11 DE FEBRERO
– DOMINGO –
6 – SEMANA T O - B –
Bienaventurada Virgen María de Lourdes
Jornada Mundial del
Enfermo 11 de febrero: «Dar esperanza en la tristeza»
Lectura del
libro del Levítico (13,1-2.44-46):
El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
«Cuando alguno
tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca
la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos
sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo
declarará impuro de lepra en la cabeza. El que haya sido declarado enfermo de
lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando:
"¡Impuro, impuro!" Mientras le dure la afección, seguirá impuro;
vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.»
Palabra de Dios
Salmo
31,1-2.5.11
R/. Tú eres
mi refugio, me rodeas de cantos de liberación
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R/.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R/.
Lectura de la
primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (10,31–11,1):
Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para
gloria de Dios. No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni
a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte, procuro contentar en todo a todos,
no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para que se salven. Seguid
mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.
Palabra de Dios
Lectura del
santo evangelio según san Marcos (1,40-45):
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
«Si quieres,
puedes limpiarme.»
Sintiendo
lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
«Quiero: queda
limpio.»
La lepra se le
quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió,
encargándole severamente:
«No se lo digas a
nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu
purificación lo que mandó Moisés.»
Pero, cuando se
fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya
no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, se quedaba fuera, en descampado;
y aun así acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor
Poder y compasión.
Tras la curación de la
suegra de Pedro y de otros muchos enfermos, Marcos cuenta el primer gran
milagro de Jesús: la curación de un leproso. El texto sólo se comprende a fondo
teniendo en cuenta los casos parecidos, y muy distintos, de Moisés y Eliseo.
La lepra en el antiguo Israel: diagnóstico y exclusión
«La lepra, en el sentido
moderno, no fue definida hasta el año 1872 por el médico noruego A. Hansen. En
tiempos antiguos se aplicaba la palabra "lepra" a otras enfermedades,
por ejemplo, a enfermedades psicógenas de la piel» (J. Jeremias, Teología
del AT, 115, nota 36).
En Levítico 13 se tratan las diversas enfermedades de la piel: inflamaciones,
erupciones, manchas, afección cutánea, úlcera, quemaduras, afecciones en la
cabeza o la barba (sarna), leucodermia, alopecia. Se examinan los diversos
casos, y el sacerdote decidirá si la persona es pura o impura (caso curable o
incurable). De ese capítulo está tomado el breve fragmento de la primera lectura
de este domingo:
El Señor dijo
a Moisés y a Aarón:
̶ Cuando
alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le
produzca una llaga como de lepra, será llevado ante el sacerdote Aarón, o ante
uno de sus hijos sacerdotes. Se trata de un leproso: es impuro. El sacerdote lo
declarará impuro de lepra en la cabeza. El enfermo de lepra andará con la ropa
rasgada y la cabellera desgreñada, con la barba tapada y gritando:
"¡Impuro,
impuro!" Mientras le dure la afección, seguirá siendo impuro. Es Impuro y
vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.»
Dos casos de lepra: impotencia de Moisés, poder sin
compasión de Eliseo
El milagro de curar a un
leproso sólo se cuenta en el AT de Moisés (Números 12,10ss) y de Eliseo (2
Reyes 5). Es interesante recordar estos relatos para compararlos con el de
Marcos.
Impotencia
de Moisés
María y Aarón murmuran
de Moisés, no se sabe exactamente por qué motivo. En cualquier hipótesis, Dios
castiga a María (no a Aarón, cosa que indigna a las feministas, con razón). «Al
apartarse la nube de la tienda, María tenía toda la piel descolorida como
nieve». Aarón se da cuenta e intercede por ella ante Moisés. Pero Moisés no
puede curarla. Sólo puede pedirle a Dios: «Por favor, cúrala». El Señor accede,
con la condición de que permanezca siete días fuera del campamento (Números
12).
