6 DE DICIEMBRE – DOMINGO –
2ª – SEMANA DE ADVIENTO – B –
SAN NICOLAS DE BARI
Lectura del libro de Isaías (40,1-5.9-11):
«Consolad,
consolad a mi pueblo, –dice vuestro Dios–; hablad al corazón de Jerusalén,
gritadle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la
mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.»
Una voz grita: «En el desierto
preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro
Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo
torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor,
y la verán todos los hombres juntos –ha hablado la boca del Señor–.»
Súbete a un monte elevado, heraldo de
Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las
ciudades de Judá: «Aquí está vuestro Dios. Mirad, el Señor Dios llega con
poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa lo
precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en
brazos los corderos y hace recostar a las madres.»
Palabra de Dios
Salmo: 84,9ab-10.11-12.13-14
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y
danos tu salvación
Voy a escuchar
lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.
La
misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.
El Señor nos
dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R/.
Lectura de la segunda carta del apóstol san
Pedro (3,8-14):
No perdáis de
vista una cosa: para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen algunos. Lo que ocurre es
que tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca,
sino que todos se conviertan.
El día del Señor llegará como un ladrón.
Entonces el cielo desaparecerá con gran estrépito; los elementos se
desintegrarán abrasados, y la tierra con todas sus obras se consumirá. Si todo
este mundo se va a desintegrar de este modo, ¡qué santa y piadosa ha de ser
vuestra vida! Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando desaparecerán los
cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros,
confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva
en que habite la justicia.
Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis
estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él,
inmaculados e irreprochables.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Marcos
(1,1-8):
Comienza el
Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías:
«Yo envío mi mensajero delante de
ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: "Preparad
el camino del Señor, allanad sus senderos."»
Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se
bautizaran, para que se les perdonasen los pecados.
Acudía la gente de Judea y de Jerusalén,
confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de
piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de
saltamontes y miel silvestre.
Y proclamaba:
«Detrás de mí viene el que puede más que
yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado
con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
Palabra del Señor
Tres caminos
hacia Jesús.
El camino poético (lectura de Isaías)
Hacia el año 540 a.C., los judíos
llevaban casi cincuenta años desterrados en Babilonia. Años duros, de grandes
sufrimientos, de ansia de libertad y de vuelta a la patria. Esa buena noticia
es la que anuncia el profeta. Pero el largo camino, a través de zonas a menudo
inhóspitas, puede asustar a muchos y desanimarles de emprender el viaje.
Entonces, una voz misteriosa, da la orden, no se sabe a quién, de preparar el
camino al Señor. No se dirige a hombres, porque la labor que realizarán es
sobrehumana: construir un el desierto una espléndida autopista, allanando
montes y colina, rellenando valles. Por ella volverá el pueblo judío,
acompañado de su Dios, como un pastor apacienta a su rebaño.
…hablad al corazón de Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido, su
servicio, y está pagado su crimen,
…allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se
levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo
escabroso se iguale.
…"Aquí está vuestro Dios. Mirad, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda.
El camino ético (Qumrán)
Con el tiempo, la idea de preparar un camino al Señor en el desierto adquirió un sentido nuevo: a mediados del siglo II a.C., un grupo de sacerdotes y seglares judíos, descontentos con el comportamiento de los sumos sacerdotes de Jerusalén y de las costumbres paganas que se estaban introduciendo, recordando el texto del libro de Isaías, decide retirarse al desierto de Judá y allí, en Qumrán, fundar una especie de comunidad religiosa. En el desierto preparan el camino del Señor. Ya no se trata de un camino poético, sino de una conducta conforme a la Ley del Señor.
El camino del Señor Jesús (evangelio)
Esta misma interpretación del texto
de Isaías es la que aplica el evangelio a Juan Bautista. También él marcha al
desierto a preparar un camino. A primera vista parece tratarse de un camino
ético, como un Qumrán, ya que Juan exhorta a la conversión y al bautismo para
el perdón de los pecados. Pero sus palabras dejan claro que prepara el camino a
una persona más poderosa que él y que trae un bautismo superior al suyo: Jesús.
"Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos." …
…"Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco
agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero é1 os
bautizará con Espíritu Santo."
Esperad y apresurad la venida del Señor (2 Pedro 3, 8-14)
A mediados y finales del siglo I, muchos
cristianos empezaron a sentirse desconcertados. Les habían repetido que la
vuelta del Señor y el fin del mundo eran inminentes. Sin embargo, pasaban los
años y el Señor no volvía. El autor de la 2ª carta de Pedro (que no es san
Pedro) sale al paso de esta inquietud, ofreciendo una respuesta que, después de
veinte siglos, no convence demasiado: el Señor no se retrasa, sino que nos da
un plazo para que podamos convertirnos. El autor mantiene la postura tradicional
de que la llegada del Señor y el fin del mundo será algo repentino, inesperado.
