26 DE JUNIO
– LUNES –
12 –
SEMANA DE T.O. – A
San Josemaría Escrivá
Lectura del libro del Génesis
(12,1-9):
En aquellos días, el Señor dijo a Abrán:
«Sal
de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de
ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu
nombre se bendecirán todas las familias del mundo.»
Abrán
marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abran tenía setenta
y cinco años cuando salió de Harán. Abrán llevó consigo a Saray, su mujer, a
Lot, su sobrino, todo lo que había adquirido y todos los esclavos que había
ganado en Harán.
Salieron
en dirección de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán. Abrán atravesó el país
hasta la región de Siquén, hasta la encina de Moré. En aquel tiempo habitaban
allí los cananeos.
El
Señor se apareció a Abrán y le dijo:
«A
tu descendencia le daré esta tierra.»
Él
construyó allí un altar en honor del Señor, que se le había aparecido. Desde
allí continuó hacia las montañas al este de Betel, y plantó allí su tienda, con
Betel a poniente y Ay a levante; construyó allí un altar al Señor e invocó el
nombre del Señor. Abrán se trasladó por etapas al Negueb.
Palabra de Dios
Salmo:
32,12-13.18-19.20.22
R/.
Dichoso el pueblo
que el Señor se
escogió como heredad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que
él se escogió como heredad.
El Señor mira
desde el cielo,
se fija en
todos los hombres. R/.
Los ojos del Señor están puestos en sus
fieles,
en los que
esperan en su misericordia,
para librar
sus vidas de la muerte
y reanimarlos
en tiempo de hambre. R/.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro
auxilio y escudo.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo
esperamos de ti. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (7,1-5):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No
juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la
medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué
te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que
llevas en el tuyo?
¿Cómo
puedes decirle a tu hermano: “Déjame que te saque la mota del ojo”, teniendo
una viga en el tuyo?
Hipócrita;
sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del
ojo de tu hermano.»
Palabra del Señor
1.
Las buenas relaciones entre personas solo son posibles cuando los que se
relacionan entre sí no se juzgan unos a otros. Cuando uno sabe o sospecha que
los demás le están juzgando, y le están juzgando mal, la relación humana se
complica, posiblemente se envenena, y termina por hacerse insoportable.
Es muy duro ir por la vida sabiendo que
hay gente que piensa mal de ti, que te juzga, y te condena.
2. El
verbo que el Evangelio pone en boca de Jesús es kríno, que tiene un amplio
abanico de significados. Se refiere a "juzgar", "actuar de
juez", "dictar sentencia". Ahora bien, uno que se erige en juez
de la vida de los otros y, además, se considera con conocimientos y el
suficiente criterio para condenarlos, lo que realmente hace es usurpar el
puesto y la tarea que corresponde a Dios.
Por
eso es tan frecuente que las personas que se consideran más cercanas a Dios y a
los principios de la recta moral son los jueces más implacables. Sin
darse cuenta, le quitan el puesto a Dios.
Dejemos
que Dios sea Dios y que Él tenga la última palabra.
3. Jesús
debió ver, en esta inclinación que tenemos a juzgar a otras personas, algo muy
serio. Las hipérboles de la mota y la viga son "un dardo
clavado de un golpe dirigido al corazón del hombre que (piensa que) sabe del
bien y del mal" (D. Bonhoeffer).
Ideas
y conductas distintas a las propias en todo lo relacionado con la religión.
Esto es ahora especialmente urgente, cuando la sociedad es más plural y la
convivencia resulta más complicada.
San Josemaría Escrivá
Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás,
bautizado con el nombre José María Julián Mariano1 (Barbastro, Huesca, Aragón, 9 de enero de 1902-Roma, 26 de junio de
1975) fue un sacerdote español, fundador en 1928 del Opus Dei y santo de la
Iglesia Católica, cuya fiesta se celebra el 26 de junio.
Escrivá obtuvo un doctorado en derecho civil por la Universidad Central de
Madrid y otro en teología por la Pontificia Universidad Lateranense. Su obra
principal fue la fundación, administración y expansión del Opus Dei, una
institución perteneciente a la Iglesia Católica. Su publicación más conocida es
Camino, obra traducida a decenas de idiomas y con varios millones de ejemplares
vendidos.