El
poder sin compasión de Eliseo
El caso de Eliseo es más
entretenido y dramático (2 Reyes 5). Naamán, un alto dignatario sirio, contrae
la lepra, y una esclava israelita le aconseja que vaya a visitar al profeta
Eliseo. Naamán realiza el viaje, esperando que Eliseo salga a su encuentro,
toque la parte enferma y lo cure. Pero Eliseo no se molesta en salir a
saludarlo. Le envía un criado con la orden de lavarse siete veces en el Jordán.
Naamán se indigna, pero sus criados lo convencen: obedece al profeta y se cura.
A diferencia de Moisés, Eliseo puede curar, aunque sea con una receta mágica,
pero no muestra la menor compasión por el enfermo.
Jesús: poder y compasión (Mc 1,40-45)
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso,
suplicándole de rodillas:
̶ Si quieres,
puedes limpiarme.
Compadecido,
extendió la mano y lo tocó, diciendo:
̶ Quiero:
queda limpio.
La lepra se le
quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole
severamente:
̶ No se lo
digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece
por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio.
Pero, cuando
se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya
no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares
solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.
El relato de Marcos
consta de seis elementos: petición del leproso; reacción de Jesús; resultado;
advertencia; reacción del curado; consecuencias.
Petición del leproso.
Tres detalles son importantes en la actitud del leproso:
1) no se atiene a la ley que le
prohíbe acercarse a otras personas;
2) se arrodilla ante Jesús, en
señal de profundo respeto;
3) confía plenamente en su
poder; todo depende de que le parezca bien, no de que pueda.
Reacción de Jesús y resultado.
Podía haber respondido a la petición del leproso con las simples palabras:
«Quiero, queda limpio». Con ello, a diferencia de Moisés y de Eliseo, habría
demostrado su poder: no necesita pedir la intervención de Dios, ni recurrir a
remedios casi mágicos. Sin embargo, antes de demostrar su poder muestra su
compasión. Marcos habla de lo que siente («compadecido») y de lo que hace
(«extendió la mano y lo tocó»). Es lo que esperaba el sirio Naamán que hiciera
Eliseo: tocar su parte enferma. Quien tocaba a un leproso quedaba impuro; pero
a Jesús no le preocupa este tipo de impureza.
Advertencia.
Aparentemente, Jesús da dos órdenes al recién curado:
1) que no se lo diga a nadie;
2) que se presente al
sacerdote.
La primera (no decirlo a nadie) resulta extraña, porque Jesús no
pretende pasar desapercibido. Es probable que las dos órdenes estén
relacionadas entre sí, formando una sola: «no te entretengas en decírselo a
nadie, sino ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu
purificación lo que mandó Moisés». ¿Qué había ordenado Moisés? Según el
Levítico, el curado debe ofrecer: dos aves puras (se suponen tórtolas o
pichones), dos corderos sin defecto, una cordera añal sin defecto, doce litros de flor de harina amasada con aceite y un
cuarto de litro de aceite. Con todo ello el sacerdote realiza un
complejo ritual que dura ocho días. Además, el curado deberá afeitarse
completamente el primer día y raparse de nuevo el octavo.
Las palabras finales de Jesús parecen tener un tinte polémico: «para que les
conste». Se pasa del singular (el sacerdote) al plural (les conste),
como si Jesús pensase en todos sus adversarios que no lo aceptan.
Reacción del curado.
No obedece a ninguna de las dos
órdenes de Jesús. Ni se calla ni acude al sacerdote. Según la traducción
litúrgica, «empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho». El texto griego
resulta más ambiguo. Se podría traducir también: «Empezó a predicar mucho y a
divulgar la palabra». Como si el leproso curado, en vez de atenerse a lo
mandado por Moisés prefiriese convertirse en un misionero cristiano. Aunque
esta propuesta resulte sugerente, no encaja bien con lo que sigue.
Consecuencias.
Jesús no puede entrar abiertamente en ningún pueblo. Debe permanecer en
descampado, y aun así acuden a él. ¿Por qué esta reacción suya? Sabiendo lo que
cuenta Marcos más tarde, la respuesta sería: para no verse agobiado por la
multitud de gente que acude a él.