Y en vez de quejarnos de que el Señor se retrasa, debemos “esperar y apresurar
la venida del Señor”. Además, el fin del mundo será el comienzo de un nuevo
cielo y una nueva tierra, y hay que prepararse para recibirlos llevando una
vida santa y piadosa, en paz con Dios, inmaculados e irreprochables.
… Lo que ocurre es que tiene
mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino
que todos se conviertan…
…Pero nosotros, confiados en la
promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la
justicia….
…mientras esperáis estos
acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, inmaculados e
irreprochables.
Una ética basada en Jesús
La segunda lectura, igual que el
evangelio, une el camino de la ética con el camino que lleva a Jesús: Juan
Bautista lo relaciona con la primera venida; la carta de Pedro, con la segunda.
La liturgia nos indica que el Adviento no es época de espera pasiva, como quien
espera que empiece la película: hay que comprometerse activamente. Y ese
compromiso debe basarse en el recuerdo de la venida del Señor y en la esperanza
de su vuelta.
SAN NICOLAS DE BARI
Origen de la
figura de Papá Noel o Santa Claus. Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía.
San Nicolás de
Mira (o Myra) o San Nicolás de Bari, obispo de Mira, en Licia, famoso por su
santidad y por su intercesión ante el trono de la divina gracia (s. IV).
Este santo fue tan
popular en la antigüedad, que se le han consagrado en el mundo más de dos mil
templos. Era invocado en los peligros, en los naufragios, en los incendios y
cuando la situación económica se ponía difícil, y la gente conseguía por su
intercesión favores admirables.
Por haber sido tan
amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y
prácticamente con esta fecha se empezaban las festividades de diciembre. Como
en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus,
y lo pintan como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que
pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños (entre nosotros
lo llamaron Papá Noel).
De San Nicolás
escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y otros grandes santos. Su
biografía la escribió San Metodio, Arzobispo de Constantinopla, y de ella
sacamos los siguientes datos curiosos.
Nació en Licia,
Turquía, de padres muy ricos. Desde niño se caracterizó porque todo lo que
conseguía lo repartía entre los pobres. Decía a sus padres: "sería un
pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto".
Tenía un tío que
era obispo y este lo consagró como sacerdote. Al morir sus padres atendiendo a
los enfermos en una epidemia, él quedó heredero de una inmensa fortuna.
Entonces repartió sus riquezas entre los pobres y se fue de monje a un
monasterio. Después quiso visitar la Tierra Santa donde vivió y murió Jesús, y
al volver de allá llegó a la ciudad de Mira (en Turquía) donde los obispos y
sacerdotes estaban en el templo discutiendo a quién deberían elegir como nuevo
obispo de la ciudad, porque el anterior se había muerto. Al fin dijeron:
"elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". Y en ese
momento sin saber esto, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido
obispo. Por eso se le llama San Nicolás de Mira.
La especialidad de
este santo fueron los milagros tan numerosos que logró conseguir de Dios. Lo
pintaban con unos niños, porque los antiguos contaban que un criminal hirió a
cuchillo a varios niñitos, y el santo al rezar por ellos obtuvo su curación
instantánea. También pintan junto a él a una señorita, porque en su ciudad
había un anciano muy pobre con tres hijas y no lograba que se casaran por ser
en tan extremo pobres. Entonces el santo por tres días seguidos, cada noche le
echó por la ventana una bolsa con monedas de oro, y así el anciano logró casar
a sus hijas muy bien.
Es Patrono de los
marineros, porque estando unos marineros en medio de una terribilísima
tempestad en alta mar, empezaron a decir: "Oh Dios, por las oraciones de
nuestro buen Obispo Nicolás, sálvanos". Y en ese momento vieron aparecer
sobre el barco a San Nicolás, el cual bendijo al mar, que se calmó, y en
seguida desapareció.
Otro día iban a
condenar injustamente a tres amigos suyos que estaban muy lejos. Ellos rezaron
pidiendo a Dios que por la intercesión de Nicolás su obispo los protegiera. Y
esa noche en sueños el santo se apareció al juez y le dijo que no podía
condenar a esos tres inocentes. Y fueron absueltos.
El emperador
Licino decretó una persecución contra los cristianos y Nicolás fue encarcelado
y azotado, pero siguió aprovechando toda ocasión que se le presentaba, para
enseñar la religión a cuantos trataban con él. Más tarde llegó el emperador
Constantino y lo liberó a él junto con todos los demás prisioneros cristianos.
Luego apareció la
herejía de Arrio que decía que Jesucristo no es Dios. San Nicolás se opuso con
toda su sabiduría y con su gran ascendiente y no permitió que los arrianos
entraran a su ciudad de Mira.
Dicen que el santo
murió el 6 de diciembre del año 345.
En oriente lo
llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde estuvo de obispo, pero en occidente
se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a
Turquía, un grupo de católicos sacó de allí en secreto las reliquias del santo
y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. En esa ciudad se obtuvieron tan
admirables milagros al rezarle a este gran santo, que su culto llegó a ser
sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía.
En Roma ya en el año 550 le habían construido un templo en su honor.
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