1 DE JULIO
– SÁBADO –
12 –
SEMANA DE T.O. – A
Santa Esther
Lectura del libro del Génesis (18,1-15):
En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de
Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía
calor. Alzó la vista y vio a tres hombres en pie frente a él.
Al
verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en
tierra, diciendo:
«Señor,
si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan
agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al
árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas
antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo.»
Contestaron:
«Bien,
haz lo que dices.»
Abrahán
entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:
«Aprisa,
tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.»
Él
corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que
lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se lo
sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.
Después
le dijeron:
«¿Dónde
está Sara, tu mujer?»
Contestó:
«Aquí,
en la tienda.»
Añadió
uno:
«Cuando
vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.»
Sara
lo oyó, detrás de la entrada de la tienda.
Abrahán
y Sara eran ancianos, de edad muy avanzada, y Sara ya no tenía sus periodos.
Sara
se rió por lo bajo, pensando:
«Cuando
ya estoy seca, ¿voy a tener placer con un marido tan viejo?»
Pero
el Señor dijo a Abrahán: «¿Por qué se ha reído Sara, diciendo: “De verdad
que voy a tener un hijo a mis años.” ¿Hay algo difícil para Dios?
Cuando
vuelva a visitarte por esta época, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá
tenido un hijo.»
Pero
Sara, que estaba asustada, lo negó:
«No
me he reído.»
Él
replicó:
«No
lo niegues, te has reído.»
Palabra de Dios
Cántico Lucas: 1,46-47.48-49.50. 53. 54-55
R/.
El Señor se acuerda de la misericordia
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador. R/.
Porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora
me felicitarán todas las generaciones,
porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo. R/.
Y su misericordia llega a sus fieles
de generación
en generación.
A los
hambrientos los colma de bienes
y a los ricos
los despide vacíos. R/.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose
de la misericordia
–como lo
había prometido a nuestros padres–
en favor de
Abrahán y su descendencia por siempre. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (8,5-17):
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó
rogándole:
«Señor,
tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»
Jesús
le contestó:
«Voy
yo a curarlo.»
Pero
el centurión le replicó: «Señor, no soy quién para
que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará
sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y
le digo a uno: "Ve" y va; al otro: "Ven", y viene; a mi
criado: "Haz esto", y lo hace.»
Al
oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«Os
aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os
digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac
y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los
echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
Y
al centurión le dijo:
«Vuelve
a casa, que se cumpla lo que has creído.»
Y
en aquel momento se puso bueno el criado.
Al
llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la cogió
de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles.
Al
anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los
espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta
Isaías:
«Él
tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.»
Palabra del Señor
1. Impresiona en este relato la humanidad de Jesús. Y la humanidad del centurión. Jesús atiende la petición de un hombre que es: extranjero, militar de graduación, de las tropas de ocupación. Y lo atiende de forma que quiere ir a su casa, le concede lo que pide y, sobre todo, lo elogia hasta decir que tiene más fe que cualquier judío. Más aún, Jesús afirma que se acabaron los privilegios de cualquier religión, ya que del mundo entero (Oriente y Occidente) vendrán los que, ante Dios, tendrán el mismo premio que los patriarcas de Israel.
2. El
centurión no quiere que su criado siga sufriendo. No se considera digno de que
Jesús vaya a su casa. No menciona su autoridad, sino su sumisión a la
disciplina establecida, y muestra una fe sin límites en Jesús. Es la
fe-confianza que acepta la palabra de Jesús con tal convicción, que está
completamente seguro de que esa palabra suprime el sufrimiento y da vida.
3. El relato no habla de la "conversión" del centurión. No dice que dejara su religión y se hiciera prosélito judío. Ni dice que los que vendrán de Oriente y Occidente, para alcanzar tanta gloria como los patriarcas, abandonarán sus "falsas creencias".
- ¿No se puede decir que, para
Jesús, lo decisivo no es la pertenencia a una determinada religión, sino la
humanidad y la fe que muestra el centurión?
Santa Esther
Personaje bíblico: reina de Persia e intercesora del pueblo Judío, al que
salvó del exterminio. Prefiguración de la Virgen María como auxilio del Pueblo
de Dios.
Vida de Santa Ester o Esther
El libro de Ester contiene una de las más emocionantes escenas de la
Historia Sagrada. Habiendo el rey Asuero (Jerjes) repudiado a la reina Vasti,
la judía Ester vino a ser su esposa y reina de Persia. Ella, confiada en Dios y
sobreponiéndose a su debilidad, intercedió por su pueblo cuando el primer
ministro Amán concibió el proyecto de exterminar a todos los judíos, comenzando
por Mardoqueo, padre adoptivo de Ester. En un banquete, Ester descubrió al rey
su nacionalidad hebrea y pidió protección para sí y para los suyos contra su
perseguidor Amán. El rey concedió lo pedido: Amán fue colgado en el mismo
patíbulo que había preparado para Mardoqueo, y el pueblo judío fue autorizado a
vengarse de sus enemigos el mismo día en que según el edicto de Amán, debía ser
aniquilado en el reino de los persas. En memoria de este feliz acontecimiento
los judíos instituyeron la fiesta de Purim (Fiesta de las Suertes).
El texto masorético que hoy tenemos en la Biblia hebrea, sólo contiene 10
capítulos, y es más corto que el originario, debido a que la Sinagoga omitió
ciertos pasajes religiosos, cuando la fiesta de Purim, en que se leía este
libro al pueblo, tomó carácter mundano. San Jerónimo añadió los últimos
capítulos (10, 4-16, 24), que contienen los trozos que se encuentran en la
versión griega de Teodoción, pero faltan en la forma actual del texto hebreo.
El carácter histórico del libro siempre ha sido reconocido, tanto por la
tradición judaica, como por la cristiana. Un hecho manifiesto nos muestra la
historicidad del libro, y es la existencia de la mencionada fiesta de Purim,
que los judíos celebran aún en nuestros días. Sin embargo, han surgido no pocos
exégetas, sobre todo acatólicos, que relegan el libro de Ester a la categoría
de los libros didácticos o le atribuyen solamente un carácter histórico en
sentido lato. Es éste un punto que debe estudiarse a la luz de las normas
trazadas en la Encíclica "Divino Afflante Spiritu". Hasta aclararse
la cuestión damos preferencia a la opinión tradicional.
En cuanto al tiempo de la composición se deciden algunos por la época de
Jerjes I (485-465 a. C.), otros por el tiempo de los Macabeos.
La canonicidad del libro de Ester está bien asegurada. El Concilio de Trento
ha definido también la canonicidad de la segunda parte del libro de Ester (cap.
10, vers. 4 al cap. 16, vers. 24), mientras los judíos y protestantes conservan
solamente la primera parte en su canon de libros sagrados.
Los santos Padres ven en Ester, que intercedió por su pueblo, una figura de
la Santísima Virgen María, auxilium christianorum. Lo que Ester fue para su
pueblo por disposición de Dios, lo es María para el pueblo cristiano.
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