Una lectura simbólica: el leproso es cada uno de nosotros
Los relatos evangélicos tienen siempre una gran carga simbólica. Quieren
que nos identifiquemos con la situación que narran. En este caso, con el
leproso. Todos llevamos dentro algo, mucho o poco, de lo que nos sentimos
culpables. Podemos negarlo, escondiendo la cabeza bajo tierra, como el
avestruz. O podemos reconocerlo, y acudir humildemente a Jesús, con la certeza
de que «si quieres, puedes limpiarme». Él tiene el poder y la compasión necesarios
para cambiar nuestra vida.
Jornada Mundial del
Enfermo 11 de febrero de 2024
Este año coincide este
año con el domingo de la VI semana del tiempo ordinario, la Jornada Mundial del Enfermo con el lema: «Dar
esperanza en la tristeza»
El papa Francisco
recuerda que «los cristianos estamos especialmente llamados a hacer nuestra la
mirada compasiva de Jesús». Por eso, invita a cuidar «a quienes sufren y están
solos, e incluso marginados y descartados. Con el amor recíproco que Cristo
Señor nos da en la oración, sobre todo en la Eucaristía, sanemos las heridas de
la soledad y del aislamiento. Cooperemos así a contrarrestar la cultura
del individualismo, de la indiferencia, del descarte, y hagamos crecer la
cultura de la ternura y de la compasión”. «Los enfermos, los frágiles, los
pobres -señala el papa Francisco- están en el corazón de la Iglesia y deben
estar también en el centro de nuestra atención humana y solicitud pastoral”.
Bienaventurada Virgen María de Lourdes
Memoria de la Bienaventurada Virgen María
de Lourdes. Cuatro años después de la proclamación de su Inmaculada Concepción,
la Santísima Virgen se apareció en repetidas ocasiones a la humilde joven santa
María Bernarda Soubirous en los montes Pirineos, junto al río Gave, en la gruta
de Massabielle, de la población de Lourdes, y desde entonces aquel lugar es
frecuentado por muchos cristianos, que acuden devotamente a rezar.
Vida de Bienaventurada Virgen María de
Lourdes
Sucedió en las cercanías de los Pirineos
franceses. Fue un hecho impensado y nada previsto que acabó revolucionando las
conciencias y pasó con elegancia por encima de las mentes un tanto cegatas para
lo sobrenatural por la corriente racionalista y anticlerical de aquellos
franceses. El mismo día en que se celebraba en la liturgia de la iglesia la
fiesta de la Anunciación se reveló con la sencillez de las cosas grandes que
aquella aparición repetida tantas veces era nada menos que la misma Virgen
María. Sí, la visita era grandiosa por la dignidad y asombrosa por lo
inusitado. La muchacha que se afirmaba como vidente ni siquiera sabía
pronunciar bien el término "concepción" las primeras veces y el dogma
como tal hacía muy poco tiempo que se había proclamado en Roma por el Papa.
Pero Bernardita o Bernardette, que así se llamaba, refirió que la aparición
había dicho: "Yo soy la Inmaculada Concepción". La primera aparición
fue el 11 de febrero de 1858. Luego se fueron repitiendo hasta dieciocho veces
y no sin dificultades, burlas, expresiones altivas y otras cosas. Pues buenos
eran aquellos listillos escépticos, algunos bastante engreídos por los
conocimientos de las ciencias humanas. Hubo de superar aquella pobre analfabeta
y con poca salud, hija de una familia pobre arruinada y miserable en aquellos
días todas las trabas imaginables, incluidas las que puso la misma autoridad
eclesiástica. Pero lo que es documentación, hay toda y seria; examinada desde
todos los ángulos que puede contemplarse y someterse a crítica un documento que
pertenece a la Historia; declaraciones, procesos, dictámenes técnicos, pruebas,
cartas y réplicas. Las pruebas de los hechos están exhaustivamente estudiadas:
unas yerbas comidas, la tierra arañada, fuente que brota y gente curada; aluviones
imparables de gente con ganas de rezar y que tiene ansias de curación; junto a
algún iluminado y escéptico excéntrico, multitudes agradecidas y
enfervorizadas. Pidió la Señora que se le edificara una iglesia por lo pequeño,
