19 - DE
JULIO – MARTES –
16 – SEMANA DEL T. O. – C –
Santa Áurea
de Córdoba
Lectura
de la profecía de Miqueas (7,14-15.18-20):
Señor, pastorea a tu
pueblo con el cayado, a las ovejas de tu heredad, a las que habitan apartadas
en la maleza, en medio del Carmelo. Pastarán en Basán y Galaad, como en tiempos
antiguos; como cuando saliste de Egipto y te mostraba mis prodigios.
- ¿Qué Dios como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa al resto
de tu heredad?
No mantendrá por siempre la ira, pues se complace en la misericordia.
Volverá a compadecerse y extinguirá nuestras culpas, arrojará a lo hondo del
mar todos nuestros delitos. Serás fiel a Jacob, piadoso con Abrahán, como
juraste a nuestros padres en tiempos remotos.
Palabra de Dios
Salmo: 84,2-4.5-6.7-8
R/.
Muéstranos, Señor, tu misericordia
Señor, has sido bueno
con tu tierra,
has restaurado la
suerte de Jacob,
has perdonado la culpa
de tu pueblo,
has sepultado todos
sus pecados,
has reprimido tu
cólera,
has frenado el
incendio de tu ira. R/.
Restáuranos, Dios
salvador nuestro;
cesa en tu rencor
contra nosotros.
¿Vas a estar siempre
enojado,
o a prolongar tu ira
de edad en edad? R/.
¿No vas a devolvernos la
vida,
para que tu pueblo se
alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu
misericordia
y danos tu
salvación. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (12,46-50):
En aquel tiempo, estaba
Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera,
tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó:
«Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.»
Pero él contestó al que le avisaba:
«¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, señalando con la
mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple
la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi
madre.»
Palabra del Señor
1. Es evidente que cuando Jesús, ya en torno a los treinta años,
decidió irse de su pueblo y de su casa, abandonar su familia y su trabajo, para
andar como carismático itinerante por ciudades y aldeas, tomó una decisión arriesgada
para su futuro. Pero, por el solo hecho de alejarse de la familia, no se puede
decir que cortara con ella. Para casi todo el mundo, llega el día en que se
aleja de la casa paterna. Es ley de vida. Además, sabemos que Jesús tenía cuatro
hermanos y algunas hermanas (Mc 6, 1-6), que sin duda siguieron cerca de
la madre en la pequeña aldea donde vivían.
2. De este episodio no se puede deducir que Jesús se hubiera
distanciado de su familia o que la hubiese dejado en un segundo plano en su
vida. Ni con su respuesta Jesús quiso decir que la familia no tiene importancia
o debe ser marginada.
Lo que Jesús deja claro es que las relaciones de parentesco no son las más
fuertes. Ni tienen que ser las más determinantes para una
persona. De ser así, los hijos nunca deberían dejar a sus padres
para formar ellos una nueva familia.
Las relaciones de parentesco son enteramente necesarias. Pero ni
son un fin, sino un medio. Más aún, las relaciones de parentesco son
sanas constructivas cuando producen personas libres, que se relacionan por la
fuerza de una "relación pura", la relación basada en la comunicación
emocional transparente y libre.
3. Cuando Jesús habla de los discípulos como su nueva familia,
lo que en realidad está diciendo es que lo importante en la vida es la
"relación pura", no basada en ataduras que se nos imponen o en
conveniencias e intereses que corrompen las relaciones entre personas.
Los discípulos de Jesús le seguían y estaban con él porque entre ellos
existía ese tipo de relación que debería ser motivadora para todos.
Santa Áurea de Córdoba
En Córdoba, en la provincia hispánica de
Andalucía, santa Áurea, virgen, hermana de los santos mártires Adolfo y Juan,
la cual, en una de las persecuciones realizadas por los musulmanes fue llevada
ante el juez y, asustada, negó la fe, pero luego, arrepentida, se presentó de
nuevo ante el mismo juez y, repetido el juicio, se mantuvo firme, venciendo al
enemigo al derramar su sangre por Cristo.
Vida
de Santa Áurea
Santa
Áurea nació en Sevilla, en una acomodada y noble familia en la que la
mayor parte eran mahometanos, pero su madre Artemia, era cristiana de probada
virtud, fue ella quien la educó en las santas verdades de los Evangelios, más
tarde Áurea demostraría con su vida y gloriosa muerte el ser digna de gozar de
la eterna gracia. Sus hermanos Adulfo y Juan, también alcanzaron el triunfo del
martirio, en aquellos días Áurea vivía en el monasterio de Cuteclara (Córdoba)
dando ejemplo de devoción y caridad.
Su elevada
alcurnia y la dado que muchos de sus parientes seguían la religión de Mahoma,
fueron los motivos por los que nadie se había atrevido a delatarla; pero
habiendo llegado la noticia de su fe a oídos de sus allegados en Sevilla,
usando como subterfugio su parentesco, fueron a visitarla para comprobar lo que
habían escuchado.
Gobernaba por
entonces el Califato de Occidente, Mahomet, hijo de Abdrrahman, célebre por la
terrible persecución que había emprendido contra los cristianos. Los parientes
Áurea descubrieron que ella no solo era cristiana sino una ferviente religiosa,
y apasionados por la doctrina de sus creencias, procuraron convencerla de
convertirse en seguidora del falso profeta.
Fue fútil
todos sus intentos, sus palabras chocaban contra la inamovible fe que Áurea tan
sinceramente profesaba. Fue tal su enojo que tomaron la decisión de delatarla
al cadi. El juez ordenó la llevasen al tribunal, y al verla vestida con el
hábito religioso se irritó de tal modo que la amenazó con los más terribles
castigos. Invocó, el juez, la noble sangre mahometana que circulaba en sus venas
y lo que su familia sufriría por culpa de ella. Le prometió en cambio que si
aceptaba las creencias familiares borraría la mancha que afectaba su ilustre
estirpe y se salvaría de los duros tormentos que la esperaban si no aceptaba.
Áurea guardó
silencio un momento dejándose llevar tal vez por el miedo, o bien de la idea de
disimular su fe lo que no es lícito ni permitido a los cristianos en caso
semejante, y el juez juzgándola vencida le concedió la libertad.
Recapacitó
Áurea sobre lo que había acontecido, y avergonzada por su debilidad decidió no
regresar al monasterio prefiriendo quedarse en una casa, posiblemente de alguno
de sus parientes cristianos, donde sumergida en tiernas lágrimas confesó su
pecado. Pidió a sus hermanos intercedieran ante el Señor a fin de tener una
posibilidad de demostrar al mundo cuan profunda era su fe en Cristo.
No tuvo que
esperar mucho para que su místico anhelo se hiciera realidad, fue delatada
nuevamente, y conducida por segunda vez ante el cadi, en esta ocasión ella
respondió, con un valor y una fortaleza inspiradas por el Espíritu Santo. La
firmeza de Áurea encendió el colérico corazón de su juez, ordenando la
encerraran en la más lóbrega prisión y que al día siguiente fuera conducida al
suplicio. Áurea fue decapitada y luego su cuerpo colgado de los pies en un palo
donde, pocos días antes había sido ajusticiado un reo de homicidio, luego sus
restos fueron arrojados, junto con los de varios malhechores, al Guadalquivir.
fuente:
Suplemento á la última edición del Año Christiano
No hay comentarios:
Publicar un comentario