27 DE JUNIO
– MARTES –
12 –
SEMANA DE T.O. – A
San Cirilo de Alejandría
Lectura del libro del Génesis
(13,2.5-18):
Abrán era muy rico en ganado, plata y
oro. También Lot, que acompañaba a Abrán, poseía ovejas, vacas y tiendas; de
modo que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran
inmensas y ya no cabían juntos. Por ello surgieron disputas entre los pastores
de Abrán y los de Lot. En aquel tiempo cananeos y
fereceos ocupaban el país.
Abrán dijo a
Lot:
«No
haya disputas entre nosotros dos, ni entre nuestros pastores, pues somos
hermanos. Tienes delante todo el país, sepárate de mí; si vas a la izquierda,
yo iré a la derecha; si vas a la derecha, yo iré a la izquierda.»
Lot
echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de Zear,
era de regadío (esto era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra);
parecía un jardín del Señor, o como Egipto.
Lot
se escogió la vega del Jordán y marchó hacia levante; y así se separaron los
dos hermanos.
Abrán
habitó en Canaán; Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas hasta
Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el
Señor.
El
Señor habló a Abrán, después que Lot se había separado de él:
«Desde
tu puesto, dirige la mirada hacia el norte, mediodía, levante y poniente. Toda
la tierra que abarques te la daré a ti y a tus descendientes para siempre. Haré
a tus descendientes como el polvo; el que pueda contar el polvo podrá contar a
tus descendientes. Anda, pasea el país a lo largo y a lo ancho, pues te lo voy
a dar.»
Abrán
alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré, en Hebrón,
donde construyó un altar en honor del Señor.
Palabra de Dios
Salmo: 14,2-3a.3bc-4ab.5
R/.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que procede honradamente
y practica la
justicia,
el que tiene
intenciones leales
y no calumnia
con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al
vecino,
el que
considera despreciable al impío
y honra a los
que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta
soborno contra el inocente.
El que así
obra nunca fallará. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (7,6.12-14):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No
deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las
pisotearán y luego se volverán para destrozaros.
Tratad
a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los
profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el
camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué
estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan
con ellos.»
Palabra del Señor
1. La
exhortación enigmática sobre los perros y los cerdos es desconocida, tanto en
su origen como en su significado.
Seguramente el
autor del evangelio de Mateo la puso aquí porque así la encontró en la llamada
"Fuente Q", la fuente de los dichos, que sirvió de base a este
evangelio.
2. El
texto central de este evangelio es la llamada "Regla de Oro", que,
como es bien sabido, es muy anterior al cristianismo. Ya se encuentra en
Confucio (551-489), en el judaísmo (Lev 19, 18) y se puede decir que es una norma de
ética universal. Se ha formulado negativamente ("lo que no quieres que te
hagan los demás, no se lo hagas a ellos) o positivamente, como hace aquí
Jesús.
Se puede decir
que la forma positiva es más exigente que la negativa. Porque la positiva
sugiere al interpelado una iniciativa propia, mientras que la versión negativa puede acabar en mera
pasividad.
3. En
cualquier caso, lo más importante es tener el coraje de aplicar esta regla a
todas las situaciones de la vida, sobre todo, en cuanto se refiere, no solo al
amor a los enemigos, sino a las relaciones con los creyentes de otras
religiones. Y, por supuesto, con los ateos, agnósticos y, en general, con
quienes tienen ideas y conductas distintas a las propias en todo lo relacionado
con la religión. Esto es ahora especialmente urgente, cuando la sociedad es más
plural y la convivencia resulta más complicada.
San Cirilo de Alejandría
Obispo y Doctor de la Iglesia
Nació en el año 370.
Practicó la vida monacal. Una vez ordenado presbítero, acompañó a su tío,
obispo de Alejandría, y en el año 412 le sucedió en el cargo. Combatió con
energía las enseñanzas de Nestorio y fue la figura principal del Concilio de
Éfeso. Escribió mucho y sabiamente con el fin de explicar y defender la fe
católica.
Murió en 444.
Martirologio Romano: San Cirilo, obispo y doctor de la Iglesia,
que, elegido para ocupar la sede de Alejandría, en Egipto, trabajó con empeño
para mantener íntegra la fe católica, y en el Concilio de Éfeso defendió los
dogmas de la unidad de persona en Cristo y la divina maternidad de la Virgen
María († 444).