capilla y se hiciera procesión. Los actos multitudinarios fueron varias veces
prohibidos y el recinto de la cueva cerrado; hasta que llegó la esposa del
almirante Bruat, institutriz de los hijos del emperador, coincidente en el día
con la que hizo el mismo polemista Luis Veuillot, y se pudo informar de modo
adecuado a Napoleón III que mandó levantar la prohibición. El obispo de Tarbes
inició el proceso que duró dos años, hasta que el 18 de enero de 1862, en carta
pastoral firmada por él afirmaba: "Juzgamos que la Inmaculada Virgen María,
Madre de Dios, se apareció realmente a Bernardetta Soubirous el 11 de febrero
de 1858 y días siguientes, en número de 18 veces, en la gruta de Massabielle,
cerca de la ciudad de Lourdes; que tal aparición contiene todas las
características de la verdad y que los fieles pueden creerla por cierto... Para
conformarnos con la voluntad de la Santísima Virgen, repetidas veces
manifestada en su aparición, nos proponemos levantar un santuario en los
terrenos de la gruta". Aún así hubo restricciones por parte de las
autoridades locales, pero trabajaron los arquitectos, las brigadas de obreros
se pusieron en marcha y el 18 de mayo de 1866 pudo consagrarse la cripta,
cimiento de la futura capilla. Comenzaron las peregrinaciones masivas y
organizadas en el 1873. En el 1876 se pudo consagrar la basílica.
La iglesia del Rosario, consagrada en
1901, se levanta para suplir las deficiencias de espacio de la primitiva
basílica, que pronto fueron palpables por la afluencia de peregrinos. En 1958,
consagra el cardenal Roncalli que más tarde será el papa Juan XXIII la basílica
subterránea dedicada a san Pío X; bien merecido porque este papa fue quien
extendió la devoción a toda la Iglesia. Lourdes es un sitio privilegiado para
la devoción cristiana. Oración, silencio para el recogimiento. Abundantes actos
de culto que facilitan la piedad. Muchos rosarios en las manos de los fieles
por los espacios descubiertos e iglesias. Gente enfervorizada de rodillas.
Culto público y multitudinario en tantas ocasiones para atender las necesidades
espirituales de los peregrinos que acuden en masa.
Vía Crucis o Chemin de la Croix que se
recorre entre empinadas pendientes con las estaciones de la Pasión para
facilitar seguir los principales momentos de Jesús sufriente por la humanidad.
Y dos actos cumbres diarios. La procesión con el Santísimo a primera hora de la
tarde, con filas de peregrinos y multitud de enfermos adorantes que reciben su
bendición entre súplicas, lágrimas y actos de fe ¡de esperanza! Porque de vez
en cuando pasa que lo que se pide se alcanza. Es el milagro que hace falta
probar, examinar, discutir, mirar y remirar hasta que se pueda publicar. La
procesión de antorchas por la noche. Cantos, honra, alabanzas en todos los
idiomas pronunciadas, unión de corazones en las avemarías del Rosario;
luminarias de fe.
¿Lo más grande? El enfermo, atendido,
asistido, y hasta mimado; los más tristes y desesperados casos se pueden ver en
cualquier rincón de Lourdes; perfectamente cuidados, llevados y traídos por un
generoso voluntariado internacional y multirracial que con delicadeza ve a otro
Cristo en el cuerpo a veces tan descompuesto de la camilla que empuja o
arrastra
¡Y lo más admirable! La humanidad
doliente atendida, esa que suplica salud para el cuerpo, está pletórica de esperanza,
de consuelo; se percibe a simple vista alegría en la aceptación de la
enfermedad, del sufrimiento. Limitación sosegada y alegre con dulce
resignación.
¿Más? Sí. No sería completo el panorama
descrito si no hubiera oportunidades para curar el alma. Igual que hay una
piscina para los cuerpos, por si a la Virgen Santísima le pareciera bien
devolver la salud, hay confesionarios para enjugar las almas, con la certeza
firme de obtener siempre el perdón solicitado en al sacramento de la
reconciliación; y abundan los huecos para los confesores, con facilidad para
idiomas... miles de perdones y gracias.
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