14 DE DICIEMBRE – LUNES –
3ª – SEMANA DE ADVIENTO – B –
San Juan de
la Cruz
Lectura del libro de los Números (24,2-7.15-17a):
EN aquellos
días, Balaán, tendiendo la vista, divisó a Israel acampado por tribus. El
espíritu de Dios vino sobre él, y entonó sus versos:
«Oráculo de Balaán, hijo de Beor,
oráculo del hombre de ojos perfectos;
oráculo del que escucha palabras de Dios,
que contempla visiones del Poderoso,
que cae y se le abren los ojos:
¡Qué bellas tus tiendas, oh Jacob,
y tus moradas, Israel!
Como vegas dilatadas,
como jardines junto al río,
como áloes que plantó el Señor
o cedros junto a la corriente;
el agua fluye de sus cubos,
y con el agua se multiplica su simiente.
Su rey es más alto que Agag,
y descuella su reinado».
Y entonó sus versos:
«Oráculo de Balaán, hijo de Beor,
oráculo del hombre de ojos perfectos;
oráculo del que escucha palabras de Dios
y conoce los planes del Altísimo,
que contempla visiones del Poderoso,
que cae en éxtasis, y se le abren los ojos:
Lo veo, pero no es ahora,
lo contemplo, pero no será pronto:
Avanza una estrella de Jacob,
y surge un cetro de Israel».
Palabra de Dios
Salmo: 24,4-5ab.6-7bc.8-9
R/. Señor, instrúyeme en tus sendas
V/. Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
V/. Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.
V/. El Señor es bueno y es recto,
enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humilles con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,23-27):
EN aquel
tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos
sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién
te ha dado semejante autoridad?».
Jesús les replicó:
«Os voy a hacer yo también una pregunta;
si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El
bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?».
Ellos se pusieron a deliberar:
«Si decimos “del cielo”, nos dirá: “¿Por
qué no le habéis creído?”. Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente;
porque todos tienen a Juan por profeta».
Y respondieron a Jesús:
«No sabemos».
Él, por su parte, les dijo:
«Pues tampoco yo os digo con qué
autoridad hago esto».
Palabra del Señor
1. El episodio que se recoge en
este relato nos presenta el diálogo, entre Jesús y los sumos sacerdotes, a la
mañana siguiente (Mt 21, 18) de la violenta expulsión de los mercaderes del
templo (Mt 21, 12-13).
Los dirigentes y funcionarios del
santuario, que ganaban cantidades importantes de dinero con el gran negocio de
la venta de animales para los sacrificios del culto sagrado, andaban
preocupados, seguramente nerviosos. Jesús los había desenmascarado al afirmar
que habían convertido la "casa de oración" en una "cueva de
bandidos" (Mt 21, 13; Jer 7, 11).
Para aquellos hombres, aquello fue una
agresión ofensiva. De otra manera, es lo que ahora ocurre, en catedrales,
conventos, iglesias de valor histórico o estético, en las que los creyentes y
los turistas tienen que pagar para visitar el lugar sagrado.
"Lo sagrado" se ha convertido
en "mercancía" y en "negocio".
Los cristianos, al menos, no deberíamos
consentir esto.
2. Es notable que los funcionarios
del templo no le preguntaron a Jesús si ellos eran o no eran los responsables
de aquel "bandidaje". Es decir, no les interesa saber si ellos eran
culpables o si estaban equivocados. Lo único que les preocupa es saber si Jesús
tenía o no tenía "autoridad" (exousía) para hacer lo que hizo y decir
lo que dijo.
O sea, a los "hombres de la
religión" no les preocupa saber si ellos proceden bien o mal. Lo que
quieren saber es si Jesús podía hacer aquello.
En otras palabras, la religión se
preocupa por el poder, no por la propia responsabilidad.
Aquellos sacerdotes, como la gran
mayoría de los de ahora, están seguros de que ellos poseen la verdad. Y lo que
les quita el sueño es saber qué poder tienen los que no están de acuerdo con
ellos.
3. Jesús no era un ingenuo. Por
eso, hizo dos cosas:
1) No les respondió a una pregunta que
llevaba veneno.
2) Les hizo él otra pregunta que puso al
descubierto las contradicciones en que vivían aquellos sacerdotes.
Los profesionales de lo sagrado no
suelen reconocer sus equivocaciones, sus fallos, la contradicción en que muchas
veces viven.
Cuando se ven confrontados a sus oscuros
comportamientos, se quedan sin palabra. Prefieren callar, en vez de decir
honestamente: "Estamos equivocados".
