10 DE FEBRERO
– SÁBADO –
5 – SEMANA T O - B –
Santa Escolástica, virgen
Lectura del primer libro de
los Reyes (12,26-32;13,33-34):
En aquellos
días, Jeroboán pensó para sus adentros:
«Todavía puede volver el reino a la casa
de David. Si la gente sigue yendo a Jerusalén para hacer sacrificios en el
templo del Señor, terminarán poniéndose de parte de su señor, Roboán, rey de
Judá; me matarán y volverán a unirse a Roboán, rey de Judá.»
Después de aconsejarse, el rey hizo dos
becerros de oro y dijo a la gente:
«¡Ya está bien de subir a Jerusalén!
¡Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto!»
Luego colocó un becerro en Betel y el
otro en Dan.
Esto incitó a pecar a Israel, porque
unos iban a Betel y otros a Dan. También edificó ermitas en los altozanos; puso
de sacerdotes a gente de la plebe, que no pertenecía a la tribu de Leví.
Instituyó también una fiesta el día
quince del mes octavo, como la fiesta que se celebraba en Judá, y subió al
altar que había levantado en Betel, a ofrecer sacrificios al becerro que había
hecho.
En Betel estableció a los sacerdotes de
las ermitas que había construido. Jeroboán no se convirtió de su mala conducta
y volvió a nombrar sacerdotes de los altozanos a gente de la plebe; al que lo
deseaba lo consagraba sacerdote de los altozanos.
Este proceder llevó al pecado a la
dinastía de Jeroboán y motivó su destrucción y exterminio de la tierra.
Palabra de Dios
Salmo: 105, 6 7a. 19-20. 21-22
R/. Acuérdate de mí, Señor,
por amor a tu pueblo
Hemos pecado
con nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas. R/.
En Horeb se
hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba. R/.
Se olvidaron
de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el pais de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R/.
Lectura del Evangelio según san Marcos
(8,1-10):
Uno de
aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus
discípulos y les dijo:
«Me da lástima de esta gente; llevan ya
tres días conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en
ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde
lejos.»
Le replicaron sus discípulos:
«¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí,
en despoblado, para que se queden satisfechos?»
Él les preguntó:
«¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron:
«Siete.»
Mandó que la gente se sentara en el
suelo, tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y los
fue dando a sus discípulos para que los sirvieran.
Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces; Jesús
los bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar
satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos
cuatro mil.
Jesús los despidió, luego se embarcó con
sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
Palabra del Señor
1. La multiplicación de los panes es el hecho de la vida de
Jesús que más veces se repite, no solo en los evangelios, sino incluso en toda
la Biblia. Porque se repite seis veces (Mc 6, 30-44; Mt 14, 15-23; Lc 9, 12-17; Jn 6, 1-5; Mc
8, 1-11; Mt 15, 32-39).
Como se puede leer en los pasajes citados, hay una primera multiplicación
de panes que relatan los cuatro evangelios. Y una segunda que se relata
solamente en Mateo y Marcos. Se ha discutido si la segunda multiplicación de
panes es un duplicado, que no pasa de ser una mera repetición del primer relato
de la comida multiplicada por Jesús. No lo podremos saber nunca con
seguridad. Sea lo que sea de esto, lo que interesa es que debió
impresionar mucho a las primeras comunidades de cristianos. Por eso lo
recordaron más que ninguna de las otras cosas que hizo y dijo Jesús.
La salud y la comida son las dos cosas que más nos preocupan a todos
los humanos. Por eso, estas dos cosas fueron las que más atendió Jesús.
2. Debió impresionar mucho a aquellas gentes el hecho humano que con
esto se hizo patente: el hambre de la gente, el hambre en el mundo. Algo que
nos tiene que impresionar tanto, que se nos conmuevan las entrañas hasta el
extremo de que no podamos soportar ver a la gente destrozada y en peligro
inminente de desmayar por el camino. Ahora mismo son más de mil millones
de personas, por lo menos, en el mundo.
3. Para los cristianos fue muy fuerte también el símbolo cristiano,
que representaba la Eucaristía: la Acción de Gracias, la Fracción del Pan. Cada
domingo, en cada comunidad de creyentes en Jesús, se recordaba así la presencia del
Señor.
La mesa compartida les recordaba, además, que la unión y la humanidad, que
los distinguía, tenía su origen en Jesús allí presente, y no en el honor o el
poder, ni en la religión de los ritos y observancias, que eran los valores
supremos de aquella sociedad.
4. Lo que da pena -si pensamos en todo esto desde la fe cristiana- es
que, lo que empezó siendo una comida compartida, ha terminado siendo una misa,
es decir, un ritual religioso, que, en buena medida, hay mucha gente que no lo
entiende, ni le interesa gran cosa.
¿No es esto una tarea urgente a remediar?
Santa Escolástica, virgen
Nació en el año 480, en Nursia, Italia. Su madre murió de parto. Es hermana
gemela de San Benito. Ambos se entregaron a Dios desde muy jóvenes y le siguió
a Montecassino y alcanzaron la santidad en la vida religiosa. Murió en el año
547. San Benito murió poco después.
Después que su hermano se fuera a Montecasino a establecer el famoso
monasterio, ella se estableció a unas cinco millas de distancia, en
Plombariola, donde fundó un monasterio y la orden de las monjas benedictinas la
cual gobernó siguiendo la regla de su hermano.
Hermana de San Benito, se consagró a Dios desde su más tierna edad. Mientras
su hermano residió en Monte Casino, ella se hallaba en Plombariola, fundando y
gobernando un monasterio.
Tenía la costumbre de visitar a San Benito una vez al año y como no estaba
permitido que entrase al monasterio, él salía a su encuentro para llevarla a
una casa de confianza, donde los hermanos pasaban la velada orando, cantando
himnos de alabanza a Dios y discutiendo asuntos espirituales. Sobre la última
visita, San Gregorio hace una notable descripción, en la cual, la santa
presintiendo que no volvería ver más a su hermano, le rogó que no partiera esa
noche sino al día siguiente, pero San Benito se sintió incapaz de romper las
reglas de su monasterio.
Entonces, Santa Escolástica apeló a Dios con una ferviente oración para que
interviniera en su ayuda, y acto seguido, estalló una fuerte tormenta que
impidió que su hermano regresara al monasterio. Los dos santos pasaron la noche
hablando de las cosas santas y de asuntos espirituales. Tres días después, la
santa murió, y su hermano que se encontraba absorto en la oración tuvo la
visión del alma de su hermana ascendiendo al cielo en forma de paloma.
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