Etimológicamente: Cirilo = Aquel que es un gran Rey, es de
origen griego.
Breve Biografía
San
Cirilo nació en el año 370, y desde el 412 al 444, año de su muerte, tuvo
firmemente en mano las riendas de la Iglesia de Egipto, dedicándose al mismo
tiempo en una de las épocas más difíciles en la historia de la Iglesia de
Oriente a la lucha por la ortodoxia, en nombre del Papa san Celestino. En esta
firmeza al servicio de la doctrina y en la valentía demostrada en defensa de la
verdad católica está la santidad del luchador obispo de Alejandría, aunque
reconocida tardíamente, por lo menos en Occidente.
En
efecto, solamente bajo el pontificado de León XIII su culto se extendió a toda
la Iglesia latina, y tuvo el título de “doctor”.
Por
la defensa de la ortodoxia, contra el error de Nestorio, obispo de
Constantinopla, corrió el riesgo de ser desterrado y durante algunos meses
vivió la humillación de la cárcel: “Nosotros—escribió—por la fe de Cristo
estamos listos a padecerlo todo: Las cadenas, la cárcel, todas las
incomodidades de la vida y la misma muerte”.
En
el concilio de Éfeso, del que Cirilo fue protagonista, quedó derrotado su
adversario Nestorio, que había suscitado una verdadera tempestad en el seno de
la Iglesia, pues negaba la maternidad divina de María.
Título
de gloria para el obispo de Alejandría fue el haber elaborado en esta ocasión
una auténtica y límpida teología de la Encarnación. “El Emanuel tiene con
seguridad dos naturalezas: la divina y la humana. Pero el Señor Jesús es uno,
único verdadero hijo natural de Dios, al mismo tiempo Dios y hombre; no un
hombre deificado, semejante a los que por gracia se hacen partícipes de la
divina naturaleza, sino Dios verdadero que por nuestra salvación apareció en la
forma humana”. De particular interés es la cuarta de las siete homilías que
pronunció durante el concilio de Efeso, el célebre Sermo in laudem Deiparæ. En
este importante ejemplo de predicación mariana, que da comienzo a un rico
florecimiento de literatura en honor de la Virgen, Cirilo celebra las grandezas
divinas de la misión de María, que es verdaderamente Madre de Dios, por la
parte que tuvo en la concepción y en el parto de la humanidad del Verbo hecho
carne.
Controversista
maravilloso, Cirilo volcaba los ríos de su fecunda oratoria. Teólogo de mirada
aguda, fue al mismo tiempo celoso pastor de almas. En efecto, además de sus
tratados exclusivamente doctrinales, tenemos de él 156 Homilías sobre san Lucas
de carácter pastoral y práctico, y las más conocidas Cartas pastorales, que se
encuentran en 29 homilías pascuales.
Hipatia y Cirilo de Alejandría,
errores en una leyenda negra
El
uso, y abuso, de leyendas negras con el único fin de querer desprestigiar a la
Iglesia. no es una novedad, es algo que históricamente se repite cíclicamente
pese a que ya una y otra vez la verdad siempre brilla.
La
relación entre Hipatia y San Cirilo, actualizada en nuestros días por una
película que no vamos a nombrar, no fue tan truculenta como nos quieren hacer
creer. Veamos algunos de los tantos errores históricos en que caen los enemigos
de la Iglesia, ahora disfrazados de productores cinematográficos:
1) Hipatia,
protagonista de la misma, no fue asesinada siendo joven y hermosa, sino que
murió en el año 415, a los 61 años de edad (una anciana en aquella época)
Claro, que sabiendo que el espectador se suele identificar con el protagonista
-y por tanto también con la ideología que pretende transmitir-, no se ha dudado
en recurrir a la guapa actriz Rachel Weisz, de 38 años. Es más fácil que el
espectador se identifique con alguien atractivo, joven y bello (el caso de esta
actriz), que con un personaje histórico feo o viejo (la verdadera Hipatia a la
edad en que murió)
2) Hipatia
no destacó por ser astrónoma, ni se adelantó a Kepler en más de mil años, sino
que simplemente fue una filósofa de la escuela platónica. Esta es la única
referencia histórica que existe sobre ella, y se debe al obispo cristiano
Sinesio de Cirene, quien, al contrario de cómo le pinta la película, hablaba
bien de ella.