La reforma de la Iglesia tiene que empezar por la reforma a fondo del clero, por la transparencia de obispos y sacerdotes, por la pobreza de los que se autodenominan "seguidores de Jesús".
San Juan de la Cruz
Nació en Fontiveros, provincia de Ávila (España), hacia el año 1542. Pasados
algunos años en la Orden de los carmelitas, fue, a instancias de santa Teresa
de Jesús, el primero que, a partir de 1568, se declaró a favor de su reforma,
por la que soportó innumerables sufrimientos y trabajos.
Murió en Úbeda en 1591, con gran fama de
santidad y sabiduría, de las que dan testimonio precioso sus escritos
espirituales.
Su verdadero
nombre era Juan de Yepes y nació el 24 de junio de 1542 en Fontiveros, pequeño
pueblo abulense perteneciente a Castilla y León, una comunidad autónoma de
España.
Murió su padre
cuando Juan tenía seis años; a los nueve años, se trasladó con su madre al
abulense pueblo de Medina del Campo, en donde a los 17 años, ingresa en un
colegio de jesuitas para estudiar humanidades.
El año 1563 toma
los hábitos de la orden religiosa Carmelita, adoptando el nuevo nombre de fray
Juan de san Matías; al año siguiente se traslada a Salamanca para cursar
estudios de teología en su célebre universidad. En el año 1567 es ordenado
sacerdote, y adopta el nuevo y definitivo nombre de Juan de la Cruz. Su ilustre
paisana de Ávila, Teresa de Jesús, trabó gran amistad con él y le integró en el
movimiento de la reforma carmelita que ella había iniciado.
En 1568 Juan de la
Cruz fundó el primer convento de Carmelitas Descalzos, los cuales practicaban a
ultranza la contemplación y la austeridad. Unos años después, 1577, sus
intentos reformistas de las órdenes monásticas, le llevaron a sufrir 9 meses de
dura prisión en un convento de Toledo, acusado de apóstata. De su cautiverio en
aquella cárcel-convento de Toledo, nace la composición de su obra cumbre:
"Cántico espiritual". En otras poesías se puede llegar a entrever en
lenguaje subliminal, el relato que hace de su astuta y sorprendente huida en la
madrugada del 15 de agosto de 1578, estando la fortaleza sobre un peligroso
acantilado sobre el Tajo profundo que ciñe a Toledo.
Para huir de la
prisión conventual toledana, contó con las influencias que ejerció su paisana
Teresa de Jesús, ante la duquesa de Alba. Con su huida dio en refugiarse en un
convento de Jaén y continuó con la reforma carmelitana, fundando varios
conventos por Andalucía. En esta región llegó a ser nombrado Vicario Provincial
de la orden de Carmelitas Descalzos; pero el buen Juan siguió con su
obstinación de la reforma, lo que le llevó a enfrentamientos con la jerarquía
religiosa y a sufrir nueva prisión en el convento de la Peñuela, en plena
Sierra Morena, en donde culminó la escritura de sus principales obras
literarias.
Cuando por fin es excarcelado
y se dispone a cumplir con el traslado que se le impone a América, el 14 de
diciembre de 1591, muere a la edad de 49 años. 135 años después, es elevado a
la categoría de santo, por la iglesia católica.
* * *
La obra poética de
san Juan de la Cruz está inspirada en un profundo sentimiento religioso. A
decir de algunos de sus biógrafos, su poesía en general tiene un estilo similar
al bíblico "Cantar de los cantares" atribuido a Salomón. Nuestro
poeta era un gran conocedor de la Biblia y de la filosofía aristotélica y
platónica; también su obra nos trae aromas de las Églogas del poeta toledano
Garcilaso de la Vega, muy impregnadas de un cultismo italianizante.
El estilo poético
que imprime a su célebre "Cántico" (que algunos denominan
"Cántico espiritual"), tiene un gran ritmo y musicalidad; compuesto a
base de liras -estrofa ideada por Garcilaso- en las que mezcla y alterna versos
heptasílabos y endecasílabos.
Toda la obra de
san Juan de la Cruz está impregnada de un gran misticismo simbolista; también
rezuma un típico estilo de la poesía bucólica y pastoril.
Hay quien afirma
que su obra poética está cargada de una encriptada sensualidad e incluso de
cierto erotismo. Son parecidas apreciaciones a las que algunos estudiosos creen
adivinar en los textos bíblicos ya mencionados.
Sus obras en
verso, además del Cántico ya citado y descrito, son: "Noche oscura";
"Llama de amor viva"; y un conjunto de poemas menores entre los que
destaca "El pastorcico".
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