Vida de San Josemaría Escrivá
San Josemaría Escrivá de Balaguer nace en 1902 en Barbastro, España. Es el
segundo de seis hermanos. Aprende de sus padres y en la escuela los fundamentos
de la fe e incorpora tempranamente a su vida costumbres cristianas como la
confesión y la comunión frecuentes, el rezo del Rosario y la limosna. La muerte
de tres hermanas pequeñas y la ruina económica familiar le hacen conocer muy
pronto la desgracia y el dolor: esta experiencia templa su carácter, de un
natural alegre y expansivo, y le hace madurar. En 1915 la familia se traslada a
Logroño, donde su padre ha encontrado un nuevo trabajo.
En 1918, Josemaría intuye que Dios quiere algo de él, aunque no sabe qué es.
Decide entregarse por entero a Dios y hacerse sacerdote. Piensa que de ese modo
estará más disponible para cumplir la voluntad divina. Comienza los estudios
eclesiásticos en Logroño, y en 1920 se incorpora al seminario diocesano de
Zaragoza, en cuya Universidad Pontificia completa su formación previa al
sacerdocio. En Zaragoza cursa también -por sugerencia de su padre y con permiso
de los superiores- los estudios universitarios de Derecho. En 1925 recibe el
sacramento del Orden y comienza a desarrollar su ministerio pastoral, con el
que, a partir de entonces, se identifica su existencia. Ya sacerdote, sigue a
la espera de la luz definitiva sobre lo que Dios quiere de él.
En 1927 se traslada a Madrid para obtener el doctorado en Derecho. Le
acompañan su madre, su hermana y su hermano, pues desde el fallecimiento de su
padre, en 1924, Josemaría es el cabeza de familia. En la capital de España
lleva a cabo un intenso servicio sacerdotal, principalmente entre pobres,
enfermos y niños. Al mismo tiempo, se gana la vida y mantiene a los suyos
impartiendo clases de materias jurídicas.
Son tiempos de grandes apuros económicos, vividos por toda la familia con
dignidad y buen ánimo. Su apostolado sacerdotal se extiende también a jóvenes
estudiantes, artistas, obreros e intelectuales que, en contacto con los pobres
y enfermos a los que Josemaría atiende, van aprendiendo a practicar la caridad
y a comprometerse con sentido cristiano en la mejora de la sociedad.
En Madrid, el 2 de octubre de 1928, durante un retiro espiritual, Dios le
hace ver la misión a la que lo ha destinado: ese día nace el Opus Dei. La
misión específica del Opus Dei es promover entre hombres y mujeres de todos los
ámbitos de la sociedad un compromiso personal de seguimiento de Cristo, de amor
a Dios y al prójimo y de búsqueda de la santidad en la vida cotidiana. Desde
1928, Josemaría Escrivá se entrega en cuerpo y alma al cumplimiento de la
misión fundacional que ha recibido, aunque no por eso se considera un innovador
ni un reformador, pues está convencido de que Jesucristo es la eterna novedad y
de que el Espíritu Santo rejuvenece continuamente la Iglesia, a cuyo servicio
ha suscitado Dios el Opus Dei. En 1930, como consecuencia de una nueva luz que
Dios enciende en su alma, da inicio al trabajo apostólico de las mujeres del
Opus Dei. Josemaría Escrivá pondrá siempre a la mujer, como ciudadana y como
cristiana, frente a su personal responsabilidad -ni mayor ni menor que la del
varón- en la construcción de la sociedad civil y de la Iglesia.
En 1934 publica -con el título provisional de "Consideraciones
espirituales"- la primera edición de "Camino", su obra más
difundida, de la que con el paso de los años se han editado más de cuatro
millones de ejemplares. En la literatura espiritual, Josemaría Escrivá también
es conocido por otros títulos como "Santo Rosario", "Es Cristo
que pasa", "Amigos de Dios", "Via Crucis",
"Surco" o "Forja". La guerra civil española (1936-1939)
supondrá un serio obstáculo para la naciente fundación. Son años de sufrimiento
para la Iglesia, marcados, en muchos casos, por la persecución religiosa, de la
que el fundador del Opus Dei sólo después de numerosas penalidades conseguirá
salir indemne.
En 1943, por una nueva gracia fundacional que Josemaría Escrivá recibe
durante la celebración de la Misa, nace la Sociedad Sacerdotal de la Santa
Cruz, en la que se incardinan sacerdotes que proceden de los fieles laicos del
Opus Dei. La plena pertenencia de fieles laicos y de sacerdotes al Opus Dei,
así como la orgánica cooperación de unos y otros en sus apostolados, es un
rasgo propio del carisma fundacional del Opus Dei que la Iglesia ha confirmado
al determinar su específica configuración jurídica. La Sociedad Sacerdotal de
la Santa Cruz desarrolla también, en plena sintonía con los Pastores de las
Iglesias locales, actividades de formación espiritual para sacerdotes
diocesanos y candidatos al sacerdocio. Los sacerdotes diocesanos también pueden
formar parte de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, sin dejar de
pertenecer al clero de sus respectivas diócesis.
