En 1749 el
papa Benedicto XIV aprobó la congregación y a partir de eso, el éxito fue
enorme.
En 1750, los
Jansenistas comienzan a divulgar que la devoción a la Santísima Virgen era una
superstición. San Alfonso defiende a Nuestra Señora, publicando "Las
Glorias de María".
San
Alfonso era estricto, pero a la vez tierno y compasivo.
En el proceso
de beatificación el P. Cajone dijo: "A mi modo de ver, su virtud característica
era la pureza de intención. Trabajaba siempre y en todo, por Dios, olvidado de
si mismo. En cierta ocasión nos dijo: 'Por la gracia de Dios, jamás he tenido
que confesarme de haber obrado por pasión. Tal vez sea porque no soy capaz de
ver a fondo en mi conciencia, pero, en todo caso, nunca me he descubierto ese
pecado con claridad suficiente para tener que confesarlo' ". Esto es
realmente admirable, teniendo en cuenta que San Alfonso era un Napolitano de
temperamento apasionado y violento, que podía haber sido presa fácil de la ira,
el orgullo y de la precipitación.
Obispo
A los 60
años fue elegido obispo de Sant' Agata de' Goti, diócesis pequeña con 30,000
habitantes, diecisiete casas religiosas y cuatrocientos sacerdotes entre los
cuales había varios que no practicaban su ministerio sacerdotal o llevaban mala
vida. Algunos celebraban la misa en 15 minutos. San Alfonso los suspendió
"ipso facto", a no ser que se corrigiesen, y escribió un tratado
sobre ese punto: "En el altar el sacerdote representa a Jesucristo, como
dice San Cipriano. Pero muchos sacerdotes actuales, al celebrar la misa,
parecen mas bien saltimbanquis que se ganan la vida en la plaza pública. Lo más
lamentable es que aun los religiosos de ordenes reformadas, celebran la misa
con tal prisa y mutilando tanto los ritos, que los mismos paganos quedarían
escandalizados….Ver celebrar así el Santo Sacrificio es para perder la
fe".
Poco tiempo
después se desata en su diócesis una terrible epidemia que San Alfonso había
profetizado 2 años antes. Se morían por millares. El santo, para ayudar a las
víctimas, vendió todo lo que tenía y La Santa Sede le autoriza a usar fondos de
la diócesis y contrae grandes deudas.
Sus esfuerzos
por reformar la moralidad pública le trajo numerosos enemigos que lo amenazaron
de muerte. Solía decir: "Cada obispo está obligado a velar por su propia
diócesis. Cuando los que infringen la ley se vean en desgracia, arrojados de
todas partes, sin techo y sin medios de subsistencia, entraran en razón y
abandonaran su vida de pecado".
Dirigió la
diócesis de Santa Agata por 19 años.
Y
mas pruebas...
En Junio de
1767, sufre un terrible ataque de reumatismo que casi lo lleva a la muerte.
Al terminar de
celebrar la misa el 21 de septiembre de 1774, San Alfonso se desmayó y quedó
inconsciente por 24 horas. Cuando regresó en sí, dijo a los presentes: "Fui
a asistir al Papa, que acaba de morir". El Papa Clemente XIV muere el 22
de Septiembre de 1774.
En 1775 San
Alfonso pidió a Pío VI que le permitiera renunciar al gobierno de su sede. El
Papa le concede teniendo en cuenta su enfermedad. San Alfonso se retiró ciego y
sordo. Fue a pedir hospitalidad a sus hijos espirituales, en Nocera, cerca de
Nápoles, pensando así acabar tranquilamente sus días.
En 1777, los
Redentoristas son atacados de nuevo. El Santo sufre con paciencia muchas
humillaciones a causa de la traición de Monseñor Testa que era Capellán del
Rey. El Santo se vio excluido de la congregación que había fundado.
Dios le
reservaba una prueba aún más dura. Entre 1784 y 1785, el santo atraviesa por un
terrible periodo de "noche obscura del alma", sufre tentaciones sobre
su fe y sus virtudes. Se ve abrumado por sus escrúpulos, temores y
alucinaciones diabólicas. Le duró 18 meses, con intervalos de luz y reposo. A
esto le siguió un periodo de éxtasis, profecías y milagros.
Gran
escritor
Sus últimos 12
años de vida se dedicó a escribir, aumentando así sus obras ascéticas y
teológicas. Sus más conocidos libros son: La Practica de amar a Jesucristo, la
Preparación para la muerte, las Glorias de María.
La Teología
Moralis fue una obra que influyó en la formación del clero hasta hace pocos
años.
El santo murió
2 meses antes de cumplir 91 años, la noche del 31 de julio al 1 de agosto de
1787.
El Papa Pío VI
en 1796 decreta la introducción de la causa de beatificación de Alfonso María
Ligorio. La beatificación se da en 1816. Fue canonizado en 1839.
En 1871 fue
declarado Doctor de la Iglesia y propuesto como patrono de los confesores y de
los teólogos de moral.
(Fuente: corazones.org)