12 DE FEBRERO
– LUNES –
6 – SEMANA T O - B –
STª. EULALIA DE
BARCELONA
Comienzo
de la carta del apóstol Santiago (1,1-11):
Santiago,
siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus dispersas.
Hermanos míos, teneos por muy dichosos cuando os veáis asediados por toda clase
de pruebas. Sabed que, al ponerse a prueba vuestra fe, os dará constancia. Y si
la constancia llega hasta el final, seréis perfectos e íntegros, sin falta
alguna.
En caso de que alguno de vosotros se vea
falto de sabiduría, que se la pida a Dios. Dios da generosamente y sin echar en
cara, y él se la dará. Pero tiene que pedir con fe, sin titubear lo más mínimo,
porque quien titubea se parece al oleaje del mar sacudido y agitado por el
viento. Un individuo así no se piense que va a recibir nada del Señor; no sabe
lo que quiere y no sigue rumbo fijo.
El hermano de condición humilde esté
orgulloso de su alta dignidad, y el rico, de su pobre condición, pues pasará
como la flor del campo: sale el sol y con su ardor seca la hierba, cae la flor,
y su bello aspecto perece; así se marchitará también el rico en sus empresas.
Palabra de Dios
Salmo: 118,67.68.71.72.75.76
R/. Cuando me alcance tu compasión, viviré,
Señor
Antes de
sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa. R/.
Tú eres bueno
y haces el bien;
instrúyeme en tus leyes. R/.
Me estuvo bien
el sufrir,
así aprendí tus mandamientos. R/.
Más estimo yo
los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.
Reconozco,
Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir. R/.
Que tu bondad
me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo. R.
Lectura del santo evangelio según san Marcos
(8,11-13):
En aquel
tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para
ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo:
«¿Por qué esta generación reclama un
signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.»
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a
la otra orilla.
Palabra del Señor
1. La petición de los fariseos, de que Jesús les diera un
"signo", es decir, una "señal" que demostrase que él era el
profeta "que tenía que venir", está atestiguada varias veces en los
evangelios (Mt 12, 38-42; 16, 1. 2-4; Mc 8, 11-12; Lc 11, 16. 29-32; cf. Jn 6,
30). Dado que, de Jesús se decía que era un profeta (Mt 16, 13-14 par), es
lógico que le pidieran una "señal" para probar que eso era verdad.
Sobre todo, sabiendo que, en aquellos mismos años, andaban por Galilea
predicadores ambulantes de los que se decía que eran "profetas de señales": Teudas y
el llamado "el Egipcio" (Josefo, Ant. 20, 97; De Bello, 2. 261).
Tales "señales" consistían en "milagros", hechos
prodigiosos.
2. Jesús se negó a ofrecer "señales". Por tanto, lo más
seguro que hay en esta tradición evangélica es que Jesús no quiso realizar
hechos prodigiosos ("milagros") para demostrar que él era el enviado
de Dios.
Entonces, ¿qué sentido tienen los numerosos relatos de hechos
extraordinarios de los que nos informan los evangelios?
La "señal de Jonás", de la que hablan los otros sinópticos (Mt
12, 39; Lc 11, 29), se refiere obviamente a la predicación de aquel profeta que cambió la vida de
los habitantes de Nínive. Por tanto, parece lo más lógico que el sentido de
"lo extraordinario", que realizó Jesús, tiene el sentido de que,
efectivamente, lo que hizo Jesús fue cambiar la vida de mucha gente.
Pero ¿qué significa esto
más en concreto?
3. No significa que Jesús fue un mago o un curandero. Jesús le cambió
(y le sigue cambiando) la vida a mucha gente, pero no por los milagros que
hace, sino por la humanidad que tiene.
El "milagro", el "misterio" y la "autoridad"
son los instrumentos
que, según el gran Inquisidor de Dostoievski, utilizó la Iglesia para cambiar
el mensaje de Jesús y ponerlo a su servicio.
Jesús no quiere nada de eso. Porque lo que de verdad cambia la vida de la
gente es la bondad, es la humanidad, es la humildad.
El problema de fondo, que hay en todo esto, está en que tenemos mal situado
a Dios. El Dios de Jesús no se sitúa en "lo prodigioso", sino en
"lo bondadoso", es decir, en "lo verdaderamente humano".