Consciente de que su misión tiene raíz y alcance universales, Josemaría Escrivá
se traslada a Roma en 1946, apenas concluida la guerra mundial. Entre ese año y
1950, el Opus Dei recibe varias aprobaciones pontificias con las que quedan
corroborados sus elementos fundacionales específicos: su finalidad
sobrenatural, cifrada en difundir el mensaje cristiano de la santificación de
la vida corriente; su misión de servicio al Romano Pontífice, a la Iglesia
universal y a las Iglesias locales; su carácter universal; la secularidad; el
respeto de la libertad y la responsabilidad personales y del pluralismo en
temas políticos, sociales, culturales, etc. Desde Roma, por directo impulso del
fundador, el Opus Dei irá extendiéndose paulatinamente a treinta países de los
cinco continentes entre 1946 y 1975.
A partir de 1948 pueden pertenecer al Opus Dei, a pleno título,
personas casadas que buscan la santidad en su propio estado. En 1950, la Santa
Sede aprueba también que sean admitidos como cooperadores y ayuden en las
labores del Opus Dei hombres y mujeres no católicos y no cristianos: ortodoxos,
luteranos, hebreos, musulmanes, etc.
En la década de los 50, Josemaría Escrivá alienta la puesta en marcha de
proyectos muy variados: escuelas de formación profesional, centros de
capacitación para campesinos, universidades, colegios, hospitales y dispensarios
médicos, etc. Estas actividades, fruto de la iniciativa de fieles cristianos
corrientes que desean atender, con mentalidad laical y sentido profesional, las
concretas necesidades de un determinado lugar están abiertas a personas de
todas las razas, religiones y condiciones sociales: la clara identidad
cristiana de las iniciativas promovidas por los fieles del Opus Dei, en efecto,
se compagina con un profundo respeto a la libertad de las conciencias.
Durante el Concilio Vaticano II (1962-1965), el fundador del Opus Dei
mantiene una relación intensa y fraterna con numerosos Padres conciliares.
Objeto de sus frecuentes conversaciones son algunos de los temas que
constituyen el núcleo del magisterio conciliar, como por ejemplo la doctrina
sobre la llamada universal a la santidad o sobre la función de los laicos en la
misión de la Iglesia. Profundamente identificado con la doctrina del Vaticano
II, Josemaría Escrivá promoverá diligentemente su puesta en práctica a través
de las actividades formativas del Opus Dei en todo el mundo.
Entre 1970 y 1975, su empeño evangelizador le mueve a emprender viajes de
catequesis por Europa y América. Mantiene numerosas reuniones de formación,
sencillas y familiares -aun cuando a veces asisten miles de personas-, en las
que habla de Dios, de los sacramentos, de las devociones cristianas, de la
santificación del trabajo, con el mismo vigor espiritual y capacidad
comunicativa de sus primeros años de sacerdocio.
Fallece en Roma el 26 de junio de 1975. Lloran su muerte miles de personas
que se han acercado a Cristo y a la Iglesia gracias a su labor sacerdotal, a su
ejemplo y a sus escritos. Un gran número de fieles se encomiendan desde ese día
a su intercesión y piden su elevación a los altares.
El 6 de octubre de 2002, más de 400.000 personas asisten en la plaza de san
Pedro a la canonización de Josemaría Escrivá. En la homilía, Juan Pablo II
señaló que el nuevo santo comprendió más claramente que la misión de los
bautizados consiste en elevar la Cruz de Cristo sobre toda realidad humana, y
sintió surgir de su interior la apasionante llamada a evangelizar todos los
ambientes.
El Papa animó a los peregrinos llegados desde los cinco continentes a seguir
sus huellas. "Difundid en la sociedad, sin distinción de raza, clase,
cultura o edad, la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad.
Esforzaos por ser santos vosotros mismos en primer lugar, cultivando un estilo
evangélico de humildad y servicio, de abandono en la Providencia y de escucha
constante de la voz del Espíritu".
(Fuente: escrivaobras.org)
Oración a San
Josemaría Escrivá
Oh Dios, que por mediación de la
Santísima Virgen otorgaste a San Josemaría, sacerdote, gracias innumerables,
escogiéndole como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei, camino de
santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes
ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también convertir todos los momentos
y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte, y de servir con alegría y con
sencillez a la Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas, iluminando los
caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor.
Concédeme por la intercesión de San
Josemaría el favor que te pido... (pídase). Así sea.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
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