3) Dicho
obispo, a quien la película muestra como traidor y cómplice en el asesinato de
la filósofa, murió dos años antes que ella, por lo que es imposible que tuviera
nada que ver con su muerte.
4) Hipatia
también tenía buenas relaciones con otros cristianos, como es el caso del
curial Amonio o del Patriarca Teófilo, así como de muchos cristianos fervientes
que, contemporáneos con los sucesos, no dudaron en defender su personalidad.
Como, por ejemplo, Timoteo, en su Historia Eclesiástica. También fue un cristiano,
Sócrates Escolástico, quien en su Historia Eclesiástica (VII,15), escrita con
posterioridad a la muerte de la alejandrina, la encomió como "modelo de
virtud".
5) Hipatia
no fue virgen "para ser igual que un hombre y poder ejercer una profesión
con plena dedicación", como ha declarado la protagonista de la película,
quien se considera "feminista radical", sino porque, coherente con su
filosofía platónica, ejercía la "Sofrosine" (el dominio de uno mismo
a través de las virtudes, entendidas como el control de los instintos y las
pasiones).
6) La
mujer no fue libre en Grecia y Roma hasta que llegó el cristianismo y la
sometió la sujeción del hombre, como quiere transmitir la película, sino que en
Grecia la mujer era considerada como un objeto más de la casa, y en Roma no era
una «sui iuris», es decir, titular de derechos, sino que era considerada
"capiti diminutio", como un niño o un incapacitado y, por tanto,
estaba sometida a la tutela o la "manus" del padre o del marido. Por
el contrario, fue el cristianismo el que consideró al hombre y a la mujer
iguales en naturaleza, pues ambos son hijos de Dios y hermanos en Cristo; y
prueba de ello es que las primeras manifestaciones de mujeres libres
autodeterminándose, pese a la voluntad de sus padres o del estado, fueron las
primeras mártires cristianas víctimas de las persecuciones romanas, tales como
Santa Inés, Santa Ágata o Santa Cecilia.
Presentar
a la mujer en el ámbito de lo que fue la sociedad pagana, en unas condiciones
de emancipación como las que caracterizan a Hipatia, resultaría absolutamente
incomprensible si no se advierte al mismo tiempo que es el creciente desarrollo
del cristianismo y su concepción de igual dignidad de hombre y mujer que lo
hacen posible. El paganismo, los clásicos griegos y romanos, confieren a la
mujer un papel subalterno y esencialmente doméstico y para nada vinculado a las
instituciones públicas, excepto en determinados y específicos cultos
religiosos. Es decir, Hipatia es el resultado de la evolución de una sociedad
influenciada de manera creciente por el cristianismo. Esto Amenábar lo oculta.
De
la misma manera que Amenábar presenta a Hipatia, es necesario recordar otras
figuras de mujeres filósofas o escritoras, como Eudocia, nacida en una familia
pagana como Atenais y convertida luego al cristianismo. La presencia pública de
mujeres en una sociedad que se estaba cristianizando sólo se explica por este
último hecho, lo cual contradice frontalmente lo que Amenábar nos relata.
7) Fue
precisamente San Cirilo de Alejandría -personaje que en el fondo persigue la
leyenda de Hipatia- el que más ha exaltado en la historia de la humanidad la
condición femenina, pues a él se debe la expresión "Theotokos",
palabra griega que significa "Madre de Dios". Él fue quien derrotó a
la herejía nestoriana en el Concilio de Éfeso del año 431. En esencia, la
disputa consistía en si María era madre de Cristo o madre de Dios. San Cirilo
consiguió que se convocase un concilio en Éfeso, lugar donde vivió sus últimos
años la Virgen María, y logró que la Iglesia declarase el primer dogma mariano
de la historia: María, Madre de Dios. Hasta aquel momento nadie en la historia
había conseguido colocar a un ser humano mujer por encima de cualquier hombre.
8) Hipatia
nunca fue directora de la Biblioteca de Alejandría, ni ésta fue destruida por
los cristianos, sino que fue incendiada por Julio César, saqueada como el resto
de la ciudad por Aureliano en el año 273, y rematada por Diocleciano en 297. En
el año 391 fue destruido lo que quedaba del templo del Serapeo después de la
destrucción por los judíos en tiempos de Trajano, y también el repaso que le
pegó Diocleciano, quien, para conmemorar la hazaña, puso allí su gran columna,
razón por la cual los cristianos lo destruyeron, ya que él era el símbolo de
las persecuciones que sufrieron durante trescientos años. Pero lo que allí
quedaba de la biblioteca era tanto como lo que restaba en otros sitios.