STª. EULALIA DE BARCELONA
290 - 303
Santa Eulalia fue una niña nacida en Barcino
(Hispania), lo que hoy es Barcelona, en el año 290. El 12 de febrero de 303 fue la fecha de su martirio. Es patrona de Barcelona desde tiempos
inmemoriales y desde 1868 Santa Eulalia comparte el patronazgo de Barcelona con
la Virgen de la Merced y, en honor a ella, la ciudad celebra en el mes de
septiembre su principal fiesta mayor. La cultura popular atribuye a las
lágrimas de Santa Eulalia, triste por el olvido de los barceloneses, las
lluvias que a menudo deslucen las celebraciones de La Merced.
La fiesta de Santa Eulalia se celebra el 12
de febrero. En el marco de la celebración, tiene lugar la Procesión de las
Laias, un desfile por las calles en el que participan gigantas de la ciudad.
Entre ellas, las bautizadas en honor a la patrona, como la Eulàlia, de los
Gegantons Vells del Pi, cuyo origen se remonta a 1780, o la Gegantona Laia, que
reproduce la iconografía de la mártir.
Asimismo, con motivo de esta festividad, se
iza en el balcón principal de la Casa de la Ciudad de Barcelona la histórica
Bandera de Santa Eulalia de Barcelona
Historia de su vida
La historia de la que se tiene constancia a
partir del siglo VII, se remonta a la época romana. Según la tradición
cristiana, Eulalia fue una niña, educada en el cristianismo, que vivió en las
afueras de la ciudad de Barcino (Hispania), en lo que hoy es Sarriá, a finales
del siglo III. Con 13 años, durante el período de persecuciones a los
cristianos del emperador Diocleciano (284-305 d C), Eulalia se escapó de su
hogar y fue a buscar al gobernador de Barcino, para recriminarle las
represiones. El gobernador, ante la negativa de la niña a renunciar a la fe
cristiana, la condenó a trece martirios, tantos como años tenía.
La tradición afirma que las trece ocas
blancas que hay de forma permanente en la catedral simbolizan sus trece años y
su pureza.
Según la tradición, como primer tormento fue
encarcelada en una prisión oscura, para posteriormente ser azotada. En el
ecúleo le fue desgarrada la carne con garfios. Luego fue puesta de pie sobre un
brasero ardiendo y le fueron quemados los pechos. Las heridas le fueron
fregadas con piedra tosca, para luego arrojarles aceite hirviendo y plomo
fundido, además de lanzarla a una fosa de cal viva.
El noveno tormento, uno de los más conocidos
popularmente, consistió en ponerla desnuda dentro de un tonel lleno de
cristales, clavos y otros objetos punzantes, siendo lanzada por una calle en
bajada.
Posteriormente, fue encerrada en un corral
lleno de pulgas. Finalmente, fue paseada desnuda por las calles de la ciudad
hasta el lugar del suplicio donde fue crucificada en una cruz en forma de aspa.
Según la leyenda, durante su crucifixión se produjo una nevada, tapando la
pureza de su cuerpo desnudo. También según la tradición popular, al final de su
oración de que el Señor la tomara a Su Reino, la gente vio salir de su boca
volando hacia el cielo una paloma blanca.
Eulalia de Barcelona fue canonizada en 633 y
se convirtió en patrona de la capital catalana, donde se encuentran sus restos.
Tras largo tiempo desaparecidos, los restos de Santa Eulalia fueron localizados
en 878 por el obispo Frodoino en la iglesia de Santa María de las Arenas -que
hoy es la Basílica de Santa María del Mar-, organizándose un solemne traslado a
la catedral. En el siglo XIII las reliquias pasaron a la cripta de la Seo,
reposando dentro de un nuevo sarcófago gótico de estilo pisano.
Anualmente, coincidiendo con la semana del 12
de febrero, Barcelona celebra las Fiestas de Santa Eulalia. A los actos
litúrgicos e institucionales, cuya celebración se remonta al siglo XVIII, se
han añadido, desde los años 1980, múltiples festejos populares en las calles,
que han convertido esta celebración en fiesta mayor de invierno de la ciudad.
La mayoría de los actos, que se concentran en Ciutat Vella, son de tipo
tradicional, como correfocs, pasacalles, bailes de sardanas o castellers.
Abundante presencia de Santa Eulalia en
Barcelona en la Cripta en la Catedral de Barcelona. La representación de Santa Eulalia está presente en varios monumentos y
edificios barceloneses, así como en espacios urbanos vinculados a su tradición,
entre los que se encuentran los siguientes:
La Catedral de Barcelona, que se encuentra
bajo advocación de esta santa. En su cripta reposan las reliquias de la santa,
siendo su sepulcro una obra maestra de la escultura gótica (1327-1339). La
Catedral atesora varias obras de arte dedicadas a Santa Eulalia.
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