viernes, 9 de junio de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 10 – DE JUNIO – SÁBADO – 9 – SEMANA DE T.O. – A San Asterio de Petra

 

 


 

10 – DE JUNIO – SÁBADO –

9 – SEMANA DE T.O. – A

San Asterio de Petra

 

      Lectura del libro de Tobías (12,1.5-15.20):

 

    Así es que lo llamó y le dijo: «Como paga, toma la mitad de todo lo que has traído, y vete en paz.»

    Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo:

    «Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho, para que todos canten himnos en su honor. Manifestad a todos las obras del Señor como él se merece, y no seáis negligentes en darle gracias.

    Si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas y proclamarlas como se merecen.

    Obrad bien, y no os vendrá ninguna desgracia. Más vale la oración sincera y la limosna generosa que la riqueza adquirida injustamente. Más vale hacer limosnas que atesorar dinero. La limosna libra de la muerte y espía el pecado. Los que hacen limosna se saciarán de vida. Los pecadores y los malhechores son enemigos de sí mismos.

    Os descubriré toda la verdad sin ocultaros nada. Ya os dije que si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas como se merecen.     

     Pues bien, cuando Sara y tú estabais rezando, yo presentaba al Señor de la gloria el memorial de tu oración. Lo mismo cuando enterrabas a los muertos. Y cuando te levantaste de la mesa sin dudar y dejaste la comida por ir a enterrar a aquel muerto, Dios me envió para probarte; pero me ha enviado de nuevo para curarte a ti y a tu nuera Sara.

    Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio de Dios y tienen acceso ante el Señor de la gloria. Así, pues, bendecid al Señor en la tierra, dad gracias a Dios. Yo subo ahora al que me envió. Vosotros escribid todo lo que os ha ocurrido.»

 

Palabra de Dios

      

    Salmo: Tb 13,2.6.7.8

 

    R/. Bendito sea Dios, que vive eternamente

 

    Él azota y se compadece,

hunde hasta el abismo y saca de él,

y no hay quien escape de su mano. R/.

 

   Veréis lo que hará con vosotros,

le daréis gracias a boca llena,

bendeciréis al Señor de la justicia

y ensalzaréis al rey de los siglos. R/.

 

   Yo le doy gracias en mi cautiverio,

anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador. R/.

 

    Convertíos, pecadores,

obrad rectamente en su presencia:

quizá os mostrará benevolencia

y tendrá compasión. R/.     

 

    Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,38-44):

 

   En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo:

    «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»

    Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.

    Llamando a sus discípulos, les dijo:

    «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

 

      Palabra del Señor     

 

1.  Jesús nos dice, en este evangelio, que no debemos tener miedo a criticar en público a dirigentes religiosos cuyo comportamiento no es ejemplar precisamente, sino todo lo contrario.

Aquí, la crítica es muy concreta y muy fuerte. Es concreta porque se dirige expresamente a los "letrados", es decir, los maestros de la ley. Eran los teólogos de entonces. Pero teólogos "oficiales", valga la expresión. Porque actuaban con autoridad a la que se sometían los ciudadanos creyentes. Y es una crítica fuerte porque Jesús los presenta como un grupo ante el que hay que tomar precauciones y alejarse de ellos.

 

2. ¿En qué estaba el peligro de los letrados?

¿Por qué aquellos hombres eran tan peligrosos?

Es curioso que, siendo hombres profesionales de la enseñanza magisterial, lo que Jesús censura en ellos no es su enseñanza (lo que enseñan), sino su forma de vida: cómo visten, la vanidad de los notables que se complacen en ser saludados con reverencias por las calles, la búsqueda de los primeros puestos. Y, sobre todo, lo que más duramente censura Jesús es la utilización de los rezos y de las prácticas religiosas para devorar los bienes de las viudas. O sea, lo que Jesús no soporta, de ninguna manera, es la ambición de poder y la codicia de dinero. Ahí y en eso es donde Jesús ve el máximo peligro.

Es, a juicio de Jesús, algo tan grave, que en eso es en lo que se nos presenta el máximo peligro, según el criterio de Jesús.

 

3.  Y es que los criterios de Jesús, sobre el valor del dinero, nos resultan a nosotros sencillamente desconcertantes. Para Jesús, en efecto, el valor del dinero no está en la cantidad que se percibe, sino en la generosidad con que se da.

Eso es lo que Jesús elogia en la pobre viuda que echa una pequeña moneda en el cepillo del Templo. Cosa que contrasta con las importantes cantidades que daban los ricos. Por eso, en la sociedad, se aprecia más a los ricos y potentados que a los necesitados que se ayudan mutuamente en lo poco que tienen.

 

4.  Sin duda alguna, andamos muy lejos de la mentalidad de Jesús y de su Evangelio en cuanto se refiere al poder y al dinero.

Con criterios evangélicos, estos temas se tienen que entender y vivir como los vivía Jesús, no como los viven y enseñan en los centros de estudios políticos o económicos.

El Evangelio ve la vida de otra manera. No en función del interés, sino del sufrimiento de quienes peor lo pasan en la vida.

 

San Asterio de Petra

 


San Asterio, obispo de Petra, en Arabia, s. IV. Intervino en las contiendas religiosas de su tiempo. Estuvo al principio afiliado al partido de los arrianos, pero en el Concilio de Sárdica (347) se puso de parte de la ortodoxia, y contribuyó a desenmascarar las intrigas de sus antiguos correligionarios.

Constancio le desterró a los arenales de Libia, de donde salió al advenimiento de Juliano el apóstata. En 362 aparece en el Concilio de Alejandría al lado de [San Atanasio], que hace su elogio en varios de sus escritos. Murió algún tiempo después.

 

 

VIDA DE SAN ASTERIO DE PETRA

 

Este hombre cristiano, con un pasado arriano, sería nombrado con el tiempo como obispo de Petra, en Arabia, y debido a sus declaraciones en contra de la herejía que representaba el arrianismo en aquella época, San Asterio obtendría el odio de los herejes, sobre todo al momento de terminar de hacer pública su opinión durante el concilio de Sárdica en el 347.

Debido a estas declaraciones, San Asterio termina por ser exiliado a Libia por orden del emperador Constancio II, y sería llamado en el año 362 por el edicto de Juliano, quien se encargaría en aquel momento de volver a reinstalar a todos los obispos que habían llegado a ser desterrados.

Para el año 362, San Asterio formaría parte del Concilio de Alejandría, el cual llegó a ser convocado por diversas razones, principalmente para lograr sanar el cisma meleciano que la Iglesia de Antioquía sufría en aquel momento, y también para lograr apoyar a San Atanasio, hombre también de convicciones y costumbres cristianas, que se encargaría de elogiar muchos de los escritos de San Asterio.

San Asterio fue un hombre devoto a sus convicciones, dotado de una gran sabiduría, bondad, nobleza y extrema humildad. Llegó a ser uno de los más importantes portadores de la carta que dirigía el concilio al empecinado San Lucifer de Cagliari y al resto de los obispos antioquenos de aquel momento.

Aun así, sus medidas pacificadoras no serían del todo suficientes, debido a la precipitación por parte de Lucifer en consagrar a San Paulino como el sucesor de San Melecio de Antioquía. Si bien no se tiene muchos datos sobre la vida santa de este cristiano, se sabe que muere un 10 de junio del año 365, fecha en la que hoy lo celebramos como Santo de la Iglesia Católica.

 

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