9) El
paganismo siguió existiendo en Alejandría hasta que llegaron los árabes.
Concretamente, el neoplatonismo siguió floreciendo allí hasta varios siglos
después de la muerte de Hipatia: la escuela platónica de Alejandría continuó
funcionando con normalidad durante más de 200 años, hasta que lo recuperó el
Renacimiento cristiano. Además, su más brillante exponente fue San Agustín,
coetáneo de Hipatia.
La historia de Hipatia ha sido objeto de una
recurrente manipulación, fundamentalmente con el fin de atacar a la Iglesia:
desde la Ilustración hasta el feminismo radical actual. Amenábar, pues, no es
original ni siquiera en eso. Según el "iluminado" Voltaire,
"desde la muerte de Hipatia hasta la Ilustración, Europa está sumida en la
oscuridad; la Ilustración, al rebelarse contra la autoridad de la Iglesia, la
revelación y los dogmas, vuelve a abrir la iluminación de la razón". En
cuanto al segundo ejemplo de manipulación -el del feminismo radical-, podemos
observar el que hace Úrsula Molinaro, según el cual Hipatia fue la campeona del
amor libre, pese a que en realidad era virgen.
La
verdadera historia de Hipatia se ha transformado artificialmente en la leyenda
del "Crimen de Alejandría", cuyo protagonista principal es el obispo
San Cirilo. La atribución directa a este último del asesinato de Hipatia se
debe al escritor pagano Damascio, último escolarca de la Academia de Atenas y
autor de la "Vida de Isidoro" (una apología del paganismo de finales
del s.V y principios del s.VI), quien exiliado en Persia tras su cierre por
orden de Justiniano, y dispuesto a azuzar las maledicencias contra San Cirilo,
a quien tuvo por rival -en un tiempo de rivalidades religiosas fortísimas y
extremas-, le atribuyó el homicidio sin más fundamento que sus propias
conjeturas. Porque esto y no otra cosa es lo que, desde entonces y hasta hoy,
siguen haciendo cuantos rivalizan endemoniadamente contra la Fe católica. Han
pasado siglos desde el lamentable episodio y nadie ha podido aportar otro cargo
contra el gran santo de Alejandría que no fuera la sospecha, el rumor, la
hipótesis trasnochada o la presunción prejuiciosa.
Pero
la leyenda en sí misma surge en 1720, con la obra de John Toland (irlandés,
hijo ilegítimo de un sacerdote católico, que se hizo protestante y
posteriormente activo militante del ateísmo en la Gran Logia de Londres)
Después vino Voltaire; después, el historiador Edward Gibbon, quien, para
argumentar su tesis acerca de que el cristianismo es la causa interna de la
decadencia del Imperio Romano, utiliza la leyenda de Hipatia y declara a Cirilo
responsable de todos los conflictos que estallaron en Alejandría en el siglo V.
Más tarde llegarán las versiones románticas de Leconte de Lisle y otros, y
finalmente el feminismo radical, para el que Hipatia fue la primera mártir de
la misoginia propia del cristianismo. Todos los autores citados, y alguno más,
tienen una cosa en común: son masones reconocidos. De nuevo, la Masonería
aparece de fondo, entre bambalinas, cada vez que surgen ataques mediáticos
contra la religión, y concretamente contra el cristianismo (enemigo secular de
su ideología y por tanto de su imposición a todo el mundo) como ha hecho
siempre, empleando para ello diferentes medios adaptados a cada momento
histórico)
El
maltrato y la muerte de Hipatia no es imputable a los cristianos, como tampoco
lo es a San Cirilo de Alejandría. El origen de tal acusación se debe, como se
ha señalado antes, al pagano Damascio, enemigo acérrimo de San Cirilo, y
simplemente ha sido repetida desde entonces por todos los enemigos de la
Iglesia para atacarla. No hay mentira mayor que la que sostiene que "los
historiadores coinciden en responsabilizar a Cirilo de Alejandría por el asesinato
de Hipatia". Coinciden los enemigos frenéticos de la Iglesia Católica, no
los historiadores o los genuinos estudiosos del caso:
No
coinciden (y discrepan con la leyenda negra oficial impuesta finalmente por el
Iluminismo) el arriano Filostorgio, el sirio Juan de Éfeso, los jansenistas Le
Nain de Tillemont y Claude Pierre Goujet, o el erudito Christopher Haas en su
"Alexandria in Late Antiquity: Topography and Social Conflict",
publicado en 2006. No coincide tampoco Thomas Lewis, quien redactara ya en 1721
la célebre impugnación de la mentira a la que tituló sugestivamente "La
Historia de Hypatia, la imprudentísima maestra de Alejandría: asesinada y
despedazada por el populacho, en defensa de San Cirilo y el clero alejandrino.
