domingo, 4 de febrero de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 6 DE FEBRERO – MARTES – 5 – SEMANA T O - B – SAN PABLO MIKI Y COMPAÑEROS MÁRTIRES

 

 


6 DE FEBRERO – MARTES –

5 – SEMANA T O - B

SAN PABLO MIKI Y COMPAÑEROS MÁRTIRES

 

Lectura del primer libro de los Reyes (8,22-23.27-30):

 

En aquellos días, Salomón, en pie ante el altar del Señor, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo:

«¡Señor, Dios de Israel! Ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, fiel a la alianza con tus vasallos, si caminan de todo corazón en tu presencia.

Aunque, ¿es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido! Vuelve tu rostro a la oración y súplica de tu siervo Señor, Dios mío, escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu siervo.

Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste que residiera tu nombre.

¡Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio! Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio; escucha tú, desde tu morada del cielo, y perdona.»

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 83,3.4.5.10.11

R/. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!

 

Mi alma se consume y anhela

los atrios del Señor,

mi corazón y mi carne

retozan por el Dios vivo. R/.

 

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;

la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:

tus altares, Señor de los ejércitos,

Rey mío y Dios mío. R/.

 

Dichosos los que viven en tu casa,

alabándote siempre.

Fíjate, oh, Dios, en nuestro Escudo,

mira el rostro de tu Ungido. R/.

 

Vale más un día en tus atrios

que mil en mi casa,

y prefiero el umbral de la casa de Dios

a vivir con los malvados. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,1-13):

 

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos (los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)

Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús:

«¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»

Él les contestó:

«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»

Y añadió:

«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición.

Moisés dijo:

"Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte"; en cambio, vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.»

 

Palabra del Señor

 

1.-  Seguramente, este es el pasaje de los evangelios donde se ve con más claridad la diferencia tan profunda que existe entre la religión de Jesús y la religión de los fariseos. Porque el problema de la "pureza ritual" es central en la mayoría de las religiones. Y es central por el tema de la pureza y por el tema de los ritos. Dos asuntos en los que los predicadores religiosos suelen insistir machaconamente.

Insisten hasta tal punto que, como es bien sabido, lo mismo a la pureza que a la observancia de los rituales, se les conceda (en los ambientes religiosos) más importancia que a los comportamientos éticos que afectan a las relaciones interpersonales.

Los estudiosos del "puritanismo griego" suelen decir que, a partir de Pitágoras, "la pureza, más que la justicia, es el medio cardinal de la salvación" (E. R. Dodds).

Los que le dan más importancia la "pureza" que a la "justicia", sin duda alguna, es que son más "griegos" que cristianos".

 

2.- Jesús vio que esta forma de entender y practicar la religión es un engaño, para el que la defiende y, sobre todo, para quien la pone en práctica. Porque tranquiliza su conciencia con unas observancias que no pasan de ser actos de magia.

No olvidemos que las prácticas rituales son siempre "mediaciones" para encontrar a Dios. Pero, según las enseñanzas de Jesús, Dios no se ha encarnado" en los "rituales", sino en las "personas". De ahí que, por medio de la mejor relación posible con las personas, es como encontramos a Dios. Eso es lo que se nos va a decir en el juicio final (Mt 25, 31-46).            

 

3.- Lo que ocurre es que practicar ritos de purificación (mediante lavatorios es más fácil y cómodo que llevarse bien con los demás, con todos, sean quienes sean. Esto es lo que explica el gran fraude que cometían los letrados cuando le decían a la gente que dejaran su dinero para el templo y con eso estaban dispensados de cuidar de sus padres ancianos o enfermos. Por eso les dice Jesús que el culto que practican no sirve para nada.

En la Curia Vaticana hay una Sagrada Congregación del Culto Divino" o Congregación de Ritos. Pero no hay allí una Congregación dedicada a velar por el comportamiento evangélico de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos. Siendo esto último lo más importante que tiene que cuidar la Iglesia. En todo esto, el ejemplo del papa Francisco es una fuente de esperanza para los cristianos y para el mundo.

 

SAN PABLO MIKI Y COMPAÑEROS MÁRTIRES

 


Mártires de Japón

Pablo nació en Japón entre los años 1564 y 1566. Ingresó en la Compañía de Jesús y predicó con mucho fruto el evangelio entre sus conciudadanos.

Al arreciar la persecución contra los católicos, fue encarcelado junto con otros veinticinco, entre ellos san Pedro Bautista, franciscano español, con cinco hermanos de hábito.

Después de soportar graves ultrajes, fueron crucificados en Nagasaki el 5 de febrero de 1597.

 

Martirologio Romano: En Nagasaki, en Japón, pasión de los santos Pablo Miki junto con veinticinco compañeros, Declarada una persecución contra los cristianos, ocho presbíteros o religiosos de la Compañía de Jesús o de la Orden de los Hermanos Menores, procedentes de Europa o nacidos en Japón, junto con diecisiete laicos, fueron apresados, duramente maltratados y, finalmente, condenados a muerte. Todos, incluso los adolescentes, por ser cristianos fueron clavados en cruces, manifestando su alegría por haber merecido morir como murió Cristo (1597).

El primero que llevó el anuncio de la fe cristiana a Japón fue San Francisco Javier, quien trabajó allí en de 1549 a 1551. En pocos años los cristianos llegaron a ser unos 300.000. Humanamente hablando, es doble el “secreto” que hizo posible esta expansión: el respeto que los misioneros jesuitas tuvieron por los modos de vida y las creencias japonesas no directamente opuestas a la enseñanza cristiana, y el empeño de insertar elementos locales en la predicación y en la administración.

Fue catequista jesuita un joven llamado Pablo Miki, nacido entre los años 1564 y 1566, de una rica familia de Kyoto. Quería ser sacerdote, pero su ordenación fue postergada “sine die”, porque la única diócesis todavía no tenía obispo. Además, en 1587 el emperador Toyotomi Hideyoshi, que se propuso la conquista de Corea, cambió su actitud benévola para con los cristianos y publicó un decreto de expulsión de los misioneros extranjeros.

La orden se cumplió en parte: algunos misioneros permanecieron en el país de incógnito, y en 1593 algunos franciscanos españoles, dirigidos por Pedro Bautista, llegaron a Japón procedentes de Filipinas y fueron bien recibidos por Hideyoshi. Pero poco después vino la ruptura definitiva, incluso por motives políticos anti-españoles y anti-occidentales. El 9 de diciembre fueron arrestados seis franciscanos (Pedro Bautista, Martín de la Asunción, Francisco Blanco, Felipe Las Casas, Francisco de San Miguel y Gonzalo García), tres jesuitas (Pablo Miki, Juan Soan de Gotó y Santiago Kisai) y quince laicos terciarios franciscanos, a los que se les añadieron después otros dos, que eran catequistas.

Después de haberles cortado el lóbulo izquierdo, los 26 fueron llevados de Meaco a Nagasaki, para exponerlos a la burla de las muchedumbres, que más bien admiraron la heroica valentía que manifestaron sobre todo en el momento de la muerte, cuando fueron crucificados en una colina de Nagasaki el 5 de febrero de 1597. Despertaron gran conmoción las palabras de perdón y de testimonio evangélico pronunciadas por Pablo Miki desde la cruz, y la serenidad y valentía que demostraron Luis Ibaraki (de 11 años), Antonio (de trece) y Tomás Cosaki (de catorce), que murieron cantando el salmo: “Laudate, pueri, Dominum...”

 

 

 

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