jueves, 10 de diciembre de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 11 DE DICIEMBRE – VIERNES – 2ª – SEMANA DE ADVIENTO – B – San Dámaso I

 


11 DE DICIEMBRE – VIERNES –

2ª – SEMANA DE ADVIENTO – B –

San Dámaso I

 

Lectura del libro de Isaías (48,17-19):

 

ESTO dice el Señor, tu libertador,

el Santo de Israel:

«Yo, el Señor, tu Dios,

te instruyo por tu bien,

te marco el camino a seguir.

Si hubieras atendido a mis mandatos,

tu bienestar sería como un río,

tu justicia como las olas del mar,

tu descendencia como la arena,

como sus granos, el fruto de tus entrañas;

tu nombre no habría sido aniquilado,

ni eliminado de mi presencia».

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 1,1-2.3.4.6

 

R/. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.

 

V/. Dichoso el hombre

que no sigue el consejo de los impíos,

ni entra por la senda de los pecadores,

ni se sienta en la reunión de los cínicos;

sino que su gozo es la ley del Señor,

y medita su ley día y noche. R/.

 

V/. Será como un árbol

plantado al borde de la acequia:

da fruto en su sazón

y no se marchitan sus hojas;

y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

 

V/. No así los impíos, no así;

serán paja que arrebata el viento.

Porque el Señor protege el camino de los justos,

pero el camino de los impíos acaba mal. R/.

 

 

     Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 16-19

      En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: “¿A quién se parece esta generación?

      Se parece a los niños sentados en la plaza que gritan a otros:

"Hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos cantado lamentaciones y no habéis llorado”.

Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen:

"Tiene un demonio".

      Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen:

"Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.

Pero los hechos dan razón a la Sabiduría de Dios".

 

Palabra del Señor

 

1.  Cuando los evangelios utilizan la expresión esta generación, con eso hacen un reproche a la gente que oyó a Juan y que oía también a Jesús. Pero el hecho

es que aquella gente no le hizo caso ni a Juan ni a Jesús. Y buscaron excusas para justificar el rechazo de Juan, del que dijeron que estaba endemoniado y el rechazo de Jesús, del que dijeron que era un comilón y un borracho. 

Es frecuente, en la vida de mucha gente, maquillar nuestros rechazos inconfesables utilizando insultos y ofensas. Cuando no estamos de acuerdo con alguien,

pero no tenemos argumentos para refutarle, lo que hacemos es insultarle o, de alguna manera, ofenderlo.

 

2.  El Evangelio explica la diferencia entre Juan Bautista y Jesús contando el juego que hacían dos grupos de niños en la plaza de un pueblo. 

Uno de los grupos tocaba la flauta, imitando una boda; el otro grupo cantaba lamentaciones, imitando un entierro. Pero en el centro de la plaza había otros chiquillos que no querían entrar en el juego, ni en el de la boda ni en el del entierro.

Es decir, había "una generación", un grupo perverso, malo, que no quería ni boda ni entierro. Estos no querían nada más que ser ellos mismos y hacer lo

que a ellos les interesaba. De manera que, como no podían dar explicaciones de por qué no querían nada con nadie, lo que hacían era insultar y ofender, tanto a los que jugaban a boda como a los que imitaban un entierro.

¿Por qué contó Jesús esta historia que, a primera vista, no parece tener importancia?

 

3.  Jesús echó mano de este cuento para dejar clara la diferencia entre la religión que predicó Juan Bautista y la que vivió y explicó él mismo.

La boda es la fiesta de la vida. El entierro es la memoria de la muerte.

La humanidad de Jesús es vida, gozo, alegría y disfrute de vivir. La figura y la predicación tremenda y dura de Juan es dolor, lágrimas y muerte. La felicidad y la tristeza se contagian. Y lo que Jesús quiere es que nuestra forma de ser y de vivir contagiando felicidad y haciendo dichosos a quienes conviven con nosotros. 

La religión de Juan Bautista se centró en el problema del pecado y los castigos contra los pecadores. 

La religión de Jesús se centró en la felicidad y el gozo de vivir, que contagió siempre Jesús, curando enfermos, comiendo con toda clase de personas, acogiendo con bondad y cariño a los marginados y excluidos.  Y nunca olvidemos que hacer lo que hizo Jesús es mucho más duro y costoso que ponerse una vestimenta extraña y comer poco y de mala manera.

 

San Dámaso I


 

 De origen español, nació hacia el año 305. Incardinado en Roma, fue elegido obispo de la Iglesia de Roma en el año 366 en momentos calamitosos. Hubo de reunir frecuentes sínodos contra los cismáticos y herejes, fue gran promotor del culto a los mártires, cuyos sepulcros decoró con sus versos. Murió en el año 384.

Breve Biografía

San Dámaso, de origen español, nació hacia el año 305. Su pontificado comprende desde el año 366 al 384. Fue diácono de la Iglesia de Roma durante el pontificado del Papa Liberio.

Su elevación a la cátedra de Pedro no se vio exenta de contrastes debido a los enfrentamientos de los dos partidos contrapuestos. Pero los frutos de su pontificado no se dejaron esperar. Ignorando las amenazas imperiales, depuso a los obispos que se habían adherido al arrianismo y condujo a la Iglesia a la unidad de la doctrina. Estableció el principio de que la comunión con el obispo de Roma es signo de reconocimiento de un católico y de un obispo legítimo.

Durante su pontificado hubo una explosión de ritos, de oraciones, de predicaciones, con nuevas instituciones litúrgicas y catequéticas que alimentaron la vida cristiana. A la iniciativa de este Papa se deben los estudios para la revisión del texto de la Biblia y la nueva traducción al latín (llamada Vulgata) hecha por San Jerónimo, a quien San Dámaso escogió como secretario privado.

En estos años la Iglesia había logrado una nueva dimensión religioso-social, convirtiéndose en un componente de la vida pública. Los obispos escribían, catequizaban, amonestaban y condenaban pública y libremente.

En el año 380, con ocasión del sínodo de Roma, el Papa Dámaso expresó su agradecimiento a los jefes del imperio que habían devuelto a la Iglesia la libertad de administrarse por sí misma. Con esta libertad conquistada, los antiguos lugares de oración como las catacumbas se habrían arruinado si este extraordinario hombre de gobierno no hubiera sido al mismo tiempo un poeta sensible a los antiguos recuerdos y a las gloriosas huellas dejadas por los mártires. Efectivamente, no sólo exaltó a los mártires en sus famosos “títulos” (epigramas grabados en lápidas por el calígrafo Dionisio Filocalo), sino que los honró dedicándose personalmente a la identificación de sus tumbas y a la consolidación de las criptas en donde se guardaban sus reliquias.

En la cripta de los Papas de las catacumbas de San Calixto, él añadió: “Aquí, yo, Dámaso, desearía fueran enterrados mis restos, pero temo turbar las piadosas cenizas de los mártires”. San Jerónimo sostiene que el Papa Dámaso murió casi a los ochenta años. Fue enterrado en la tumba que él mismo se había preparado, humildemente alejada de las gloriosas cenizas de los mártires, sobre la vía Ardeatina. Más tarde sus restos mortales fueron trasladados a la iglesia de San Lorenzo.

 

 

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