De las calumnias del señor Toland". No coincide Miguel Ángel García Olmo,
quien advierte en la maniobra acusadora un "afán de mancillar la
ejecutoría de un pastor teólogo de vida esforzada y ejemplar como fue Cirilo de
Alejandría, venerado en Oriente y en Occidente"; y ni siquiera se atreve a
coincidir Gonzalo Fernández, quien en su obra "La muerte de Hypatia",
del año 1985, a pesar de la ninguna simpatía que manifiesta hacia el santo,
llamando tiránico a su ministerio, concluye en que "ninguna de las fuentes
sobre el linchamiento de Hipatia alude a la presencia de parabolani entre sus
asesinos". Los parabolani eran los miembros de una hermandad de monjes
alistados voluntariamente para el servicio, principalmente entre los enfermos,
y que en su momento respondieron incondicionalmente a San Cirilo, recibiendo la
acusación de consumar el linchamiento de Hipatia. Recuérdese que también
Aguinis menciona a "un grupo de monjes", como causa instrumental del
delito. No coinciden los hechos. Porque el mismo San Cirilo, que lamentó y
reprobó el crimen de Hipatia, amonestó enérgicamente en su Homilía Pascual del
419 a la plebe alejandrina, dada a participar en turbamultas feroces y
sanguinarias como la que puso desdichado fin a la vida de la filósofa. Si no se
le cree al santo, las novelas de Lawrence Durrel -concretamente las de su
Cuarteto de Alejandría- resultan una buena fuente para conocer el carácter
sangriento y cruel de esas tropelías feroces del populacho alejandrino. Sin
olvidarnos de que fueron esas mismas hordas las que dieron muerte a dos obispos
cristianos, Jorge y Proterio, en el 361 y 457 respectivamente.
El
anticristianismo de la película es, pues, más que obvio, y nada disimulado; el
mensaje de fondo se puede resumir en tres puntos:
1) Los
cristianos son violentos, machistas y contrarios al progreso, la cultura y la
razón.
2) Jesús
podría haber sido magnífico, pero no sus seguidores.
3) Según
el propio Amenábar, la civilización antigua era un prodigio de ilustración
"de no haberse dado ese traspiés que fue la Edad media y la caída del
Imperio Romano, y de no haberse paralizado el mundo durante 500 años".
Con
estos prejuicios ideológicos, totalmente ajenos a la verdad histórica, es
lógico que Amenábar denuncie el inventado fanatismo de la intolerancia
religiosa. Lo curioso es que para ello tenga que mirar al pasado, manipulándolo
además -¿más desmemoria histórica?- y no refleje uno de los mayores integrismos
actuales, que justamente va en la dirección opuesta: la actual intolerancia
antirreligiosa, de la que él es, de nuevo hay que decirlo, simple punta de
lanza. La Hipatia que retrata el director no es la real, pero a los
espectadores no se les va a advertir esa ausencia de base histórica, sino que
se les pretende hacer creer justo lo contrario.
Parece
que Amenábar ha ´olvidado´ un pequeño detalle en su película: los que
persiguieron masivamente, reprimieron, torturaron y mataron fueron los paganos
a los cristianos en nombre del paganismo y de razones que hoy nos parecen
brutalmente irracionales, como lo constatan las propias actas de los juicios
romanos. Amenábar engaña y miente con las imágenes y el
argumento, que hace de la película más cara rodada en España un simple panfleto
político anticristiano. Al final va a tener razón: la situación de entonces se
parece a la actual (los paganos persiguiendo a los cristianos, y no como él nos
lo quiere vender).
P. Ángel Amo. Fuente:
Catholic.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario