19 DE FEBRERO
– LUNES –
1ª –
SEMANA DE CUARESMA - B
Btº ALVARO
DE CORDOBA
Lectura del libro del Levítico
(19,1-2.11-18):
EL Señor habló así a Moisés:
«Di a la
comunidad de los hijos de Israel:
“Sed santos,
porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo.
No robaréis
ni defraudaréis ni os engañaréis unos a otros.
No juraréis
en falso por mi nombre, profanando el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor.
No explotarás
a tu prójimo ni le robarás. No dormirá contigo hasta la mañana siguiente el
jornal del obrero.
No maldecirás
al sordo ni pondrás tropiezo al ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor.
No daréis sentencias injustas. No serás parcial ni por favorecer al
pobre ni por honrar al rico. Juzga con justicia a tu prójimo.
No andarás
difamando a tu gente, ni declararás en falso contra la vida de tu prójimo. Yo
soy el Señor.
No odiarás de
corazón a tu hermano, pero reprenderás a tu prójimo, para que no cargues tú con
su pecado.
No te
vengarás de los hijos de tu pueblo ni les guardarás rencor, sino que amarás a
tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor”».
Palabra de Dios
Salmo:
18,8.9.10.15
R/. Tus
palabras, Señor, son espíritu y vida
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R/.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.
El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son
verdaderos
y enteramente justos. R/.
Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi
corazón,
Señor, Roca mía, Redentor mío. R/.
Lectura del
santo evangelio según san Mateo (25,31-46):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga
en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el
trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a
unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las
ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá
el rey a los de su derecha:
“Venid
vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde
la creación del mundo.
Porque tuve
hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y
me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en
la cárcel y vinisteis a verme”.
Entonces los
justos le contestarán:
“Señor,
¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?;
¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo
te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
Y el rey les
dirá:
“En verdad os
digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños,
conmigo lo hicisteis”.
Entonces dirá
a los de su izquierda:
“Apartaos de
mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque
tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui
forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en
la cárcel y no me visitasteis”.
Entonces
también estos contestarán:
“Señor,
¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la
cárcel, y no te asistimos?”.
Él les
replicará:
“En verdad os
digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo
hicisteis conmigo”.
Y estos irán
al castigo eterno y los justos a la vida eterna».
Palabra del Señor
1. Este
texto impresionante no es ni una historia, ni una profecía del futuro, ni una parábola en sentido propio del género parabólico. Es sencillamente
una "predicción del futuro juicio que Dios hará de la historia de la
humanidad" (E. Branderburguer, J. R. Donahue).
2. La
enseñanza capital de este texto es, como dijo L. Tolstoi, "donde está el amor, está Dios" (G. Drohla). La única definición de Dios, que hay en
el N. T., dice que: "Dios es amor" (1 Jn 4, 8. 16). Por tanto, donde
hay amor, ahí está Dios. Y donde falta el amor, no está Dios. Se trata del amor
a los demás. En esto está la clave de nuestro encuentro o de
nuestro rechazo de Dios. Por eso, en el "mandamiento
nuevo", que Jesús dio en la última Cena, ya no se menciona a Dios.
Solamente que os améis unos a otros (Jn 13, 34-35). En esto es en lo
que se conocerá que somos discípulos (o no lo somos) de Jesús.
3. El
problema fuerte, que presenta este texto, no es teórico. Es una cuestión concreta y práctica: ¿Cómo vivir hoy el amor a los demás, sobre todo a los
más desamparados de este mundo? El amor no se puede reducir a
la beneficencia, a practicar la caridad. Vivir de la caridad es humillante. La
caridad debería quedar para salir o sacar a alguien de un apuro. En nuestro
tiempo y cultura, lo decisivo debe ser, no la caridad, sino el derecho.
Hay que
luchar para que sea efectiva y real la igualdad de derechos fundamentales: que
todos tengamos asegurado el derecho a la seguridad de la vida, un trabajo
digno, una vivienda, la sanidad, la educación, los derechos de género y respeto
al sexo, la libertad de pensar y
expresar nuestras convicciones, siempre que estén dentro de la ley.
Los gobernantes y los poderosos, que no defienden a muerte estos derechos,
son ateos. No creen en Dios, por más religiosos que se vean o sean vistos.
Predicador Dominico
Martirologio
Romano: En Córdoba, en la región española de
Andalucía, conmemoración del beato Álvaro de Zamora, presbítero de la Orden de
Predicadores, que se hizo célebre por su modo de predicar y contemplar la
Pasión del Señor (c. 1430).
Etimológicamente Álvaro = Aquel que es el defensor de todos, es de origen germánico.
Fecha de
beatificación: El Papa Benedicto XIV, aprobó su culto
el 22 de septiembre de 1741.
Breve Biografía
Álvaro de Córdoba,
el beato, nació a mediados del siglo XIV, en Zamora (1360) y murió en Córdoba
el año 1430. Perteneció a la noble familia Cardona.
Entró en el convento dominico de S. Pedro en Córdoba, en el año 1368. Fue un
famoso y ardiente predicador, y con su ejemplo y sus obras, contribuyó a la
reforma de la Orden, iniciada por el Beato Raimundo de Capua y sus discípulos.
Después de volver de una peregrinación a Tierra Santa, quedó impactado en el
corazón por el doloroso Camino del Calvario, recorrido por nuestro Salvador.
Deseoso de vivir una existencia en soledad y perfección, donde poder templar
el espíritu para un apostolado más provechoso, con el favor del rey D. Juan II
de Castilla, del que era su confesor, pudo fundar a tres millas de Córdoba el
famoso y observante convento de Sto. Domingo Escalaceli (Escalera del Cielo),
donde había varios oratorios que reproducían la “vía dolorosa”, por él venerada
en Jerusalén. Esta sagrada representación fue imitada en otros conventos, dando
origen a la devoción tan bella del “Vía Crucis”, apreciadísima en la piedad
cristiana.
De noche, se retiraba a una gruta distante del convento donde, a imitación
de su Sto. Padre Domingo, oraba y se flagelaba. Con el tiempo, ésta se
convirtió en meta de peregrinaciones para los fieles. Poseía el don de profecía
y obró milagros.
Murió el 19 de febrero de 1430 y fue sepultado en su convento.
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