13 – DE
JUNIO – MARTES –
10 –
SEMANA DE T.O. – A
San Antonio de Padua
Lectura
de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,18-22):
¡Dios me es testigo! La palabra que os dirigimos no fue primero «sí» y luego
«no».
Cristo Jesús, el
Hijo de Dios, el que Silvano, Timoteo y yo os hemos anunciado, no fue primero
«sí» y luego «no»; en él todo se ha convertido en un «sí»; en él todas las promesas
han recibido un «sí». Y por él podemos responder: «Amén» a Dios, para gloria
suya. Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros.
Él nos ha
ungido, él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya,
el Espíritu.
Palabra de Dios
Salmo: 118,129.130.131.132. 133.135
R/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo
Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma. R/.
La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes. R/.
Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R/.
Vuélvete a mí y ten misericordia,
cómo es tu norma con los que aman tu
nombre. R/.
Asegura mis pasos con tu promesa,
que ninguna maldad me domine. R/.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes. R/.
Lectura del santo
evangelio según san Mateo (5,13-18):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois
la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que
para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la
luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo
alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del
celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de
casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para
que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el
cielo.»
Palabra del Señor
1. Estas palabras
van dirigidas a los mismos a quienes se refieren las
bienaventuranzas. A esas gentes, que eran pobres, que
sufrían, que se veían perseguidas, ofendidas y calumniadas,
les dice Jesús que ellos son la sal de la tierra y la luz del mundo.
Cuando se lee
el Sermón del Monte, conviene fijarse en que este texto lo dice Jesús a renglón
seguido de las bienaventuranzas, sin separación, sin otra aclaración. El
criterio de Jesús es que los que están abajo en la historia son la sal de la
tierra y la luz de este mundo.
2. El
criterio de Jesús es que el condimento y la luz, que hacen soportable este
mundo, no son los intelectuales, ni los políticos, ni los notables, ni los eclesiásticos, sino los vencidos y los que están abajo en la historia. Lo
cual nos parece una contradicción y un despropósito sin pies ni cabeza.
-
¿Por qué Jesús tensa las cosas hasta este extremo?
Porque nos
quiere decir a todos que el problema más grave que tenemos es el sufrimiento
que, por acción o por omisión, nos causamos unos a otros. Y eso es lo que más
urge remediar. Eso está antes que los saberes de los
intelectuales, que los poderes de los políticos, que las influencias de los notables, y que los dogmas y normas de los predicadores
religiosos.
Lo más
apremiante, en cualquier momento de la historia, es que la gente deje de sufrir
o, en todo caso, que sufra menos.
Cuando se hace eso, el mundo se ilumina y se glorifica a
Dios. La vida tiene sentido.
San Antonio de Padua
San Antonio de Padua, también venerado como San Antonio de Lisboa, de
Coimbra o de Portugal, teólogo, predicador, monje portugués, patrón de Lisboa,
de Padua y de otros lugares.
Vida de San Antonio de Padua
Nació en Lisboa el 15 de agosto de 1195, con el nombre de Fernando de
Bulhões, en el seno de una familia pudiente descendiente del cruzado Godofredo
de Bouillon, y murió en Padua el 13 de junio de 1231.
Al ser bautizado recibió el nombre de Fernando. Su familia le procuró una
sólida educación en la escuela catedralicia local. Contrario a los deseos de su
familia, Fernando ingresó en la Abadía Agustina de San Vicente en las afueras
de Lisboa. Los monjes de la orden de San Agustín, de la cual él era miembro,
eran famosos por su dedicación a los estudios. Fernando estudió las Sagradas
Escrituras, a San Jerónimo, a San Agustín, a San Gregorio el Magno y a San
Bernardo. También estudió los clásicos latinos como Ovidio y Séneca. Sin
embargo, Fernando recibía constantemente la visita de amigos y familiares que
le traían regalos de los cuales se avergonzaba y noticias de su entorno social
que le molestaban. Su dedicación al estudio se veía importunada y no lograba encontrar
paz donde se encontraba. Por tal razón convenció a sus superiores para que le
trasladaran a la Abadía Agustina de la Santa Cruz en Coimbra, la entonces
capital de Portugal y así continuar sus estudios. En el verano de 1220 recibió
el hábito franciscano y comenzó a estudiar las enseñanzas de su fundador,
Francisco de Asís. Adoptó el nombre de Antonio en honor de Antonio el Magno a
quien estaba dedicada la ermita franciscana en la que él residía. En la fiesta
de Pentecostés de 1221 miles de frailes se congregaron en Asís, episodio que ha
pasado a la historia como el Capítulo de las Esteras ya que muchos de los
frailes ahí reunidos tuvieron que dormir en esteras. Este Capítulo General tuvo
por tema un versículo del Salmo 143: “Bendito sea el Señor mi Dios que adiestra
mis manos para la batalla” y estuvo presidido por el cardenal Raniero Capocci
en ausencia del patrón de la orden, el cardenal Ugolino dei Conti di Segni
quien sería el futuro Gregorio IX, el papa que canonizará a San Francisco. Una
vez concluida la reunión, el provincial de Bolonia, Fraile Graziano lo envió a
una pequeña ermita en las montañas del pueblo de Montepaolo para que sirviera
como sacerdote. Este fue uno de los períodos más felices de la vida de Antonio
de Padua quien por fin había pasado a vivir en la sencillez absoluta. A finales
del verano de 1222 la comunidad franciscana descendió al valle para asistir a
las ordenaciones sacerdotales en la catedral de Forlí. Antonio se vio obligado
a predicar cuando el predicador no pudo llegar y todos quedaron maravillados
con su sermón. A partir de entonces, viajó por todo el norte de Italia y el sur
de Francia predicando especialmente en zonas donde la herejía primaba.
Se dice que era un predicador elocuente con una voz clara y fuerte, una atractiva
sonrisa y una maravillosa memoria. Llamado "Doctor Evangélico".
Escribió sermones para todas las fiestas del año. Con el celo de un apóstol
emprendió la tarea de reformar la moralidad de su tiempo combatiendo de forma
especial la lujuria, la avaricia y la tiranía. Su obra escrita son los Sermones
en latín.
San Antonio de Padua posee el récord de la canonización más rápida de la
historia. Fue declarado santo 352 días después de su deceso, el 30 de mayo de
1232, fiesta de Pentecostés. Su muerte acaeció un 13 de junio, día de
celebraciones populares en Lisboa. San Antonio es el patrón de Lisboa, de
Padua, donde permanecen sus restos, y numerosas otras ciudades, como Concordia
(Entre Ríos), en Argentina.
Por los numerosos milagros que se le atribuyen es aclamado en todo el mundo.
Los habitantes de Padua construyeron en su memoria una magnífica basílica a
donde fueron transferidos sus restos en 1263. Cuando la bóveda en la que por
treinta años permaneció su cuerpo fue abierta, se encontró que las carnes del
mismo se habían reducido a polvo, pero su lengua, que le había servido para las
predicaciones, se mantenía intacta con un vívido color rojo. Buenaventura tomó
con afecto la lengua en sus manos y la besó exclamando: “Oh bendita lengua que
siempre alabaste al Señor e hiciste que otros lo alabaran, haces evidente ahora
tus méritos ante el señor.
La fama de los milagros de San Antonio nunca ha disminuido, e incluso en la
actualidad es reconocido como el más grande milagrero de todos los tiempos.
Como renombrado orador atrajo a las multitudes dondequiera que fue hablando en
múltiples lenguas y según la leyenda hasta los peces del Brenta se extasiaban
con su prédica.
Uno de los santos más venerados, sus estampitas y esculturas se encuentran
por doquier. Fue proclamado Doctor de la Iglesia el 16 de enero de 1946 y es
llamado el “Doctor Evangélico” en muchas ocasiones. Se le invoca especialmente
a la hora de encontrar objetos perdidos. También se le invoca para
contrarrestar la hambruna y la escasez. Patrono de los amputados, los animales,
los remeros, el Brasil, de la diócesis de Beaumont, de los animales domésticos,
de los ancianos, de las embarazadas, de la fe en el Sagrado Sacramento, de
Ferrazano, de los pescadores, de las cosechas, de los caballos, de Lisboa, de
los animales pequeños, del correo, de los marinos, de los oprimidos, de los
pobres, de Padua, de Portugal, de los navegantes, de los estériles, de los
criadores de cerdos, de los indios tiguas, de las aeromozas, de los viajeros y
de los aguadores.
En Portugal, Brasil y algunas partes de América Latina es reconocido como el
santo de los matrimonios y el día de su fiesta (el 13 de junio) las muchachas
solteras pueden comprar una pequeña imagen de San Antonio y colocarla al revés
como castigo hasta que hayan encontrado un buen marido. Esta curiosa devoción
ha sido retratada muchas veces en la cultura popular portuguesa y
latinoamericana.
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